Capitulo 14
"Todo lo que perdimos"
Esperanza
Ahí estaba, sus ojos conectados con los míos, mis piernas fallaron, olvide todo aquello que tenía alrededor, olvide que aquella noche estaba acompañada, las manos de Diego rodearon mi cintura y mi cuerpo se llenó de tensión.
Hace mucho que no pasaba tiempo en esta casa, no solo por los recuerdos que tenía con Leon, si no porque las cosas habían cambiado aquel día hace dos años.
Mi padrino ya no me miraba ni me trataba como antes, menos después de aquel día en que Leon se fue.
Yo vine aquí y le expliqué, que le quería, que ambos sabíamos lo que hacíamos.
Me miró con desdén y me dijo que si fui capaz de destrozar así su confianza no merecía todo lo que él me había entregado, dijo que desde aquel día la relación de padrinos ya no sería lo mismo.
Y no lo fue, yo después de aquello jamás fui la misma, estuve en casa encerrada, mamá sabía que yo estaba destruida por la partida de León, pero en ese momento no supo el porque me afectó tanto.
Después de 1 mes de encierro entendí que no valía la pena, él me había dicho que había sido un error, un error que ambos cometimos de forma consiente , pero un error al fin y al cabo.
Aquello me nubló y me lleno de odio y si, hice algo estupido, salí como antes, con toda la intención de conquistar y terminar en la cama de un desconocido.
Pero no, acabe en la cama de su mejor amigo.
Sabía las intenciones de Diego y por eso siempre fui clara, estaba enamorada de León y por más que desde ese día pasase mis noches de fiesta, él seguía siendo dueño de mi corazón.
Aquellos dos años no habían pasado en vano, no les mentiré, no diré que le olvide, pero si le odie, cada noche, cada maldito segundo.
Y ahora me veía aquí, acorralada por el, estaba aquí gritándole y reprochándole todo lo ocurrido
—entonces porque te marchaste — le grite y mis ojos me traicionaron, él no respondió y aquello se me clavó en el pecho.
— olvídalo, ni siquiera vale la pena.
Me fui de su lado y le evité toda la noche.
Mamá me miraba intentando descifrar cómo me sentía, ella sabía la verdad, aquella noche en el hospital se lo conté, rodeada de llanto, destruida completamente.
— ¿Como te sientes? — los brazos de Diego limpiaron una lágrima que cayó de mis ojos.
— solo necesito salir de aquí —
El cogio mi mano como lo había hecho desde hace meses y me sacó de aquel lugar. Vi como Leon nos observaba e hice algo impulsivo, entrelacé mis manos con las de él, solo para hacerle daño, quería devolverle cada maldita lágrima.
Llegamos a su casa y le besé, quería eliminar aquellos recuerdos de aquel hombre que me había lastimado tanto.
— Ey, se porque haces esto y no quiero que sea así.
—siempre fue así, ¿o el hablar con él nuevamente cambió todo?
—Solo hablamos de ser cordiales, por aquella amistad que algún día tuvimos.
— cordiales — me reí en una carcajada inevitable — ¿o sea que ahora ya no follaremos ? — dije quitando mi ropa.
—Yo no dije eso — sonrió de forma pícara — te quiero y lo sabes pero no soy un caballero cuando a mantener mis manos lejos de ti se trata. Y lo sabes.
— por eso me gusta pasar un par de noches a la semana en tu cama.
— lo se, pero lo que ocurre entre nosotros no cambia que yo sea sincero con él, no le mentire.
— por mi puedes narrarle la maldita escena erotica si eso te deja la consciencia limpia.
El sonrió y yo le provoque — ve pensando como narras esto — me arrodille ante él y quite su cinturón, baje su cremallera y deje libre su ereccion, me encantaban mis noches de sexo con él me gustaba como me cuidaba y la forma en que me tocaba, pero sabía sus sentimientos, por ello siempre le hice creer que le pertenecía 3 días a la semana y el resto de la semana era libre de compartir cama con quien quisiera, la mayoría de las veces no compartía cama con nadie más, pero tampoco me frenaba si algún día me apetecía probar algo nuevo.
