
36. Pesadilla
- No digas nada y perdóname, tenía que haberte comprendido desde un principio, al fin y al cabo es tu madre y debes cuidar de ella a pesar de todo. Pero, entiéndeme, no quería que te alejaras de mí, y no verte me estaba volviendo loco. – Hak Yeon cogió aire. – Y claro, como ya habías accedido a irte a vivir conmigo, el que te fueras tan de repente... - Le hice caso y no hablé, solo le interrumpí para tirarme a sus brazos y él me correspondió, apretándome fuertemente. Hundió su cara en mi cuello y noté algo húmedo. – te he echado de menos... Perdóname.
- Yeonie... no hay nada que perdonar. – Le agarré la cara, aún sin creérmelo. – Estás aquí... - Sonrió mientras asentía.
Nos dejamos de palabras y al fin puso sus labios sobre los míos, anhelando cada roce y cada instante con él, era mi medicina, mi remedio para ser feliz que tenía nombre y cara, Hak Yeon.
Entramos a mi casa sin soltarnos en ningún momento, con él aquí todo era perfecto. Nos sentamos en el sofá y me resumió todo lo que pasó desde que yo me fui.
- Me arrepentí al instante de lo que te dije ese día, pero cuando tuve oportunidad de ir a disculparme ya era tarde, pues te habías ido. Estuve bastante frustrado, hasta que Shin Hwa me dio la idea de venir aquí. – Le miré sorprendida. – Sí, fue nuestro mánayer el que organizó todo. Lo habló con la agencia y pusieron la pequeña mentira de que estaba enfermo.
- ¿No era verdad? He estado tantos días preocupada por saber si estabas bien... - Me hice la enfadada.
- Era la única manera de poder salir sin tanta vigilancia.
- Pero sigue siendo arriesgado... te dije que no lo hicieras por mi...
- Lena... haría cualquier cosa por ti... - Me agarró de las manos. – No podía dejar las cosas como estaban, no después de lo que te dije, te hice daño... - Agachó la cabeza pero yo se la levanté.
- Sé porque lo dijiste y te entiendo, tal vez yo hubiera hecho lo mismo. Vamos a olvidarnos de esa pequeña discusión ¿Vale? Ahora... - Me senté sobre él. – Estas aquí. – Le di un beso fugaz. – Y voy a disfrutar de ti.
Hak Yeon no puso ningún impedimento cuando comencé a acariciarle, aún por encima de la ropa, pues él me correspondió metiendo las manos bajo mi camiseta, haciendo que la temperatura de ambos subiera considerablemente.
- Me encantaría llevarte a la habitación. – Me dijo cuándo tuvo la suficiente cordura para separarse de mis labios. – Pero aún no me has enseñado tu casa.
- Ya tendremos tiempo... - Me levanté mientras le agarraba de las manos. – Ahora sígueme.
Aquella noche hicimos el amor, anhelando cada milímetro de nuestra piel, como si hiciera más tiempo del que había pasado desde que nos vimos por última vez. Nos quedamos abrazados, disfrutando de nosotros mismos. Hak Yeon me preguntó por mi madre y yo le conté todo con entusiasmo, pues él haberme reconciliado con ella y que sus heridas sanaban poco a poco, me hacían estar muy feliz. Ahora con él a mi lado, aquello que me faltaba ya estaba completo. De esta manera, esa fue una de las únicas noches que pude dormir seguido.
Un cosquilleo en mi cara me despertó de a poco, al parecer a Leo ya le tocaba su hora de salir. Abrí los ojos esperando ver a mi pequeño sobre mí, pero no fue así, pues unos ojos rasgados se encontraban a milímetros de mi cara, y entonces recordé rápidamente la noche anterior y me sentí tremendamente feliz, dando gracias de que no fuera un sueño y que Hak Yeon estuviera realmente en mi casa, en mi cama, abrazándome y besándome, deseé que no pasara el tiempo.
El sonido de mi teléfono nos interrumpió, pero no hice caso ya que me dediqué a apretar a Hak Yeon por el cuello para profundizar nuestro beso, noté como sonreía ante mi gesto.
- ¿Y si es importante? – Dijo pegado a mí.
- Tus labios son más importantes. – La melodía del móvil paró, pero al momento volvió a sonar. – Al final tendré que cogerlo. – Giré mi cara. - ¿Me lo acercas?
