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¿Podría tener este baile?

¡Hola a todos! Espero que se encuentren bien mis queridos amigos y lectores. Sean bienvenidos al capítulo que marcará la mitad de este Fanfiction, del cual se originó bajo la inspiración que me trajeron las hermosas melodías que han estado escuchando a lo largo de cada capítulo como música de fondo. Ahora bien, quiero que sepan que no deben de poner la música desde el principio, ya que no hay sonido ni nada. Yo les dejaré una indirecta bastante apreciable dentro del capítulo para que, ahora sí, pongan la melodía que acompañará el resto del capítulo. Sin nada más que agregar, ¡disfruten! Que la cosa se pone cada vez más intensa e intrigante...

(Recuerden que la música de fondo no se pone desde el principio, por cierto, en el mismo relato se menciona que la música se detiene, pero ustedes no lo hagan, sigan escuchando la música, gracias ;3).

«Una forma de decir que la muerte no es la conclusión de todas las cosas que conocemos de nuestra propia vida, es al ver que la vida no necesariamente termina tras la muerte, porque de ser así, ninguna vida tendría propósito. Pues, si muriésemos al final de todo lo que hicimos en toda una vida y no tengamos la oportunidad de saber que los frutos de nuestro trabajo no tendrán una trascendencia, entonces habremos muerto en vano y sin ninguna esencia. Así que yo les digo, no teman a la muerte, porque una vida no termina en la muerte, al morir, nosotros apenas estamos yendo al principio de algo mucho más profundo y mágico. Estamos destinados a revivir bajo el concepto de que nosotros somos la esencia de lo que hemos hecho y transmitido a los demás, porque, así como nosotros los personajes literarios no existimos y estamos prácticamente muertos, estamos vivos y llenos de regocijo en aquellos que nos abren su corazón y mantienen nuestra esencia dentro de sus mentes. Además de que la resurrección de los muertos es un hecho total que sucederá en el futuro, si tú crees aquello o no, ya es tu decisión, pero de cierto te digo que la muerte no es el final, sino el principio de una nueva vida.»

Música de fondo: 

https://youtu.be/SpUgq7mbYSs

«Melanie...»

...

«Melanie...»

...

«Melanie...»

Sus ojos se abrieron lentamente, trataba de divisar algo, pero no había nada. El vacío era envolvente, pero la oscuridad nula. El color de la pureza era lo único que se hallaba a su alrededor, a miles y miles de kilómetros. Su cuerpo se sentía extraño, se sentía liviano; ligero como una pluma. Era como si naciera de nuevo, o eso sentía. Sin embargo, ¿qué era nacer? ¿Quién era ella en primer lugar? Su mente estaba vacía, sus recuerdos eran borrosos; no podía visualizar nada que proviniera de su pasado. Solamente estaba ella, ahí.

Siguió observando hacia la nada, literalmente. No tenía la necesidad de moverse, no quería, la sensación de comodidad era convincente para con su cuerpo. Su mente seguía divagando en el solitario vacío que la rodeaba. Sus ojos no habían parpadeado desde que los abrió, era como si no necesitara hacerlo. Aunque, repentinamente, un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Fue cuando se percató de que se hallaba desnuda. Alzó levemente su cabeza y vio la desnudez de su cuerpo y, al mismo tiempo, pudo ver que estaba flotando a unos cuantos metros del suelo. Sus pies fueron descendiendo levemente; el tiempo era lento, sino es que inexistente. Trataba de comprender lo que estaba pasando, pero no había nada ni nadie que le ayudase a entender. Finalmente, sus pies tocaron el suelo. No sentía ni frío ni calor, era un ambiente agradable; atractivo.

Comenzó por sentirse a sí misma, reconocer su piel. Recorrió sus brazos, tocó su rostro. Jugó un poco con su pelo, enredando sus dedos y entonces sonrió. Esa sonrisa la hizo sentir... extraña, pero era una sensación buena. Conoció la alegría por segunda vez. Miró hacia sus pies, preguntándose para qué servían y, sin querer, se balanceó hacia adelante provocando que sus pies se movieran rápidamente al frente. Nuevamente, aprendió a caminar, más o menos. Haciendo uno que otro intento torpe, fue dando paso tras paso. Poco a poco, fue agarrando ritmo y caminó normalmente. Miró a todos lados tratando de hallar algo, pero sólo estaba ella... o eso pensaba.

«Melanie...»

Sus oídos captaron el llamado de aquella voz y volteó velozmente de dónde provino el sonido. Hizo una mueca de sorpresa, aparentemente, no estaba sola. Dentro de la inmensidad del vacío, inició un recorrido que no parecía tener fin. Transitaba en medio de la nada absoluta, simplemente para llegar a un sitio al cual sus oídos le indicaron que había alguien; no se detuvo a pensar en si habría alguien o no, una parte de ella se hallaba como desactivada, estaba como ida: seguía sus instintos. Sus pies comenzaron a cansarse, no sabía exactamente por qué, pero ya se sentía levemente agotada; sin embargo, llegó. Llegó a donde hablaba la voz.

«Melanie...»

Melanie, ¿quién era Melanie? ¿Acaso ese era su nombre? La niña rubia quedó expectante, esperando a que algo sucediera. Mas otra voz la tomó por sorpresa, mejor dicho, otro nombre, porque la voz era la misma.

«Lily...»

...

«Lily...»

Lily, Melanie, ¿quién de las dos era ella? O... ¿no era ninguna? ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba? De pronto, su capacidad de raciocinio pareció haberse activado. Se sintió extraña, rara. Comenzó a formular muchas preguntas en su mente aun desconociendo quién era ella misma. Observó sus manos por delante y por detrás, trataba de hallar algo; quería ver una pista, un indicio... algo. Miró nuevamente a su alrededor, ¿qué hacía ahí? Observó con extrañeza el vacío que la rodeaba, incluso se cuestionó el cómo acabó desnuda. Sin embargo, su inquieta mente se vería silenciada por la presencia de alguien más. Volteó hacia dónde sintió aquella presencia.

Era una niña. Tenía un tono de piel menos pálido, pero sin llegar a lo moreno; su pelo castaño, largo y sedoso, cubría gran parte de su espalda. Tenía una mirada inocente, la misma que la de ella, tratando de averiguar qué era lo que pasaba. Sus ojos eran verdosos, como los de una esmeralda. Tenía una nariz pequeña y unos labios diminutos, lucía frágil... se veía frágil. La rubia, con detenimiento, observó que la niña era de su misma estatura y ambas compartían la desnudez. Por alguna razón en particular, no se apenaron, sólo se quedaron viendo fijamente a los ojos. Una pizca de curiosidad invadió a ambas niñas, haciendo que se acercaran una a la otra. Levantaron sus brazos a la altura de sus hombros y extendieron su dedo índice. Querían tocarse, pues una parte de ellas sentía que todo era irreal. Sus dedos estaban próximos y, antes de darse cuenta, sus yemas interactuaron entre sí: un toque, fugaz y suave, se produjo entre ambas y, inesperadamente, terminaron siendo succionadas hacia el vacío de la inexistencia.

