19. Mi Primera Vez Contigo
*** Pues si, por fin llegó, el capítulo que esperabais y que os merecéis. Disfrutarlo. Muchos besos y abrazos ***
💞⚽💕
MÁS TARDE
Solo hace unos minutos que Ferrán y yo hemos llegado a mi habitación del Alfonso XII después de haber cenado en el hotel donde se alojaba la selección. Me he sentado con Ferrán y con sus padres y apenas he comido de los nervios que tenía. Por suerte mi novio no se ha separado de mi en todo el rato y no he estado tan incómoda. Pau se ha sentado a mi otro lado y nos hemos pasado toda la noche cuchicheando los tres. Por lo menos mi rubio me ha hecho reír criticando a la Maddy, a la Kira y a su puta madre. Ya tenía yo ganas de estar un buen rato con Pau.
Ferrán deja su pequeña maleta en el suelo y yo mi bolsa encima de una silla. Se pasa la mano por la cara y viene a abrazarme por detrás. Sus manos se entrelazan con las mías y me da un pequeño beso en el cuello.
- ¿Estás cansado? -le pregunto abrazándolo bien fuerte.
- Un poco. Mucha tensión Rebeca -me contesta dejando escapar un pequeño y cansado suspiro.
- Te propongo un plan -Ferrán me da la vuelta poniendo sus manos en mi nuca sin dejar de mirarme con esa sonrisa torcida que tanto me gusta.
- A ver, dime tu plan -me ruega aún con esa sonrisa.
- Me doy una ducha y te hago un masaje ¿qué te parece?
- Que te duches pronto preciosa
Abrazo a Ferrán y me separo de él para ir a abrir mi bolsa. Saco un pantalón corto de pijama, una camiseta y mi neceser. Voy derechita al baño cuando me doy la vuelta para mirarlo y lo veo sentado en la cama cogiendo su móvil. Lo que sea que está leyendo le ha hecho sonreír.
- ¿Rebeca?
- Dime -me paro en la puerta del baño mientras él deja su móvil a un lado.
- ¿Estás bien con lo de mis padres?
- Bueno, tengo que decirte que al principio me ha dado mucha vergüenza, pero después ha estado muy bien. Tus padres son increíbles.
- Mi madre me ha mandado un mensaje y me ha dicho que sonrío mucho cuando te miro, y que les has encantado, ah y que se va tranquila a Valencia sabiendo que ya no estoy solo.
- Es que ya no estás solo Torres, tienes una increíble, fabulosa y fantástica novia... - le guiño un ojo a Ferrán y él me saca la lengua.
- ¿Y con lo de Kira? -¿Con esa puta? Con eso no estoy bien, estoy mal.
- A ver. No es agradable ver a tu ex tan cerca tuya, y lo del beso me ha dado mucho coraje, pero estoy bien Ferrán -le contesto mintiendo un poquito.
- La dejé yo a ella Rebeca -me suelta aún mirándome serio.
- Da igual Ferrán, no tienes que contarme nada.
- Pero es que si quiero.
- Ferran, no llevamos ni un mes. Vamos a dejar lo de los ex que me da pereza. Voy a ducharme.
Me meto en el baño casi sin mirarlo. Estoy deseando ducharme y relajarme un poco de todo el día. Con la tontería son casi las 2 de la mañana y aún tengo la adrenalina a tope.
Dejo la ropa en la encimera y me doy una larga ducha disfrutando de los chorros de agua estos tan pijos. Odio a la tal Kira, la odio con toda mi alma aunque no haya hablado con ella. Es que a su lado me siento insignificante. Un par de veces la he pillado mirándome fijamente sobre todo cuando Ferrán ponía sus brazos sobre mis hombros. Y es que encima cuando nos íbamos no ha parado de reírse con los padres de Ferrán mirándome de reojo mientras se despedía.
Pero bueno, Ferran no tiene la culpa, es más, ha pasado olímpicamente de ella, pero el mal rato me lo he llevado yo.
Cuando termino en el baño y salgo, Ferrán está en camiseta y calzoncillos viendo la televisión. Se da la vuelta para mirarme de una forma tan intensa, que yo siento calor por todo mi cuerpo porque esa mirada es como si me estuviera desnudando. Ferrán pasea su lengua por su labio inferior y yo siento un latigazo en ciertas partes de mi cuerpo. Su mirada me está devorando y me tiene al borde del desmayo. Es que encima está tan buenísimo ahí sentado, sin hacer nada, solo mirándome como si yo fuera su tributo.
