DÍA DE LA BODA

La cosas no ocurren por casualidad en este mundo de surgir y desaparecer. No vivimos en una especie de universo loco y accidental. Las cosas ocurren de acuerdo a ciertas leyes, leyes de la naturaleza. Leyes como la ley del karma, la cuál nos enseña que debido a que se sembró una semilla, un fruto saldrá.
(Sharon Salzberg)

* * *

Jace miraba a todos con el ceño fruncido –como había estado desde el momento en que llegaron el día anterior– desde su sitio durante el ensayo de la boda.

Faltaban sólo unas horas para la ceremonia y él no entendía por qué estaban haciendo otro ensayo.

"Ensayo final" había dicho su padre y, por primera vez en su vida, Jace tuvo ganas de mandarlo al diablo.

No lo hizo, por supuesto.

Se suponía que él debía estar feliz, estaba cumpliendo su sueño (el de su padre) y lo haría estar orgulloso de él. Era lo que él siempre había querido.

Desde que había visto a aquel hombre tan tan alto que quería llevarlo a él y a Alec también. ¡Serían una familia! ¡Tendrían un papi y una mami! ¡Serían felices juntos como siempre soñaron!

Y lo fue, en cierto modo, porque Robert siempre lo consideró su hijo modelo. Incluso cuando Max nació –Jace había tenido tanto miedo de ser reemplazado–, Robert lo siguió considerando su favorito. "Eres perfecto, Jonathan, no podría haber pedido un hijo mejor. Espero que Max aprenda de ti."

Y aquí estaba él cumpliendo con su último pedido: casarse con una buena mujer, alguien de su clase social, y darle un nieto.

Bueno, el nieto aún no y no sabía cómo iba a convencer a Clary. Cuando se lo había comentado, ella se había reído hasta las lágrimas. "Jace, por dios, estamos viviendo nuestra segunda década apenas. Somos jóvenes incluso para casarnos, pero lo acepté porque sé que entiendes que voy a seguir estudiando y preparándome, porque sabes que el matrimonio no me hará estancarme. Pero un hijo definitivamente no ahora."

A él ni siquiera le gustaba Clarissa... Era demasiado... Jace no sabía cómo explicarlo, era de su clase social, venía de una buena familia en Francia, era bonita e inteligente, era estudiante de arte y en realidad ese no era el problema. Simplemente...nunca provocó nada en Jace.

Nadie lo había hecho, en realidad... No hasta...

El hombre que dirigiría la ceremonia había llegado a la parte de los votos –que Jace se había negado a decir en cada ensayo porque en realidad no había escrito nada todavía–, cuando un par de risitas hicieron a Jace mirar con más furia.

Se supone que Sebastian iría en la primera fila del lado de la novia, pero por ahora estaba en la parte trasera con su maldito novio. Joseph, un nombre tan ridículo.

Jace hizo una mueca. —Disculpen un momento. No tardo.

Avanzó sin esperar respuesta de Clary o del hombre e ignoró la mirada de Robert. Pateó no accidentalmente a Sebastian al pasar.

Joseph que estaba riendo contra el cuello de su novio, no lo notó.

Sebastian se tensó de repente y suspiró resignado. —Voy al baño –susurró al oído de su novio y dejó un último beso antes de salir del salón.

Jace lo estaba esperando en el pasillo, tan tan molesto. Una de sus cejas rubias se alzó en cuanto lo vio. —Pensé que estabas tan ocupado con tu noviecillo que no saldrías.

Sebastian lo tomó del brazo con un "Sshh" y lo arrastró un poco más lejos. —¿Qué quieres? ¿Que todos te vean haciendo una escena de celos el día de tu boda con mi hermana? –hubo un énfasis en las últimas dos palabras.

—Sebas, por favor –y Jace se sintió tan patético, pero no podía evitarlo. No quería.

«Ellos se habían conocido la primera vez que Jace viajó para reunirse con Clary.

Fue en una fiesta que nada tenía que ver con ellos. Era en realidad algo sobre arte, un evento al cual Clary no pudo asistir y ambos se quedaron esperándola, sin saber que eran hermano y novio de ella respectivamente.

Después de varias copas y por fin una llamada de disculpa a ambos, ellos habían chocado. Tan cliché. Sebastian detuvo a Jace antes de que cayera y ahí sucedió.

Dicen que cuando conoces a esa persona lo sabes con sólo una mirada, tu alma lo reconoce y el tiempo parece detenerse. Jace lo sintió en ese maldito momento, ¡con un hombre!

