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→ Mascota

Finalmente, el día en que las vacaciones de Mikaela terminaban llegó, aunque este lo había olvidado por completo, aparte de que Yuu no estaba al tanto de esto, por lo que no entendía bien de qué iba todo el asunto. Ya que  a las ocho de la mañana, Marie fue a despertar al rubio, y este se levantó quejándose, pero hizo esfuerzos sobrehumanos para no levantar a su adorado híbrido. Así, al dejarlo durmiendo, se fue a duchar y a cambiarse la ropa.

Después de desayunar, su tortura, es decir, sus clases particulares, empezaron. La primera fue de historia y duró hasta las diez y treinta más o menos, que fue cuando Yuu se despertó en la cama, se sintió desorientado y un poco triste al no tener a nadie a su lado.

—¿Mika? —llamó asustándose repentinamente. No entendía porqué su dueño no estaba con él cuando abrió sus ojos.

—¿Yuu? Oh, ya despertaste —la nana apareció en la puerta de la habitación. Cargaba un cesto lleno de ropa—. Buenos días, ¿cómo dormiste?

—Buenos días, Marie-san, ¿dónde está Mika? —preguntó inmediatamente.

—Oh, ¿no te dijo? —rió ella—. Cariño, él está estudiando ahora, así que no puede jugar contigo hasta más tarde.

—¿Estudiando? —repitió.

—Sí, él estudia desde aquí, por lo que está en el estudio de abajo, pero no puedes ir con él ahora —informó Marie dulcemente—. Ahora, ve a bañarte y baja a desayunar, ¿sí? Te tendré la comida servida.

—Sí... —aceptó resignado.

La nana siguió su camino cargando el cesto, y un desganado Yuu se levantó de la cama. Abrió el armario, buscó algunas ropas y entró a bañarse. Se sentía triste, porque era muy raro hacer la rutina mañanera sin el rubio alegre que le sonreía con calidez, además, no le gustaba tener que lavarse las orejas solo. Mika lo había estado haciendo por él desde que lo adoptó, durante la última semana.

Mantuvo un puchero involuntario en lo que se bañaba, al igual que cuando se secó y vistió para bajar a desayunar.

Marie notó el desgano del pequeño híbrido, pero realmente no podía hacer mucho, solo esperar a que su niño terminara la sesión de estudio mañanera, aunque le causaba gran tristeza ver al azabache picar su comida con la cabeza gacha.

—¿Yuu-chan? ¿no me esperaste para almorzar? —inquirió entrando en la cocina.

De golpe, al escuchar la voz del Geagles menor, Yuu se bajó de la silla en la que estaba, corrió hasta él y lo abrazó fuertemente sin poder controlarse. Su cola se movía de lado a lado de manera frenética, mostrando su gran felicidad.

—¿Por qué me dejaste solo? —reclamó en voz baja, sin dejar de abrazarlo con fuerza.

—Lo siento mucho, olvidé que hoy era el día de retomar mis clases —sinceró acariciándole el cabello—. Pero en cuanto terminen mis clases de la tarde, jugaremos, lo prometo.

—¿A qué horas terminarás? —se quejó.

—Como a las cuatro y treinta, creo —suspiró, haciendo que él lo mirase molesto—. Perdóname, quisiera quedarme contigo, pero si no tomo mis clases, papá y mamá se enojarían y la verdad es que no sé qué sean capaces de hacer.

—¿Y yo qué voy a hacer el resto de la tarde? —recriminó soltando un poco el agarre para mirar al rubio a los ojos—. Estos días los hemos pasado juntos.

—Creo que puedes ver películas, ¿sí? —le sonrió—. Le diré a Yuzuru-san que te busque las que más me gustan, y le pediré a Shizuko-san que te lleve todos los postres y botanas que quieras, ¿te parece?

Yuu infló sus mejillas nuevamente.

—Si no es contigo, no quiero —declaró.

A Mikaela se le derritió el corazón al oír a su querido híbrido, ahora empezaba a odiar las clases que tenía que tomar, todo porque le quitaban tiempo valioso con su Yuu-chan. Mientras tanto, Marie los observó desde el marco de la puerta en silencio.

—Yuu-chan, de verdad no puedo acompañarte todo el día hasta el fin de semana y no quiero que te aburras —excusó tomando sus mejillas con cariño—. Por favor trata de esperarme, te prometo que no me voy a olvidar de ti.

—Bien... —aceptó resignado.

Entonces, Mika sonrió dulcemente y le dio un beso en la frente, a lo que Yuu se quedó pasmado y sonrojado; su cola empezó a batirse con felicidad sin preguntarle y tuvo que deshacer el abrazo para sostenerla, porque sentía que se había expuesto demasiado. Esa sensación de tener algo revoloteando en su pansa apareció.

Aunque no entendió el porqué había sostenido su cola, el rubio le llevó con leves empujoncitos hasta la mesa y ahí ambos se sentaron para esperar a que Marie les sirviera el almuerzo. Sinceramente, nunca se había sentido tan triste al regresar a sus clases después de almorzar, odiaba tener que dejar al moreno solo, y le entristecía muchísimo ver su carita con esa expresión afligida.

Sin embargo, tal y como había dicho, le pidió a Yuzuru, una de las criadas, que le pusiera la saga completa de Madagascar a su amigo en el televisor más grande de la casa, y luego le pidió a Shizuko, la otra criada de la casa, que le llevara muchos postres al azabache. Así mismo, le indicó específicamente que si él necesitaba algo, que se lo diera.

