8.Raúl
Si no llega a ser por Leo, hoy habría llegado tarde al trabajo. Anoche, con tanta indecisión, se me olvidó poner la alarma. Hice lo de todas las mañanas deprisa y corriendo, hoy no era un buen día. A causa de acostarme tarde, tenía un fuerte dolor de cabeza y no estaba pendiente de la labor. Además de eso, hoy no venía Gina y estaría sola casi toda la mañana.
- ¿Te encuentras bien Elena? No tienes buena cara. – Me dijo Teresa sacándome de mis pensamientos mientras miraba el programa que organizaba las habitaciones en el ordenador. Teresa era la gobernanta del hotel, una señora mayor con bastante carácter cuando se enfadaba pero con un corazón enorme. Era la empleada más longeva, la que ha visto pasar varios directores y múltiples personas en prácticas.
- Sí, estoy bien, es solo que anoche me acosté tarde y no he dormido bien.
- ¿Ha pasado algo? Eso no es muy normal en ti.
- No, de verdad, no tienes que preocuparte.
- Cuídate Elena, eres muy joven, no te enfermes.
- Gracias Teresa.
En mi rato de descanso me tomé una pastilla para el dolor de cabeza y pasé el resto de mi jornada mucho mejor. Al salir dirección a mi casa recibí un mensaje de Gina preguntándome otra vez por el e-mail a Hak Yeon. En realidad había estado un buen rato sin pensar en ello. Cuándo le respondí de manera afirmativa ella me envió por lo menos diez iconos de las manitas aplaudiendo, sonreí ante aquel gesto. Desde mi teléfono revisé mi correo sin esperanza alguna de encontrar una contestación. Pero no fue así. Al darle a las flechitas que hacían que actualizara mi bandeja de entrada de mis e-mails, apareció uno destacado.
Asunto: ¡Al fin!
Remitente: Hak Yeon.
Mis ojos se abrieron como platos y mi corazón iba a mil por hora. No podía creer que me hubiera respondido. Le di para abrir el mensaje, pero mi teléfono no me hizo caso, en ese momento quise estamparlo contra el suelo, pero las consecuencias serían graves así que lo pensé mejor. Volví a mirar mi móvil el cual me señalaba que no tenía cobertura y por lo tanto tampoco tendría internet. Odiaba mi teléfono de segunda mano, ¿cómo era posible no tener cobertura en mitad de la calle? Me desesperé. Quise llegar a mi casa lo antes posible.
En cuanto entré por la puerta llegué hasta mi portátil y lo encendí. Escribí mi dirección, mi contraseña y aparecieron los mensajes, entre ellos el de Hak Yeon. Hice clic y no tardó en aparecer su contestación.
Hola Lena! Creí que te habías olvidado de mí o no querías hablar conmigo. Sé que fui muy directo al darte mi dirección de e-mail, pero realmente no quería perder contacto contigo. Yo también lo pasé genial contigo en París, espero que podamos hablar más a menudo. ¿Qué tal si nos vienes a visitar a corea? Sería estupendo.
Los chicos están bien, trabajando duro, como siempre. Seguro que nuestro nuevo concepto os sorprenderá.
Saludos desde corea... Te echa de menos... Cha Hak Yeon.
Mientras leía, en mi boca poco a poco se formó una sonrisa y mi estómago sentía el cosquilleo que ya me había acostumbrado a tener cada vez que hacía o pensaba algo que tenía que ver con él. Pero la última frase hizo intensificar ese sentimiento, ¿Me echaba de menos? Decidí responderle.
Me alegro que estéis trabajando duro, como siempre, tendréis el agradecimiento y el apoyo de las Starlights.
Sobre lo de ir a corea... mi bajo presupuesto me lo impide, pero intentaré ahorrar ya que llevo mucho tiempo queriendo visitar el país.
Saludos desde España.
Lo pensé una y otra vez, pero solo él sabe que lo voy a escribir. Nadie, salvo Leo que me miraba sentado a mi lado, sabía que estaba escribiendo estas palabras roja como un tomate y con una sensación de adrenalina por hacer algo que no estaba acostumbrada.
Yo también te echo de menos...
Y le di a enviar. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Le he dicho a Hak Yeon que lo echaba de menos y era verdad. Debía admitirlo, lo que sentía por él era más que admiración de una fan. Las sensaciones que tengo, las reacciones que hace mi cuerpo me delatan. Me gustaba... y no como un idol.
