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Hoseok no se despegó del lado de Jin durante todo el día. Lo ayudó a desplazarse para completar sus tareas y que así no gastara en vano sus energías.

Nuevamente no alcanzaron a hacer todo, pero logró hacer más cosas que el día anterior. El Kitsune intentó mantener lo más distraído posible a Jin para que no pensara en el humano y volviera a llorar.

Lo hizo muy bien hasta que llegó el atardecer y Jin pidió ir al crisantemo como todos los días.

Hoseok lo llevó, pero debía dar las esperanzas que el Bakeneko le había dicho, aunque no sabía cómo hacerlo.

—No deberías estar triste — Hoseok finalmente se decidió a hablar.

—No puedo evitarlo. Desapareció sin avisar— dijo triste el unicornio.

—Quizás… está de viaje y no pudo avisarte — dijo lo primero que se le ocurrió. Jin volteó a verlo confundido — ¿Recuerdas que una vez te contó que sus papás vivían lejos? Quizás fue a verlos y por eso no está viniendo. Debe ser un lugar lejos y le tomará tiempo en volver — se sintió mal por mentirle, pero de algún modo tenía que animarlo.

—¿Tú crees? — Jin lo miró intrigado — Pero, ¿por qué siento su tristeza tan profunda? Quizás le pasó algo — el unicornio no podía creer tan fácil en las palabras de Hoseok.

—Tal vez lo sentiste porque él también estaba triste por tener que viajar y no poder avisarte.

—¿Puede dolerle tanto el corazón por eso? — Jin aún dudaba que la tristeza de Tae fuese causada sólo por ello.

—Pues, a ti te está doliendo mucho ¿no? — Hoseok lo miró a los ojos con seguridad.

—Es porque no sé nada de él— Jin bajó la cabeza jugueteando con sus dedos.

—Tu humano tampoco sabe nada de ti — Hoseok luchaba por convencer al terco unicornio.

—Puede que tengas razón — Jin dijo eso, aunque no estaba del todo convencido. Pero no negaría que tenía algo de sentido.

—Claro que la tengo. Vamos, ahora deja esa carita triste — le hizo cosquillas con su cola haciendo reír al pequeño unicornio.

—Está bien— respondió entre pequeñas risitas. Aunque en su corazón algo le decía que no se trataba de algo tan simple, pero no quería seguir preocupando a su amigo que lo había estado cuidando todo ese tiempo.

Finalmente, Hoseok había logrado que esa noche Jin no llorara por su humano y eso ya era un avance.


Taehyung despertó muy temprano ese día. Se aseó y vistió rápidamente. Agarró una de las fotos que tenía de Jin y la puso en su billetera. Había decidido volver a ser el de antes y para lograrlo optó por tener con él la primera foto que le había tomado a su unicornio con esa cámara instantánea que su abuelito le había dado.

—¿Estás mejor ya? — la abuelita preguntó al notar que su nieto volvió a desayunar con ella.

—Sí, Abu, lo siento por preocuparte — agachó la cabeza en señal de arrepentimiento.

—No te disculpes conmigo, sólo no vuelvas a ignorarme— revolvió los cabellos de su nieto sacando una risa en ambos.

Taehyung salió más feliz esa mañana rumbo a la casa de sus amigos.

—¡Tae, Mochi!— Jungkook salió de su casa corriendo hacia sus amigos al verlos juntos como antes — al fin volvemos a estar juntos— dijo con una gran sonrisa.

—¡Sí!— respondió alegre Tae dando un saltito.

—Y como siempre vamos tarde, ¡apúrense!— Jimin los jaló del brazo y comenzaron su carrera cuesta abajo hacia sus respectivos colegios.

El resto del día lo pasaron con tranquilidad. Jimin estaba feliz porque su amigo hubiera recuperado su ánimo, aunque había momentos en los que se quedaba mirando a la nada con unos ojos que reflejaban nostalgia.

La tarde llegó y todos estaban en sus respectivos clubs. Después de un par de horas el menor fue el primero en terminar sus actividades y corriendo se fue a la preparatoria de sus mayores.

Llegó al salón donde Jimin practicaba danza cuando vio que él también estaba de salida. Ambos se saludaron con una sonrisa y fueron al salón donde Tae se encontraba.

Se sorprendieron al ver a su amigo al frente y todo el coro a sus espaldas. Al momento reconocieron la canción que estaba cantando. Era la misma que Tae había cantado el día que estuvieron con el Bakeneko.

Después de unos minutos Tae salió del salón.

—¡TaeTae!— Jimin corrió a su encuentro colgándose de su cuello — ¡no sabía que eras la voz principal de tu coro! — dijo emocionado.

—No lo era. Hoy la profesora me puso en ese puesto — se rascó la cabeza tímidamente.

—No es para menos, tienes una voz hermosa — dijo el menor uniéndose al abrazo al cuello de Tae.

—No es para tanto — dijo Tae sintiendo sus pómulos arder—No estaba acostumbrado a tantos elogios — Al parecer a la maestra le gustó la canción que canté el otro día y ahora vamos a participar en el concurso escolar con mi canción — dijo emocionado.

—Woo, eso sí que es una buena noticia. Tu canción es muy bella — dijo Jimin soltando el cuello de Tae, parándose frente a él.

—Esa canción, me dolió mucho cuando la canté por primera vez— confesó Tae haciendo que todos dejaran de caminar — pero, hoy siento que con esa canción estaré más cerca de Jin. El día en que lo pueda volver a ver será más cercano y el invierno en mi corazón al fin terminará cuando lo tenga conmigo— dijo lo último mirando al cielo despejado — Voy a dar lo mejor de mí para que eso pase y no tome mucho tiempo— esbozó una sonrisa llena de nostalgia y amor.

Sus amigos estaban enternecidos, conmovidos por su amigo.

—Eres admirable y único TaeTae— dijo Jimin con los ojos empezando a llenarse de lágrimas.

—Eres incluso más fuerte que yo— Jungkook confesó lo que nunca quiso admitir en voz alta.

Los muchachos terminaron abrazándose y a lo lejos el Bakeneko los veía también enternecido y feliz con esa escena. Al parecer ese muchacho volvía a ser el de antes. Ya podría contarles sobre los riesgos que se avecinaban.


En el Inframundo, el Akunaki estaba esperando los reportes de sus sirvientes, deseando que ya hubieran encontrado a ese ser tan especial del que tanto habían hablado.

—¿Ya lo encontraron?— preguntó algo ansioso a sus sirvientes.

—Aún no— respondió uno de ellos.

—¿Acaso es mucho para ustedes? ¿Cómo no pueden encontrar a alguien que emita un poder espiritual tan alto? — la paciencia se le estaba agotando.

—Discúlpenos, volveremos a buscar — otro de sus lacayos respondió haciendo una marcada reverencia.

—¡Les conviene encontrarlo cuánto antes si no quieren que los devore!— lanzó un rugido que espantó a todos. Al instante se fueron en la búsqueda de ese poder espiritual —Mi apetito está aumentando, necesito saborear esa alma — dijo lamiendo sus labios con esa legua bífida y áspera.

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Holis 🥰 les dejo un nuevo capítulo

La pregunta del día.
Ahora que ya conocen más a los personajes, ¿Quién quisieran ser en esta historia?

Las amo 😘💜 nos vemos mañana 🥰

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