Después de aquella mamada, me cargo como siempre a su cuarto, me devolvió aquella jugada de sexo oral, me encantaba la manera que tenía de venerarme y seré la peor por lo que diré, pero su manera de tratarme y deleitarme con él, me recordaba aquello que en este momento me apetecía olvidar.
Cogio un preservativo de aquella caja que ya estaba por acabar y me hizo suya.
Me apoye en su pecho un par de minutos y me levante, cogi una camiseta de su ropero para no pasearme desnuda y me fui a la ducha.
Cuando salí él estaba levantado y eliminando aquel preservativo usado, me sonrió y no pude evitar que aquella mujer fría volviese a invadirme.
— ¿No te quedarás a pasar la noche?
—No — respondí tajante — debería volver a casa, mis padres estarán preocupados. — intente ser más sutil.
— te vieron conmigo, estoy seguro que preocupados no están.
Él tenía razón, mis padres se fiaban de él, mamá y papá sabían que algo había entre nosotros, pero sabían que no era nada formal, pero se fiaban de él, siempre se aseguraba que llegase a casa o de avisar cuando no regresaba, por aquello mi padre le tenía el mismo cariño que un día le tuvo a Leon, supongo que aquel cariño por Leon seguía ahí, ya que pude ver aquel abrazo entre ambos en aquel reencuentro.
Diego se vistió de forma rápida y tomó las llaves de su moto, termine de vestirme y salimos camino a casa.
El viento en mi rostro mientras él manejaba logró desatar varios recuerdos y sin notarlo mis ojos se llenaron de lágrimas. Lágrimas que fueron arrebatadas por el viento que pegaba en mi cara a la velocidad a la que íbamos.
Cuando llegamos antes de bajarme de la moto vi un coche que no veía hace demasiado.
Diego tomó mi mano y me acompañó hacia la casa, entramos y ahí estaban envueltos en risas y recuerdos, por un segundo pareció que el tiempo no hubiese pasado, que aquel error que me profeso aquel día que se marchó aún no ocurría.
— Hope, llegaste — me miró papá alegre — Diego viene contigo, me alegro, pueden acompañarnos estamos bebiendo algo...
— No te preocupes papá, estoy agotada...
Me despedí de Diego con un beso y Leon bajo la mirada.
Subí a mi cuarto y noté unos pasos silenciosos.
Me estire en mi cama y la vi entrar a mi cuarto.
— pensé que pasarías la noche fuera, por eso permití que viniesen a pasar el rato aquí.
— mamá no tienes porque darme explicaciones, esta es tu casa y puedes invitar a quien quieras.
— se que debería mirarlo de forma distinta, pero tú sabes que yo adoro a los hijos de Ale, son como mis hijos y ...
— mamá yo nunca te he pedido que lo mires de forma distinta, se que le quieres y todo lo que sucedió entre nosotros, fueron mis decisiones...
— fueron las desiciones de ambos, los dos cometieron errores, eran jóvenes, son jóvenes...
— me cuesta demasiado volver a verle — confesé apoyándome en su regazo.
— lo sé princesa, lo pasaste muy mal.
— le quería demasiado y él a mi no.
— yo creo que ambas sabemos que te quería, es solo que su padre le reprochó demasiado, no supo cómo afrontar eso y se marchó... imagínate sólo en un caso hipotético si tu padre dejase de ser aquel apoyo incondicional de siempre, ¿como te sentirías?
— lo entiendo es solo...
— es solo que a pesar de entenderlo sigue lastimando. — asentí — debería conversar con él, contarle lo que ocurrió, él merece saberlo.
— el no estuvo mamá, y no pretendo que cargue con aquello que yo si cargo, jamás sería así de egoísta, prefiero que sólo sea un mal recuerdo para nosotros.
— yo siempre respetaré tus decisiones, y sabes que siempre estaré para ti.
