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43. Mi Hermanita Chiquita

Viernes 1 de abril de 2022

Un mes después

Villarreal

Casa de Pau torres

- ¿Y a tu suegra no le ha importado que te quedes a dormir aquí está noche?

- No. También quería estar contigo y conocer a tu familia. Además, que mañana después del partido nos vamos a Foios.

Pau y yo estamos tumbados en el sofá de su dormitorio en casa de sus padres. Me vine en el avión del Granada y mientras Ferrán se fue a su hotel, el padre de Pau vino a buscarme. Me quedo esta noche a dormir aquí y mañana iré con la familia de mi rubio a ver el partido del Villarreal contra el Granada.

- ¿Y Ferrán no está celoso de que estés con este dios griego?

- Pues no. No lo está. Se fía mucho de mi y más de ti que eres su mejor amigo.

- Y tú eres mi mejor amiga. Bueno, te considero mi hermana la verdad.

- Noemi también quiere ser tu hermana, dice que eres muy mono...

- Es que lo soy.

Le doy una patada a Pau y él coge mi pie haciendome cosquillas. Yo me retuerzo de nuevo hasta que me deja.

- En serio Rebeca, ¿que tal con Ferrán?

- Pues bien, muy bien. De vez en cuando discutimos, por cosas tontas, y lo arreglamos muy pronto. Pero genial, es que no puedo decir nada más.

- No sabes lo que me alegro Rebe. Ferrán lo pasó muy mal con ya sabes quien. Las tías se acercaban a él por ser quien era y no se fiaba de nadie...

- Y acabó saliendo con su mayor fan.

Ambos nos reímos y Pau me cuenta un poco como le va con Irene. Mañana cuando acabe el partido se va a Madrid a verla para darle la sorpresa. Está pilladisimo con la prima. Mi móvil suena en ese momento y es una videollamada de Ferrán. Descuelgo muy alegre para hablar con él.

- Hola mí amor ¿que haces?

- Acabó de terminar de cenar ¿y tú?

- Pues aquí que la madre de Pau ha hecho lasaña y estamos esperando que nos llame para cenar.

- Uy, lasaña con lo que a ti te gusta.

- Más me gustas tu Ferrán.

- Tú si que me gustas a mi.

- Y tú a mi. Que te echo mucho de menos.

- Y yo a ti más.

- No, yo a ti.

- ¡Dios! Que si, que ya me he enterado, que os echáis de menos - dice Pau pegando una voz- ¡que pesados!

- Amor - me dice Ferrán guiñandome un ojo- ¿puedes decirle a ese idiota que mañana le voy a meter un par de goles por su banda?

- Eso es si te dejo pasar, Torres - le responde Pau.

- Ni me verás, soy rápido como el viento.

- Si claro, el primo hermano de Flash no te jode.

Estos dos siguen peleándose y a mi me produce mucha risa escucharlos. Parecemos mi hermana y yo. La madre de Pau nos pega un grito para que bajemos y el rubio se levanta del sofá. Pasa a mi lado y me da un beso en la frente.

- Baja cuando quieras Miri -me dice Pau mientras sale del cuarto.

- ¡Eh, tú! No besuquees a mi novia - le grita Ferrán al otro lago del teléfono. Pau le saca el dedo y cierra la puerta.

- ¿Estas celoso Torres?

- ¿De mi hermano? No

- Mira que luego te da por soñar...

- Calla, calla. Que aún me acuerdo de lo de Kepa y se me ponen los pelos como escarpias... Me alegro que te lo estés pasando bien. Creo que te hacía falta estar con Pau.

- La verdad es que si. Sus padres son un encanto. Y estoy muy agusto aquí.

- Por cierto. Me ha dicho mi madre que luego te llama. Mañana vendrán un poco antes y quieren irse a comer contigo y con los padres de Pau, si a ti te parece bien, claro.

- ¡Pues claro que me parece bien!

- Anda cuelga ya, que la Luisa ya mismo te pega otra voz para que bajes.

- Vale. Luego hablamos. Te quiero Ferrán.

- T'estime Rebeca.

- Uy, no me hables en valenciano que me derrito.

- Cariño luego hacemos sexo telefónico - Ferrán me guiña un ojo y yo me río.