...

...

...

Un fuerte azote se escuchó en todo el vacío que la rodeaba. Estaba adolorida, había caído de lleno contra el suelo. El dolor era constante, provocando que en ella emergieran muecas de disgusto y sufrimiento. Colocando su mano derecha contra el suelo, trató de apoyarse para conseguir levantarse. Sin embargo, el dolor seguía siendo suficiente como para que lo lograse; decidió quedarse recostada por un momento mientras trataba de recordar algo. Quería recordar, por lo menos, su nombre... quien era ella. De forma sorpresiva, una brisa rodeó su cuerpo; curiosa de aquel contacto, levantó su cabeza de donde provino aquel aire lleno de vida, pero al hacerlo no encontró nada ni nadie. Nuevamente intentó levantarse, esta vez sí pudo sostenerse entre sus brazos y pararse con cierta dificultad. Pudo darse cuenta de que se encontraba cubierta con un vestido de color lila y unos zapatos especiales para bailar de color negro. Se vio así misma con un gesto de sorpresa y curiosidad, ¿por qué traía puesta esa ropa tan elegante? Dio un giro, observando como su vestido parecía flotar junto con ella, eso provocó que sonriera, aquel efecto se le hizo un tanto divertido. Aun así, recobró la seriedad del asunto.

Comenzó a caminar sin un rumbo definido, igualmente, dentro de un vacío que era infinito no había algún lugar específico en el cual parar. La caminata parecía eterna y su inquietante mente no la dejaba en paz, ¿qué había sucedido? ¿Cómo terminó ahí? Y, a pesar de todo, la pregunta más molesta seguía rondando en ella: ¿quién era? Se sentía incómoda e inconforme consigo misma y con su cuerpo, el desconocer su identidad le daba una sensación de mal augurio. Suspiró. El gran vacío no tenía ningún final, la niña comenzaba a impacientarse, estaba sola y eso lo hacía peor. Se detuvo por un momento y se sentó, entrecruzando sus piernas; reposó sus codos sobre las mismas y posó su cabeza entre sus manos. Decidió esperar por unos momentos para ver si algo sucedía, aunque todo a su alrededor demostrase que era imposible que algo llegase a pasar. Miró a su alrededor con una expresión monótona, una parte de ella se estaba apagando nuevamente y esta vez eran sus sentimientos, era como si el vacío estuviere extrayendo de ella lo que la hacía humana y su expresión se volvía cada vez más aburrida y carente de emoción alguna.

«Lily...»

La monotonía desapareció de su ser, reaccionando bruscamente ante la voz que había pronunciado aquel nombre. Ahora sí, la voz era diferente, sonaba como la de una niña pequeña, aunque aquella voz tenía dentro de sí una seriedad que le dio a la rubia un poco de intriga. Pensando en que quizás aquel nombre era el suyo, se acercó a donde provino la nueva voz. No estaba tan lejos; sin embargo, algo detuvo su andar: una pared invisible se hallaba frente a ella, no lo podía entender. ¿Acaso el vacío tenía un fin? ¿O de verdad se encontraba en un vacío? ¿Acaso estaba encerrada dentro de un cuarto gigantesco? ¿Podría estar ella dentro de una sociedad que desconoce y la estarán observando? Todas las interrogantes la aterraban, pero toda su ansiedad se calmó cuando escuchó una tenue y linda melodía provenir de entre la infinidad del vacío blanco.

Observó a su alrededor, tratando de hallar el origen de tan hermosa melodía, idónea para bailar; sin embargo, su curiosidad se vio interrumpida cuando vio como una silueta se iba presentando de poco a poco, era como si la pared estuviese descendiendo y mostrando a la persona que se encontraba detrás. Divisó primeramente un cabello castaño, luego el rostro acompañado de unas gafas, luego un vestido de color verde y, finalmente, los mismos zapatos que ella portaba. Sin pensarlo mucho, quiso acercarse a ella, pero algo extraño sucedió, sus movimientos no eran normales, sino que eran sincrónicos y acompasados según la melodía; sin querer estaba bailando, acercándose lentamente hacia la otra chica. Al estar juntas, la castaña tomó su mano y su cintura, y comenzaron a bailar. Dudosa, la rubia inició una conversación.

«¿Quién eres?», cuestionó viéndola fijamente a los ojos mientras eran llevadas por la música, era extraño en cierta manera, pero parecía ser magia; la música las guiaba a ambas y ella sólo se dejaba llevar por la melodía que le impedía hacer movimientos comunes.

«Soy tu hermana, Lisa.», dijo con un tono dulce y nostálgico, «Ha pasado un gran tiempo desde el último día en que te vi.»

«¿Mi hermana?», preguntó escéptica, «Si eres mi hermana, entonces sabes quién soy, ¿podrías decírmelo?»

«Claro, te llamas Lily Loud. Eres la última hija de la misma familia, en total tienes 9 hermanas y un hermano.»

«¿Y en dónde están?»

«Justo aquí, esperando su turno para tener un último contacto contigo antes de que regreses.»

«¿Regresar? ¿A dónde?», se sentía muy perdida y desconcertada.

«Tranquila, Lily. Me alegra saber que aún te encuentras bien, estés donde estés, yo siempre te querré, ¿está bien?», sonrió mientras expulsaba una pequeña lágrima.

Lily no sabía exactamente qué sentir, puesto que no la recordaba totalmente. Hizo una mueca de tristeza y simplemente se limitó a asentir.

«Lo sé, cuando la familia llegó aquí, tampoco recordábamos mucho. De hecho, no fue hasta que llegó un ser misericordioso que pudimos recobrar nuestras memorias. Desde entonces, nos dijo que un día vendrías a visitarnos y henos aquí.», inevitablemente, la pequeña genio abrazó a su hermana más pequeña y la envolvió entre sus brazos mientras seguían aún el ritmo de la melodía.

Aquel tacto hizo despertar algo dentro de Lily, un ligero recuerdo del día en que fueron a la plaza con la familia entera. Al principio, sólo pudo visualizarse así misma con su osito de peluche café y a Lisa caminando a un lado con una expresión de indiferencia y monotonía. Volteó a ambos lados, pero sólo observaba siluetas indistintas. Miró un puesto de helados y alzó sus manos hacia aquella dirección, inmediatamente fueron para allá y oyendo voces indistintas, vio como una persona agarraba un cono y le servía su helado sabor a fresa y se lo entregaban. Una mano se extendió a su lado derecho, traía papelillos verdes y se lo entregó a la otra persona que sirvió. No logró recordar más allá que eso.

«Lisa, ya te recuerdo.», sonrió y aquellas palabras hicieron que la castaña también sonriera y emitiera un sonido ligero de gozo.

«Sabré que te irás teniéndome en tu memoria, y eso para mí ya es suficiente. Adiós, hermana», concluyó soltándola.

Al hacer esto, los pies de Lily se manejaban solos, danzando hacia el frente. Mientras dejaba a su hermana más cercana atrás, la rubia sólo podía ver como se volvía más pequeña con la lejanía y, ahora sí, emitió una lágrima de suma tristeza al no poder convivir un poco más con ella. Aunque no todo fue malo, pues dos voces más se presentaron cuando todavía seguía con la mirada perdida hacia donde se suponía que se hallaba Lisa.

