53. Nuestro sueño
Presionó un beso en su pecho, directamente sobre su corazón. —Me encanta escucharlo golpear. Dejarme saber que estás lleno de vida y amor.
(R.Cohen)
Alec estaba recostado sobre el pecho desnudo de Magnus.
Su mejilla frotándose contra la piel suave y cálida, podía escuchar claramente el latir de su corazón. Cerró los ojos y se concentró en eso, en el latido de Magnus, en el subir y bajar de su pecho, en su aroma a sándalo, en el brazo que lo rodeaba, sosteniéndolo con firmeza contra él...
Alec suspiró, iba a mirar hacia arriba para saber si Magnus también estaba despierto, pero no hizo falta, su mano se quedó sobre el estómago de este –más y más territorio nuevo por conocer–. Era perfecto volver a dormir juntos.
Alec no sabía qué había sucedido con su familia después de que se fueron ellos dos. Sabía que tenía que volver, por supuesto, todavía faltaban algunas semanas para la mayoría de edad de Izzy y no podía dejarla sola. Fue a ella a quien le avisó que estaba con Magnus, que estaba bien –más que bien–, y que volvería al día siguiente.
Después de varios textos y mensajes de voz –súplicas de Jace, "Por favor, Alec, somos hermanos, tienes que entenderme y perdonarme", y amenazas de Robert, "Tienes sólo una oportunidad, Alexander, para rectificar tu error y dejar, de nuevo y esta vez para siempre, a ese hombre"–, Alec decidió apagar el móvil.
—¿Cómo está mi corazón? –Alec lo preguntó, pegando más su cuerpo al de Magnus, sus caderas chocando contra Magnus, sus piernas enredándose juntas, presionó más su mejilla contra su pecho y su mano contra su estómago...sólo tratando de sentirlo más, más, sólo un poco más, algo más fuerte, más duradero.
Alec sintió su propio corazón saltar contra su pecho cuando entendió lo que deseaba.
Usó su pierna, pasándola al otro lado de Magnus, para impulsarse, quedando sobre él. Sus rodillas a ambos lados de las caderas de Magnus, sus manos sobre su pecho, sintiendo con sus latidos se aceleraban.
Magnus no hizo ningún movimiento, simplemente sus manos fueron a las caderas de Alec y sus ojos se abrieron lentamente. El brillo del maquillaje que usaba ayer ya no estaba, pero había uno completamente mejor en su mirada. Sus labios se torcieron en una sonrisa. —Aquí –presionó las caderas de Alec con sus manos, provocando de éste se retorciera un poco, una de esas manos subió hasta su pecho, sobre su corazón–, aquí conmigo. Como lo prometimos cuando niños, ¿recuerdas?
Alec asintió. Todo su cuerpo ardía al contacto con Magnus. Y su propio corazón estaba tan acelerado que Magnus obviamente tenía que sentirlo.
—Alice dijo que no podíamos vivir sin corazón, que él nos mantenía vivos. Pero yo quería dártelo... Y entonces llegamos a la mejor conclusión...
Magnus sonrió ante el recuerdo: —Si lo necesitábamos para vivir, simplemente nos quedaríamos cerca del otro...para siempre. No puedes irte porque tienes mi corazón y lo necesito para vivir...
Alec suspiró y cerró los ojos, inclinándose más hacia Magnus. Sin palabras, no las necesitaban, con silencios, con miradas, con el corazón siempre se entendieron, desde la primera noche de tormenta en que Alec se coló en su cama.
Las manos de Magnus se movieron a la espalda baja de Alec mientras éste bajaba su cuerpo, amoldándolo al de Magnus, hasta que sus pechos se tocaron y él estuvo entre las piernas abiertas de él, sus labios se encontraron a ciegas.
Alec recordaba que, en una de las ocasiones en que tuvo que irse a Francia, Magnus se lo dijo: si alguno de los dos empezaba a olvidar, sólo tenía que poner la mano sobre su pecho y sentir el latido para recordar que el otro estaba ahí, que seguían juntos.
—Te amo –el primero en decirlo fue Alec, con tanta urgencia mientras lo abrazaba con fuerza.
* * *
Alec tenía un departamento pequeño. No lo había comprado con el dinero de los Lightwood ni era lujoso, pero era suyo y con eso bastaba. Y fue ahí donde llevó a Magnus después del enfrentamiento con su familia. Le había dicho tantas veces, entre besos, con miradas suplicantes y desesperadas, con manos temblando, que él no dijo nada de lo que Jace aseguró, que nunca lo haría, que incluso cuando Robert lo obligó a dejarlo, nunca podría haberlo hecho.
