30. Carolina, vete por favor
Lunes 3 de Enero de 2022
Al día siguiente
Clínica La Inmaculada
Estamos en la Clínica privada de La Inmaculada. Al parecer tienen convenio con el Granada y por eso los jugadores vienen a tratarse aquí cuando tienen algún problema. De hecho el médico del club tiene aquí una su propia consulta. A Ferrán ya le han hecho la resonancia, lo han examinado y estamos esperando los resultados. Bajamos hace un rato a la cafetería a desayunar y ahora estamos sentados en la consulta esperando que venga el médico.
- Noemi dice que te vayas a su casa si quieres -le digo mirando el mensaje que mi hermana me acaba de mandar.
- Jo, que bien. Dale las gracias. Es que no quiero estar con la pervertida en casa -me recuerda con una mueca.
- Dile que se vaya Ferrán.
- Ya se lo he dicho. Y su madre me ha llamado esta mañana y me ha dicho de todo.
- ¿Qué te ha dicho?
- Pues que somos primos y que tengo suerte de tenerla tan cerca en Málaga. Y que para una vez que viene pues que tendría que estar más con ella en vez de con mi novia...
- Madre mía. De tal madre tal hija desde luego -resoplo fastidiada pensando en la primita de Ferrán y en cuando se irá.
- Mi madre ha tenido que llamar a su hermana para decirle que estoy lesionado y que yo lo que necesito es reposo y tranquilidad. Y la muy idiota de Carolina le ha dicho que ella me cuida, que para eso somos familia y que no va a venir una de la calle a hacerlo... Ay, mierda, esto último no te lo tenía que haber dicho...
Miro a mi novio y chasqueo mi lengua aún más enfadada. La puta de su prima, porque no tiene nombre, no paraba anoche de soltarle pullitas hasta el punto de que nos fuimos a la cama con tal de no escucharla. Ferrán ha pasado la noche fatal, apenas ha dormido de lo que le dolía la rodilla y esta mañana cuando nos hemos levantado para venir al médico, la muy gilipollas quería que su primo le dejara el coche para ir al centro. Desde luego que esa tía no carbura.
- Si da igual Ferrán. Se nota que está cabreada porque estás conmigo.
-Quiero que se vaya de mi casa. Quiero estar a solas con mi novia y que me de muchos mimitos -sus labios se fruncen en un adorable puchero que me hace sonreír.
- Lo sé cariño, lo sé. Pero, si la echas, crearás un conflicto en tu familia, y tampoco merece la pena.
La puerta de la consulta se abre y aparece el doctor del Granada, Manuel Arroyo. Se sienta en su mesa y nos da una cálida sonrisa.
- Ya están todos los resultados Ferrán -nos dice él poniendo la carpeta que llevaba en sus manos, encima de la mesa.
- ¿Y? ¿todo bien? -le pregunta Ferrán con algo de desesperación en su voz. Le agarro la mano y él me la aprieta nervioso.
- Es un edema.
Ferrán y yo intercambiamos una rápida mirada y él sonríe algo aliviado. El médico le dice que tendrá que hacer reposo una semana y ayudarse de un par de muletas para andar y que después fisioterapia con magnetoterapia, radio y presoterapia. Y que como mucho, en un mes podrá volver a jugar. Le dice, para su tranquilidad, que la rodilla está bien. Le traen unas muletas y salimos los dos de la consulta en dirección al parking.
- ¿Has visto guapo como no era para tanto? -Ferrán se para llegando al ascensor y me mira esbozando una pequeña sonrisa.
- ¿Y tú porqué eres tan lista? Es que lo tienes todo, inteligente, guapa y encima tienes mi corazón...así me tienes -siento mis mejillas calentarse con sus palabras. Me muerdo los labios porque no estoy acostumbrada a que me digan cosas tan bonitas y tan sinceras.
- Anda, anda -le digo entrando en el ascensor.
- Andar poco Rebeca. Pero bueno mientras esté en reposo tendrás que ponerte encima que yo no voy a poder.
- ¡Pero bueno! Estás medio enfermo, te han mandado reposo y tú pensando en echar un polvo, ¡Eres de lo que no hay Ferrán!
- A ver amor. Ahora voy a tener algo de tiempo libre y tengo mucho en que pensar, y lo primero en ti...
MÁS TARDE
He estado todo el día con Noemi y Amaia y me lo he pasado bien. Noemi y yo hemos estado hablando de un montón de cosas y se nota lo mucho que se quieren las dos hermanas. Lo pasaron muy mal con la separación de sus padres, y los padres de Leo, estuvieron ahí para apoyarlas a las dos y que no les faltara ese cariño que desde luego su madre no les da. También me ha contado un par de cosillas de Rebeca en modo fan conmigo que me han hecho reír. Aunque no ha ahondado mucho en algunas por no cabrear a su hermana.
Rebeca no vino a comer para recuperar las horas que había estado conmigo en la clínica. Así que esta noche pediremos algo de cenar para estar tranquilos en casa. Mi niña me ha dicho que si quiero que se queda conmigo mientras estoy en reposo. Y le he dicho que eso no se pregunta, que la necesito a mi lado.
Noemi acaba de dejarme en casa. Ella y Amaia me ayudan a subir los escalones y a entrar dentro. Vamos para el comedor cuando unas risas que vienen de el, llaman mi atención. Carolina está en el salón de mi casa con 2 tías que no sé de donde coño han salido.
- Ay, hola Ferri -Carolina viene hacia mi muy risueña y yo me pongo a resoplar- he invitado a unas amigas que viven en Almería ¿espero que no te importe? ¿y estas quienes son?
- Esta es su cuñada -le responde Noemí muy secamente- Ferrán ¿necesitas algo?
- No, tranquila Noe. Tu hermana ya mismo viene. Gracias por el día, me lo he pasado muy bien.
- De nada. Mañana vengo por la mañana a por ti.
- Si, por favor -le digo yo dándole dos besos en la mejilla a Noe. Amaia se acerca a mi y me da un abrazo que me hace sonreír. Mira a mi prima de arriba a abajo frunciendo los labios. Es más parecida a Rebeca de lo que ella se cree.
- Mi tita es la novia de Ferrán -le dice Amaia mientras su madre la coge del brazo para sacarla de allí. Dios, te adoro pequeña- y se quieren mucho.
- Bueno cariño, lo del amor está muy sobrevalorado. Hoy en día le dices "te quiero" a la primera persona que conoces -le contesta Carolina. De verdad que hostia tiene, como dice Rebeca.
- Entonces ¿tú no conocerás a mucha gente, no? -Buah, por eso soy fan de esta niña y de su tía.
- Amaia, vamos cariño -Noemi tira de su hija aguantándose las ganas de reír mirándome de reojo- mañana nos vemos Ferrán.
- Hasta mañana Noe.
Noemi y Amaia salen de casa cerrando la puerta tras de sí. Me doy la vuelta para ver a mi prima mirándome con los brazos cruzados.
- Desde luego que la tía y la sobrina son tal para cual.
- Carolina, a Rebeca y a la niña la dejas. Además, ven a la cocina que tenemos que hablar
- Ferri que no te he presentado a mis amigas -sigue diciéndome moviendo el pelo de un lado a otro.
- Ni me interesa, venga tira pa' la cocina.
Voy andando con las muletas y la otra me sigue, resoplando detrás de mi. Me siento en una de las sillas masajeando mi dolorida rodilla. Carolina se apoya en la encimera mirándome fastidiada.
- Carolina, esta no es tu casa para traer a nadie ¿lo sabes no?
- Son mis amigas.
- Como si son las infantas, que es mi casa coño. Es que no te enteras tía. ¿Cuándo se van?
- Con respecto a eso...les he dicho que pueden quedarse a dormir...
- Pero bueno, ¿tú es que eres tonta o qué?¡ Que no es tu casa para que invites a nadie cojones!
- Joder Ferri, no hace falta que grites, que te pueden oír -me recuerda rodando sus ojos.
- Mejor, así se van.
- Ah, claro, Rebeca si puede quedarse y mis amigas no
- Mira Carolina, te juro que he intentado ser paciente por respeto a tu madre, pero es que ya me estás tocando los cojones. Que te enteres que Rebeca es MI NOVIA y tú eres solo mi prima, a la que no he invitado a venir aquí, ni por supuesto tienes el derecho de invitar a nadie. Así que ya puedes decirle a tus amigas que se vayan a un hotel o donde le salgan del coño, y de camino, te vas tú.
- ¿Es que me estás echando Ferrán?
- Te estoy invitando a irte porque estoy lesionado, necesito reposo y tú me estresas...así que...
La puerta de la calle se abre y escucho los inconfundibles botas de Rebeca. A los pocos segundos entra en la cocina y se queda mirándonos sin saber muy bien que pasa.
- Genial, ella tiene llaves de tu casa y yo no Ferri -Carolina mira con cara de asco a Rebeca. De verdad que más tonta no la pudo parir su madre.
- ¡Dios! ¿Te hago un esquema a ver si te enteras? tía es que eres más corta que las mangas de un chaleco -le dice mi novia. Rebeca llega hasta a mi rozando mis labios para darme un beso. Pero yo la agarro de la nuca y la atraigo más a mi demorándome en sus labios unos segundos más de la cuenta.
- Estoy aquí ¿sabéis? -dice Carolina con su voz de pito.
- Vaya, creí que te habías ido ya -le contesta Rebeca irónicamente. Carolina aprieta su mandíbula y sale de la cocina muy cabreada.
- ¿Carolina? -le digo llamándola. Se da la vuelta y me mira haciéndose la indignada- les dices que se vayan pero ya.
Carolina se va dándome su mejor mirada de odio. Rebeca se sienta en la otra silla y acaricia mi mejilla.
- ¿Qué pasa Ferrán?
- La cabeza hueca ésta que ha invitado a unas amigas y quiere que se queden aquí a dormir
- ¡Venga ya!
-En serio. Es que no puedo con ella Rebeca. Estoy a punto de echarla, aunque su madre se enfade. Te lo digo de verdad.
- Paciencia. Ya se aburrirá.
- ¿Qué tal el día mi niña?
- Muy, muy, muy cansado. Pero bueno, bien, ¿y tú?
- Pues bastante bien. Me lo he pasado genial con tu hermana y con Amaia. Mañana hemos quedado otra vez
- Me alegro de que por lo menos estés distraído. ¿Y la rodilla?
- Ahí va. Me he tomado los antiinflamatorios y mejor. Pero me molesta. Por cierto, mi madre me ha dicho que vienen el miércoles y que se quedan hasta el domingo.
- ¡Que bien! Como me alegro Ferrán. Aunque bueno, no podré dormir aquí contigo -miro a Rebeca fastidiado. Le cojo la mano y ella me la acaricia con mucha ternura.
- ¿Y porqué no?
- Ferrán, que me muero de la vergüenza. No pienso dormir contigo estando tus padres aquí.
- Jo. Pero ¿estarás aquí conmigo, no?
- Siii -Rebeca me da un corto beso en los labios mientras pone su cabeza en mis hombros. Mi mano va a su mejilla y se la acaricio con mucha ternura.
- Hazme un favor ¿quieres? -le pido aún con mis dedos en su barbilla.
- Dime cariño.
- ¿Podrías ir a ver si las amigas de mi prima se están largando ya?
Rebeca quita su cabeza de mi hombro y se levanta riéndose. Me toca la cabeza antes de irse y yo le sonrió antes de que salga por la puerta. Ella vuelve a entrar a los pocos segundos haciendo un gesto con la boca.
- Siguen sentadas en el sofá de charla -dice ella moviendo su nariz.
- ¡Joder! Se va a enterar -hago un amago de levantarme cuando Rebeca me pone una mano en el pecho y yo me quedo mirándola sin saber lo que quiere.
- Déjame a mi que he tenido una idea -me dice mientras se muerde los labios.
Rebeca me hace arrastrar un poco la silla y se sienta a horcajadas encima mía. Lleva una de sus manos a mi pelo y nos miramos los dos a los ojos riéndonos.
- Me gusta tu idea Rebeca.
- Lo sé. Pero, vas a tener que gritar y gemir un poquito fuerte.
- Sin problema, tú mueve tu culo y verás lo pronto lo doy todo.
Mis labios se unen en un lento beso mientras mis manos se posan en sus caderas atrayéndola más hacia mi. Mi polla acaba de despertar en cuanto he sentido su lengua en mi boca.
- ¿Estás empalmado, Ferrán?
- Es para meterme más en el papel -le contesto guiñándole un ojo.
- Oh, Ferrán, siii, más por favor.
Rebeca empieza a gemir y yo tengo que aguantarme las ganas de reír. Mis manos se van a la parte de abajo de su jersey y tiro de el hasta quitárselo, dejándola solo con una camiseta de tirantes. Mis labios se van a su cuello haciendo que ella gima mi nombre algo más alto.