«¡Hermana!», exclamaron dos voces que se parecían entre sí. Antes de poder reaccionar, dos manos la tomaron y comenzó a danzar nuevamente. Lily vio a dos chicas que tenían cierto parecido con ella, tenían la misma edad y el mismo color de cabello; además de que portaban vestidos como ella.

«Hola, ustedes también son mis hermanas, ¿cierto?», dedujo tras la última plática.

«Sí, Lola y Lana», se presentaron

«¿Sabes, Lily? Fue algo complicado aceptar que nos fuimos tan pronto», comentó Lana con cierta tristeza, «sobre todo porque Lisa no pudo hacer algo al respecto, quizás se mostró contenta ante ti, pero se siente realmente mal.»

«¿Por qué? ¿Qué sucedió?», interrogó con curiosidad.

«Digamos que se presentó una catástrofe dentro del Estado, llevándonos a donde estamos ahora»

«¿Eso quiere decir que estamos muertas?», sorprendida, Lily las soltó de momento, pero sin dejar de danzar.

«Podría decirse que sí, pero ¡hey! Seguimos aquí.», opuso Lana. Lola volvió a tomar su mano.

«Tranquila, hermana. Al final estamos juntas y, aunque te vayas, queremos que sepas que estaremos siempre contigo, sólo...», analizó un poco su aspecto, «no dejes de ser galante y hermosa», comentó con cierta vanidad. Lana rodó los ojos por lo dicho.

«En fin, Lily, siempre que necesites algo, no dudes en hablarnos, estaremos presentes contigo todo el tiempo.»

«¿En serio?»

«Bueno, aún no sé cómo funciona esto de morir», rio nerviosa. Lily también rio.

«No importa, me alegra poder verlas de nuevo, después de tanto tiempo, después de que las había olvidado con el paso de los años.», develó con cierta melancolía y el recordar todas las veces que observó todos esos cuartos que susurraban la presencia antigua de alguien más, pero eran callados por la ausencia de aquello que alguna vez le dio vida, la puso todavía más triste.

«Temíamos que no nos recordaras», replicó Lana.

«Por suerte llegaste para que te refrescáramos la memoria», esto último hizo sonreír a la niña.

«Las quiero», confesó dándoles un fuerte abrazo.

Esto le permitió seguir recordando el día de la plaza. Ahora podía distinguir a las gemelas y a Lisa, las cuales iban cerca de ella y otra silueta que no llegaba a distinguir. Siguiendo un curso desconocido para ella, llegaron a toparse con un pequeño tren. Lily alzó sus brazos hacia aquella atracción tan curiosa, así, se dirigieron hacia allá. Sintió como era cargada por otros brazos, parecía quejarse de algo, pero no escuchó su voz con claridad. En compañía estaban Lisa, Lola y Lana, la primera de ellas parecía rehusarse al principio, pero luego accedió; era como si hubiese recordado algo de antes, relacionado con aquel mismo tren.

«Es hora de que vayas con Lucy», habló Lana con cierta nostalgia, «parece que es la única que disfruta de verdad este sitio», rio. Lily sonrió.

«Lo sé, pero...», ambas quedaron expectantes, «¿creen que las pueda volver a ver? ¿A todas?», interrogó con la voz quebradiza.

«Owww... hermanita, no te pongas así», ambas pusieron ojos cristalinos. Lola continuó, «supongo que dependerá de ti.», suspiró.

«No sé cómo, pero ya veré lo que haré. Las recordaré siempre, para mantenerlas vivas en mi corazón.», resaltó esto último mientras colocaba sus manos en pecho. Todas se despidieron con una sonrisa, soltándose y dejando que la más pequeña se fuera danzando hacia su siguiente hermana.

Mientras continuaba su recorrido, trataba de despertar esos recuerdos enterrados de su infancia más temprana; sin embargo, nada surgía. Se cuestionaba acerca de todo lo que había podido acontecer para que, de pronto, su familia estuviese allí, esperándola. No sabía por qué, pero un mal presentimiento se cernió sobre ella, ¿sería la última vez que los vería? "Depende de ti", esa frase la marcó por un instante, ¿qué podría significar aquello? No lo pensó más, pues de pronto, una mano, algo fría, la había tomado por sorpresa. Una chica pelinegra, cuyos ojos seguían aún invisibles por su cabello, la había agarrado. Una expresión algo seria se posaba en su rostro, aunque una sonrisa, muy poco notable, se asomó en ella.

«Creí que morir sería bastante doloroso, siempre he sentido que no debería pertenecer a este milagro», comentó con alegría. Lily no entendió mucho lo que dijo, pero trató de acoplarse. «Perdóname, no fue una grata bienvenida. Soy Lucy».

«Hola», se limitó a sonreír. Sintió que Lucy no era un persona muy expresiva, así que decidió escucharla.

«Cuando me enteré de que Lisa no podría salvarnos, sabía que era el fin para nosotros; sin embargo, tú continuaste viviendo..., después de tanto tiempo esperando en este sitio, me percataba de las horas solitarias que Lisa pasaba mirando hacia la inexistencia. Como seguro te dijo, al principio no sabíamos ni quienes éramos; llegó un ser de luz y nos abrió los ojos. Se nos reveló que vendrías, pero que volverías..., diferente», silenció de momento. La pequeña rubia se quedó expectante ante las palabras de su hermana más oscura. «Siendo honesta, fui la única que se interesó en ese tema y afronté a la entidad, mas no me soltó ningún otro dato»

«¿Entonces que ocurrirá conmigo?», se extrañó.

«Lo único que sé es que volverás a vivir, siéntete feliz con ello»

«Pero..., no las volvería a ver»

«Si lo que dijo es cierto, entonces ten por seguro que es posible que puedas vernos de nuevo. Mientras nos recuerdes, nuestras almas estarán junto a ti»

«¿Dices que ahora mismo somos almas?»

«La existencia es a veces algo complicada, ser almas o ser espíritus. Sólo debes saber que nosotros estaremos contigo si nos llevas contigo»

«¿Dices que puedo sacarlas de aquí?»

«No lo sé, descubrir eso te tocará a ti»

De esta manera, Lily, sin haberlo previsto, recibió esperanza de la persona menos pensada. Así que sonrió y la abrazó. Lucy, lentamente, también la envolvió en sus brazos mientras la enigmática danza se seguía efectuando por arte de magia. Finalmente, con ese abrazo, se desembocó la continuación de su recuerdo.

Ella estaba en movimiento, un movimientos continuo el cual no parecía tener fin; se repetía una y otra vez sin parar. Ella estaba muy alegre y pedía más y más sin cesar, además de que su osito la hacía sentir bastante cálida. Frente a ella estaban sus otras tres hermanas a quienes ya podía reconocer. Se miró a sí misma y pudo notar que unas manos se hallaban en su barriga: alguien la estaba sosteniendo. Mirando hacia arriba, pudo visualizar a Lucy, quien, por sólo un segundo, le regaló una sonrisa. Mucho ruido se estaba presentando en el sitio, y pudo notar en una de las vueltas, a dos personas cargando a otra bebé de pelo castaño, el recuerdo se detuvo ahí.

«Es hora de que continúes el camino hacia tu renacimiento»

«¿Huh?», se desconcertó un poco.

«Volverás a vivir, ¿lo olvidas?»

«Oh..., cierto», soltando una risilla nerviosa, se dejó soltar con facilidad. Nuevamente se alejaba de su cuarta hermana y, lentamente, podía visualizar como ella desaparecía en la lejanía.

¿Quién seguiría? Estaba un poco emocionada. Ya recordaba a 4 hermanas de las 9 y también faltaba su hermano. Trató de comprender por qué el recuerdo de la plaza resultaba tan relevante, ¿qué habrá pasado allí? ¿O es que acaso ese día fue el último que la familia pasó totalmente reunida? No sabía con certeza el significado tan profundo que aquel día conllevaba, sólo podía estar segura de que estaba viendo a su familia nuevamente y recordar cada parte de ellos la hacía sentir mejor, tras años de haber estado desahuciada, creyendo que toda su vida había estado sola..., y no, su familia, aunque en un tiempo más pacífico y remoto, cuidó de ella y procuraron sacarle sonrisas y alegrías; desafortunadamente, ya no estaban para ella.

«¿Estás bien?», una voz llena de gentileza rompió su trance, aquella persona fue tan gentil y delicada, que ni siquiera se había percatado de que su mano se encontraba ya sobre su hombro. Una sonrisa pura y grata se hallaba frente a sus ojos, era él: el hermano de la familia. Lily sonrió ampliamente al verlo. Creía que podría ser una pequeña mentirilla el que este chico fuese el único varón entre toda la descendencia Loud, pero aquí estaba él demostrándole que era cierto. La danza entre ambos resultaba tierna y, como era la primera vez que Lily veía a un chico, fue inevitable para ella no sentirse un poco incómoda; no porque le resultara malo Lincoln, sino que era su primera vez teniendo un baile con un chico de entre toda la soledad que había tenido que vivir tras muchos años. Con un poco más de torpeza que con sus hermanas, Lily bailaba de una forma más desincronizada, temblaba y se sentía nerviosa.

«Sí..., sólo que es raro bailar con un chico..., se siente diferente», admitió un poco apenada.

«No te preocupes, Lily. Entiendo perfecto», muchas veces quiso recibir empatía, sobre todo porque su única compañía había sido su oso Teddy; eso la hacía sentir muy solitaria. Sin embargo, conseguía sonreír, mucho más ahora que tenía a su familia presente.

«Así que, ¿cómo te llamas?»

«Lincoln», la tomó de la cintura con lentitud para desplazar el baile de una manera más libre. Lily se sorprendió de la habilidad de su hermano para la danza. «Además de Lucy, yo también quise preguntarle al ser el cuándo vendrías y él me dijo que sería el día que dominase el baile. Por lo que...», rio nervioso, «me puse a practicar todos los días, era algo torpe, pero con el paso del tiempo fui mejorando»

«¿Dices que pasaste 4 años de inexistencia bailando?»

«De haber pasado tanto tiempo, creo que sería más grande, ¿no lo crees?»

«No me engañas, sé que estos no son cuerpos, son almas»

«Bueno, entonces sí», desvió la mirada un poco atontado, «Pasé gran parte del tiempo practicando, igual, este sitio no ofrece muchas cosas para hacer»

«Ya veo», rio. Lincoln se apenó un poco. Se había preparado por tanto tiempo sólo por creer que el día que aprendiese a bailar a la perfección su hermanita vendría..., lo peor es saber que aquello fue cierto, pues no fue hasta el día anterior a ese que el peliblanco era ya un danzarín de primera.

«Puedo mostrarte mis pasos de baile,», sonrió e hizo una reverencia ante la pequeña, «¿Podría tener este baile?». Lily le correspondió la sonrisa y rio ante la actitud de su hermano.

«Adelante»

Lincoln comenzó a danzar y cada paso que daba parecía como si flotara, llevaba a Lily entre sus brazos y hacía que ella también danzara conforme a sus pasos. Giros, desplazamientos, poses, Lincoln le demostró de todo y Lily era guiada por sus manos y sus brazos; ella danzaba junto a él de una manera nunca vista y que sólo ellos dos podrían vivir una sola vez..., o quizás más. Llena de asombro, Lily sólo pudo halagarlo. Lincoln sonrió un poco apenado, pero se sintió satisfecho.

«Sí que sabes bailar.»

«Te dije que había practicado por mucho tiempo», confesó algo cansado, «aunque tanto movimiento me agotó»

«Tranquilo, yo comprendo. Gracias por haberme dado este baile, no lo olvidaré nunca»

«Sé que no lo harás, Lily», la rubia cerró sus ojos y procedió a darle un fuerte abrazo a su hermano...

Estaba llorando, el movimiento se había detenido. Escuchaba quejas de Lola y Lucy, fue cuando Lincoln se hizo visible y les sonrió. Sacó una moneda de su bolsillo y accionó el tren nuevamente. Así, el movimiento circular reinició y una vez más, Lily se encontraba riendo y alzando las manos llena de regocijo. Lincoln procedió a continuar leyendo un comic que traía entre mano, pero se había detenido un segundo para observar la escena y sentirse muy feliz de ver a su adorable hermanita reír. Simplemente que hay cosas tan adorables que te hacen sentir que el mundo no es un lugar tan malo después de todo...

«Gracias por ser mi hermano...», lo apretó con mayor fuerza. Por alguna razón, sentía que aquel chico era excepcional.

«Gracias a ti por hacerme ver que todo mi esfuerzo valió la pena», la miró a los ojos y Lily soltó una lágrima de alegría absoluta. El albino acarició su cabellera y depositó un beso en su frente.

Se soltaron del abrazo, pero Lily no lo soltaba del todo. Estaba aferrado a él y se mostraba reacia a querer soltarlo. Lincoln lo notó.

«Lily..., tienes que dejarme ir»

«No quiero..., no puedo aceptar que esta será la última vez que veré a todos. No sé por qué contigo se me ha hecho un poco más complicado soltarte; no sé si porque seas un chico o...», Lincoln la tomó de los hombros.

«Supongo que es un don que tengo el poder acercarme a las personas con tan sólo un acto de esfuerzo y bondad; tal vez porque me he acercado más a ti que el resto de nuestras hermanas sea la causa de no querer soltarme, pero, Lily, debes tener en cuenta que todos queremos verte y que, no importa lo que pase, nuestro recuerdo residirá contigo para siempre»

«Pero..., Lincoln...», sus ojos se volvieron cristalinos.

«Tranquila, Lily. Entenderás con el tiempo que hay veces en las que debes de soltar, porque no te puedes quedar estancada en un solo lugar, si no, ¿cómo avanzarías?»

Lily reflexionó las palabras de su hermano y tenía razón. Suspiró con algo de pesadez y lo miró a los ojos una última vez.

