
29. Lesionado
Domingo 2 de Enero de 2022
- ¿Y entonces? ¿estás o no con Lucas, Vanessa? -mi rubia y yo estamos en casa de Gema merendando. De fondo tenemos el partido del Granada para ver como están jugando nuestros chicos.
-Bueno, estamos, creo -contesta ella dubitativa- pero es complicado. Él vive en Madrid y yo aquí.
- Anda tonta, si te vas el fin de semana que viene a Madrid a verlo -le respondo yo cogiendo otra galleta de mantequilla.
- Si, si que me voy -admite ella con una tonta sonrisa - vamos a intentarlo unos meses a ver lo que pasa. Estamos conociéndonos.
- Así empecé yo con Alex y mira donde estoy -contesta Gema señalándonos la casa.
- Ya, pero vosotros lleváis muchos años Gema, y nosotros es la segunda vez que nos vemos -le sigue diciendo Vanessa- yo que sé. Es que Lucas me gusta mucho, pero mucho y mira, me voy a tirar al río y lo voy a intentar con él...si luego sale mal me voy al "Sálvame" y lo pongo como un trapo.
- Oye, ¿y tú prima con Pau, que tal? -nos pregunta Gema.
- Pues ni idea -dice Vanessa cogiendo su móvil- la cabrona no ha soltado prenda, pero que vaya, el cabecero de su cama golpeaba en la pared de mi habitación a un ritmo impresionante.
- Y tú le contestabas, no te jode -le digo yo.
Vanessa rueda sus ojos y la veo mirar su móvil y reírse. Seguro que está hablando con su "amado". El partido transcurre con normalidad, hasta que de pronto, le hacen una falta a Ferrán y cae al suelo sujetándose la rodilla. Me pongo en pie al verlo retorcerse de dolor.
- ¡Joder, joder! La rodilla otra vez no -digo cabreada.
Tengo mi móvil en la mano y no tengo ni idea a quien llamar. Entran las asistencias médicas y acaban llevándoselo en una camilla. Pasan los minutos y no sé nada de él ni dicen nada en la televisión. Y yo cada vez me estoy poniendo más y más nerviosa. Me siento en el sofá y mi móvil suena minutos después. Es mi novio.
- Ei. ¿Cómo estás?
- Mal Rebeca, mal. Me duele de la hostia y tengo la rodilla que casi no me cabe ni el pantalón. Tengo hielo puesto pero estoy fatal...
- Tranquilo ¿vale?
- Oye, es que no puedo hablar cariño. Cuando esté en el autocar te llamo más tranquilo.
- Vale, vale -le digo intentando calmarme para no ponerlo nervioso.
- ¿Rebeca?
- Dime.
- Que te quiero.
- Y yo a ti.
MÁS TARDE
El autobús del Granada acaba de llegar a la Ciudad Deportiva. Salgo del coche y me acerco hasta que abren las puertas. Salen los jugadores y saludo a los que conozco. Ferrán sale por la puerta de atrás ayudado por su amigo Luis. Me voy hacia él apretando mis labios nerviosa. En cuanto me ve intenta sonreír pero lo que le sale es una mueca de dolor.
- Hola -le digo con cautela- ¿Cómo estás?
- Hecho una mierda Rebeca, ¿tú que crees? -me responde él andando muy despacio.
Aprieto mis labios porque sé que lo está pasando mal. Pero no pienso aguantarle que me hable así. Luis me sonríe y me ayuda a llevarlo hasta el coche. Lo acomodamos en la parte de atrás y le doy las gracias al madrileño. Me monto delante cogiendo aire con fuerza preparada para lo que me espera ahora. Arranco y salimos de la Ciudad Deportiva en dirección a su casa. Durante unos buenos minutos ninguno de los dos habla. Su móvil no para de sonar con mensajes y llamadas pero él no les hace ni caso.
- ¿Te duele mucho Ferrán?
- ¡Pues claro que me duele joder!
- Vale, otra más y te mando a la puta mierda, Ferrán.
Paso mi lengua por mi labio inferior pidiéndole a dios paciencia. Lo escucho resoplar y darle un manotazo al reposacabezas del coche.
- Lo siento Rebeca, siento haberte gritado.
Me callo y no le digo nada porque estoy cabreada y no quiero decirle algo de lo que luego me arrepienta. Seguimos sin hablarnos un rato más. Estoy apunto de poner música para llenar el vacío que hay en el coche.
- Estoy muerto de miedo Rebeca.
- Ya lo sé Ferrán, lo sé, pero primero, deja de ser un borde conmigo y segundo hasta que no te hagan mañana la resonancia no sabremos lo que tienes.
- Lo siento, de verdad cariño que lo siento. Pero joder, otra vez la rodilla Rebeca, otra vez... con lo bien que iba -por el espejo retr
-Esperemos a mañana ¿vale?