Mi madre se marchó y me dejó con aquel recuerdo inundando mi mente, toque mis brazos heridos ante aquel recuerdo.
Mis lágrimas me inundaron y lloré por minutos, sólo me detuve cuando mi puerta sonó.
— ¿puedo entrar? — escuche la voz de León, seque mis lágrimas y no respondí, él se asomó a la puerta y entró de forma cautelosa en caso que me pusiera a gritarle como loca.
Se sentó en mi cama e hizo algo que no esperé, limpio una lágrima que corría por mi mejilla.
— Si te hace daño que venga solo debes decírmelo, puedo evitar las invitaciones de tío Cris.
Sonreí.
— No te creas tan importante, aunque no lo creas mi vida siguió su curso después de que te marchaste.
— Si, noté como besabas a Diego.
— Siento eso, te juro que no lo busque.
— supongo que después de lo que sucedió no me debes nada. Pero supongo que si no hubiese sido mi mejor amigo hubiese dolido menos.
Le mire y sonreí de forma genuina sin notarlo.
— no me molesta que vengas, pero si preferiría que no entrases a mi habitación.
Él miró la puerta abierta y asintió.
— supongo que damos la sensación incorrecta ambos en tu cuarto.
— si lo dices por Diego, lo nuestro no es formal, ni mucho menos monógamo.
Me miró y bajo la mirada.
— ¿ahora tienes relaciones abiertas?
— simplemente nunca tuve relaciones, jamás traje a nadie a casa y lo presenté como mi novio.
— y lo nuestro no fue una relación.
— Lo nuestro fue un error, al menos eso me dijiste la última vez que hablamos.
— Hope, ese día...
— ese día me destruiste — dije mirándole — y por favor no me llames Hope.
— es injusto...
— ¿Injusto? — bufé con dolor en mi pecho — te fuiste, y ni siquiera respondiste mis llamadas, sabes cuantas veces te llame con lágrimas en mis ojos, no solo porque te quería como la pareja que pensé que tenía, me conformaba con recuperar a aquel amigo que pensé que tenía desde la infancia. No me digas que soy injusta.
— Aquel día perdí a mi familia, Ho... — me miró y se corrigió — esperanza, tenía mi vida más o menos establecida, teníamos una relación aunque lo niegues, tenía decidido mis estudios, tenia planes para nosotros... y aquel día perdí todo, tuve que tomar mis cosas e irme porque lo único que podía ver era la decepción en los ojos de mi padre, aquel hombre que siempre quise impresionar, ni siquiera pude despedirme de mi madre.... No fuiste la única que perdió.
Vi tristeza en sus ojos y por primera vez me puse en su lugar.
Alguien tocó la puerta y ambos vimos a Diego asomarse.
— ¿interrumpo? — preguntó, no de mala manera como quizás me hubiese gustado, su tono de voz demostraba preocupación por mi y le entregó una sonrisa sincera a Leon y aquello me hizo darme cuenta del conflicto que había generado entre ambos amigos — sólo venía a despedirme — se acercó a mi y me besó en los labios de forma dulce, fue solo un roce simple, como cuando solo quieres demostrar el cariño que le tienes a un niño.
— Te llevó — dijo Leon poniéndose de pie
— No te preocupes, estaban conversando, tienen muchas cosas que hablar...
— tenemos toda una vida para hablar, y es tarde, no es bueno que esté a solas en su habitación cuando tú te marchas...
— si te preocupa lo que pueda pensar...
— créeme que no es lo que me preocupa, ambos tenemos un trato y no pretendo romperlo.
Los mire a ambos, Leon se despidió a la distancia y ambos se marcharon de mi habitación.
Papá se acercó a la habitación a ver qué todo estuviese bien y yo solo asentí y sonreí.
————
Tenemos el capítulo un día tarde, pero lo tenemos.
Les aviso que la próxima semana no hay actualización, mi pequeño cumple su primer año en viernes, así que dudo que pueda escribir esta semana.
No me odien 🥰
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