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Tae volvió del colegio. Ese día le fue mejor, porque al menos esos niños no le quitaron su comida, solamente lo empujaron y ya.
Sin tomarle mucha importancia a ello, Tae siguió emocionado por volver a casa para recoger unos mochis que su abuelita preparó y llevarlos a la montaña.
-¿Otra vez con prisas, pequeño Tae? – preguntó la ancianita tomando asiento en una silla del comedor.
-Sí, perdón abuelita, pero debo ir a ver a mi amiguito y no quiero atrasarme. Jimin y Kookie ya llegarán- respondió emocionado guardando una gran cantidad de mochis para compartirlos con todos esta vez.
-El famoso amiguito, ¿cuándo podré conocerlo? Te dije que lo invites a casa – le recordó a Tae con un gesto de reproche.
-¡Oh! Perdón, lo había olvidado. No sé si pueda, pero le preguntaré hoy si nos podrá visitar ¿sí? – pidió impaciente una respuesta.
-Muy bien cariño, ya puedes irte – Tae asintió y salió corriendo – ¡No olvides regresar antes que se oculte el sol! – le gritó al niño que ya había salido a toda prisa del lugar.
Los tres pequeños volvieron a la montaña. Éste se había convertido en su momento favorito del día. Llegaron súper rápido al arco donde los esperaba el ansioso unicornio.
-¡Seokjinnie!- Tae era siempre el primero en encontrarlo y saludarlo, siendo seguido por los otros dos.
Cuando ya se encontraba bajo el árbol de durazno, Tae bajó su bolso, sacando un nuevo recipiente con más mochis que la otra vez. Ahora había mochis de más sabores, ya no solamente de fresa.
SeokJin, al igual que los demás, estaba feliz de comer esos manjares. Los niños rieron del pequeño unicornio, debido a la forma que comía, recorriendo todo el mochi como si fuera una gusanito sobre este.
Jungkook y Jimin se levantaron a corretear como siempre, dejando a los otros dos seguir disfrutando de los mochis.
SeokJin, al ver que quedaba solo uno, le pidió que si por favor podía quedarse con ese pensando en su amigo Hobi, que seguro estaba espiando por ahí.
-Claro Seokjinnie, son tuyos – respondió con una sonrisa – ¿Sabes? mi abuelita quiere conocerte – le comentó.
SeokJin lo miró aún con restos de mochi en su carita moviéndola de lado.
-Ella quiere conocerte, pero quiere que vayas a mi casa, ¿puedes ir conmigo a casa? – preguntó ansioso juntando sus manos.
-¡Oh! ¿A tu casa? – SeokJin estaba sorprendido por la propuesta – Lo… lo siento- bajó la mirada – Yo quisiera ir, pero no puedo salir de acá. Soy un espíritu de este bosque – explicó tristemente.
-¿Un espíritu? Pero si puedo tocarte – Tae no comprendía al pequeño – Creí que los espíritus eran… no sé, ¿como vapor? Es decir, ¿que no los puedes sentir? – confesó inocentemente rascando su cabeza.
- Sí, somos así, pero aún no sé por qué tú puedes sentirme físicamente. Namjoonnie, el dios de esta montaña dijo que era porque eres un niño especial – explicó lo que le habían dicho.
-¡Woo! ¿puedes hablar con un Dios? – preguntó Tae asombrado con los ojitos brillando.
-Ja, ja, ja, claro que puedo – rió fuertemente. Tae sintió que había sido un tonto por preguntar algo así.
-¿Y no puedes salir sólo porque eres un espíritu? Pero yo puedo cuidarte –continuó insistiendo el niño.
- Namjoonnie dijo que afuera hay espíritus malos que atacan a los buenos como yo – respondió el pequeño bajando del recipiente de mochis, dirigiéndose cerca al tronco del gran árbol.
Tae estaba triste por no poder llevarlo a casa y presentarle a su abuelita.
-No estés triste, Tannie. Tengo un regalito para ti – Tae volteó la vista hacia el pequeño, sorprendido por lo que veía – Esta es una flor llamada Camelia. Es especial como tú. Yo vivo en una muy parecida a esta, así que piensa que es un pedacito mío que te llevarás a casa, por eso debes cuidarla mucho. Igual que yo me dejo tocar sólo contigo, debes cuidar que esta flor no la toque otra persona que no seas tú – la flor flotaba sobre su cabecita y cayó en las manos de Tae, quién no dejaba de ver el show embobado.
-Po… ¿por qué? – logró preguntar- ¿por qué no debe tocarla otra persona?
-Porque es una flor espiritual. Su característica es que reconoce tu energía, así que ella vivirá mientras tú estés cerca de ella. No necesitas plantarla o regarla como con las flores de tu mundo. Ella se alimentará de ti, así que, si otra persona la toca, quedará como sucia, por sentir otra energía y se desvanecerá – explicó el pequeño tranquilamente.
-Qué complicado- Tae rascó su cabeza- pero entendí que solo yo la debo tocar. Gracias Seokjinnie, la cuidaré mucho, mucho – saltó de alegría con la flor en las manos.
SeokJin estaba muy feliz de que a Tae le hubiera gustado el regalo, sabía que él podría cuidarla.
“Esa no es su única función, pequeño SeokJin” – pensó Namjoon, el Dios de la Montaña, quien se encontraba en su santuario, pero podía verlos a través de su claro de agua.
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Holis! Acá les traigo un nuevo capítulo! 🥰
Ya todo va tomando forma 😏
Alguna teoría de qué esté tramando Namjoon?
Algunas vez pudieron tener una camelia en sus manos? (Lastimosamente yo no 🤧)
Gracias por el amor que le dan a esta historia 😍😘💜
Nos vemos mañana bye!
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