- Vale. ¿Me perdonas por haberte pegado voces?
-Claro que si tonto
Llegamos a su casa unos minutos después. Dejo el coche fuera y lo ayudo a salir e ir subiendo las escaleras poco a poco. Ferrán se apoya en mi y entramos en la casa. Caminamos hasta el comedor y lo dejo en el sofá. Me siento yo también y pongo su pierna encima de las mías. Él se lleva las manos a la cara y veo que está realmente afectado.
- ¿Me dejas que le eche un vistazo? Sé que te lo habrá mirado tu fisio y yo sólo soy una alumna en prácticas, pero me gustaria ver tu rodilla...
- Claro, claro que si
Le voy subiendo a Ferrán el pantalón hasta dejar al descubierto la rodilla. La verdad es que la tiene bastante hinchada. La voy tocando con mucho cuidado y veo que él se queja. Examino la zona por todos lados.
- ¿Qué te ha dicho tu fisio?
- Que puede ser una fractura, un desgarro del menisco, una bursitis...cualquier cosa. Que hasta que mañana no me hagan la resonancia que no lo saben...
- ¿Y no te ha dicho que puede ser un edema?
- ¿Un edema?
-Si, una inflamación del hueso. Tiene toda la pinta Ferrán. No es el primero que veo. Y si fuera un edema sólo estarías de baja un mes como mucho...
- ¿Tú crees que puede ser un edema?
- Hay muchas probabilidades de que lo sea, es que además tienes un derrame y eso es también una característica del edema.
- ¿Y si fuera así que pasaría?
- Pues reposo unos cuantos días y después magnetoterapia y fisioterapia.
- Bueno, menos mal que tengo suerte y tengo una increíble novia que me puede dar unos maravillosos masajes -Ferrán hace un pequeño puchero mirando en mi dirección. Está tan mono que solo me dan ganas de reír.
- Y con final feliz -le guiño un ojo consiguiendo que él me sonría- todo saldrá bien Ferrán. Es normal que tengas miedo, pero ¿sabes una cosa? tú eres una persona que te has enfrentado a la peor lesión del mundo y has salido para adelante. Un puto edema no te va a frenar. Y ya me encargaré yo de no dejarte caer.
- ¿Sabes que te quiero Rebeca?
- Y yo a ti.
- Pues dame un beso anda. Que llevo desde ayer sin besarte.
Ferrán me mira con cara de corderito y yo es que no puedo negarle nada a mi niño. Me acerco con cuidado a él rozando sus labios por unos segundos. Su mano acaricia mi mejilla con mucho cuidado.
- Gracias por estar aquí a mi lado mi niña.
- ¿Dónde iba a estar sino? Venga, anda, que te voy a hacer una sopa que te va a sentar de escándalo
- ¿De estrellitas?
-De estrellitas -le levanto la pierna con mucho cuidado a Ferrán y él me coge de la mano para sonreirme mientras se la lleva a los labios.
- Te quiero -me dice con una ternura que me desarma por completo.
- Y yo a ti.
El timbre de la puerta suena en ese momento. Ferrán arruga su cara y me mira muy confundido.
- ¿Esperamos a alguien? -me dice mi novio.
- Como no sean los Reyes Magos que han venido antes. Voy a ver quien es. No te muevas.
Salgo del comedor dejando la puerta abierta. Voy hacia el portero y pregunto antes de abrir.
- ¿Si? -digo preguntando.
- ¿Si? ¿Y tú quien eres? -me pregunta una voz de chica al otro lado del telefonillo.
- ¿Yo? ¿Quién eres tú que eres la que estás llamando?
- Soy Carolina, la novia de Ferrán.
Estoy en la cocina haciendo la sopa mientras Ferrán está discutiendo con su prima en el salón. Menuda puta con decir que era su novia. Madre mía, si es que estoy rodeada de gilipollas que le van detrás a Ferrán. No sé como no he arrastrado de los pelos a más de una. Pruebo la sopa y le echo un poco de sal. Escucho pasos subiendo las escaleras con rapidez. Me asomo por la puerta del comedor y veo a Ferrán en el sofá con las manos en la cara.
- ¿Todo bien? -le pregunto con cautela.
Ferrán se quita las manos en la cara y me hace un gesto con la mano para que me acerque. Llego hasta el sofá y me siento cogiendo su mano.
- Al parecer tenía pensado pasar el resto de las Navidades aquí. Ni sabía que me había lesionado la gilipollas.
- ¿Tenía?
- Le he dicho que se vaya, que no hace falta que esté aquí. Dice que mientras tú trabajas puede cuidarme -alzo mis ojos mirando a Ferrán y él hace una mueca.
-Bueno, es tu prima Ferrán, ahí yo no me meto -le respondo encogiendo mis hombros porque no sé hasta que punto está la relación con su prima.
- Eso es lo que ella quiere, que se la meta.