«¿Crees que vuelva a verlos?»

«No lo sé, Lily. Sólo puedo decirte que todos te amamos», finalizó soltándola. Entre lágrimas, Lily veía a su hermano desaparecer. Extendió su mano en señal de que aún no quería dejarlo ir, pero era ya muy tarde. Su hermano se había desvanecido en la lejanía... Lily cerró los ojos y emitió un suspiro lleno de nostalgia, no se había sentido tan bien en muchos años y ahora debía dejar ir esa pizca de felicidad que no había tenido en tanto tiempo. No es el hecho de que Lisa, Lana, Lola o Lucy no fueran personas que le impactaran cuando por fin las volvió a ver, porque ellas también fueron una gran fuente de cariño y diversión; el asunto radicó en que Lincoln fue muy atento y recordó cada cosa, al menos de lo que llevaba de su corta vida, de lo que había hecho por su familia. Sin haberse percatado, la rubia seguía caminando conforme a la melodía. Otra mano, algo tosca, la jaló.

«Lo siento, no se me da muy bien esto», rio otra voz femenina. Se trataba de la deportista de la familia.

«¿Cómo te llamas?», la dulce niña sonrió.

La castaña había olvidado por completo la apariencia de su hermanita, y verla crecida era un cantar bastante diferente. Poco convivía con ella, casi estaba muy ocupada con sus cosas; torneos, partidos, prácticas, entrenamientos, etcétera. Siempre estaba muy ocupada como para encargarse de Lily. Y ahora que la veía ahí, sabiendo que era la única con vida, le hacía sentir un poco de lástima. No porque ella no pudiera gozar de vida, sino porque, de una forma algo rara, ella comprendía lo que era la soledad; todo se debía a aquel vacío que de vez en cuando se desataba cuando sentía que algo le faltaba para compensar todas sus victorias, y era su familia. Fue tarde cuando se había dado cuenta que su actitud la alejaba de la gente, fue tarde..., porque entonces llegaron las noticias mortales; se había dado cuenta justo el día en que todo acabaría, pero ella no lo sabía.

«Me llamo Lynn, como papá», Habló luego de una larga pausa. Lily pudo percatarse de ello; antes de hacer cualquier cosa, trató de hacerla bailar más fluido. Lynn sólo se dejó llevar por su pequeña hermana.

«¿Te encuentras bien?», Lynn emitió una sonrisa triste.

«De haber sabido que moriríamos ese día..., me hubiera concentrado más en ustedes y no en mí»

«Y si ese día no hubiesen muerto..., ¿pensarías igual?», preguntó de mera curiosidad.

Lynn no supo responder ante la incógnita, pues ahora que lo meditaba, quizá era cierto. Su camino hubiese sido el mismo y nada de ella hubiese sido diferente. Su egoísmo y su ego estarían sobrevolando los cielos..., ¿o tal vez no? Se había percatado de su actitud, ¿no es cierto?

«Tal vez no tanto, pero estaría ese pensamiento sembrado en mí»

«Eso suena muy bien..., ¿y qué más me puedes decir?»

«Sólo puedo decirte que nunca te rindas, te lo digo yo», sonrió, «Nunca desistas ante nadie ni nada, no te dejes caer por nada ni nadie. Se tu misma siempre y, sobre todo, nunca dejes tu felicidad de lado. Siempre busca ser feliz, ¿está bien?», Lily sonrió, «Y también quiero decirte que de poder pasar más tiempo contigo, te enseñaría a defenderte y nunca perder la compostura..., tú eres una ganadora».

Lily pudo percibir a Lynn y sintió un poco de pesar en ella. No la conocía tan bien en su momento, pero ahora podía ver que quizá ella no era la mejor de las personas; sin embargo, un cambio en su actitud fue notable.

«Gracias, Lynn. Espero volver a verlas a todos de nuevo»

«Espero lo mismo», sellaron su baile con un abrazo.

Lynn llegó a taclear a Lincoln, provocando que este último se cayera. Se oyó como se quejaba, pero luego la misma castaña lo había levantado, dándole otro golpe leve en su hombro. El tren se detuvo una vez más y Lily lloró. Ya nadie más traía efectivo y las otras hermanas se hallaban ocupadas en sus compras. Lynn tuvo la increíble idea de cargarla en sus hombros y hacerle como caballito, idea que resultó gratificante para la pequeña. Sin embargo, todos se alarmaron cuando Lynn había hecho aquello y fueron tras ella para prevenir cualquier accidente. Así, todos tomaron dirección hacia una de las tiendas, las cuales, se hallaban próximos a un local dedicado a niños menores, lleno de juegos y juguetes infantiles.

El recuerdo cesó y Lily rio.

«¿Qué sucede?», cuestionó Lynn algo desconcertada.

«Nada, nada... sólo recordaba la vez que me cargaste en la plaza»

«Oh, esa vez», la acompañó en su risa, «Sí, yo también lo recuerdo»

«¿Ese día pasó algo relevante?»

«No, ¿por qué lo dices?»

«Porque es el recuerdo que me está llegando cada vez que las abrazo»

«Bueno, que yo sepa no tiene nada de especial, incluso días posteriores a ese volvimos a ir, aunque Lisa se topó con un hombre extraño al salir. Le entregó algo y de ahí se fue.»

«Oh..., entiendo. Gracias, Lynn. Espero poder verte en el futuro»

«Yo también, Lily..., yo también»

Así, Lily soltó a Lynn. Las cosas se volvían cada vez más claras. Cada miembro de su familia tenía un don diferente y, ahora que lo pensaba, gran parte de su vida se la ha pasado perfeccionando muchos talentos. Nocturne le había instruido en jugar deportes (aunque fueren dentro de la casa), a reparar cosas, a arreglarse, a dibujar, a leer, a tocar música, a ver películas de todo tipo, a jugar mímica, a tejer algo de ropa, a estudiar, a razonar, a muchas cosas más. Se percataba que ella estaba haciendo revivir a toda su familia con cada actividad que hacía y no fue hasta ese día, en donde se hallaba muerta, que comprendía todo. Nocturne siempre fue muy sutil y ella jamás lo había captado; le contó de todas sus hermanas sin ninguna palabra. Basándose en eso, ¿quién seguiría?

«Hey, sis», habló una voz relajada, la cual hizo que se desprendiera de sus pensamientos. Dos manos la guiaron.

«Hola, hermanita. Veo que has tenido encuentros muy explosivos», rio, «¿entiendes?»

«Quizá ese chiste hubiera quedado mejor hace 4 años»

«Bueno, igual Lily era la única sin escucharlo», volvió a reír.

«¿Quiénes son?»

«Somos las artistas de la familia, por eso quisimos tomar este encuentro como duo», le guiñó el ojo.

«Así es, por suerte, el ser que nos encontramos al principio me dejó prepararte esto», en su otra mano tenía un pedazo de pie. «Ten, espero que te guste»

«Gracias», Lily lo tomó y le dio un mordisco, pero recibió la sorpresa de que el pie le explotase en la cara.

«Ni siquiera yo vi venir eso», Luna rodó los ojos.

