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Después de que Yoongi se fue, Namjoon había quedado perdido en sus recuerdos
- Flashback –
-Mira Joonnie- una dulce hada señalaba el florecimiento de unas sakuras – ¡son preciosas!
-Lo son, pero tú eres más preciosa – respondió haciéndola sonrojar.
La pequeña hada se acercó tímidamente y de un momento a otro cambió su tamaño para poder depositar un tierno beso en los labios de su amor.
-Tú también eres hermoso – dijo en medio del beso ganándose una sonrisa de hoyuelos bastante tímida del dios.
Ambos abrazados continuaron caminando por el bosque. Namjoon amaba acompañar a su amada hada en el trabajo que realizaba cuidado a las plantas y los animales del lugar.
Los Yokai tanto de luz como de oscuridad vivían todos relativamente cerca. El territorio de las criaturas bajo el cuidado de Namjoon era bastante amplio.
Los humanos también visitaban el lugar, aunque no con mucha frecuencia. La mayoría de sus visitantes eran niños y uno que otro adolescente.
Cierto día, Namjoon había estado ocupado resolviendo los problemas de unos Yokai, mientras tanto su amada Hada había ido a dar un paseo. En ese momento un niño humano se le acercó.
-¡No puedo creer lo que estoy viendo!- gritaba el pequeño corriendo hacia el hada, asustándola por su acción alocada.
-Hola- habló tímidamente la pequeña.
-¡Hola! ¿También puedes hablar?!- gritó de emoción pareciéndole adorable a la pequeña hada
-Sí, pequeño – respondió amablemente.
-¡Soy más grande que tú! – la retaba en tono de burla.
-Sí, yo quisiera sería más grande que tú- respondió el juego del niño.
- Soy Do Ji Han, mucho gusto – el niño se presentó haciendo una reverencia.
-Soy YoJeong, el gusto es mío – respondió igualmente con una reverencia.
Desde ese día, el niño no dejó de visitar el lugar para seguir encontrándose con esa hermosa hada de larga cabellera color naranja difuminado y ojos del mismo color, unas alas multicolores del doble de su tamaño que contrastaban a la perfección con su vestido de seda color verde, el cual resaltaba aún más su belleza.
[Visual: YoJeong]
Namjoon, al enterarse que su amada se veía con un humano, sintió temor, pero creyó que eran paranoias suyas. Después de todo, su hada siempre le explicaba que los niños humanos no eran malos y que debía cuidarlos tanto a ellos como lo hacía con todos los seres vivos y espirituales que vivían en ese lugar.
El tiempo fue pasando y el humano dejó de pasar todos los días, aunque los pocos días que iba, pasaba más horas con su hada, cosa que a Namjoon no le gustaba para nada.
Cuando se lo hacía saber, ella le decía que era normal sentirse celoso porque la amaba. Namjoon no estaba seguro si eso que sentía eran celos, pero tampoco podía negarlo, al fin y al cabo, nunca los había sentido por lo que no podía confirmarlo.
-Joonie- la pequeña hada lo llamó un día desde la orilla de la laguna.
-Sí, amor – respondió él, yendo de inmediato a su lado
-Tú has creado a muchos seres de este lugar – continuó, acariciando la mejilla de Namjoon que tenía la mirada intrigada.
-Sí, lo hice, pero también dejé que otros seres vivan acá no sólo mis… mmm … creaciones – respondió devolviendo la tierna caricia.
-Y te agradezco por eso. Si no me hubieran dejado vivir acá, nunca te habría conocido- bajó la mirada sintiéndose tímida de repente – Hay algo que quiero pedirte – jugueteaba con sus manos nerviosamente.
-¿Qué es? Sabes que lo que pidas te lo daré – acunó sus manos en el fino rostro de su amada levantándolo para que chocaran sus miradas.
-¿Sabes? Siempre quise ver a un unicornio. Dicen que son adorables, además de contar con gran poder sobre la vida en la tierra – finalmente confesó su fervoroso deseo.
-Sí, son seres extraordinarios, pero acá no hay ninguno – respondió sin comprender el pedido del hada.
-Lo sé, por eso quería pedirte que, como regalo de cumpleaños, crearas uno para mí – pidió con lo ojos llenos de ilusión, sin dejar de hacer contacto con los de Namjoon, quien ahora estaba sorprendido por el pedido.
-Yo… pero… - Namjoon no podía articular palabra – Nunca hice uno y…
-Eres un increíble dios lleno de amor, bondad y compasión, las tres cosas que caracterizan a un unicornio, yo sé que podrás hacerlo – animó a su amado, quien aún tenía la mirada dudosa -¡Además podrá ayudarme a cuidar de las plantas y animales acá! – añadió batiendo sus alas en señal de felicidad.
-Lo pensaré ¿sí? –respondió Namjoon. Aún faltaban meses para su cumpleaños, así que tenía tiempo para prepararse.
-Está bien- aceptó el hada.
Ambos terminaron compartiendo un beso lleno de amor, abrazándose, elevándose en el cielo, sin saber que ese sería el último momento juntos que tendrían.
Esa misma tarde, Ji Han, quién había entrado a la adolescencia, llegó al bosque en busca de su Hada.
Al encontrarla, confesó que estaba enamorado de ella, pero YoJeong lo rechazó de una manera dulce, tratando de explicar que era imposible que ambos pudieran estar juntos.
Pero el joven no entendía, si ella siempre lo trataba con amor ¿cómo aceptar ese rechazo?
Así que lleno de cólera, capturó al Hada metiéndola en un frasco, escapándose allí.
Namjoon la buscó y buscó, pero no la encontraba.
Hasta que una de sus criaturas le dijo que vieron cómo el humano se la había llevado a la fuerza.
Por primera vez en su vida, Namjoon estaba cegado por el odio que empezó a sentir. Enviando a todos los Yokai que tenía bajo su mando, acompañándolos a buscarlo para rescatar a su amada.
Toda la noche la buscaron. Namjoon no podía sentir la presencia de YoJeong y eso le causaba más miedo. Cuando en un momento, Yoongi, su amigo en ese entonces, le dijo que había encontrado la esencia del chico, pero que no le gustaría ver lo que hizo.
Namjoon no escuchó las recomendaciones de Yoongi y le obligó a que lo llevara donde se encontraba. Quería encontrar a YoJeong lo más pronto posible.
Entró en la habitación del chico, encontrándose con una escena horrible. Ese joven había arrancado las alas del hada y las había pegado sobre su pared. El joven ahora se encontraba con un hada ensangrentada en sus manos claramente inconsciente.
-Ahora no podrás escapar de mí- escucharon que el muchacho le decía al hada.
Namjoon, horrorizado por tal hecho, ordenó a Yoongi que acabara con el humano, pues Namjoon no podía quitar vidas, él sólo las creaba. Yoongi, en cambio, era un Bakeneko, un Yokai de la oscuridad, que estaba acostumbrando a devorar humanos.
En cuanto Yoongi saltó para atacarlo, Ji Han soltó a la malherida hada que cayó en las manos de Namjoon.
-Yo sólo… quería… su … amor – fueron las últimas palabras que Yoongi escuchó antes de que el humano muriera bajo sus garras, sintiendo por primera vez culpa por hacer algo que era parte de su naturaleza.
Mientras tanto, Namjoon intentaba por todos los medios curar a su pequeña Hada.
-Es imposible, Joonie – le decía el hada en un hilo de voz.
-¡Soy un dios! ¡¿Cómo no podría curarte?!- gritaba frustrado Namjoon.
-No soy una de tus creaciones – explicó el hada cada vez menos audible. Namjoon estaba desecho en llanto – Te amo, no lo olvides – logró decir con una débil sonrisa en sus labios al momento de desaparecer en las manos temblorosas de Namjoon, convirtiéndose en pequeñas estrellitas que volaron sobre el aire alrededor.