Volvió a besarme antes de quitarse de encima e ir a la mesilla de noche, se sentó al borde de la cama de espaldas a mi mientras miraba el teléfono, tardó bastante en pasármelo, finalmente me lo tiró, literalmente a mi lado y se levantó. Le miré a la vez que salía por la puerta sin comprender su comportamiento, pero en cuanto leí el nombre que salía en la pantalla comencé a encajar todo.
- Buenos días Lena, - contestó Raúl desde el otro lado. – Solo quería pedirte disculpas por...
- Luego hablamos. – Y sin darle tiempo a responder, colgué de inmediato.
Salí de la cama a toda prisa, me puse una de las camisetas que había tirada por la habitación y seguí a Hak Yeon, no sé en qué momento se había vestido, pues estaba listo para marcharse.
- Yeonie...
- Veo que has aprovechado bien tu tiempo aquí. – Se cruzó de brazos mientras me miraba, parecía decepcionado. – No debí venir... - Otra vez sentí el pinchazo en el pecho que había desaparecido desde anoche.
- ¡No pienses tonterías! Él solo me ha estado ayudando con el tema de mi madre.
- Creí que estaba en Londres...
- Volvió hace unos meses... ¡pero ese no es el caso! Hak Yeon... él es solo un amigo, hemos hablado y aclarado las cosas, no debes preocuparte. - Me acerqué a él, pero retrocedió rompiéndome por dentro. - ¿Cómo puedes actuar de esa manera sabiendo lo que siento por ti? – Creí que no tendría motivos, pero de nuevo mis lágrimas volvieron a caer.
- No sé lo que sientes, pues no has tardado nada en volver aquí... y además te vuelves a encontrar con él. He sido un estúpido en pensar que te alegrarías de verme. - Aunque él no quiso, me volví a acercar para ponerme a su altura.
- ¿Quién eres? – Me miró al fin, pero algo desconcertado. – ¿Dónde has dejado al chico que vino ayer?
- Se fue cuando vio la realidad de las cosas...
No dijo nada más, pues cogió sus cosas y se fue. No daba crédito a lo que acabada de ocurrir, no entendía cómo era posible pasar de estar en el cielo, al mismo infierno en menos de veinticuatro horas. No pensaba dejar las cosas de esta manera, así que rápidamente salí por la puerta, por suerte Hak Yeon aún no había bajado las escaleras.
- ¿En serio te vas a ir de esta manera? – No se giró, solo se quedó donde estaba. – Si realmente piensas todo eso... ¿No me vas a preguntar, ni pedirme explicaciones? ¿No vas a luchar por mí? – Siguió en silencio, matándome. - ¿Sabes? De esta manera solo me demuestras que eres tú el que no has sido sincero conmigo...
- Adiós, Lena.
Ni siquiera se dio la vuelta cuando dijo esas palabras, bajó las escaleras y yo me desmoroné en cuanto escuché la puerta del portal cerrarse con fuerza. Sentía que me ahogaba, quería gritar y despertar de esta pesadilla, caí al suelo en cuanto descubrí que todo era real y todo se volvió negro.
(...)
Adiós, Lena... No debí venir... Hak Yeon bajaba por las escaleras mientras lloraba, y yo veía claramente como lo hacía. Quise detenerlo, pero fue imposible. Le grité con todas mis fuerzas, pero él no parecía escucharme.
- Déjame que te lo explique por favor... no te vayas. – Otra vez el sonido de la puerta cerrarse con furia.
Escuché mi nombre varias veces seguido de múltiples sonidos desconocidos para mí y noté como alguien cogía mi mano. No recordé nada de lo que había pasado, hasta que vinieron a mi mente los ojos de Hak Yeon, su última mirada antes de irse era lo único que recordaba y volví a caer en un pozo negro del que no quería salir en cuanto mi mente me avisó que fue real.
Con dificultad, abrí los ojos cegándome con el blanco de la habitación mientras lagrimeaba, seguramente por la cantidad de luz que había. Una voz me sacó de mis sentidos.
- ¿Lena? Menos mal que estás bien... - Reconocí el tono chillón de mi amiga. – No sabes el susto que me has dado.
- Gina... - La pude distinguir. - ¿Dónde estoy?
- En el hospital, en urgencias... Cuando volví a casa, te encontré desmayada en la entrada. El medico dice que has tenido mucho estrés acumulado, junto con el cansancio y que parece que no has comido bien, te ha dado un bajón que ha hecho que pierdas el conocimiento. Llevas medio día inconsciente.
- Gina...
Abracé a mi amiga intentando desahogarme, y le conté todo.
****************************
Nos vemos ahora ^^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro