capítulo 7
"Tatuado en mi piel"
Hope
Su cara al verme subió mi autoestima, podría decir que babeaba, pero sería una forma generosa de llamarlo, se levantó del sillón, dejo su teléfono y se acercó a mi.
— Te ves preciosa.
Sonreí como estúpida, a pesar de que aquel cumplido era repetitivo, León era de esos hombres que elogiaba mucho mi forma de vestir, y aquello me encantaba.
— Tu te ves despampanante — sonrió incómodo ante mi alago, no era bueno recibiendo cumplidos y yo lo sabía.
Se acercó a mí y me besó, tomo mi mano de aquella manera la cual me había acostumbrado, sus dedos entrelazados con los míos me generaba una seguridad inexplicable.
Salimos a una discoteca cercana y entramos, estaba el lugar repleto, la gente pegada bailando sin importar quien lo rodeaba.
Llegamos a la barra y pedimos unos tragos, bebimos mirándonos en silencio y sonriendo, me aleje de León para pedir otro trago cuando acabe el mío, mientras me inclinaba en la barra sentí una mano rodearme la cintura.
— Que fait une belle femme seule ?
Habla una voz desconocida y mi primer instinto es quitar su mano de mi cintura, pero alguien me gana.
León lo observa y responde en francés.
— Il ne vient pas seul, il est avec moi.
El hombre pelinegro sonrió y se aleja, debo reconocer que Leon cuando quiere puede ser intemidante.
— no sabía que hablabas francés de forma fluida.
— también se Griego, sabes que me encantan los idiomas.
Me gire y note toda la atención en nosotros, por primera vez tuve la intención de cubrirme, muchas miradas masculinas estaban sobre mi, y me sentí incómoda sabiendo que ahora estaba con León.
Nunca me molestó que me miraran, de cierto modo me gustaba saber que llamaba la atención masculina, aunque no funcionara con quién yo quería, ahora ya tenía al hombre que deseaba.
— ¿No te molesta todas esas miradas sobre mi? — pregunté porque no quería que se sintiese incómodo como yo me sentía en ese momento.
— eres hermosa, obviamente te mirarán. No me molesta, lo que ellos miran y quieren, yo lo tengo. Y tú no deberías sentirte incómoda tu puedes llevar puesto lo que quieras, si ellos no saben respetar tu espacio sabes que yo estaré ahí para alejarlos de ti.
Sonreí.
— nadie dijo que este incómoda...
— Esperanza Henderson, te conozco desde que somos niños, estás incómoda, te sentiste expuesta y eso lo arreglaremos ahora.
El entrelazó su mano con la mía y me llevo a la pista de baile, sus manos recorrieron mi cuerpo mientras nos moviamos al ritmo de la música.
Me olvide de todos, no supe que había más gente a nuestro alrededor, lo único que quería era irme de ese sitio y sentirme bajo su cuerpo llena de sudor.
Me besó de forma posesiva, mordió mi labio mientras se separaba de mi boca, la música se detuvo por un momento y quedaba mucho menos personas en la zona, sin darme cuenta se había detenido el tiempo para mí, habíamos estado bailando por horas y yo estaba tan entregada al momento que no lo noté.
Aquello me asusto por un segundo, León en unos pocos días estaba cambiando mi perspectiva de lo que teníamos, esto era una relación sin compromisos, y no tenía permitido que esto se volviese parte de mi vida. Porque tenía claro que sí en algún momento esto se sabía, nuestros padres no lo tomarían de la mejor manera, a pesar de que no somos hermanos, nos criaron tan unidos que todos nos veían como si fuesemos solo una familia.
León me saca de mis cavilaciones y me guía afuera del local con su mano entrelazada a la mía.
— estoy pensando en algo muy estúpido — dijo tomándome por los aires y besándome. — hace unos meses quiero tatuarme algo significativo...
Me paralice y el me dejó en el suelo.
— no me digas que quieres tatuarte mi nombre.