- No creo, Ferran. Voy a dormir con la hermana de Pau.

- Bueno, pues me guardaré las ganas que te tengo para mañana por la noche.

- ¿En tu casa, y con tus padres? ¡Que planazo Ferrán!

- Ya te daré yo algo para que muerdas mi niña.

Sábado 2 de abril de 2022

Al día siguiente

En serio. Luisa y Maria Dolores podrían ser hermanas o primas. Se parecen un montón y la verdad es que me lo estoy pasando de maravilla con ellas. Mis suegros llegaron hace un rato de Foios. Y Luisa, la madre de Pau, decidió que nos fuéramos de compras hasta la hora de comer. Así que después de recorrernos las tiendas de media Villarreal, estamos en una boutique de la que la madre de Pau es clienta habitual. Estoy echando un vistazo a los vestidos mientras ellas cogen prendas para probarse.

He visto un vestido color mostaza que me ha encantado. Lo cojo y me lo pongo por encima mirándome al espejo. Me quedaría de escándalo pero cuando miro el precio decido dejarlo en la percha de nuevo.

- Te quedaría muy bien Rebeca - Dolores coge el vestido que iba a devolver y me lo tiende de nuevo- pruebatelo anda.

- No, si tampoco me gusta tanto, de verdad - le hago un gesto con la mano quitándole importancia para que no se dé cuenta de por lo que es.

- ¿Es por el precio?

- No - le digo mintiendo descaradamente.

- ¡Tonterías! Tú pruebatelo y ya veremos.

Dolores me obliga a entrar al probador con el vestido. Suspiro fastidiada pero me lo pruebo. Me quito mi ropa dejándola en la percha y me pongo el vestido. En cuanto me veo me da mucho coraje porque me gusta mucho como me queda. Salgo del probador y tanto Luisa como Dolores se ponen a darme palmas.

- Anda hija, da una vuelta que estás monisima.

Le hago caso a Dolores y la muy puñetera se pone a hacerme fotos con su móvil. La veo teclear riéndose.

- Se las voy a enviar a Ferrán a ver que dice - ruedo mis ojos mientras Dolores se ríe. Me vuelvo a mirar en el espejo y cada vez me gusta más- dice mi hijo que ya te lo puedes ir comprando y que si te gusta algo más que te lo compres que paga él.

- ¡Si claro! - respondo yo cruzando mis brazos.

- Rebeca, ven aquí cariño.

Me acerco a mi suegra y ella me coge de las manos. Me mira con una dulzura que me mata. Mi madre deberia mirarme así.

- ¿Tú quieres hacer feliz a mi hijo?

- Pues claro que si.

- Pues cómprate el vestido y lo que quieras. A mi Ferrán le hace mucha ilusión que te compres cosas Rebeca. Haz feliz a mi niño por favor.

Luisa viene hacia nosotras y me enseña un top de encaje divino. Me mira y se empieza a reír.

- Y luego échale un buen polvo de agradecimiento cariño.

Más tarde...

- Parece que no os vayáis a ver más en la vida.

Ferrán resopla mientras yo sigo abrazada a Pau y él se ríe pero tampoco me suelta.

- Si sigues así el pobre no llega a Madrid - sigue insistiendo Ferrán.

- ¡Ay, es verdad!

Me separo de Pau y le doy miles de besos en la cara y lo vuelvo a abrazar.

- Te quiero en Granada en cuanto acabe la liga - le digo haciendo pucheros.

- Que lo sepas. Te quiero mucho Miri.

- Y yo a ti.

Me separo por fin de Pau y él se va a por Ferrán. Ambos se funden en un abrazo que me parece muy emotivo.

- Cuidamela Ferrán, que mi hermanita es muy chiquita y la quiero mucho -le dice Pau girandose para irse a su coche dejándome a mi al borde de las lágrimas.

Ferrán me pasa un brazo por los hombros y me sostiene para que no llore mientras Pau arranca el coche y se va.

- ¿Se puede saber que os pasa a vosotros? - me pregunta él mientras me coge de la mano para volver con sus padres- que dramon os habéis montado en un rato.