«Creo que ahora sí queda bien el chiste explosivo, ¿entiendes?» rio.

«No pierdes el toque ni muerta, hermana», comentó la rockera negando con la cabeza.

A pesar de todo el alboroto y los malos chistes, Lily rio. Aquello tomó desprevenida a Luna, quien tras tremendos trastazos creyó que estaría muy molesta. Luan también se mostró extrañada, y no porque esperaba ver una reacción de molestia por parte de su hermanita, sino porque no esperaba que alguien riera de algo que hizo; su familia ya estaba acostumbrada a sentirse torturada con sus chistes, pero ella no; ella rio y algo dentro de Luan se sintió diferente. Era una chispa de alegría incontenible.

«¿Sabes? No me importa el hecho de que me hallas hecho explotar la cara... sólo que jamás había podido convivir con nadie en muchos años y ahora que sé cómo es que te jueguen una broma de mal gusto... pude sentir la gracia en todo», suspiró, «gracias, hermana. Solamente te pido que, si nos volvemos a ver, no repitas lo mismo»

«Tengo..., muchos chistes guardados», sonrió y soltó una ligera lágrima.

«Entonces, ¿cuáles son sus nombres?»

«Me llamo Luna, sis. Solía tocar mi guitarra, ahora ya no tengo ningún instrumento el cual tocar y, siendo franca contigo, extraño la música. Es por eso por lo que a veces acompañaba a Lincoln a sus prácticas, a una hora determinada del día dentro de este sitio, sonaba esta misma melodía. Y admito que es una pieza bastante agradable»

«Sí, a mí también me gusta»

«Y, bueno, you know. Hemos estado aquí desde hace 4 años, esperando tu llegada. Ahora no sé qué pasará. No sé si dejaremos este plano o si seguiremos estancados aquí. No lo sé, pero... pase lo que vaya a pasar, solamente te puedo decir que nunca abandones tus sueños. Cuando aún vivía, siempre conseguía lo que me proponía. No dejes de luchar, hermana; porque luchar por lo que amas es lo que te hace humana.»

«Y tampoco pierdas tu sentido del humor, a nadie le agrada una persona seca y fría»

«Trataré de no perderlo, uhm...»

«Luan, nunca lo olvides. Mira, es más fácil si ves que todos nuestros nombres empiezan con L, así ya tendrás algo más sencillo para recordar»

Lily soltó una risilla ante la verdad.

«Es cierto, gracias»

«Sis, ¿te puedo pedir un favor?»

«Sí, ¿qué sería?»

«Si alguna vez te topas con una guitarra, tócala por mí»

Lily asintió con la cabeza.

«Lo haré, Luna. Gracias por sus palabras y sus ánimos»

«Gracias a ti por haber aceptado mis chistes»

«Y gracias por llenar un poco más este vacío blanco»

Así, las tres se dieron un fuerte abrazo.

Lynn se había agotado de tanto correr y se sentó en una de las bancas. En eso, Luan había salido de una de las tiendas, iba acompañada del Sr. Cocos; se sentó junto a ellas y comenzó a jugar con Lily, imitando voces con su títere. Lily reía ante las expresiones del muñeco y las voces que Luan hacía, cosa que satisfacía y alegraba a la comediante. Por otro lado, Luna recién compraba una uña para su guitarra, y sin demorarse mucho, la comenzó a tocar dentro de la plaza. Lily prestó su atención en ella y aplaudía conforme a lo que tocaba. Ese día, sin duda, había sido algo especial. Pronto, cuatro siluetas indistintas se habían acercado a ella y, una de ellas, la cargó en sus brazos. Lily sonreía felizmente, y, nuevamente, se topó con la mirada a otra bebé de cabello castaño, no dejaban de verse mutuamente. Incluso, parecía que ambas se acercaban al mismo sitio.

«Fue bueno verte, Lily; estoy segura de que Leni estará muy contenta de verte.»

«Sí, será mejor que vayas ahora», siendo soltada por sexta vez, Lily prosiguió su andar. Se sintió bastante feliz de conocerlas ambas, aún recordaba todas las melodías que Luna tocaba a veces para dormirla. Podía oír todas las notas que la rockera de la familia entonaba con cada instrumento que ella tocaba y estaba segura de que aún recordaba todas las risas que obtuvo gracias a Luan. Fueron grandes personas para el mundo, pero el mundo tuvo otros planes..., a menos de que algo mucho más siniestro se ocultase detrás de todo ello.

Esta vez, decidió tener la mirada al frente y ver quien sería la siguiente en recibirla. Un vestido turquesa se divisaba a lo lejos, una cabellera rubia y unas gafas de sol eran visibles y el rostro de aquella mujer se fue haciendo más notoria, hasta mostrar una sonrisa que no dejaba de irradiar felicidad pura y llena de gozo, además de pureza. Lily sintió un gran cariño repentino por ella, no lo podía explicar, era como si ella fuese alguien con quien congeniaba bastante bien, eso, a pesar de no recordarla.

«¡Lily!», exclamó aquella mujer. Sin pensarlo dos veces, la rubia abrazó fuertemente a su hermanita, acción que fue llevada a cabo mientras aún danzaban. El abrazo fue repentino y lleno de mucho amor, aquel abrazo decía demasiado sin siquiera haber dicho nada...

Una alegre voz le hablaba a Lily y sentía mucha alegría. Su hermana Leni siempre había tratado de ser muy atenta con ella, siempre ha tratado de cuidarla y de darle de comer. Quizá porque era muy cercana a ella desde que recién nació, pero Leni siempre ha sentido una conexión con su hermanita Lily. Lily consiguió divisar a la silueta que la cargaba, y se trataba justo de ella. Entonces recordó cada momento que pasó con la modista, cada sonrisa que tuvieron juntas, cada vestido que le colocó, los momentos divertidos en que Leni no lograba abrir su refrigerio y a veces dejaba un desastre, su ingenuidad hacían de Leni una compañía ideal para Lily, pues de una cierta manera, se entendían a la perfección. Estaban a punto de llegar a un local llamado "Toy's island".

«Le-Leni», unas lágrimas sobresalían de sus ojos, recorriendo sus mejillas lentamente. Una vez más, el profundo sentimiento de tristeza y, a la vez, alegría la inundaban. Sin dudarlo, correspondió el abrazo de su hermana mayor.

«No sabes lo mucho que te extrañé», sollozó. Leni también estaba llorando, «¡Me preocupé tanto por ti! Incluso le pregunté a aquel ser de luz si estarías bien..., pero no me respondió. Sólo dijo que vendrías y que debía aprovechar al máximo tu visita..., y eso trato de hacer ahora..., no te quiero soltar, hermanita..., no quiero.», comentó mientras seguía llorando a mares. Era verdad todo lo que había dicho. No quería dejar ir a Lily, sentía que era demasiado pequeña para andar sola en el mundo, nadie de su familia se había preocupado tanto en ese aspecto y no es porque no lo hayan considerado, tal vez fue porque el ser de luz les dio esa esperanza de que estaría bien; lo que tal vez nadie tomó en cuenta, fue el cómo habrá vivido la pequeña. Sin embargo, lo que los había calmado a los demás, era que Lily no lucía nerviosa ni asustada, estaba tranquila y muy feliz de verlos a todos; antes de eso era algo triste, pero gracias a Dios, nada malo le había ocurrido en su estancia en la tierra solitaria.