El karma debía estarse riendo tanto de él esa noche.

—¿Estás bien? –Sebastian, casi tan ebrio como él, había preguntado–. Disculpa, no te vi y...

Y entonces Jace lo estaba besando.

Fue sólo un beso. Sebastian se había separado riendo sorprendido, mientras un Jace tan ruborizado huía sin decir nada.

Sebastian no le dio importancia, de hecho lo habría olvidado de no ser porque días después volvió a encontrárselo: era el prometido de su hermana.

Jace siempre insistió en que había algo, que él de verdad podía sentirlo. —¡Y es que eso es lo importante, maldita sea! –le había dicho más de una vez–. Que siento, Sebastian, tú me haces sentir. Sólo tú lo has logrado, nadie más.

—¿Dejarías a mi hermana si te digo que podemos intentar...cualquier cosa? –Sebastian había preguntado, ya cansado, sólo porque ya sabía la respuesta.

—No puedo. Mi padre quiere que...

—Dios, Jace, deja de vivir a través de él y toma tus malditas decisiones. No por mí, un día te darás cuenta que aquí no hay nada. Hazlo por ti, vive tu vida para ti y no para tu padre.

Sebastian, al ver que su hermana realmente quería a su prometido, decidió mantenerse alejado y de hecho conoció a Joseph mientras daba su servicio social en una clínica. Sebastian era un estudiante de medicina y Joseph un guardia de seguridad pero realmente hubo una chispa especial desde el primer momento.»

—¡No me importa quién me escuche! –Jace gritó, soltándose del agarre de Sebastian y arrinconándolo contra una pared. Sus rostros tan cerca.

Los ojos de Sebastian se abrieron con sorpresa. —Jace, por favor...

—Sólo una vez –y Jace estaba rogando–. Bésame una vez y dime que de verdad no sientes nada...

—Dios, Jace, ya hemos pasado por esto...

—Una vez –su voz fue un susurro apenas audible y entonces lo estaba besando.

* * *

Magnus ya iba tarde al ensayo. Entró corriendo al edificio, buscando la sala correcta. Casi no se detuvo cuando vio a dos chicos besándose, pero entonces hubo algo que lo hizo mirar dos veces.

Magnus dejó su celular y entonces ambos chicos se separaron y lo miraron.

El ojiverde por supuesto no lo reconoció, no tenía por qué, pero aquellos ojos dorados se abrieron con pánico cuando se encontraron con los de Magnus.

Ambos se miraron y recordaron.

Magnus con exactitud, mientras que Jace  recordaba sólo vagamente sus palabras hacia Magnus tantos años atrás: "Alec ya no quiere verte porque eres un enfermo, ¿no lo entiendes? Tal vez cuando eran niños Alec te pedía un beso, pero eran besos de niños, Magnus. Ahora hemos crecido y mi hermano quiere amigos de verdad, no de los que quieren obligarlo a ser como ellos, él quiere casarse y tener hijos, quiere una familia que tú nunca vas a poder darle. Alec no merece a alguien que lo obligue a ser un desviado,  porque lo haría por ti, ¿sabes? Por el recuerdo, pero no porque sea feliz siendo como tú. Déjalo en paz si lo amas como dices."

La ironía.

Y tiene que ser una maldita broma, Magnus pensó, que él precisamente, quien me rompiera con palabras hirientes sobre el amor entre dos hombres y terminara de alejarme de Alexander, hoy esté besando a un chico.

Y eso que todavía no sabía que él era el prometido de su vieja amiga.

CONTINUARÁ...

😱 sé que algunos de ustedes ya se lo esperaban 🙊, ¿qué les ha parecido?

De este karma les hablaba 😅

Quiero dejar claro que Sebas no fue infiel ni nada, él piensa incluso que Jace sólo está confundido o tal vez obsesionado. Puede que sí haya sentido algo por Sebastian que lo hizo besarlo, algo que irónicamente le hizo darse cuenta que fijarse en un hombre no era incorrecto, pero no es amor ni nada tan fuerte como Jace piensa. O tal vez sí...no tenían posibilidad de saberlo porque existía Clary 💔

Esta fue la primera parte de la boda, no sé cuántas más serán. Tal vez dos y después de la boda será el final y epílogo de esta historia 😞

Muchas gracias a quienes siguen leyendo 💙

Ah, sobre Joseph, es un personaje mío para mi historia Encadenados, NO aparece en la saga de Cazadores de sombras.