- Es que anoche estuvimos hablando de un montón de cosas y acabamos llorando los dos - le respondo recordando nuestras conversaciones - Pau me contó cuando se lesionó de la tibia y el peroné y tuvo que estar en silla de ruedas...

- Joder, si eso fue horrible. Tenía 11 años y lo pasó fatal porque encima estaba fuera de casa.

Llegamos al coche de sus padres y Ferrán me da la vuelta.

- ¿Le has contado lo de...?

- Si, por eso también hemos llorado más.

Ferrán me abraza algo más fuerte. Deslizo mis brazos por su cintura hasta posar mi cabeza en su pecho.

- Creo que tengo mucha suerte Ferrán por tener tantas personas que me quieren.

- Es que a ti es muy fácil quererte mi niña. Eres pura dulzura.

- Te quiero tanto Ferrán.

- Y yo a ti.

- Y yo a ti más.

- ¡Que se nos va a hacer de noche por el camino!

La voz de Fernando, mi suegro, nos hace separarnos y montarnos en el coche.

- Ferrán esta noche llevas a Rebeca a cenar a El Dorado - le dice Dolores a su hijo.

- No hace falta suegra. Hemos venido para estar con vosotros - le respondo yo a Dolores.

- Tonterías. Tú no te has comprado un vestido para tenerlo en la bolsa. Esta noche os vais a cenar, os relajais un ratito y no hagáis luego mucho ruido cuando lleguéis.

- Vale mamá.

Ferrán rueda sus ojos y aprieta una de mis manos mientras se ríe.

- Y Ferrán cariño, el colchón en el suelo que aún no te he cambiado la base y suena mucho cuando te mueves.

Madrugada del domingo 3 de abril de 2022

Estoy subiendo de la cocina de casa con una botella de agua. De noche siempre me da mucha sed y necesito tener agua en la mesilla. Rebeca y yo acabamos de llegar de cenar. Le he enseñado un poco el pueblo y le he prometido que mañana la llevaría a desayunar y a los sitios donde yo iba más de pequeño.

20 días. Solo 20 días y hará 6 meses que estamos juntos. 6 meses que se me han hecho muy cortos. A su lado el tiempo pasa lento cuando ella no está, y rápido cuando está conmigo. Quiero seguir teniéndola a mi lado. Ahora más que nunca. Sé perfectamente el momento en que me enamoré de ella, en que sentí que era la persona que quería tener a mi lado. Fue el día que estábamos en mi casa, tumbados en mi cama escuchando nuestras canciones. Ese fue el momento preciso. La vida está llena de momentos, y ese es mi primer momento favorito con ella.

He estado hablando con Guardiola y no se lo he dicho a nadie. La temporada que viene vuelvo al City. Me lo ha confirmado. Phoden se va al Psg y después de la temporada que estoy echando quiere que vuelva si o si. ¿Que si estoy encantado? Una parte de mi si, la otra para nada.

Como jugador tengo aspiraciones. Primero quiero ganar la Europa League con el Granada y ya en el City lo quiero todo, hasta la Champions, y sobre todo quiero ir al Mundial de Qatar. Quiero triunfar en mi equipo.

Y por otro lado está ella y solo ella. Es lo que peor llevo, tener que dejarla y llevar una relación a distancia. Aunque por Rebeca lo aguanto todo. Aunque llevo unos días dándole vueltas a una cosa. Voy a pedirle que se venga conmigo a Manchester. Lo tengo decidido. Mi madre me ha animado un montón a hacerlo y quiero hablar con Noemi para que me dé su opinión.

Sé que en Manchester va a encontrar trabajo seguro como fisio. Pero lo más importante es que estaremos juntos. Ahora mismo no sé lo voy a decir porque aún falta un par de meses y quiero que estemos tranquilos y sin agobios.

Abro la puerta de mi cuarto y la veo de pie frente al espejo intentando quitarse el nudo del vestido. Joder con el vestido. Me ha puesto malo con ese escotazo y esa espalda al aire.

- Anda, ayúdame Ferrán que no puedo.