La música de pronto se detuvo, permitiéndoles a ambas detenerse y tomarse un tiempo entre ellas para no estar danzando en un momento tan triste en el que la modista se encontraba.

«Leni», tomó su rostro, algo hinchado por las lágrimas que no cesaban. ¿Cómo comprenderla? Ella sólo pensaba en cómo una criatura tan tierna e incapaz pudo vivir sin nadie apoyándola, ¿cómo pudo pasar tantos años de su vida sin amor, sin cariños, sin esas emociones que te vuelven humano? ¡¿Cómo es que Lily Loud era capaz de hasta sonreír luego de una vida llena de ausencias y dolencia?! Eso era lo que atravesaba por la mente de la modista, quien no paraba de pensar en lo peor, quien no cesaba de sentir el gran hoyo que Lily sentía, pero que no expresaba porque sentía que no era el momento de llorar en un momento de reunión único en su vida..., pero ahora que Leni estaba así, fue imposible para la pequeña no soltar el llanto. «¿Cómo es que eres la única que puede entenderme?», sollozó, mientras se aferraba a ella e intensificaba el abrazo que la modista le había dado.

«Y-yo siempre trató de entender a-a todos..., sólo que por ti he pensado de-demasiado. Me parte el corazón saber toda la so-soledad que viviste; ¡e-eras una bebé, Lily! Creíamos que ha-habías muerto con nosotros..., pero no estabas a nuestro la-lado; sentí de lo peor cuando aquel ser me dijo que continuabas con vida..., sentí..., se-sentí...», Leni no pudo expresarse, pues no pudo hallar las palabras para demostrar ese sentimiento tan afligido que se presentaba en su corazón ante la situación de Lily.

Lily no podía emitir ninguna palabra. Estaba desahogando tantos años de soledad, de tristeza, de abandono, de ausencia; estaba soltando todo el peso que estar sola le había provocado, ¡todo eso sumado a que sentía que había tenido familia, pero no la recordaba! ¡¿Qué mayor frustración que eso podía haber?! No había indicios, ni fotos, ni muebles, ni nada..., sólo había un conejo..., que, sino mal recordaba, era el conejito de Lincoln. Era cierto, Bun-bun, su fiel muñeco, el cual nunca soltaba y que una vez su hermano le prestó porque lo había visto y quería jugar con él. Ahora que sabía más de aquel peluche, lo atesoraría con un gran valor emocional. Dejando aquel tema de lado, su corazón seguía vaciando todo el pesar que había estado guardando desde el día en que ya nadie veía por ella. Por su mente pasaban recuerdos borrosos de ella buscando a su familia, fantasmas que eran voces que oía de un lado a otro de la casa, pero nunca había nadie; siempre fue una ilusión: un chiste de muy mal gusto. Lloró por todo lo que no había podido llorar desde que le arrebataron a su familia, lloró las ausencias, lloró las noches en que no recibió un beso de buenas noches, lloró por las veces que no pudo jugar con cualquiera de sus hermanas, lloró y lloró y lloró...

Posterior a todo el desconsuelo que ambas hermanas habían tenido, se miraron nuevamente a los ojos. Leni se sintió apenada en una parte. Se limpió las lágrimas con su brazo y trató de recuperar la compostura. Miró a Lily a los ojos.

«Lo siento..., se suponía que debía aprovechar tu visita..., y a cambio de eso yo sólo lloré cuando te tuve en mis brazos..., perdóname», agachó la mirada sintiéndose algo mal consigo misma, pero Lily, llena de compasión y amor, tomó su barbilla para que la mirase a los ojos.

«No lo sientas, Leni..., gracias»

Ante aquellas palabras, la modista quedó ciertamente desconcertada. Mostró una cara inocente, llena de confusión.

«SÍ, Leni..., gracias por ser mi hermana..., eres mi favorita entre todas, pero no le digas a nadie», aquel comentario dibujó una sonrisa en ambas, provocando también una ligera risa proveniente de las dos. Lily suspiró y continuó hablando, «Gracias, porque ha sido duro para mí fingir que nada había pasado durante estos 4 años; pasé hambre, pasé angustia, pasé desolación..., aunque siempre tuve a mi oso de peluche para sentirme acompañada; pero, ¿sabes...? Sólo tú te detuviste a pensar en eso, mientras los demás sólo querían disfrutar mi visita porque ellos ciertamente me extrañaron y no querían poner la situación algo deprimente, tú decidiste consolarme y darme tu empatía..., diste el tiempo en que podríamos estar recordando y riendo, en sentir empatía por mí..., gracias, Leni..., créeme que te amo mucho..., de verdad...», y finalizó aquello con una grata sonrisa. Leni no pudo evitar sonreír también, a pesar de que las dos estaban marcadas por el llanto, no dejaron que eso las separara. Se dieron otro fuerte abrazo.

La música retornó y, con eso, el baile sincrónico que se daba por arte de magia. Así, Lily y Leni compartieron un último baile entre risas y recuerdos. Llegó un momento en el que ambas sabían que debían de despedirse, por lo que Leni le dio un último abrazo a su hermanita y le dijo que esperaba volver a verla, Lily correspondió diciendo lo mismo. Se regalaron una última sonrisa y, despidiéndose con la mano, Lily pudo ver como aquella sonrisa tan sincera se iba desvaneciendo con la lejanía. Lily sonrió, alegre de haber podido estar con ella.

Suspiró, sentía que dejaba algo muy bueno atrás. De seguir adelante, deseaba quedarse estancada y poder convivir con su familia para toda la eternidad; pero, como tenía entendido, debía salir de ahí. Aunque..., no era mala idea..., ¡debía luchar por quedarse, no importaba nada! ¡Después de años de haber estado sin su familia, no iba a renunciar! Así que se dedicaría a ver a toda su familia y entonces luchar contra aquello que e impediría su anhelo de continuar junto a su familia, no le importaba en lo absoluto estar muerta, ella sólo quería estar con sus seres amados.

Con estos pensamientos en mente, siguió su danzar. Su siguiente y última hermana también era rubia, se veía deslumbrante y bella. Lily podía apreciar cómo le regalaba una gran sonrisa. Correspondiendo aquel gesto, Lily extendió su mano y aquella mujer la tomó con firmeza. Entonces habló.

«Lily..., has crecido mucho», rio, «aún recuerdo cuando te cambiaba el pañal y, mírate ahora, eres una niña muy linda»

Lily sonrió ante las palabras de su hermana y también rio por el comentario sobre su infancia.

«Gracias..., uhmm..., ¿cómo te llamabas?», cuestionó un poco apenada.

«Lori, soy la hermana mayor de todos.»

«Vaya, así que tú eres la más grande. Seguro eres el ejemplo de todos», sus ojos brillaron al verla. Lori se sintió halagada de lo dicho.

