10. Ladrón de chocolates
El cumpleaños de Isabelle no fue divertido y colorido como el de sus amigas, fue simplemente una comida formal en la que tenían que sentarse bien y hablar correctamente.
"Yo quiero vivir contigo, mami" le había dicho Alec a Maryse en un momento en que Robert se retiró para atender una llamada.
"Yo también quiero eso, amor" Maryse había ido a abrazar a su hijo.
Izzy sonrió feliz, ya imaginando vivir con Alec. Entonces Jace dijo "Pero nosotros vivimos con papá porque somos hombres, e Izzy vive con Maryse".
La expresión de Maryse cambió, ella ya había notado que Jace intentaba parecerse a Robert, hacer que su padre se sintiera orgulloso, pero ¿llamarla por su nombre?
"¡No le digas así!" gritó Izzy, "Ella es nuestra mami, Jace" le dijo Alec con un puchero, incluso cuando no se veían seguido, eran Izzy y Maryse las que mantenían a Alec feliz y sin convertirse en otro pequeño Robert, ellas mantenían sus esperanzas vivas, sus ilusiones, y su pasado que lo ataba a su Magnus.
-¿Qué está pasando aquí? -Robert frunció el ceño a todos en la mesa.
-Nada -Maryse mintió para no ocasionar más problemas, ella amaba a sus tres hijos-. ¿Podríamos darle sus regalos a Izzy?
-A Isabelle -corrigió Robert, a él no le gustaban apodos o diminutivos, sus hijos eran Jonathan, Alexander, e Isabelle.
-¿Podemos darle sus regalos a Isabelle? -corrigió Maryse.
-Vayan. El mío lo dejé ahí -Robert hizo un gesto con su mano y sonrió cuando Jace tampoco fue tras sus hermanos.
Izzy aprovechó para darle la carta de Magnus a Alec. La sonrisa de su hermano mayor y el brillo de sus ojos azules era su mejor regalo, e imaginarlo feliz con su mejor amigo era mucho mejor.
Alec parecía tardar mucho leyendo la carta, la verdad era que la leyó y la releyó hasta memorizar cada palabra. A él también le habían dicho que él no sabía lo que era el amor y que no podía dar su corazón a un huérfano, pero él sabía que estaban equivocados, porque el suyo ya era de Magnus. El niño que conoció aquella noche de tormenta en Pequeños Ángeles.
-¿Podemos ir a verlo? -le preguntó a Maryse.
-Mañana. Ahora vamos a dejar que Izzy abra sus regalos.
Mañana. Alec sonrió y casi daba saltitos de felicidad. ¡Mañana vería a Magnus!
* * *
Al día siguiente Magnus debía ir con Bianca al hospital, pero la llamaron para una operación de emergencia, entonces terminó yendo con Alice a Pequeños Ángeles.
Alice tenía un día complicado y se la pasó casi todo el rato en la dirección atendiendo llamadas.
Entonces Magnus vagó por Pequeños Ángeles solo, ya que los niños ahora estaban en clases y no podía jugar con ellos.
* * *
Maryse llevó a Alec e Izzy a casa de Magnus en cuanto Robert salió llevando a Jace con él. El niño ni siquiera pidió quedarse.
Desafortunadamente Magnus no estaba en casa y cuando fueron al hospital les dijeron que la doctora Bianca no estaba disponible.
-¡Entonces con los Ángeles! -gritó Izzy-. Magnus debe estar ahí.
Maryse solía hacer donaciones, así que en Pequeños Ángeles ya era conocida, pero ese día había una nueva empleada que no quería dejarla pasar hasta que la directora lo autorizara.
Mientras Maryse discutía con ella, Izzy le señaló a Alec una puerta que habían dejado abierta. Alec no dudó, él entró y corrió antes de que lo detuvieran. Habían sido cuatro años, ya no recordaba mucho pero dejó a su corazón guiarlo y terminó en la cocina, en la misma repisa en la que él se había subido para robar un chocolate y cayó. Pasó una mano por su ceja, ahí donde su cicatriz estaba, y sonrió.
Entonces vio a un niño, más alto que él, meter la mano en el tazón de chocolates y tomar uno. Eso era incorrecto, no se debían robar los chocolates. -¡Oye, ladrón de chocolates! -Alec le gritó-. No puedes robar...
Un escalofrío lo recorrió cuando el niño se congeló, él detuvo su reclamo, porque entonces supo quién era. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
Después de más de tres años aquí estaba su pequeño corazón. Su príncipe. Su esposo.
Y no había brujas ni dragones que los separaran.
El niño se dio vuelta, el chocolate todavía en su mano. -¿Alec?
Aquellos hermosos ojos verde dorado brillaban con lágrimas también. El chocolate cayó cuando Magnus corrió hacia Alec, sus cuerpos chocando en un abrazo.
-Magnus.
CONTINUARÁ...
Casi lloro 😢❤ ¿fue el reencuentro como lo imaginaban?
Maratón esta semana 🙌
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