Me acerco a Rebeca y mi mano se posa en la parte baja de su espalda. le desato el nudo acariciando su piel muy lentamente. Uno de mis dedos recorre su columna vertebral mientras siento como su piel se pone de gallina. Le desato el otro nudo, el del cuello y miro por encima del hombro su imagen en el espejo. Ella se muerde los labios y nuestras miradas se cruzan. Cojo los bordes del escote del vestido y se lo voy bajando hasta dejar sus pechos al descubierto. Deslizo mis manos lentamente por sus costados hasta alcanzarlos y abarcarlos con mis manos. Rebeca suelta un pequeño gemido y cierra sus ojos unos momentos para mirarnos nuevo en el espejo. Ella ladea la cabeza y aprovecho para poner mis labios en su cuello y recorrerlos con mi lengua.

- Ferrán.

Rebeca musita en silencio. Mis padres duermen al fondo del pasillo pero es muy tarde y no se escucha nada en toda la casa. La pongo delante del espejo sin dejar de mirar a esta diosa de la cual soy su esclavo.

- Me encanta este puto vestido Rebeca


Por la mañana...

Esta mañana he llevado a Rebeca al bar donde iba a desayunar antes de ir a entrenar cuando jugaba en el Valencia. Como era tarde, pasadas las once, hemos hecho el Esmorzaret. Le he explicado a mi novia en que consiste esta tradición y le ha encantado. Encima de nuestra mesa teníamos un plato de encurtidos, vino con gaseosa, y un par de bocadillos. El de ella era de Almussafes (sobrasada, queso fundido y cebolla caramelizada) y el mio de Chivito (lomo a la plancha, huevo frito, beicon, mahonesa, queso y lechuga). Ni que decir tiene que hemos compartido y que nos lo hemos comido todo.

Después la he llevado a dar un paseo por el municipio enseñándole aquellos sitios donde yo iba de pequeño y de no tan pequeño. Vamos los dos paseando tranquilamente, cogidos de la mano. Hasta la 19.00 no sale nuestro avión de regreso a Granada y no tenemos prisa por absolutamente nada.

- ¡Que bueno estaba el bocadillo! Recuérdame que un día de estos me haga uno -aprieto su mano mientras ella se coge a mi brazo paseando tan feliz.

- Sabía que te íba a gustar.

-Es que tú me gustas mucho, Ferrán.

- Y tú a mi. ¿Sabes que en 20 días hacemos 6 meses?

- Lo sé. Yo también los estoy contando.

- Podíamos hacer algo especial si te apetece.

- Todo lo que tú me digas me apetece.

Tiro de Rebeca algo más deprisa hasta dar la vuelta en una esquina cerca del instituto donde yo estudiaba. La apoyo en una de las paredes del callejón mientras una de mis manos se posan en su cuello. Mis labios rozan los suyos unos breves segundos provocándola mientras ella levanta una de sus piernas. Mi otra mano se posa en ese muslo desnudo y voy subiendo muy lentamente.

- Así que aquí era donde traías a tus ligues ¿no?

- Más de un beso he dado aquí si -le digo haciéndome el interesante- pero ninguno a una novia.

- Tenías que ser un prenda tú en el instituto.

- Tenía mi público, si.

Rebeca se ríe y me agarra del cuello. Tira de mi hasta hacer que de nuevo mis labios se unan a los suyos. Ya no es un beso lento, es un beso abrasador de esos que te dejan con ganas de más. Su boca se mueve deprisa y la punta de su lengua toca mi labio superior haciendo que un gemido salga de mi garganta.

- Seguro que las traías de calle, a las niñas y las profes -mi mano sigue ascendiendo por su muslo hasta llegar al borde de sus braguitas. Estamos a pleno luz del día y la estoy devorando.

- Sinceramente, como que esa época la tengo olvidada. Me interesa más lo que tengo entre manos.

La beso hambriento de ella y de sus besos. De su boca que se entreabre y deja paso a mi lengua. De mi mano que quiere rozarla y si, de que le hacía de todo ahora mismo.

-Anda, vámonos que estoy a cero coma de follarte contra la pared Rebeca.

Ella se ríe y se moja los labios mientras sus manos vuelven a mi cuello.

- ¿Sabes que es lo peor? Que yo me dejaría Ferran.

- Eso no es lo peor, lo peor es que con una vez yo no tendría.

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