- ¡Ferrán!
- Que es verdad Rebeca. Que desde que volví a España no para de acosarme la muy pesada. Y encima su madre la anima. Hazme un favor, no me dejes solo con ella.
- Ya, pero...tiene razón, yo tengo que trabajar.
- Pues me voy con tu hermana a su casa, yo no me quedo solo con esta que me viola. Que ahora que no puedo moverme seguro que quiere aprovecharse de mi.
- Eres un exagerado -le recalco rodando mis ojos.
- No la conoces -me advierte él- esa es capaz de cualquier cosa por pillarme.
- Si tú lo dices. Anda, que la sopa ya está. Y he hecho pescado a la plancha con arroz.
- Joder, te amo ¿sabes?
- ¿Porqué te hago de comer?
- No, porque "et vull com un boig"
Me acerco a Ferrán y me lo como a besos. Sus labios buscan los míos y los chupa de una manera que ciertas partes de mi cuerpo me cosquillean.
- Si vais a estar dándoos el lote me lo decís y me quedo en mi cuarto.
Me separo de Ferrán para ver a su prima entrar en el comedor con un short y una camiseta de manga corta con profundo escote.
- Carolina, que aquí tú no tienes ningún cuarto, no me toques los cojones que llevo un día de mierda. Estoy en mi puta casa y besaré a mi novia donde me de la gana.
- ¿Tienes que ser tan ordinario Ferrán?
Carolina se sienta a sus pies inclinándose un poco para que darle a mi novio una buena panorámica de sus tetas.
- Soy como me da la gana. Y quítate que tengo que estirar los pies -bueno, el modo cabrón de Ferrán me está sorprendiendo, y si, me pone un montonazo, pero montonazo.
- Voy a traer la cena -me levanto del sofá para poner la mesa y traer la cena.
- ¿Qué hay de cenar? -dice ella sentándose en un sillón.
- Sopa, pescado y verdura -le respondo con muy pocas ganas.
- Uy, yo paso -dice ella con cara de asco- a mi me haces una ensalada, por fi.
- La ensalada te la haces tú con el coño Carolina, que Rebeca no es tu criada. Hay sopa y pescado, si quieres te lo comes y si no, no te lo comas, me la pela.
Miro a Ferrán el cual mira a su prima cada vez más cabreado. La otra cruza sus brazos y pone morritos enfurruñada.
- ¿Quieres sopa entonces? -le pregunto de nuevo.
- ¡Que remedio! Desde luego Ferrán que está claro que tu novia te tiene que aguantar por quien eres...porque con ese carácter eres insoportable -miro a Carolina y ahora si, ahora me ha tocado el coño.
- Mira guapa -le digo sonriéndole irónicamente- que te quede claro una cosita, si estás insinuando que estoy con Ferrán porque es futbolista y tiene pasta te equivocas pero de todas todas.
- ¿Y entonces porqué estás con él? -me pregunta ella poniendo cara de boba.
- Porque echa unos polvos de la hostia. Y yo que tú me pondría tapones en las orejas esta noche, que toda la calle ya sabe donde vive tu primo.
Carolina abre sus ojos como platos y la veo mirarme enfurecida. De reojo veo a Ferrán llevarse las manos a la cara descojonado de la risa. Esta no se irá, pero a esta la aburro yo hasta que echarla.
- ¿Así que estás conmigo por el sexo Rebeca? Me siento un hombre objeto.
Ayudo a Ferrán a sentarse en la cama y él pone una de sus manos en mis caderas atrayéndome hacia él. Sube mi camiseta y me da un beso en el estómago.
- Si, objeto. Tendrás tú mucha queja de que yo te utilice, que tú siempre estás dispuesto hijo.
- ¿Para echar un polvo contigo? Siempre, esa es una de las cosas de la vida de las que no me canso nunca.
Ruedo mis ojos mientras le ayudo a tumbarse en la cama. Le pongo un cojín debajo de la pierna y lo tapo con las sábanas. Rodeo la cama para acostarme yo también.
- Le he dicho a Leo que mañana llegaré un poco más tarde. Así te acompaño la clínica.
- No hace falta que lo hagas. Me dejas allí y punto.
- De eso nada -me giro en la cama para mirarlo y tiene cara de cansado- yo me quedo contigo hasta que te digan lo que sea ¿vale?
- Vale. Y...gracias Rebeca.
- No me des las gracias Ferrán, joder que soy tu novia.
- Eres más que eso, y lo sabes "eres la meua llum"
- Ay dios, cuando me hablas en valenciano me derrites.
Miro a Ferrán y lo veo sonreír levemente. Mi mano acaricia su mejilla muy despacio.
- Todo saldrá bien Ferrán. Ya lo verás. Y yo voy a estar contigo. No te voy a dejar.
- Pues no me dejes nunca ¿vale? que la vida sin ti es una mierda.
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