15. Héroes
Alec estaba haciendo pucheros. Muchos pucheros. Y tenía su carita oculta en la almohada, cubierta con la gorrita de su trajecito de vaca, aunque no era de noche.
Alice lo había dejado usarlo porque estaba triste. Llevaba llorando desde que despertó.
-¿Aleg? -Magnus insistía, tratando de que Alec lo mirara, mientras Alice acariciaba la espalda de su niño.
Jace los miraba desde la cama de Alec sin decir nada.
-No -en la voz de Alec se apreciaba su puchero-. Soy feo.
Y Alec volvió a llorar.
Magnus empezó a hacer pucheros. Listo para llorar también si Alec seguía.
-No eres feo, Aleg. Tú eres bonito, con tu trajecito, eres un príncipe con manchitas de vaquita. Y me das flores y chocolates. Eres mágico.
Jace gruñó algo como "Mis chocolates", pero también tenía sus ojitos llenos de lágrimas porque Alec no dejaba de llorar.
-Feo -lloriqueó Alec-. Soy feo, Magus. Mira -salió de su escondite y señaló su bandita de colores.
Bianca seguía en la enfermería cuando Alec despertó asustado, no recordaba haberse caído de la repisa mientras intentaba robar un chocolate para Magnus. Empezó a tocar con sus manitas todo, pensando que tal vez se había roto algún hueso como uno de sus compañeritos. Pero lo único que encontró fue una bandita en su ceja y cuando la arrancó unos hilitos ahí.
Alec había gritado que qué le habían hecho. Alice y Bianca le explicaron que se había abierto su cejita y la cosieron con un hilo mágico para que ya estuviera bien. Alec había empezado a hacer pucheros, le iba a quedar una ¿citiz?
Bianca había mirado a su novia esperando una explicación, tardaron en entender que se refería a una cicatriz, esas marcas que quedaban como cuando te raspabas una rodilla.
-Pero va a ser chiquita, Alec. Y ya no va a doler.
-No quiero -había dicho.
Y por eso el pequeño Aleg seguía llorando, mostrando a Magus su bandita y balbuceando "Citiz".
Magnus lo abrazó y le dijo, con un puchero, "No sé qué es eso, Aleg. Pero si es tuya, será bonita".
-¡Una citiz, Magus! -lloró Alec-. Y son feas.
Entonces Alice les explicó que Alec no quería una cicatriz en su ceja.
-Yo tengo una -dijo Jace, bajándose de la cama y mostrando su rodilla-. Soy como un héroe.
-¿Un héroe? -eso atrajo la atención de Alec.
Alice dijo que sí, que los héroes tenían cicatrices, y no eran feas.
-No soy un héroe -dijo Alec-, yo me caí porque quería un chocolate para Magus.
Entonces Magnus, que no sabía eso, lo abrazó fuerte y le dio un besito en los labios. -¡Eres mi héroe, Aleg!
-¿Sí? -los ojitos húmedos de Alec se iluminaron.
Magnus asintió, muy serio. -Mi héroe y mi príncipe.
Ellos se abrazaron y Alice le dijo a Jace "Tú puedes ser mi héroe".
CONTINUARÁ...
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