45. ¿Quién dijo que no se podía?
Cuando Alec se movió hacia Magnus, pronunció las palabras de los votos de Nephelim. "El amor brilla como el fuego, el tipo de llama más brillante. Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni tampoco las inundaciones", colocó el broche sobre el corazón de Magnus, sus ojos azules nunca abandonaron la cara de Magnus. "Ahora colócame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo: Porque el amor es tan fuerte como la muerte. Y así estamos atados: más fuertes que las llamas, más fuertes que el agua, más fuertes que la muerte misma".
(Queen of Air and Darkness)
[Lean de nuevo la PRESENTACIÓN de esta historia antes del capítulo 💙 es importante 😻]
* * *
«Dicen que a veces dejamos pasar las oportunidades buscando el momento perfecto, sin saber que somos nosotros quienes hacemos perfecto a ese momento. Que la vida es aquello que se nos pasa mientras hacemos planes... Lo pensé tanto, dudé tanto en cómo pedírtelo, en encontrar las palabras correctas, perfectas para ti porque no mereces menos, no después de todo lo que te hice sufrir, que el momento "perfecto" se me fue, que te hice creer que te lo pedía sin haberlo yo pensado antes.
Debí haberlo hecho en ese momento, cuando te vi y mi corazón saltó ante tu sonrisa, ante el brillo de tus ojos, cuando latió y cantó "Él, él, él y nadie más. No hay más. Él para siempre" con sólo el roce de tus labios.
Debí habértelo pedido cuando lo sentí correcto, cuando supe –aunque en realidad no es algo nuevo– que eres a quien quiero llamar "Mío" hasta el último día de mi vida, que eres el dueño de mi corazón, de cada latido... ¡Que quiero casarme contigo!
Debí sólo decirlo así en ese momento, "Cásate conmigo, Magnus Bane. Hazme el hombre más dichoso al llamarte mi esposo", y tal vez entonces me hubieras creído.»
Magnus parpadeó varias veces, tan sorprendido, lágrimas cayeron sobre sus manos y sobre la hoja de papel.
Llevó su mano libre a su rostro y se la pasó suavemente, tratando de limpiar la humedad, de controlarse antes de que Alec o alguien más volviera.
Había terminado medio recostado, ya no sentado, sobre la cama de Alec.
—Dios –Alec se quejó justo en ese momento, entrando cerrando la puerta tras él–, tú creerías que es un ángel, un niño obediente, hasta que intentas separarlo de ti... Y de Izzy no se diga... Los dos son... –se detuvo cuando notó el cuerpo tenso de su novio–. ¿Magnus?
Alec se congeló a media habitación cuando él no contestó. Su corazón acelerado sin saber por qué. Sus manos comenzaron a temblar sin razón. —Hey, ¿estás bien, corazón?
El papel crujió cuando Magnus aferró la hoja con su mano, todavía sin poder mirar a Alec. Su voz medio rota por la emoción. —¿Algo que quieras decirme?
—Oh Dios –Alec corrió cuando Magnus por fin lo miró y se encontró con esos hermosos ojos llenos de lágrimas–. ¿Qué pasó? ¿Te sientes mal? ¿Qué tienes? –había terminado casi sobre él en la cama, sus manos por todas partes, buscando alguna herida, algo que explicara la reacción de Magnus–. ¿Qué...? –se detuvo cuando vio las notas alrededor de ambos. Su letra. Sus ensayos para pedírselo:
Cásate conmigo, Magnus Bane.
—¿Así que no fue por un impulso? –Magnus llevó su mano al rostro de Alec, su pulgar acariciando las mejillas ahora ruborizadas, y terminó bajó su barbilla, forzándolo a mirarlo–. ¿No fue por culpa al encontrarme así en la tormenta o por pena?
Alec se rió. Sólo una vez. Una mezcla de nervios, incredulidad y diversión. —¿Pena? ¿En serio, Magnus? Nunca, escúchalo bien, nunca me has dado pena. Ni siquiera cuando éramos niños. Ni siquiera esa primera noche de tormenta. No fue pena lo que le hizo acercarme al niño que lloraba, fue mi corazón sintiendo que el tuyo lo necesitaba. Yo no pensé "Oh, pobrecito", yo simplemente sentí que necesitaba ir a tu lado.