«Sí, lo soy. Aunque, admito que a veces era algo egoísta, pero..., aun así, trataba de mantener en pie la casa Loud»

«No puedo imaginar la gran labor que conlleva cargar a la mayoría de tu familia.»

«Sí, era algo pesado en su tiempo. Ahora sólo debíamos enfocarnos en esperarte. Traté de organizar a todas para darte esta bienvenida; le pedí al ser de luz unas cuantas cosas y pudimos hacernos vestidos y todo este teatro. Queríamos darte un buen recibimiento antes de que te fueras», Lily desvió la mirada ante lo último.

«Lori..., no me quiero ir de aquí. Quiero quedarme con ustedes»

«Pero..., Lily, nosotros estamos muertos y divagamos en la inexistencia por años; tú tienes la oportunidad de volver a vivir y disfrutar todas las cosas que el mundo te ofrece»

«Lori..., ya no queda nada para mí en el mundo, estoy sola..., siempre creí haber estado sola hasta que los conocí y no quiero irme de aquí..., ¡quiero estar con ustedes! ¡Aquí donde puedo ser feliz!», Lori meditó un poco lo de su hermanita y la miró con determinación.

«Bueno, si lo que quieres es quedarte entonces haremos lo posible por hacerlo. Estoy segura de que entre todos podremos resolverlo, ¿de acuerdo?», Lily sonrió con orgullo.

«De acuerdo»

«Entonces saluda a papá y mamá, te están esperando», Lori extendió sus brazos para darle un ultimo abrazo antes de que se fuera. Lily se abalanzó hacia ella sin pensarlo demasiado y la abrazó.

Escuchaba como Leni la hacía reír mientras Lori iba a su lado con celular en mano. Estaba chateando con alguien; dos siluetas indistintas entraron a "Toy's Island" y detrás de ellos fueron Leni y Lori. La hermana mayor dejó su celular y le pidió a Leni que le dejase a la bebé, al principio desistió, pero tras mucha insistencia se la soltó. Fue a sentarse en una de las sillas con ella mientras esperaba a que las otras dos siluetas hablaran con el recepcionista del lugar. Tenía cabello blanco, como su hermano; algo que era inusual. De repente, Lori se levantó y la llevó con el recepcionista, sentándola en el mostrador...

«¿Toy's Island?», peguntó repentinamente Lily.

«Ah, sí. Era tu local favorito para quedarte mientras la mayoría de nosotras se iba de compras; nos turnábamos ara cuidarte y un día me tocó a mí, lo recuerdo a la perfección porque ese día habías hecho una gran amiga, ¡eran tan idénticas! Se cayeron bien de inmediato», sonrió. Aquello llenó de curiosidad a Lily, «¿Por qué preguntaste, por cierto?»

«Es un recuerdo de un día que fuimos a la plaza..., raro, ¿no? Se me presenta cada vez que abrazo a una de ustedes»

«Bueno, seguro ese día fue importante. En fin...», suspiró, «lucharemos para que te quedes, ¿está bien?»

«¡Sí!»

Lily abrazó una última vez a su hermana y se retiró de allí con una gran sonrisa. Estaba emocionada y muy feliz, ¡por fin, tras años y años estaría con su familia! ¡No los volvería a dejar nunca más! ¡Ahora sólo debía estar con sus padres y contarles que quería estar con ellos para siempre! Y, hablando de ellos, ¡estaban ahí! ¡Estaban con los brazos abiertos esperándola a darle un gran abrazo!

«¡Papá, mamá!», gritó como nunca en su vida, llena de gozo, llena de felicidad, llena de regocijo. ¡Luego de años buscando indicios de vida, ahí estaban! ¡Finalmente los volvía a ver! A sus padres, los únicos de quien tenía esperanza de que sí existieron y que la tragedia se los llevó, esos padres que le dieron una maravillosa y hermosa familia.

«¡Lily, hija!» habló su madre con lágrimas en los ojos.

«¡Lily, amorcito!», su padre que ya estaba llorando con la simple idea de poder tener a su retoño en su brazos una vez más.

Ambas partes estaban extasiadas y llenas de felicidad, Lily no lo pensó ni un segundo..., no lo pensó ni un segundo..., y los abrazó..., los abrazó tan fuerte que no quería soltarlos nunca; cerró los ojos mientras lloraba. Entonces, el último recuerdo de la plaza se le presentó...

«Dejaremos a nuestra hija en compañía de su hermana mayor.», aseguró Lynn mientras Rita le daba algunas cosas a Lori, sólo por si Lily comenzaba a llorar.

«Tranquilo, Señor Loud. Ya sabe que somos de confianza, ¿verdad, Carl?», un joven tembloroso pasaba por ahí. Se limitó a asentir con la cabeza y luego retirarse. «Es algo tímido, discúlpenlo»

«También tenemos hijos así, lo comprendo», comentó el Sr. Loud mientras le dejaba la paga, «Bueno, no tardamos»

Los señores Loud le dieron algunas indicaciones a Lori y ella sólo decía que ya estaba al tanto de todo. Así que procedieron a irse. El hombre peliblanco cargó a Lily y la colocó junto a otros bebés y centenares de juguetes. Lily no tardó en ponerse a jugar; sin embargo, en la toma de algunos juguetes, se topó con otra bebé. Era la misma niña que había estado viendo a lo largo de la plaza. Tenía cabellera castaña y unos lindos ojos verdes. Al verse, sintieron una gran conexión y, rápidamente, se dispusieron a jugar. Lori miró aquello con una gran sonrisa, era raro ver algo así. Siguió hablando por teléfono después de aquello.

«¿Melanie...?», se preguntó Lily después de ver el recuerdo. Aunque eso ya no importaba ahora que estaba..., con sus padres..., ¿verdad?

¿Entonces..., por qué sentía tanto frío? ¿Dónde estaba la calidez de sus brazos? ¿Dó-dónde estaba? Abrió los ojos y lo único que pudo ver fue un rostro vil y con una sonrisa macabra en su semblante. Lágrimas caían de sus ojos mientras un punzante dolor en su abdomen seguía presente. Sentía dolor, pero..., extrañamente, no le parecía la gran cosa. Algo dentro de ella se sentía diferente, era diferente. Pero, ¡eso no importaba! ¡¿Dónde estaba su familia?! ¡¿Sus hermanos?! ¡¿Dónde estaban todos?! ¡No, no podía ser cierto!

«Papá..., mamá..., Lincoln..., Le..., Leni...» y nuevamente sus ojos emitieron lágrimas.

«Es una lástima que lo hayas olvidado, mi niña..., la vida es la muerte y la muerte es la vida», rio ligeramente tras haber dicho aquello.

«No...», pensó, «No..., yo..., familia...»

¡Y así acaba la mitad de este fic! Disculpen mucho la demora, es que estuve ocupado en Wattpad, pero por fin pude entregarles la cuarta entrega de este fic tan trágico y lleno de misterio. ¡¿Qué pasará ahora?! Bueno, lo sabrán muy pronto mis queridos lectores... lo sabrán...

Lily..., ¿qué habrá sido de ti?

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