"—Fue por eso que preferí el silencio. Porque yo no podía mentirte, ni siquiera para salvar mi vida podría decir que no te quiero, que eres un error, que esto es un error, que me obligaste. Nunca me has obligado a nada, Magnus, y no elegimos ser nada, nadie lo hace, ni un heterosexual ni un homosexual. Yo, con toda la inocencia de mis dos años, uní mi vida a ti, te elegí a ti, aquella noche de tormenta. Yo te amé cada día, sin preguntarme qué tipo de amor era, porque lo importante es que era amor y mi corazón lo sabía. Crecimos, los dos lo hicimos, separados tal vez, pero el amor en nuestros corazones no menguó, no se fue el sentimiento, sólo cambió con nosotros, sólo le encontramos un nombre. Eras mi amigo, sí, y lo serás hasta él último día, pero también te amaba, te amaba como hombre, quería besarte en los labios, todavía, ahora sabiendo su significado. Sin etiquetas, simplemente te he amado cada día. No me has obligado a nada, porque nadie puede obligar a nadie a amar. Y yo te amo."
¿Y Alec se atrevía a decir que no era bueno con las palabras?
Y entonces fue Magnus quien se sintió culpable. "—No debí haberle creído. Debí confiar en ti, debí saber que nunca dirías nada así, que tu forma de pensar no es esa..."
Alec había negado. "—No tenías forma de saberlo, no con la forma en que me porté, cómo me alejé. Ahora me arrepiento, pero ya no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Sólo quisiera haber sabido antes lo que Jace te dijo... Yo no sé si pueda perdonarle esto... Le he pasado demasiado, pero no que te hiciera daño a ti..."
"—Yo no quiero interponerme entre ustedes dos, Alexander. De hecho, si no hubiera visto el beso de ayer...nunca te lo habría dicho."
"—Y mal hecho, Magnus. Entre nosotros no debe haber secretos."
"—Es tu hermano, Alexander."
"—¿Tú lo perdonas, entonces?"
Magnus había hecho una mueca. Él no era rencoroso, pero era difícil simplemente olvidar cuánto dolieron las palabras de Jace, cuánto le afectó...
Estaba por decir que sí, cuando Alec lo había besado. "—No, no lo digas. Aunque sea mi hermano, y siempre lo he querido y lo querré, debe saber que un lazo familiar no hace que se borre todo lo malo que ha hecho. No puede simplemente decir "Perdón" y esperar que todo esté bien. Hay consecuencias para nuestros actos y Jace debe lidiar con eso ahora."
* * *
—¿Sabes? –dijo Magnus, mientras Alec preparaba el desayuno–. Hace tiempo que he pensado en algo y creí que tal vez podría ser muy pronto, por ser joven y todo eso, sólo tengo veinte años...
—¿En casarte conmigo? –Alec bromeó–. No me importa la edad, Magnus. Te amo. Podría esperar si quieres, un año, dos, tres, cinco... Siempre y cuando estemos juntos, pero creo que cuando estamos tan seguros, como tú y yo, cuando nos conocemos de toda la vida, y sí, ha habido pausas en nuestro amor, tiempo de esperar que nos ha cambiado, pero quiero pasar cada día notando esos cambios en ti... Y creo que entonces, veinte años, veinticinco, treinta o cuarenta no son lo realmente importante...
Y así, sin saberlo, Alec le dio la respuesta a Magnus.
Éste se había levantado rápidamente, sin pensarlo, y lo abrazó por la espalda, provocando que Alec saltara y se quemara un poco con lo que estaba cocinando.
—He estado pensando –Magnus dijo, aferrando a un Alec que no se quejó, simplemente se alejó del fuego, empujando a Magnus hacia atrás–, desde que los vi el primer día lo quise hacer, pero era una locura, no podía ni con mi vida, mucho menos con la de ellos...
Y no tuvo que continuar, Alec ya lo sabía. Se giró, todavía entre los brazos de Magnus, para mirarlo y que supiera que era verdad. Tomó su rostro con su mano libre de quemaduras leves y le sonrió. —Podemos adoptarlos, a Max y a Rafa, después de casarnos.
—¿De verdad? ¿Harías eso por mí?
Alec negó, muy serio.
—No. No por ti. Por ambos. Es una decisión importante que no tomaría sólo por ti, no después de ver lo que una familia adoptiva puede ser. No quiero para nadie lo que yo he vivido, no basta con que uno de los padres te quiera cuando el otro hace de tu vida un infierno. Tú tuviste la suerte que me gustaría cada niño sin hogar tuviera. Yo quiero darles a Max y Rafa lo que yo no tuve. Contigo. Una verdadera familia llena de amor.
CONTINUARÁ...
Malec con su propia familia 😭❤
Mañana estaré terminando el maratón, no hemos llegado al final todavía, pero estamos a punto... Es su última oportunidad para pedir alguna escena que les gustaría leer en la historia, si puedo incluirla, lo hago con gusto 😊
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