- Si estás cansada dejamos el masaje para otro día Rebeca.
- Uy, no. Y perderme la posibilidad de hacer prácticas con tu cuerpo... va a ser que no -Ferrán alza una de sus cejas y se ríe a la vez que se rasca el pelo- túmbate boca abajo y quítate la camiseta.
Ferrán lleva sus manos al borde de su camiseta y se la quita mientras yo trago saliva y rezo 20 padrenuestros. Mira que lo he visto sin camiseta unas cuantas veces, pero es que me pone cardíaca ver sus putas abdominales. Intento apartar la vista disimulando. Pero es que no puedo. Tiene unos abdominales tan trabajados que me falta untarle Nutella y lamerselos hasta gastar el bote.
Nota mental Rebeca : ir a Mercadona y comprar Nocilla o similar con urgencia
- Rebeca, ¿Que te pasa? Estás distraída, ¿estas bien? - agito mi cabeza y le sonrió a mi novio.
- Si, estoy bien. Venga, túmbate.
Me doy la vuelta y voy a coger el bote de crema que tengo en mi neceser. Pongo música suave en mi móvil para ambientar la habitación. Voy hacia la cama y Ferrán está tumbado boca abajo. Alza su cabeza y me da una gran sonrisa que le devuelvo.
- Bueno señor Torres. Relajase y disfrute de su masaje.
- Créeme que lo voy a disfrutar novia.
Me muerdo los labios porque me encanta cuando me dice novia. Me siento en la cama y me echo crema en las manos. En cuanto lo toco él pega un respingo. Empiezo a pasar mis manos por si trabajada espalda comenzando por los hombros y bajando por los costados. Ferrán se va relajando y ni siquiera me habla. Veo como se le pone la piel de gallina conforme mis dedos lo van tocando. Aprieto donde creo que más lo necesita y masajeo también sus brazos para después bajar a sus muslos. Y joder, vaya gemelos que tiene aquí mi novio. Es que este hombre no tiene nada de grasa.
Estoy unos buenos minutos ensimismada con mis manos en su cuerpo. Ninguno de los dos habla y temo que incluso Ferrán se haya dormido.
- Date la vuelta Ferrán.
Ferrán se gira y me mira esbozando una sonrisa que me hace coger aire con fuerza.
Mis ojos se van a cierta parte de su anatomía cubierta por sus ceñidos calzoncillos negros. Madre mía, es que se le marca todo. ¿Cómo puede estar tan bueno? Ay dios, tengo mucho calor, este hombre me produce mucho calor. Me vuelvo a echar crema para después, poner mis manos en su pecho y las voy bajando lentamente mientras lo miro.
- Desde luego que prefiero tus masajes mil veces a los de Leo.
Ferrán me mira con una sonrisa traviesa y baja su vista hasta mi escote. Sigo sus ojos y veo que se me ven las tetas a través de la camiseta. Siento de nuevo los colores subir por mi cara y Ferrán se ríe. Mis manos siguen tocándolo y siento su mirada fija en mi en todo momento. Mis ojos llevan un rato perdidos en sus abdominales y sinceramente creo que estoy disfrutando yo más del masaje que él.
- ¿Te gusta el masaje Ferrán?
- Mucho -me admite mordiendo a continuación su labio superior.
- Pues si te portas bien cada vez que tengas partido te llevarás uno de estos -alzo mis cejas para mirarlo y esbozo una pequeña sonrisa sin quitarle las manos de encima.
- ¿Sabes que me la pones muy dura cuando me llamas Torres?
- ¿Ah, si? A ver si es verdad
Bajo mis manos hasta llevarlas encima de su ropa interior. Me muerdo el labio al tocarlo y efectivamente, su pene está bien de duro. Ferrán suelta un ronco gemido. Mis dedos siguen tocándolo de arriba a abajo y siento como cada vez su pene, se va hinchando más.
Ferrán se incorpora y de un rápido movimiento me tumba en la cama. Mi estómago se contrae cuando siento sus labios en mi cuello que me besan y acarician con su lengua. Una de sus manos se cuela por debajo de mi camiseta hasta alcanzar uno de mis pechos. Ahora mismo lo único que oigo es lo fuerte que me late el corazón. Sus dedos aprietan mi pezón mientras su boca sube hasta mi barbilla. Atrapa mi boca en un lento beso haciendo que su lengua tome la iniciativa y acaricie sin descanso la cavidad de mi boca.
- Rebeca, ¿tú tomas algún anticonceptivo?
