Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mi pequeño gran valiente

Sólo tenías ocho años. Algo que un niño pequeño no debería vivir.

Nadie te dijo que me iba a ir, nadie fue sincero contigo. Por eso no entendías por qué todos en la habitación tenían tristeza en el rostro. No entendías por qué todos allí te decían que debías ser un niño fuerte.

Te dejaron a solas conmigo, aún sin decirte qué era lo que me pasaba.

Te quedaste en pie, mirando la tranquilidad en mi rostro, pensaste que dormía. Intentabas comprender qué pasaba.

Pensando que me dolía la herida de la cabeza, te pusiste de puntillas y me colocaste en la sien tu tirita favorita con dibujos de gatitos y frotaste sobre ella, como solías hacer para que me pusiera bien.

Pero pequeño mío, esta vez mucho me temo que tus poderes no bastarán. Ya me había ido.

Pero sé que vas a ser fuerte, como tu padre, aguantando las lágrimas en frente de ti, intentando hacerte ver que el mundo no se acaba con mi ida.

Hay muchas formas de ser fuerte, yo fui fuerte al sonreírte en aquel coche, aún sabiendo que para mí era el fin. Tu padre es fuerte al no llorar en frente de ti. Se es fuerte al no querer olvidar aunque duela más recordar.

Pasó todo tan rápido que tu cabecita no llegó a procesar todo en su momento. Veníamos en coche después de ver a mi amiga Audrey y a su hija Chloè, como cada semana. La calle por la que íbamos no era peligrosa, nunca había habido un accidente en ella. Hasta en ese momento. Era un día de nieve, la calle estaba helada y se me cruzó por delante un coche que resbaló con el hielo, haciendo que yo también resbalase. En el mismo instante en el que me di cuenta de que el accidente era inevitable, me quité el cinturón y me lancé a ti, para protegerte con todo mi ser. Ya me había llevado el golpe en la cabeza, y no sé cómo, pude sacar lo que me quedaban de fuerzas para resguardarte del peligro entre mis brazos. Mi vida a cambio de la tuya, me parecía un trato justo. Te vi asustado dentro de mi abrazo, y para tranquilizarte, a pesar de saber cuál iba a ser mi fin, te sonreí con la más amplia sonrisa que pude sacar y te acaricié el pelo como en los días de tormenta. Vi como te tranquilizaste al momento. Si mamá sonreía de ese modo, significaba que todo iba bien. Y te aferraste a mí esperando a que todo pasase. Hasta que llegó la ayuda y nos separaron. Al día siguiente me pusiste esa tirita.

Eres mi pequeño gran valiente, el niño más fuerte y valeroso de todo el mundo. Hijo mío, tú eres mi héroe. Lo has sido siempre que mantenías la sonrisa ante cualquier inquietud o problema.

Como el primer día de tormenta en el que fuiste capaz de quedarte en tu cama sin venir con mamá y papá en la noche. Siempre tuviste miedo a los truenos. Veías como se alumbraba fugazmente tu habitación para dar paso a un inminente y estruendoso trueno, y solo el saber lo que iba a llegar te hacía temblar. Por eso siempre que había tormenta venías a la cama de papá y mamá. Te acurrucabas entre los dos y te dejabas abrazar por mi mientras tu padre te contaba una historia, te tranquilizabas al ver que ante los horribles truenos mamá te seguía sonriendo. Siempre el mismo patrón.

Pero un día decidiste afrontar al ruido que te asustaba y en lugar de venir hasta donde yo estaba, te acurrucaste en tu cama y cerraste fuertemente los ojos y sonreíste al miedo como hacía yo.

Pero ahora ya no veo tu sonrisa.

Es normal que ante esto que te ha pasado no sonrías, pero debes intentarlo. No pido que me olvides, si no que sonrías a la vida, demostrándole que por muy cruel que sea contigo, tú te vas a mantener fuerte ante cualquier adversidad, como con los truenos.

Porque mientras que no me olvides, no me habré marchado del todo. Pasen los años que pasen, mientras mi recuerdo siga vivo en ti, yo seguiré contigo por siempre.

Antes de tu nacimiento, perdí a mi padre, y alguien especial me dijo las palabras que me hicieron mantenerme fuerte hasta el final; una persona a la que se recuerda, es una persona que seguirá viva contigo.

Y es que siempre que pienses en mí, estaré contigo, sea donde sea, estés donde estés y pasen los años que pasen.

Siempre serás mi pequeño, aunque los años te pinten nieve blanca sobre el pelo, como decías cuando a papá le empezaron a salir canas. Siempre lo serás, tengas los años que tengas y donde quiera que yo esté.

Siempre me preguntabas si los ángeles realmente existían, que nunca habías visto uno.

Hijo mío, me voy en calma, no me da miedo partir. Sé que los ángeles existen, lo supe cuando te vi por primera vez entre mis brazos, tan pequeñito y rosado, tan frágil, tan ángel.

Y ahora tienes miedo de nuevo, no por truenos o tormentas, si no porque piensas que sin tu madre no podrás seguir adelante ni afrontar esos temores.