- Nena, no pares, muévete más -le digo yo agarrando su culo y apretándolo bien fuerte. Porque joder, me estoy emocionando y me estoy hasta olvidando del paripé que estamos haciendo.
- Así Ferrán, así, bien fuerte amor.
Entierro mi cara en su cuello mientras mis manos van hacia sus pechos los cuales aprieto haciendo que ella se retuerza encima mía y mi polla se ponga aún más dura de lo que está.
- Te vayas a creer que no vamos a terminar el show -le digo susurrándole en el oído.
Rebeca me da una sonrisa traviesa y su lengua lame mis labios dándome un ardiente beso. Ella me ayuda a quitarme la camiseta y ambos volvemos a besarnos y a gritar mientras escuchamos ruido en el comedor. Carolina aparece por la puerta de la cocina y nos mira a los dos asqueada.
- ¡No tenéis vergüenza los dos! ¡Sois asquerosos!
- Estoy en mi puta casa Carolina. Y si me da la gana de follarme a mi novia lo hago, y si no te gusta, ya sabes, puerta -le digo mientras Rebeca me besa el cuello y yo llevo de nuevo mis manos a su culo.
- ¡Pues eso es lo que voy a hacer!
La escuchamos subir los escalones y nos quedamos los dos quietos. Arriba se la escucha abrir y cerrar cajones y armarios. Rebeca se levanta de encima mía ante mis protestas.
- Rebeca, ¿Dónde vas?
- A confirmar que se vaya. Tú espérate.
Rebeca se pone en la puerta de la cocina y a los pocos minutos escuchamos las escaleras de nuevo. Carolina abre la puerta de la calle no sin antes mandarnos a los dos a la mierda seguida por sus amigas.
- ¿No tendrá llave de tu casa, no? -me pregunta mi novia a la que ahora mismo le tengo unas ganas que no puedo más.
- No, no tiene, bueno, ya se han ido, ven aquí Rebeca.
- A ver Torres, que todo esto sólo era para que se fuera -me dice ella cruzando sus brazos divertida.
Me bajo los pantalones y los calzoncillos liberándome el pene el cual acaricio con mi mano de arriba a abajo. Rebeca se relame los labios mirándome fijamente.
- Ven aquí Rebeca, pero ya -le digo con voz autoritaria sin dejar de mirarla. El deseo en sus ojos es lo que me tiene loco.
Ella se quita los pantalones y las bragas dejándolas en una de las sillas. Viene hacia mi poniendo sus piernas a ambos lados de mis caderas. Me sujeto la polla y ella solo se desliza hacia abajo dejándose caer con fuerza. Mi gemido llena la cocina mientras ellas se va moviendo poco a poco encima mía.
- Esto no es reposo Ferrán -sus manos se sujetan a mis hombros. Mis dedos se clavan en la piel desnuda de su culo mientras mi boca busca su cuello y el nacimiento de sus pechos.
- Esto es parte de la terapia. Es para activar la circulación.
Rebeca empieza a reírse y cuando lo hace su interior me aprieta y yo la ayudo a moverse más rápido. Ahora mismo la necesito muchísimo. Que digo, siempre la necesito. Me acerco a sus sonrosados labios y los beso y acaricio con mi lengua mientras ella da pequeños gemidos que me están volviendo loco. Porque esta mujer me vuelve loco desde el puto primer día que la conocí.
- Te quiero Ferrán.
- Yo si que te quiero mi niña.
Nos movemos juntos deprisa y enloquecidos. En toda la cocina sólo se escuchan nuestros gemidos y como mi polla se va deslizando dentro y fuera de ella. Rebeca se deja caer en mi pecho y yo le levanto un poco el culo para enterrarme más profundamente en ella. Sus labios me queman en el cuello cuando me besa y siento que todo su interior me aprieta. Llegamos los dos al orgasmo, juntos y abrazados. Ella se queda un rato en mi pecho recuperando la respiración. Seguimos los dos unidos sin querer movernos.
- ¿Ferrán?
- Dime
- Tendrás que explicarle tú a tu madre lo de Carolina, que seguro que nos pone de vuelta y media.
- Me importa una polla Carolina y su puta madre, sinceramente.
- ¡Madre mía! Ahora si que puedes decir que se te ha pegao el habla granaina.
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