La cara de Ferrán se pone delante de la mía pero su mano sigue torturando mis pezones, haciendo que los jadeos de mi garganta sean cada vez más fuertes.
- Si... estoy tomando pastillas...
Apenas puedo hablar. Me alza la camiseta quitándomela del todo y dejando mis pechos al aire. Ferrán se relame los labios al mirarlos y alza sus ojos mirándome con un deseo y un brillo que me tienen derretida.
- Quiero hacerlo sin nada. Quiero sentirte Rebeca. Si tú quieres...
- Si que quiero si -le contesto sintiendo que los latidos de mi corazón son cada vez más intensos.
- Bien -Ferrán baja su cabeza hasta posar sus labios en uno de mis pechos. Se lo lleva a la boca y su lengua traza círculos en el haciendo que mi vientre se contraiga de nuevo. Hace lo mismo con el otro pecho mientras yo llevo mis dedos a su pelo hundiendolos en el.
Cuando Ferrán se harta de lamer mis pechos se incorpora para quitarse su ropa interior. Se me queda mirando y juro que esa mirada ya me tiene chorreando, lo juro. Me quedo mirando embobada como su erecto pene se alza y sinceramente, estoy deseando tenerlo dentro.
Ferrán pone una de sus manos en mi muslo y acaricia la cara interna de ambos sin llegar a tocar mis bragas que es lo que yo quiero. Su lengua traza círculos cerca de mi sexo pero no hace ademán de acercarse. Y joder, yo estoy mojada no, lo siguiente.
Ferrán alza sus ojos y sin dejar de mirarme le pega un tirón a las bragas y las desliza por mis piernas dejándolas a un lado. Sus dedos me rozan despacio y esto hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Él baja y sube sus manos haciendo que me muerda los labios y no gritar todo lo fuerte que quiero.
Ferrán se sitúa encima mía. Une sus labios con los míos mientras siento su pene caliente y duro clavado en mi estómago. Él pone sus codos a ambos lados de mi cabeza. Me mira fijamente haciendo que tenga que tragar saliva al ver esos ojos que me están mirando como si fuera única.
- Eres tan preciosa Rebeca.
Ferrán se agarra el pene con una de sus manos y busca mi abertura provocandome con su roce. De una sola estocada se hunde tan profundamente en mi interior que se me escapa un gemido tan alto que hasta yo me sorprendo. Cuando empieza a moverse yo creo que ya me estoy volviendo loca. Sus embestidas son lentas y suaves, deslizándose tan despacio que con cada nuevo roce yo siento que algo estalla en mi interior.
- Las ganas que tenía de estar dentro de ti Rebeca.
- Cariño, yo llevo deseándolo toda la vida -le contesto medio riéndome.
Muevo mis piernas por instinto pegando mis caderas a las suyas. Mis dedos se clavan en sus hombros y mis labios besan la curva de su cuello. Ferrán aumenta el ritmo y yo creo que no puedo aguantarme más. Solo lleva un par de minutos dentro de mi y yo ya quiero correrme. Mis piernas se tensan, mi cuerpo se arquea recibiendo sus embestidas y un cosquilleo que nace en mi vientre me hace explotar en miles de pedazos. Me sujeto a sus hombros y sé que le estoy clavando las uñas. Pero es que no puedo aguantarme. Tengo un orgasmo bastante fuerte y cuando termino siento que todo mi cuerpo me tiembla.
Me separo de sus hombros y abro más mis piernas. Las alzo y rodeo su cintura con ellos. Ferrán me embiste más profundamente. Recibo todo lo que él me da. Beso sus labios y siento como sigue moviéndose. Él se tensa abandonándose también a su orgasmo. Verlo correrse me hace sonreír y maldecir. Porque por segunda vez en tan pocos minutos mi vientre se contrae y siento un espasmo que lo recorre. Si, lo hago yo también. Tengo otro nuevo orgasmo a la vez que él y me abandono disfrutándolo tanto que sinceramente si el mundo se acaba ahora creo que moriré feliz en sus brazos.
Ferrán se quita de encima de mi, dándome espacio para respirar. Llevo mi mano a mi pecho intentando calmar los furiosos latidos de mi corazón. Me giro para ver una preciosa sonrisa en sus labios. Sus dedos recorren mis mejillas muy despacio.
- ¿Estás bien Rebeca?
- Demasiado bien. Ha sido increíble Ferran.
- Tú eres increíble Rebeca. Estar contigo es una locura. Eres mi pequeña locura.
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