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14. Hasta la luna y de regreso

Alec estaba llorando demasiado fuerte en la enfermería.

Jace y Magnus estaban afuera, tomados de la mano, y mirándose asustados. Tal vez no se caían bien, pero Alec era amigo de ambos y los dos lo querían.

-¿Qué le pasó a Aleg? -lloriqueo Magnus.

Jace miró sus manos unidas y se soltó. Él era valiente. Siempre fue valiente. Siempre fue valiente para Alec. Entonces aquel pequeñito se atrevió a tocar la puerta de la enfermería. Alice fue quien salió, se veía triste y cansada.

Jace sólo señaló hacia adentro y Magnus volvió a preguntar "¿Qué le pasó a Aleg? ¿Por qué llora?".

Alice se agachó frente a ambos. Revolvió el cabello de Jace y acarició la mejilla de Magnus, limpiando algunas lágrimas. -Alec se cayó y tiene una pequeña herida, pero llamamos a la mejor doctora y ya está mejor.

Magnus hizo un puchero. -Pero sigue llorando.

-Queremos verlo -Alice se sorprendió cuando Jace uso el plural.

-Alec va a dormir ahora, le dimos una medicina mágica para que ya no le duela. Vamos por un chocolate -tomó a ambos niños de la mano, pero Magnus no quiso ir, él se quedó afuera de la enfermería.

Alice tenía razón. Habían llamado a una doctora para asegurarse que el golpe no había tenido consecuencias más allá de lo obvio. La puerta se había quedado entreabierta y Magnus vio a una chica alta, con su bata blanca y su cabello rubio atado en una coleta. En sus manos enguantadas había algunos algodones rojos.

Magnus empezó a llorar.

Los ojos grises de la doctora se abrieron demasiado. Se apresuró a tirar los algodones y se quitó los guantes. -Hey, ¿qué pasa? Tú eres Magnus, ¿verdad?

Tenía que serlo. Se parecía al niño de la foto que Alice le mostró y además estaba llorando por su "Aleg".

Alec empezaba a quedarse dormido por los medicamentos. Tenía una bandita en su ceja izquierda donde se había golpeado.

-¿Por qué hay sangre? -preguntó Magnus entre sollozos-. ¿Aleg va a morir?

La doctora lo alzó en sus brazos y caminó con él hasta un lado de la camilla. -No pasa nada, ¿ves? -ella le mostró la bandita de colores-. Fue un golpecito aquí y salió un poquito de sangre. Como cuando te pinchaste con las espinas de las rosas, ¿recuerdas?

Magnus asintió con un puchero y miró su dedito como si todavía fuera a salir otra gota de sangre. -¿Cómo sabes?

La doctora sonrió y limpió sus lágrimas. -Alice me contó, Alice los quiere mucho.

Magnus llegó incluso a sonreír, todavía con sus mejillas húmedas. -Yo quiero a Alice y Aleg también.

-Lo sé. Yo también la quiero.

-¿Eres su doctora? -preguntó Magnus.

Ella soltó una risita. -No. Me llamó Bianca, soy su... -se detuvo sin saber cómo decírselo a un niño de casi cuatro años-, ...vivimos juntas.

-¡Eres su princesa! -Magnus lo gritó y saltó en la cama de la enfermería.

Alec gruñó suavemente. Sus párpados revolotearon, pero no llegaron a abrirse sus ojos. -¿Ma-gus?

Bianca no podía creer lo que el niño había dicho. ¿Qué les contó Alice?

-Alice me contó de su princesa -dijo Magnus, arrastrándose cerca de Alec que se acurrucó contra él como si incluso dormido lo reconociera-. Dijo que era secreto, como las flores, porque Cristie podía enojarse. Cristie es mala -Magnus hizo un puchero.

Bianca sonrió un poco, una sonrisa triste. -Sí, soy su princesa.

-¿Y tienen un castillo? Él es mi príncipe -Magnus abrazó a Alec-. Y un día vamos a tener un castillo...

En ese momento la puerta volvió a abrirse y Alice entró. Ya no llevaba a Jace porque se manchó tanto de chocolate que tuvo que ir a bañarse. -¿Hola? -preguntó Alice insegura.

-Hola -Bianca le extendió su mano, con una sonrisa.

Ella se acercó y la tomó, se miraron fijamente, demasiado cerca, aunque sin besarse. Magnus las miraba a ambas. Eran bonitas, Bianca con su piel pálida, ojos grises y largo cabello rubio, Alice con piel un poco más oscura, cabello negro y ojos verdes. -¿Van a besarse? Yo a veces beso a Aleg. Besas a las personas que quieres, Alice dijo. ¿Ustedes se quieren?

Bianca sonrió y besó suavemente la mejilla de Alice. -Más que a nada en el mundo.

-¿Hasta dónde? -preguntó Alice con sus mejillas sonrojadas.

Bianca se rió. -Hasta la luna y de regreso.

Magnus gritó "¡Yo también quiero a Aleg hasta la luna y de regreso!"





CONTINUARÁ...

Ahí tuvieron Bialice (Bianca y Alice), ¿qué tal la princesa de Alice?

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