[Ver el video para más disfrute, lo hice con todo mi amor]
El llanto y dolor de Namjoon se escuchó por todo el lugar, los árboles, la tierra entera temblaron ese día. Su corazón estaba destrozado. Le habían arrebatado al amor de su vida.
Sintiéndose culpable por permitir el paso de los humanos, ese día cerró su mundo. Replegó a todas sus creaciones y seres de buen corazón a la parte superior de la montaña, sellándola con un Shimenawa, que evitaba que entes malignos o personas de mal corazón ingresaran al lugar.
[Visual: Shimenawa es la Soga que tiene el arco ]
Por ese desplazamiento, hasta los Yokai de la oscuridad lo odiaron, jurando que, si alguno de sus “protegidos” salían de ese lugar, no volverían, pues ellos se encargarían de devorarlos.
A Namjoon no le importó, tampoco se dio cuenta que, debido a lo ocurrido, la oscuridad estaba dominándolo. Su equilibrio entre la luz y la oscuridad estaba rompiéndose.
Pasaron muchos años, siglos y Namjoon parecía perderse cada vez más. Hasta que un día vio unas Camelias, las últimas que quedaban, ya que no había nadie que las cuidara, la flora de ese lugar estaba muriendo al igual que la luz en el corazón de Namjoon.
Las Camelias estaban luchando por sobrevivir, teñidas en un azul oscuro, pero en medio de ese arbusto, logró distinguir una pequeña flor que apenas estaba creciendo, tenía un color blanco tan puro que hizo latir el corazón de Namjoon recordando su vieja promesa.
“Siempre quise ver a un unicornio”. El deseo de su amada, el último, el que había olvidado por completo por estar más enfocado en su ira contra la humanidad, contra el destino.
“Ella quería que yo diera vida, no que la quitara”, pensó mirando fijamente a la pequeña flor “YoJeong, perdóname por haber tardado tanto. No sé si funcione, pero pondré todo el amor, compasión y bondad que me quedan. Dijiste que era eso lo necesario para crear a este ser”. Pensando en eso, Namjoon enfocó lo último que tenía de luz en su corazón en esa pequeña flor.
En ese momento empezó a brillar, no tan intensamente como con sus otras creaciones, pero el capullo parecía empezar a latir. Minutos después, en las puntas se lograba ver un color lavanda.
Namjoon entendió que había logrado poner vida allí. Los siguientes días, era lo único que lo distraía de su dolor, pasando cada día por el arbusto, viendo que las otras Camelias estaban cambiando también de color, algunas rojas, otras rosadas, y una que otra blanca.
Pasó un mes y el capullo había crecido enorme, estaba destellando luz, signo de que pronto se abriría revelando su interior.
Namjoon esperaba impacientemente porque aún dudaba si había funcionado. Temía haber creado un homúnculo o alguna otra aberración por la poca luz que según él tenía en ese momento.
Poco a poco, el capullo se abrió revelando a un hermoso bebé con cabello lavanda, cachetes regordetes y tez tan clara como esa flor, con un cuernito tan pequeño que parecía un botón en su frente. La belleza de ese ser y la tranquilidad que emanaba lo hizo sonreír por primera vez en muchos siglos, sintiéndose feliz por primera vez desde su tragedia.
-Lo logré, amada YoJeong. He creado lo que tanto deseabas. Prometo protegerlo de todo lo malo de este mundo – dijo Namjoon al viento con la mirada hacia el cielo.
- Fin del Flashback –
-Voy a cumplir mi promesa cueste lo que me cueste- pensó Namjoon luego de recordar todo lo que había vivido y esa lucha de luz y oscuridad en su interior.
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Holis! Volví con otro capítulo
Ese videito es en lo que les dije estaba trabajando, espero les haya gustado 🙈
Este capítulo está dedicado a TatiYoJeong 🥰 en quién me inspiré para el personaje del eterno amor de Namjoon 🥰 gracias por todo, espero te haya gustado.
También les dejo fotito de Do Ji Han, por si no lo ubican 😅
Bueno eso sería todo por hoy, gracias por el apoyo 🥰 las amo 😘
Bye 💜
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