Capítulo 4
El taxista se estacionó frente a mi casa, Joey me ayudó a bajar, y yo con un poco de dificultad, me bajé.
Más que agotada, abrí la puerta y entramos a mi casa. Él sonrió al ver mi casa, y detrás de mí, me siguió.
Miró con sumo interés cada lugar, y sitio, y yo feliz de que él estuviera en mi casa, sonreí de oreja a oreja.
Lo invité a que se sentará en el living, y Joey, feliz, se acomodó y se sentó. Yo lo miré contenta y él me sonrió con ternura.
_ Tienes una casa muy bonita
_ ¿Te gusta?
_ Si, bastante. Es increíble que vivas aquí tú sola, es muy admirable
_ Gracias
_ ¿Y tus padres? ¿Qué hay de ellos?
_ Prefiero no hablar de ellos, por favor – me miró atento.
_ Comprendo
_... ¿Quieres algo? ¿Otra taza de café, quizás? – me sonrió.
_ Sí, me encantaría, gracias – también le sonreí y con entusiasmo fui a preparárselo a la cocina.
Joey encantado y pleno, miró con amor cada lugar del living y con el corazón acelerado, no se pudo controlar y fue a verme con anhelos a la cocina.
Con cariño, le preparaba su café cargado y él parado en la puerta, me miró perdidamente enamorado y se me acercó.
Me tomó por la espalda y yo me estremecí al sentir su tierno abrazo. Sonreí y Joey me miró cautivado y con cariño. Ansiándolo otra vez, me preguntó en susurros:
_ ¿Puedo? – más me estremecí y solté un suspiro.
_ Si. Solo quiero que tú me acaricies – me miró intenso y acarició con deseos mi enorme barriga y yo me derretí por completo.
_ Oh, Joey – dije sonriendo más que feliz y me recargué, consentida, en su pecho. Él me sonrió.
No podía dejar de sonreír, Joey me miró locamente y acarició y acarició a mi bebe. Con ternura besó mi hombro, y yo de pronto sentí una tierna patadita y solté otro dulce gemido. Joey me miró.
_ ¿Estás bien?
_ Si. Se mueve mucho, mucho
_ ¿Me habrá sentido?
_ Sí, todo el rato... Cree que tú eres su... - me miró con ternura y amor.
_ Me hubiera encantado serlo – lo miré perdidamente y se me llenaron los ojos de lágrimas. Me había emocionado.
_ Oh, Joey
Alcancé a decirle y él comenzó a besarme sin parar.
Sin dejar de besarnos, tocábamos y acariciábamos a mi bebe, cuando de repente me vino un fuerte dolor y solté un quejido en sus labios. Joey se alarmó.
_ ¿Qué pasa cariño? ¿Te sientes bien?
_... Me dolió... Fue una punzada
_ ¿Quieres que me detenga?
_ No, no te detengas por nada – me sonrió.
_ No lo haré, pero debes descansar
_...
_ Quiero que me lleves a tu habitación – lo miré con pudor.
_ ¿A mi habitación? – me habló en susurros.
_ Si. Quiero acostarme contigo en tu cama y con la bebe – le sonreí aún más agotada.
_...
_ Debes descansar, preciosa
_... Si, tienes razón, pero si me quedo dormida, prométeme que no te irás – me sonrió intenso y tomó mi mano con cariño.
_ No lo haré. Te lo prometo – no dejé de sonreírle y solté otro dulce gemido. Él acarició mi mejilla - ¿Quieres que te cargué?
_ No, no es necesario, peso mucho y...
_ Al contrario – me tomó con cariño en sus brazos y yo le sonreí y me reí. Él me sonrió enternecido.
_ Gracias. Ya casi no puedo moverme con esta barriga
_ Estás hermosa
_ Mi Joey...
Con ansias me llevó, así cargada en sus brazos, a mi habitación.
Muy cerca los dos, nos sonreímos con anhelos, alegría y luego Joey me miró con detenimiento. Sus profundos ojos celestes otra vez me sedujeron. Mi corazón de nuevo se me aceleró y él tomó mi mano con cariño.
_ ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? – le sonreí enternecida.
_ Sí, estoy bien. A tu lado siempre estaré bien – me miró perdidamente enamorado y yo solo anhelé que volviera a besarme y que acariciará mi barriga.
Le sonreí con pudor y él lo advirtió.
_ ¿Mi Joey?
_ ¿Si?
_... Podrías, por favor, otra vez acariciarme – sus ojos más le brillaron de deseos y me sonrió intenso.
_ Qué bueno que me lo pediste, preciosa
_ Mi Joey
Le susurré derretida en sus labios y comenzamos a besarnos. Él tierno colocó su mano en mi barriga y me la acarició sin parar.
Le sonreí perdidamente enamorada al él acariciar a mi bebe y Joey me miró. Me amó con locura.
De pronto, sentí una fuerte patada y solté un quejido. Joey también la había sentido y me sonrió con ternura.
_ Jejeje, me encantan sus pataditas – besó mi hombro.
_ Si, está muy inquieta esta nenita, y todo porque tú le estás haciendo cariño – me miró apasionado y más me destelló.
_ Será tan hermosa y tierna como tú
_ Oh mi Joey
_ Es la verdad y me encantará verla y cargarla si tengo la oportunidad – lo miré amándolo con todo mi corazón. Soñé con aquello, al igual que él.
_ Sería maravilloso...
Me sonrió y yo sentí que mis ojos eran bolsas de arena. Él lo advirtió.
_ Duerme. Debes descansar, hermosa
_ Pero... quiero verte cuando despierte
_ Me verás. Aquí estaré, a tu lado. Te lo prometo
_ Te amo – me miró perdidamente – más se estremeció y se acercó con fervor a mis labios.
_ Y yo, y yo...
Me susurró y nos besamos con desesperación.
Al cabo, nos sonreímos y yo ya no pude más y me quedé dormida por completo en su regazo. Él me observó con detenimiento y cariño. Más ansió quedarse por siempre a mi lado, y al lado de mi hija.
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