— no soy tan idiota Hope — respondió riéndose a carcajadas. — solo digo que podría tatuarme en esta ciudad, tu querías ponerte tu primer tatuaje a los 18, y yo quiero hacerme un segundo tatuaje. Además tú sabes que mamá y papá se hicieron un tatuaje simbólico de ambos en su primer viaje, sería algo lindo.
— yo aún no tengo claro que tatuarme, solo era una idea difusa en mi mente.
— no tiene porqué ser hoy, solo te digo que lo pienses.
Sonreí y asentí, caminamos de la mano por la playa antes de irnos de vuelta al hotel.
Los días pasaron, era nuestro último día en esta bella cuidad y lo habíamos decido, nos tatuariamos algo aquí.
León lo tiene claro, dijo que se tatuara una palabra con un gran significado, le prohibi que fuese esperanza ñ, porque mi nombre era una palabra hermosa y con un gran significado, y sabía que podía utilizar.la excusa para tatuarla en su piel.
Me prometió que no lo haría, llegamos a un local cercano al hotel el cual nos recomendaron, nos aseguramos que tuviesen los certificados de sanidad al día y todo paso rápido.
De repente vía león con su tórax descubierto, el tatuador puso una hoja que parecía calco, ya que la quito y quedó una palabra escrita aún sin ooazmar en su piel.
*SELCOUTH*
Tomé mi teléfono y busque la traducción.
"La palabra SELCOUTH, significa desconocido, raro, extraño, pero sin embargo maravilloso.".
Lo mire y el miraba mi rostro mientras aquella palabra era tatuada en su piel, el tatuaje quedaba a un costado de su cuerpo, no pude evitar pensar que aquella palabra nos definía, lo nuestro era raro, extraño pero tan maravilloso, y aunque fuese algo efímero, disfrutaría de ello lo más que pueda.
Ahí, pensé algo estúpido, yo también quería algo permanente que me recuerde este momento que aunque sea efímero quedaria marcado en mi piel, y encontré una palabra que lo definía.
YUANFEN
Principio que define esos amores que nacen predestinados. Porque lo nuestro aunque fuese efímero, estaba predestinado a suceder.
Su tatuaje termino y yo me acerque al tatuador, se llamaba Rule, aquello me recordaba a un libro que leí hace un tiempo, sonreí al recordar que aquel protagonista también era tatuador.
Volví a mi realidad y le susurre la frase que quería en mi cuerpo, me la tatué en letra cursiva en el mismo sitio que se lo realizó León, reconozco que me dolió cada maldito pinchazo que atravesaba mi piel, pero al ver el resultado, definitivamente valía la pena.
El chico nos entrego las indicaciones post tatuaje y nos marchamos.
Cuando llegamos al hotel me recosté en su pecho, sabíamos que debíamos empacar y subirnos a un avión que nos devolvería a la realidad, aquella dónde no podríamos caminar con nuestras manos unidas.
— un amor predestinado... — susurro mientras acariciaba mi cabello.
— Algo desconocido pero maravilloso...
Se rió bajo mi cuerpo y me abrazo con más amor que nunca.
Ambos nos levantamos de la cama y comenzamos a empacar, nos despedimos de aquel paraíso que vivimos y nos fuimos a el aeropuerto.
— Nada cambiará cuando aterricé este avión — dijo cunado el avión despegó — Solo debemos ser más cuidadosos.
Asentí, queriendo creer que cuando lleguemos a Salamanca todo fuese fácil, así como imaginábamos, así como deseábamos que fuese.
Me apoye en su hombro mientras los nos alejamos a una velocidad rápida de nuestro paraíso personal.
— Te quiero, no lo olvides.
Dijo y yo no respondí, porque era imposible olvidar aquello, más después de que su cuerpo se impregnó en mi piel, no lo podré olvidar jamás, mucho menos después de tatuar aquella frase en mi cuerpo, aquello que nos define, un amor predestinado, pero efímero.
El avión aterrizó y cuando me levanté de mi asiento sentí aquella sensación de angustia inundarme el pecho, no se que me hizo pensar que probar algo con León sería así de simple, un par de noches de sexo y listo.
— Hey, mírame, no lo pienses tanto, dejaremos que todo fluya.
Lo mire y lo abrace, lo bese delante de todos porque sabía que sería la única vez que lo podría hacer, porque desde ahora debemos ser cuidadosos.
Llegue a casa, mamá y papá y mi hermana pequeña me abrazaron, me dolió el lateral dónde tenía aquel tatuaje plasmado en mi piel pero intenté que no se notara.
Subí a mi cuarto y a los minutos llegó mamá.
— ¿cómo estuvo el viaje?, ¿Conociste a alguien?
— el viaje estuvo fantástico mamá, fue el mejor viaje que he hecho en mi vida.
— te tatuaste — dijo, no en forma de pregunta, asentí y levanté mi camiseta.
— es hermoso, ¿que significa?
— un amor predestinado.
Ella me miró como si lo entendiera todo, me apoye en su hombro y suspiré, ella no me preguntó nada, solo me abrazo.
Cuando se marchó me estire en mi cama y toque aquel tatuaje, cerré mis ojos y vi a León sobre mi cuerpo, hundiéndose en mi.
Me dormí con aquella imagen.
Al día siguiente me desperté con un millón de besos en el cuerpo.
Me desperté asustada hasta que ví a León a mi lado.
— ¿Que haces? — sonreí como una idiota — mis padres están en casa.
Él nego con la cabeza.
— Iban saliendo cuando llegue.
— ¿estamos solos?
Él asintió y me aferre a él.
Pensé que me desnudaría y me llevaría al cielo, pero me sorprendió al lanzarme un regalo.
— saldremos de paseo con los mellizos, estaré afuera mientras te vistes, no quiero que Eider escuché tus gemidos nuevamente.
— ¿Nuevamente?
Salió sonriendo de la habitación y yo me quedé quieta, recordé aquella vez que no hubo sexo, pero si demasiado placer flotando en su cuarto.
Me vestí con aquel atuendo que me regaló, una camiseta corta, que parecía un top, y unos jeans que me quedaban perfectos.
Salí de la habitación y Adasme fue la primera en hablar.
— te dije que le quedarían perfectos.
Yo sonreí y mire a Eider, no pude evitar sonrojarme, me acerque a León y evite tomar su mano como lo habíamos hecho todos estos días.
Pero el si lo hizo, tomo mi mano y salimos de casa.
— ya le avisé a tus padres que saldríamos a la playa.
— ¿Que estamos celebrando?
— a los tortolitos por supuesto.
Ambos sonreímos al saber que no debíamos ocultar nada delante de ellos.
Salimos y obviamente no todo podía ir bien.
— Hola — me saludo y yo instintivamente solté la mano de León. — supe que volviste de tu viaje, vine a invitarte a una copa.
— ¿una copa a esta hora de la mañana?, Yo que tú lo pienso mejor. — Dijo Eider, miré a León y no sacaba los ojos de encima de Ben.
— Pensé que había sido clara en nuestra última conversación — sentencie e intenté seguir mi camino, él camino a mi lado y con su sonrisa respondió.
— Pensé que había sido claro con mi respuesta no me rendiré.
Se paró delante de mi interrumpiendo mi caminar, Leon se acomodo a mi lado y soltó lo primero que había dicho desde que lo vio.
— si no te quitas y la dejas pasar, te quitaré yo, y creeme que será un gusto.
Ben sonrió y Leon lo mató con la mirada.
— tú debes ser el hermano protector del que todos hablan... León ¿No?
— No soy su hermano, pero ten por seguro de que si no te mueves seré el que te rompa la cara.
El sonrió y me miró.
— Nos vemos preciosa.
Se apartó y se fue.
Mire a León, porque a pesar de que el se había quitado el dió un paso en su dirección con intenciones de seguirlo, sabía que con la despedida lo había provocado, pero no quería que león terminase en un discusión por algo tan estúpido.
Tomé su mano y lo mire, iba a hablar pero Eider se me adelantó.
— Vamos hermano, no vale la pena.
León entrelazó nuestros dedos y caminamos al Jeep.
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