Estaba vez fue Magnus quien quiso apartar la mirada, pero Alec no lo dejó. Siguió hablando, mirándolo directamente a los ojos, la sinceridad y el amor totales en los suyos tan azules: —Y si hay algo que tengo para las tormentas es un enorme agradecimiento por haberme llevado a ti esa noche, por dejarme conocer al amor de mi vida...
Magnus sintió su corazón detenerse un momento, tan emocionado, pero después negó. El miedo a otro corazón roto cuando dijo: —Sólo éramos niños, Alexander...
Alec puso dos dedos sobre sus labios, deteniéndolo, y después siguió hablando:
—¿Quién dijo que había que crecer para entregar el corazón? –Alec le preguntó, sus ojos azules llenos de lágrimas, mientras sonreía y enmarcaba el rostro de Magnus con sus manos. Ambos tan cerca que bastaba sólo inclinarse para juntar sus labios–. ¿Quién dijo que sólo los adultos pueden amar, cuando los más sinceros y puros sentimientos vienen en nuestra infancia? Porque yo, Alexander Lightwood, di mi pequeño corazón a aquel niño de ojos verde dorado, en aquella noche de tormenta...**
—Alexander...
—No –Alec negó con firmeza, sin soltarlo, sin dejarlo dudar–. Lo acepto de todos, que dijeran que era un niño y no sabía lo que decía. Que cuando te pedí casarnos en Pequeños Ángeles fue un juego de niños, un sinsentido, pero no de ti, Magnus, porque tú lo sabes y yo lo sé. Fue de corazón. Yo no quería perderte, pero no me habría casado con nadie más –Alec sonrió entonces–, yo amaba a Jace –ambos hicieron una mueca–, como el hermano que nunca tuve y habría llorado nuestra separación, pero no le habría pedido casarnos para reencontrarnos un día, no le habría prometido ser su príncipe, no le habría dado mi corazón. Así que no, Magnus, incluso de niños, y aunque lo parezca, no actuamos sin pensar. Sentimos a sabiendas. Y yo crecí sabiendo que mi corazón es tuyo, que el único futuro que quiero es a tu lado...
—Aleg –obviamente Magnus había querido decir "Alec", pero el nudo en su garganta provocado por las palabras de Alec lo hizo sonar como un "Aleg", como hace tantos años, como en su infancia juntos... Como si fuera el destino.
Alec sonrió y se dejó caer sobre él, sus cuerpos juntos, sus brazos rodeándolo, su frente contra la de Magnus, una de sus manos recorrió a ciegas un lado de su rostro. —Magus –dijo entonces, con una sonrisa. Sus ojos cerrados y sus corazones latiendo a un mismo ritmo, tan cerca–. Mi Magnus. Mi Magus. Mi príncipe. Mi corazón. Mío. Por favor, no tengas miedo, yo lo prometo, no volver a fallarte, a fallarnos, defender nuestro amor de todo y contra todos. Por favor, sé que tú sientes lo mismo. Sé mi esposo, cuando estés listo, sólo dime que sí, cásate conmigo.
¿Y cómo decir que no cuando, desde hace más de quince años, su corazón gritó "Sí" la primera vez y para siempre?
Magnus sólo movió su rostro, su nariz frotándose contra la de Alec, nunca tendrían un recuerdo visual de este momento porque sus ojos estaban cerrados, pero no tenían que verse para sentirse, sus corazones se aceleraron cuando Magnus susurró un "Sí" justo antes de que sus labios se rozaran.
Sí, sí, sí. Siempre sí, corazón. Mi pequeño corazón.
¡Él dijo sí!
¡Iban a casarse, real, por fin!
CONTINUARÁ...
**Estas fueron las mismas frases con que la historia inició 😭 las de la "Presentación" ❤
¡Dijo que sí, por fin! ¿Listos para boda malec en esta historia? ¿Cómo la imaginan? 😻
Y ya sé que no quieren, pero ya regresan los Lightwood 🙊 es necesario para concluir la historia y cerrar ciclos 🙈 ¿listos para el drama y la boda clace?
Faltan ciertos detalles, como el dije maleg que tiene Izzy, las flores que Magnus guarda de Alec, las fotos, las palabras que Jace dijo a Magnus y Alec no sabe...
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