Aquel día lloré. Hacía tiempo que no me sentía de esta manera y tuve miedo. La última vez que me gustó alguien no terminó con final feliz. Me tumbé en la cama y giré la cabeza a mi mesita de noche. En ella se encontraba el despertador, la lámpara, un marco con una foto de Leo tumbado boca arriba y sobré ella una pulsera con piedras azules y abalorios en forma de corazón. Raúl. No sabía por que conservaba aquella pulsera, ya que todo había terminado.
Flash Back.
Aquel día tuve una discusión bastante fuerte con mi madre. Estábamos en plena época de exámenes y no había estudiado nada, así que para despejarme fui a la biblioteca de la universidad. Me senté en la mesa más retirada, saqué los libros e intenté leer mis apuntes.
Por mucho que quisiera, no estaba concentrada. Mi mente iba una y otra vez al tema de mí madre, era muy cabezona y no quería entender que ese hombre con el que estaba le hacía daño. Lloré ante la impotencia de no poder hacer nada por ella, no me escuchaba.
- Tus apuntes se arruinarán si sigues llorando sobre ellos. - Una voz me distrajo y levanté la cabeza para encontrarme con unos ojos verdes que me miraban fijamente. Había visto aquel chico varías veces por la biblioteca, pero nunca había hablado con él antes. – Ten. – Y me tendió un pañuelo.
- Gracias.
No se cómo comenzó la conversación realmente, pero Raúl me escuchó toda la tarde sin preguntas innecesarias. Desde aquel día, cada tarde me encontraba con él en la biblioteca y luego me acompañaba a casa. Descubrí que era hijo de una familia con dinero, cosa que me sorprendió, ya que por su carácter no parecía que se le hubiera subido a la cabeza. Me contó que su sueño era ser un cocinero reconocido en el mundo y que le gustaría irse a los mejores restaurantes del mundo para aprender y mejorar.
Una tarde, después de varios meses, nos sinceramos el uno con el otro, así que decidimos salir juntos y como sello de nuestra nueva relación me regaló la pulsera. Fueron los meses más perfectos vividos en mi caótica vida. Por supuesto le conté sobre mi amor por la cultura asiática y él me apoyo hasta tal punto de ver conmigo los doramas más azucarados y llorar juntos por los finales románticos.
Pero no todo fue de color de rosa. Un día me contó que un amigo suyo había contactado con un familiar que trabajaba en Londres y buscaban aprendices en un restaurante de alta categoría. Mientras me lo explicaba, sus ojos brillaban de ilusión ya que era una gran oportunidad de seguir con su sueño, me alegré mucho por él. Por supuesto hablamos de nuestra relación y decidimos mantenerla a distancia hasta que yo ahorrara y pudiera irme con él. Aquella misma noche el novio de mi madre llegó a nuestra casa borracho y tuvo una fuerte discusión con ella, hasta tal punto de llegar a las manos. Yo por defenderla me metí en medio y él me empujó, caí en el suelo y me disloqué el brazo. Raúl, que estaba al tanto de mi situación en casa, tomó la decisión de no irse a Londres y quedarse conmigo hasta que mi situación mejorara, cosa que yo no podía permitir. Aquel viaje era su sueño, y no se lo iba a arruinar por culpa de mis problemas.
Discutimos varias veces el tema pero siempre salía perdiendo, así que hice un plan para que me dejara y se marchara a Londres sin preocuparse por mí. Le pedí a mi vecino, un muchacho de mi misma edad con el que hablaba de vez en cuando, que me ayudara. Una tarde que Raúl venía a mi casa, después de actuar un poco, le hice creer que a quien realmente quería era a David, mi vecino. Por supuesto se enfadó y yo me desmoroné por dentro mientras él se iba para no volver a verlo. Días después descubrí que viajó a Londres y entonces volví a dormir en paz.
*******************************
Aquí un capitulo más donde conocemos a Raúl... ¡No le perdáis de vista!
Hoy os pongo doble capitulo, a parte de que este es bastante cortito, la semana que viene tengo que hacer un curso y no se como estaré de tiempo para actualizar, aunque si encuentro un hueco lo haré.
Me encantaría leer vuestras opiniones en cuanto al fanfic, comentarios o estrellitas son bienvenidos para animarme a continuar ;)
Gracias a las personitas que me leen ^^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro