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—Mira, es tan pequeño — dijo la grotesca voz de uno de los Yokai oscuros que se acercó más a Jin, quien aterrado fue retrocediendo.
—Te tengo — dijo el otro repugnante ser que apareció detrás de Jin, tomándolo entre sus garras.
El tacto de esa oscuridad estaba quemando la piel de Jin, quien empezó a retorcerse de dolor.
—Yo también quiero jugar con él — gruñó furioso porque su compañero le había ganado en atrapar a Jin.
El unicornio se removía de dolor en las garras del Yokai intentando librarse del agarre, pero estaba muy débil.
—Mira — dijo el Yokai que perdió la oportunidad de agarrarlo — ¿Qué es esa cosa tan fea? — señaló el cuernito de Jin — parece una rama reseca que brota de su frente, es asqueroso — dijo con asco.
—Cierto, arruina la belleza de este pequeño — le dio la razón el contrario.
—Voy a sacárselo, le haré un favor — rió con malicia al acercarse a Jin extendiendo sus garras para arrancar de su cuerpo la parte más sensible del unicornio.
—N… no, por favor … no — Jin suplicaba entre sollozos temblando de miedo.
Los Yokai estallaron en risas.
—¿No? ¿Y por qué crees que te voy a obedecer? — se burlaba el que pretendía hacerle más daño.
—P… porque — Jin hipaba tratando de no perder la voz — porque eso me va a doler mucho — dijo bajito haciendo muecas de dolor por la quemadura en su piel reseca.
El Yokai que lo sostenía soltó una sonora carcajada junto a su compañero.
—¿Me pides que no te lastime? — dijo incrédulo.
—S… sí, por favor — rogaba Jin mirándolo con los ojos empapados en lágrimas.
—Pero, con sólo sentir tu piel quemarse estás llorando tan hermoso. No me imagino cómo lo harás cuando te arranque esa molestia de la cabeza — rió gustoso por obtener la reacción que deseaba en el unicornio, quien lo veía más asustado aún.
—De seguro se verá aún más hermoso, su sabor aumentará al triple con el sufrimiento, qué tentador — dijo el Yokai que lo sostenía aprisionándolo más, sacando un grito de dolor de Jin.
—Woo, ¡ese grito! Vaya que tenemos razón. Con más dolor nos vas a deleitar con ese lindo sonido que salen de tus labios, acompañado tus lágrimas y el retorcer de tu cuerpo. Una obra de arte sin duda — el Yokai hizo danzar su lengua bífida en círculos deseando ver todo lo que imaginaba.
Volvió a extender sus garras y tomó el cuernito de Jin, apretándolo con fuerza para sacárselo de un solo tirón.
Jin gritaba de dolor. Ese firme agarre estaba quemándolo. Al ser la zona más sensible de su cuerpo, el dolor era el triple que las quemaduras de su piel.
En ese momento, una bola de fuego golpeó al Yokai que estaba intentando arrancar el cuernito de Jin.
—¡Malditos, déjenlo en paz! — gritó Hoseok al llegar donde ellos.
—No te metas, Kitsune — dijo el que tenía prisionero a Jin — o terminaré por pulverizar el cuerpo de este pequeño — intentó chantajearlo.
Hoseok sabía que, si decidía no atacar, de todos modos acabaría con Jin, así que rápidamente ideó un plan para recuperar a Jin, quien estaba a punto de desmayarse al no poder seguir soportando el dolor en su pequeño y frágil cuerpo.
—Está bien, no los voy a atacar, pero déjenlo libre — Hoseok ponía en marcha su plan.
—Buena decisión, Kitsune— dijo el Yokai que había sido golpeado por el fuego, levantándose adolorido.
Hoseok aprovechó que el viento soplaba tan fuerte en el lugar para camuflar su manipulación de las ramas a las espaldas de esos Yokai, las cuales usaría como arma.
Hoseok hizo una pose sumisa, juntando sus colas en una sola y bajando la mirada.
Los Yokai reían satisfechos, burlándose del Kitsune.
—¡Muere! — gritó el Yokai que tenía a Jin en sus garras extendiendo su brazo para clavar sus afiladas garras en ese Kitsune que lucía indefenso.
En menos de un segundo Hoseok esquivó el ataque, lanzando al mismo tiempo las ramas a ambos Yokai, las cuales se les clavaron justo en su corazón, cayendo al suelo.
—C… cómo — El Yokai no entendió cómo había ocurrido aquello, y soltó a Jin, quien fue recibido por una pequeña ráfaga de viento que hizo Hoseok.
Al instante, los cuerpos de los Yokai se desvanecieron, quedando esparcidas por el lugar una ola de ceniza.
Hoseok se acercó rápidamente a Jin, quien ya estaba desmayado.
—Esos malditos te lastimaron, debí llegar más antes — Hoseok lloró al ver las quemaduras por todo el cuerpo de Jin y las lágrimas secas en sus mejillas.
Con cuidado, lo envolvió en una pequeña barrera de viento para no seguir lastimando más su cuerpo. Estaba listo para regresar a la montaña, seguro de que, si colocaba a Jin en la laguna, sus aguas mágicas curarían su magullado cuerpo.
En ese momento, una gran cantidad de Yokai oscuros lo rodearon, evitando que dejara el lugar. Con cuidado, Hoseok puso a Jin a los pies de un árbol de Momiji. El árbol, como ayuda, cubrió el cuerpo de Jin con su corteza.
—¡Fuera de mi camino! — Hoseok rugió comenzando a luchar una vez había puesto a Jin a salvo.
Taehyung y Yoongi seguían el camino que la Camelia les indicaba, lo más rápido que podían.
De pronto, el color de la camelia cambió tornándose en un rojo oscuro. Tae se asustó al ver el cambio.
—No puede ser — dijo Yoongi al percatarse de eso.
—Esto… esto significa — la voz de Tae temblaba, temiendo que Yoongi confirmara su sospecha.
—No está muerto, si eso es lo que temes. Significa que está herido — explicó rápidamente para tranquilizar de algún modo al humano, si es que se podía.
Taehyung sintió su alma volver al cuerpo, aunque saber que su unicornio estaba en algún lugar del bosque, herido, hizo que se preocupara más, y deseó más que nunca llegar de una vez a su encuentro.
Poco tiempo después, los fuertes vientos cesaron. Agradecidos, Tae y Yoongi aceleraron el paso al ya no tener que luchar con evadir ramas voladoras.
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Holis 🥰 volví con nuevo capítulo!
Trataré de no hacerlas esperar mucho porque la historia va llegando a si fin 🥺🤧
La pregunta del día.
Esperaban que Hoseok sea el que salve a Jin? o ¿no lo imaginaron?
Nos vemos mañana, las amo 😘💜💜 no olviden cuidarse mucho 🥰
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