-¡Hola, Magus! -Alec agitó su manita antes de recordar que las videollamadas eran secreto y bajar la voz-, hola.

Magnus miró a Alec en la pequeña pantalla -ya no se acercaba tanto como el primer día- y después a Alice, ella sólo le sonrió y dejó que hablara con su pequeño esposo.

Igual que hacía Maryse con Alec. Las dos los dejaban hablar unos minutos casi cada noche. Todavía no habían podido verse en persona, pero los niños ya no estaban tristes como los primeros días.

-¡Hola, Aleg! -Magnus también agitó su manita-, ¿cuándo vas a venir?

Esa era siempre la pregunta.

Pero hoy Alec tenía una respuesta diferente. -¡Mañana es cumple de Jace! -Magnus no sabía qué tenía que ver eso con su pregunta, pero entonces Alec dijo: -Papá Robert se va de viaje después de eso... ¡Y mami me va a llevar a verte, mi pincipe!

El pequeño Alec había arrebatado el móvil a su mamá mientras decía eso, y agitaba sus manitas mientras avisaba la nueva noticia, así que la imagen temblaba mientras aseguraba que se verían pronto. Parecía un terremoto en la pantalla, como había sido siempre sus vidas, como cuando se conocieron, como aquella noche de tormenta, como cuando tuvieron su boda y los separaron, los temblores habían roto sus pequeños corazones que ahora parecían tan próximos a repararse.

-¡Sí! -Magnus gritó, mientras Maryse le quitaba el celular a Alec y la imagen volvía a ser clara, y mientras Alice le recordaba que no hablara fuerte porque Cristie podía enterarse-, sí, ya quiero verte -susurró entonces.

Alec también susurró, sólo porque Magnus lo hacía: -Te tengo una sorpresa, Magus.

-¿Qué sorpresa? -hablar en susurros era divertido.

-¡Ya se escribir! -Alec dijo orgulloso, después cubrió su boca con sus manitas, vio a Maryse, y empezó a hacer pucheros.

Había arruinado la sorpresa.

Maryse abrazó más a Alec y le susurró "No sabe que escribiste su nombre, todavía es sorpresa". Entonces Alec volvió a sonreír: -No te diré que escribí tu nombre hasta que lo veas, porque es sorpresa, Magus -y asintió, para sí mismo, porque era buenísimo guardando secretos.

Pero, sorpresa o no, Magnus estaba más feliz que nunca. -¡Ya quiero verte y mi sorpresa, Aleg! Te quiero mucho mucho, hasta la luna...

-...y de regreso -completó Alec.

Y entonces, al unísono: -¿Cómo está mi corazón?

Maryse y Alice sintieron sus ojos llenarse de lágrimas. ¿Cómo habían podido separarlos?

Los niños se despidieron, sabiendo que pronto volverían a estar juntos, podrían abrazarse como no hacían a través de una pantalla.

Antes de colgar, Alec dijo "¿Beso?" como tantas otras veces, y Magnus dejó un beso en la pantalla, un beso que hizo a su príncipe dormir con una sonrisa.

* * *

Cuando la videollamada terminó, Magnus hizo un puchero.

-¿Qué pasa? -le preguntó Alice-, ¿no estás feliz? Ya vas a ver a Alec.

Magnus siguió haciendo pucheros. -Sí quiero verlo, pero soy tonto como dice Cisti. Aleg ya sabe escribir y yo no.

-Oh, cariño -Alice abrazó a su niño-, tú no eres tonto. Vas a aprender muy pronto, ¿sabes por qué? -Magnus negó-, porque mañana Bianca y yo vamos a llevarte a casa.

Y esa noche, el pequeño Magnus supo que también puede llorarse de felicidad.

* * *

Jace no podía dormir.

Cuando escuchó a su mami y a Alec volver a la habitación, fingió que dormía, pero no era así.

Papá Robert había estado orgulloso cuando vio que ya podía escribir y leer aunque sea un poquito y le dijo que su regalo era un viaje...

...él sí quería viajar por el mundo, con su papá, en aviones como las películas, pero ¿no podían llevar a Alec también?

CONTINUARÁ...

¿Será que Jace nos arruina el maleg? 🙊💔

Final del maratón, ¿cuál quieren después? *sin repetir*