𝒜𝓁ℊ𝓊𝓃ℴ𝓈 𝒶𝓃̃ℴ𝓈 ♡
El pasar de los días arrastraba con el corazón dolido de SeungCheol. Aunque ya comía y no corría a nadie de su habitación, aún no pronunciaba ninguna palabra.
Sus ojos hinchados, su nariz colorada y sus labios partidos, eran notables consecuencias de su estado deplorable.
La señora Choi, tenía que trabajar por las mañanas, pero por las tardes salía directo hacia el consultorio de Joshua, donde el mayor se mantendría hasta mostrar un mejor estado.
SeungCheol se encontraba sentando sobre la camilla, hundido en sus pensamientos, deseoso por volver a ver a Jihoon, por decirle que lo extrañaba, Pero el tiempo le comenzaba a dejar en claro, que eso no sucedería.
La puerta de la habitación rechinó al ser abierta, el mayor elevó la mirada para encontrarse con un chico de cabellos rizados, aquel, que reconocía a la perfección.
—Permiso — Dijo Soonyoung. Caminando a pasos indecisos, hasta estar a un lado de la camilla — ¿Cómo estás? — Inquirió un poco incómodo.
No sabía que más decir, ni siquiera estaba tan seguro de que visitar a SeungCheol era lo correcto. Pero, ya se encontraba frente a él.
—SeungCheol, tus amigos están muy preocupados por ti — Hoshi apretó un poco las manos, sintiéndose nervioso — Debo de admitir, que… yo también siento un poco de preocupación.
SeungCheol lo miró con ojos fríos — Debes estar triste — Pronunció entre dientes, sorprendiendo al chico de cabellos rizados. Por lo que le habían contado, el mayor se negaba a hablar.
—¿Triste? — Dijo confundido.
—Jihoon se fue, me abandonó y supongo que también a ti.
Soonyoung alargó los labios en una mueca, sintiendo el ligero resentimiento en las palabras del mayor. Sus ojos temblaron ligeramente, pero su rostro no cambió en absoluto, se mantuvo solemne.
—Lo estuve, lloré mucho — Su tono fue suave — Pero estás equivocado, Jihoon no me abandonó, porque para él, yo no era importante.
—Yo tampoco lo era, se fue sin decirme nada, así que…
Esas palabras fueron detonadoras para la expresión del chico de cabellos rizados, su rostro se contrajo y sus manos se apretaron furiosas — Eres tan patético, no sé como me deje convencer para venir hablar contigo — Expresó sin un poco de compasión — Jihoon no te abandonó, ¿a caso no ves que tú le importas demasiado?
—No le importo.
Soonyoung elevó sus brazos hasta su nuca, sintiéndose frustrado ante las palabras de SeungCheol — Sabes, cuando Jihoon se fue, lloré tanto, lloré como un niño, porque — se detuvo por unos segundos, pensando en la palabra que utilizaría, su lengua humedeció sus labios discretamente — lo amo, decir que lo amaba, aún es muy pronto. Pero ese día abrí los ojos, me di cuenta de que Jihoon siempre te elegirá a ti.
SeungCheol se resistía a comprender las palabras de Soonyoung, se negaba a aceptar cualquier justificación que le dieran. Estaba dolido, aún seguía cegado por el dolor que emanaba su corazón.
—Le dije adiós a Jihoon, porque ahora sé que él te ama a ti, que tú le gustas, que por amor aceptó irse de aquí, para que tú pudieras mejorar. Solo piensas en tu dolor Choi SeungCheol, a caso, ¿Pensaste en el suyo? No seas tan patético y egoísta, para creer que tú eres el único que está sufriendo, solo espero que el sacrificio de Jihoon, no sea en vano.
Soonyoung salió de la habitación furioso, sintiendo como su corazón latía tan veloz al confirma que lo que SeungKwan le había dicho era cierto. Que SeungCheol no estaba valorando lo que Jihoon hacia, que se había encerrado en su propia burbuja negándose a todo. Eso le molestaba.
Pero, de lo que no se percató, fue de la mirada de SeungCheol, una mirada estupefacta e indescriptible.
Soonyoung había logrado mover un fusible en la cabecita de SeungCheol.
Detener el tiempo es imposible, en ocasiones se cree, que el tiempo es tan rápido que no se puede hacer nada, que un día no alcanza para poder hacer todo lo que planeas; solo es cuestión de una buena organización.
Tal vez no puedas hacer todo en un solo día, pero sí hacerlo en el menor tiempo posible.
Eso depende, de cada persona.
—Ya basta, por… favor — Pidió Kihyun por segunda vez, sintiendo que el aire le faltaba en gran cantidad, con ayuda de sus manos, apoyó el peso de la parte superior de su cuerpo en sus rodillas, tratando de descansar un poco.
—Eres muy lento, te falta condición física, solo apúrate.
—Jihoon, tú, no entiendes… tu cuerpo ni siquiera es pesado — Se quejó nuevamente.
—Es la última clase del semestre y llegamos tarde.
—Pero no es mi culpa, tú te quedaste dormido — Siguió quejándose, persiguiendo a Jihoon, que corría desesperado por todo el instituto.
—Kihyun, eres un llorón. Él maestro nos va a regañar y estamos a una clase de graduarnos.
—¡No es mi culpa! ¡Te quedaste dormido! — Gritó con las pocas fuerzas que le quedaba.
—Es también tú culpa ¡No me despertaste! — Jihoon corría hasta donde le daba su condición, los latidos de su corazón eran cada vez más pesados; su vista se mantenía al frente mientras le gritaba a su amigo, ganándose una que otra mirada de las personas a su alrededor. Sus manos sostenían firmemente un bolso con libros y cuadernos dentro.
—La última vez que te desperté, me lanzaste un zapato.
En el momento en que entraron al aula, dejaron soltar un suspiro, no sabían el motivo, tal vez era alivio o tal vez era por el cansancio. Ambos tomaron asiento y chocaron sus manos al percatarse de que el profesor aún no estaba.
—Muy buenos días mis queridos Psicólogos — Expresó felizmente el profesor Son, dejando su maletín sobre su escritorio — Hoy es el último día de clases. Me siento muy orgulloso de ustedes, trabajaron y se esforzaron con el corazón. Asistieron a cada taller y demostración, eso fue muy importante. Ahora de ustedes depende, si quieren seguir nutriéndose de conocimientos. Por mi parte, es todo, es momento de soltar sus manos.
Jihoon sonrió, una felicidad alojada en su pecho, sintiéndose orgulloso de si mismo, las lágrimas comenzaban alojarse al escuchar a su profesor. Había llegado tan lejos, pero a un le faltaba camino por recorrer.
Las clases pasaron y cada profesor dio un discurso de despedida. La graduación oficial sería en unos días, pero está era la última vez que estaban sentados en esos pupitres.
Era el momento de salir al mundo y demostrar por lo que se desvelaron al grado de llorar cuando creyeron no poder más. Era el momento de recoger los frutos de su cosecha.
—Llegamos a tiempo. Fuiste un dramático, además el profesor estaba tan conmovido, que no hubiera notado si llegábamos tarde — Reprochó Kihyun, atrapando a su amigo en uno de sus brazos, caminando hasta su dormitorio — Además, no entiendo, ¿Por qué tienes una bicicleta y no quieres llevarme? Nunca te he visto utilizarla.
—Ya te lo he dicho, olvide como andar en bicicleta. Además eres muy alto, no entrarías en ella — Le dijo, separándose del agarre del chico.
Jihoon soltó un suspiro afligido, su corazón latía irregular, viéndose afectado ante sus recuerdos.
Había pasado casi siete años, desde que abandonó Seúl y había regresado a su lugar natal. Desde que aceptó apartarse de SeungCheol para ayudar en su recuperación.
Por su propio bien, se negó a recibir noticias sobre SeungCheol, se negó a recibir los mensajes de sus propios amigos, cambiando de número de celular, aislándose de todo y de todos. Muchas veces tuvo el impulso de regresar y tomar en sus brazos al mayor, pero no lo hizo. En cambio, lloró amargamente por mucho tiempo.
Se lastimó así mismo.
Ahora, ya habían pasado algunos años.
Jihoon tenía actualmente 24 años, su piel seguía siendo tan blanca como la porcelana, sus ojos felinos, sus labios delgados y rosados seguían tan bellos. Su rostro ahora era maduro, refinado y serio, sus cabellos de un color castaño claro, con un flequillo que descendía por su frente. Su estatura había aumentado, pero solo un poco, su cuerpo seguía siendo delgado, aunque ahora sus brazos y piernas estaban un poco más rellenas.
Ya no era el mismo chiquillo que optó por no regresar y poder terminar una carrera en Busan.
Él que después de pensarlo por tanto tiempo, decidió estudiar Psicología, el motivo, era más que claro. Conociendo en ese trayecto a Kihyun, quién se había convertido en un buen amigo.
Aunque debía de aceptar, que después de siete años, los recuerdos junto a SeungCheol seguían presentes.
Pero muchas cosas habían cambiado.
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