Cuando Mikaela ingresó nuevamente al estudio después de haber almorzado con Yuu, este fue llevado por Yuzuru a la sala, en donde descansaba un enorme televisor, en el que la mujer le puso una película que no reconocía, pero que, si su dueño había pedido, seguro era genial. Luego, Shizuko le llevó una copa llena de helado de limón con muchas chispitas de colores, además de una manta para que se cobijara con ella.

Sinceramente, era un poco extraño recibir ese trato si no estaba con el rubio, pero diciéndose a sí mismo que tenía que ser paciente y esperarlo, se decidió a ver la película. Habían pasado cerca de veinte minutos del filme cuando Lacus apareció en la sala, se sentó a su lado y le cambió lo que estaba mirando como si nada.

—Estaba mirando eso... —murmuró un poco temeroso.

—Pues ya no —espetó sin siquiera mirarlo.

Sintió unas repentinas ganas de llorar mientras fruncía su ceño, se sentía desprotegido y solo, además, no le gustó para nada como ese chico había pasado por encima suyo. Tuvo una sensación de dejavu y el recuerdo de su primera adopción llegó a su mente. Negó con la cabeza y se acurrucó apretando la manta.

—Lacus-nii, estoy seguro de que Yuu-chan estaba mirando Madagascar —gruñó Mikaela. Había salido al baño y decidió pasarse por la sala para saludar a su híbrido. Su hermano lo miró enojado al tiempo que el azabache corría hasta él.

—Bueno, no me dijo nada cuando lo quité —se excusó.

—Yuu-chan estaba mirando el televisor, así que ponle de nuevo la película, por favor —pidió molesto mientras le abrazaba protectoramente.

—¿Por qué debería?

—Porque tú tienes un televisor en tu habitación y puedes ver lo que se te antoje allí sin tener que venir a molestar a Yuu-chan —expresó empezando a enojarse.

Lacus enarcó una ceja, la expresión de su hermanito menor era un misterio, nunca le había visto así y a decir verdad, le resultaba hasta cómico verlo protegiendo de manera tan empedernida a ese híbrido.

—¿Y si no quiero ir a mi habitación? ¿qué vas a hacer? ¿mnh? —se rió.

—No molestes a Yuu-chan —gruñó nuevamente—. Voy a decirle a mamá y a papá si lo vuelves a hacer.

—¿Por qué están peleando? —preguntó Chess entrando en la sala.

Aquí tu hermanito decidió que quería que su mascota mirara películas en la sala, y cuando yo quise ver algo, se enojó —explicó con burla.

—Si es solo su mascota, no deberían pelear por eso —suspiró risueña.

—Yuu-chan, por favor sube a la habitación, le pediré a Yuzuru-san que te ponga una película en la computadora —murmuró, a lo que este lo miró preocupado—. Ve, iré en un ratito.

Nervioso, Yuu obedeció lo que su dueño le pidió y se fue rápidamente. Entonces el ambiente entre los hermanos Geagles se puso aún más tenso. La verdad, ese tipo de peleas ocurría a cada rato; claro que ellos se querían, pero como Mikaela era el hermano menor y sus padres consentían muchos de sus caprichos, le tenían cierto recelo. Y bueno, ahora eran dos los objetivos de sus constantes burlas y bromas odiosas.

—No vuelvan a decir que Yuu-chan es una mascota —musitó apretando los puños.

—Es lo que es —rió Chess—. No puedes solo traerlo a casa y decir que es un Geagles más.

—Chess tiene razón, no es como que mágicamente sus orejas y colas vayan a desaparecer —secundó Lacus.

—Con orejas y cola, Yuu-chan es mucho mejor familia que ustedes dos, par de tontos horribles —recriminó y finalmente salió de la sala.

Los dos pelipúrpuras se miraron entre sí, aunque a Chess pareció no importarle mucho y se fue, pero Lacus se quedó donde estaba debido a que sus ojos enfocaron a Rene, que estaba de pie en la esquina de la entrada y le miraba con su seria expresión.

—Una mascota, ¿eh? —mencionó él con los brazos cruzados, luego simplemente se fue.

El ojirubí más bajo se dio una palmada en la cara y seguido, persiguió a su híbrido.

Yuu se pasó la tarde en la habitación de Mikaela viendo películas en la cama y comiendo postres. Aún estaba preocupado por lo que había ocurrido en la sala, pero decidió que esperaría a su dueño y le preguntaría cuando este llegara.

Justo cuando estaba empezando la tercera parte de Madagascar, el rubio entró en el cuarto, miró el cuerpo envuelto entre cobijas de su híbrido y sonrió suavemente.

—Yuu-chan, ya terminé —anunció.

El aludido pareció despertar de un trance, salió de su capullo de cobijas como una oruga que se convirtió en mariposa y finalmente se tiró sobre él, haciendo que se cayeran al suelo.

—¿Todo está bien?

El más alto rió bajándolo de su cuerpo y poniéndolo a su lado, aún sin pararse del suelo. Entonces habló.

—No te preocupes por eso, Yuu-chan —dijo—. Ellos solo son así, así que no prestes atención a lo que dicen.

—¿De...? ¿de verdad s-solo soy una mascota...?

Mika giró sobre su eje, quedando acostado de lado y tomó las manitas de Yuu entre las suyas, este imitó su movimiento, quedando ambos mirándose fijamente, aún en el suelo.

—Nunca vuelvas a decir eso —ordenó severamente—. Tú eres mucho más que eso, así que no lo digas de nuevo o voy a enojarme mucho contigo.

—E-Está bien...

—Te quiero mucho, Yuu-chan —susurró dándole un beso en la frente—. Cuando seamos mayores, te prometo que haré que todos reconozcan que eres un miembro más de la familia Geagles, aunque ya lo eres.

Espero les haya gustado

Bye!

17/07/19

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