Las noches sin estrellas, el frío al dormir, si necesitas que te arropen, quiero que pienses en mí, porque estaré allí a tu lado. No tienes que tener miedo de nada, porque yo seguiré allí.

Como ahora, que, aunque tú no lo sepas, estoy sentada a tu lado mientras miras con tristeza a través de la ventana del coche de tu padre. De camino a mi nueva morada. Sólo habían pasado dos días desde que me pusiste aquella tirita en la sien, y al fin tu padre te explicó lo que me había pasado y por qué no podrás verme de nuevo.

Y cuando ves como meten mi nueva cama, cuando ves que nunca más me ibas a ver, empiezas a llorar. Y aunque no me puedas oír, te vuelvo a susurrar al oído las palabras que siempre te decía cuando llorabas:

—No llores mi cielo, no me gusta verte feo. —Te dije al oído— Vas a hacer que llore contigo.

Y aunque no lo notes, te doy un abrazo con lágrimas en los ojos.

—Nunca vas a estar solo, mi amor. —Sigo diciéndote ya sin poder contener mi llanto, intentando que me oigas— Mientras que no me olvides seguiré aquí, recuerda en cómo derrotamos a los monstruos del armario, aquellos que te daban miedo aunque nunca los hubieses visto, sé fuerte cielo mío.

Ya han pasado años desde el día en el que te despediste de mi. Eres todo un muchacho maduro y gentil, enamorado de alguien imposible.

—Venga mi Lady, atrévete a negar que sientes algo por mí. —Decías en uno de tus encuentros como héroe con la misteriosa Ladybug.

—Ay gatito, no todo gira entorno a ti, ¿Sabes? —Respondió ella.

«Ay Adrien, si sigues así no conseguirás nada» pienso en mi desesperación cada vez que veo como metes la pata con ella.

Pero, oh, sorpresa.

Resulta que lo que sientes por ella es recíproco, pero no lo llegasteis a saber hasta años más tarde.

Vencísteis al malvado villano que resultó ser tu padre corrompido, pero en tu inmensa capacidad de perdonar, no le guardaste rencor alguno. Después de aquello, Ladybug y tú decidisteis deciros quiénes érais.

—¿Preparado? —Te preguntó ella espalda contra espalda.

—Sí. —Respondiste con nerviosismo y el corazón a punto de salirte del pecho.

Deshicisteis al fin vuestras transformaciones y os disteis la vuelta para al fin veros cara a cara.

—¡Eras tú! —Reías nervioso y sonrojado— ¡Siempre fuiste tú!

Lo cierto es que no me esperaba poder ver este momento, era lo último que me imaginé en mi entierro. Pensaba que una vez que todos me diéseis el adiós, yo partiría finalmente hacia el cielo o lo que viniese después.

Pero por suerte para mí, pude permanecer a tu lado muchos años, ver cómo crecías, cómo te convertiste en héroe y como te enamoraste.

Nunca creí poder ver cómo tu pelo empezó a perder color, que, al igual que a tu padre, las canas aparecieron en ti precozmente. La nieve pintada en el pelo que decías de pequeño.

Y hoy es el día en el que te digo a ti un adiós definitivo, siento que me voy, y es que, un día como el de hoy, después de más de diez años de mi supuesta ida, no tengo que protegerte más, porque alguien ha ocupado mi lugar.

Estás tan guapo vestido de ese modo y con el evidente sonrojo en tus mejillas, la felicidad que veo en tus ojos y el no poder parar de sonreír, ese nerviosismo que heredaste de mí.

—Sí quiero. —Dices en frente de ella, que será de ahora en adelante quien te proteja como lo hice yo.

—Sí quiero. —Responde ella de igual modo.

Y yo con una sonrisa en el rostro y lágrimas en los ojos, empiezo a desvanecerme. He cumplido con mi propósito.

Sé que de algún modo seguiré viva en ti, pues sé también que nunca me olvidarás, y ese es un gran modo de vivir.

Y siempre, siempre jamás, pasen los años que pasen y por muy blanco que tengas el pelo, o por muy lejos que yo esté, siempre serás mi pequeño gran valiente.

******

Buenaaaas!!!

Comentario 💬 y estrellita 🌟 si os ha gustado!!!

E aquí mi primera historia centrada en... Tristeza? Lloros? No sabría definirlo 🤔

Aunque no sea muy largo, me ha llevado su tiempo hacer este oneshot, me siento muy satisfecha con el resultado, además de que adoro esa canción de La oreja de Van Gogh, casi siempre me dan ganas de llorar cuando la escucho...

También me quería alejar un poco de lo que suelo escribir, o sea comedia o novela rara que no se definir que es exactamente "La reinvención de Chloè" o "Nunca llegué a olvidarme de ti"...

En fin, espero que os haya gustado, espero vuestros comentarios y saber si habéis soltado alguna lagrimita o si ha sido en vano todo esto 😂👌

Por hoy me despido, nos vemos pronto en otro oneshot o en unos de mis otros fics,

Cia-ciaooooo 👋👋👋👋👋👋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro