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33. Gracias


A pesar de las peleas y de su manera de comportarse a raíz de la muerte de mi padre, ella era mi madre. La misma que dormía conmigo cuando tenía una pesadilla por haber visto aquel payaso en la televisión, o me colaba el zumo de naranja recién exprimido para que no notara la pulpa cuando me lo bebiera. Todo iba bien hasta que creyó que saliendo con otros hombres, olvidaría a mi padre. Tenía que encontrar un billete de vuelta en cuanto pudiera.

- ¿Lena? – Corrió hacía mí, sin darme cuenta me encontraba en el suelo, arrodillada y llorando. - ¿Qué ha pasado? – Noté la angustia en su voz. Se puso a mi altura y tomó mi rostro entre sus manos. – Mi amor... ¿Qué...?

Antes de responderle me tiré a sus brazos, abrazándolo y soltando todo lo que tenía dentro, lloré como hacía mucho que no lo hacía. Hak Yeon me apretó fuerte contra él, sin preguntas, solo me frotaba la espalda mientras me daba pequeños besos en la coronilla. No sé cuánto tiempo permanecimos así, pero fue lo suficiente reconfortante como para calmar mis nervios y poder contarle todo.

- Tengo que volver. – Sus ojos se abrieron más de lo normal.

- Lena... Sé que es tu madre pero... ella te ha hecho mucho daño.

- No puedo dejarla sola, por mi culpa...

- ¡Por favor, deja de decir que ha sido culpa tuya! – Subió su voz más de lo normal.

- ¡Pero lo ha sido! Si no me hubiera marchado, tal vez habría tenido el valor para avisar a la policía a tiempo y nada de esto habría pasado.

- Sabes mejor que yo que no podías... Irte fue tu mejor decisión, quien sabe si a ti te hubiera hecho algo parecido...

- Hak Yeon... nadie sabe lo que habría pasado... pero seguro que lo podía haber evitado. – Suspiré. – Tengo que volver. – Repetí.

Se levantó de mi lado y me dio la espalda, ese gesto me sentó como un puñal en el pecho.

- ¿Qué pasa con nosotros? – Me puse a su lado, intenté mirarle a los ojos, pero tenía la cabeza agachada. – Dijiste que no te apartarías de mi lado.

- ¡Y no lo haré! Que vuelva a España no quiere decir que no...

- ¿Me estás diciendo que irás, verás a tu madre y volverás?

- No... No sé cuándo lo haré. - ¿Por qué no lo entendía? – Es mi madre...

- La misma que te dio de lado... y la misma que no te escuchaba cuando le advertías de ese hombre ¡Ya has hecho suficiente!

- ¿Pretendes que la deje sola estando grave en el hospital? – Se quedó callado. – No lo haré, y estaré allí lo que sea necesario. Espero que lo comprendas...

Volví a la habitación, sin esperar respuesta. Recogí mis cosas y me dirigí a la puerta, Hak Yeon seguía parado en el mismo lugar. Hablé antes de marcharme.

- Estaré todo el día buscando algún billete y hablando con mis superiores del trabajo. Te... avisaré cuando...

- No es necesario. – Su tono de voz era casi inaudible, pero lo entendí lo suficiente como para que mis lágrimas volvieran a caer de nuevo, y esta vez no era por mi madre.

Volví a mi casa y me derrumbé en la cama, no dormí en lo que quedaba de noche. Abrí el portátil y comencé a buscar mi billete de avión de vuelta, el más temprano salía pasado mañana y aunque no me costó nada barato, lo compré. Al estar completamente despejada, decidí hacer la maleta, sin saber exactamente que meter. Era cierto que no sabía cuánto tiempo me iba a quedar, pero si tenía claro que iba a volver.

Mientras hacía todo, mi mente estaba centrada en Hak Yeon, necesitaba que lo entendiera, lo necesitaba a él y me dolía que no estuviera a mi lado. Sus últimas palabras me sentaron como un cubo de agua fría. Yo se que él me quiere, y me lo ha demostrado infinitas veces, pero en estos momentos es cuando me hacía falta y eché de menos su apoyo.

A primera hora de la mañana fui a la oficina, me dirigí al despacho de Yang Mi y le conté lo ocurrido con mi madre, eludiendo algunos detalles personales. Por suerte me comprendió a la primera y me ofreció toda su ayuda, de tal manera que me pagó lo que me costó el billete de avión. Mi trabajo era lo que más me preocupaba, pero me comentó que buscaría algún sustituto hasta que yo volviera. Le agradecí sumamente todo su respaldo, firmé algunos papeles de mi baja y comencé mi último día de trabajo.

Ángela fue la siguiente en enterarse de todo, aunque a ella también le añadí lo de Hak Yeon. Esa misma tarde, se vino a mi casa a ayudarme con la maleta y darme algún consejo.

- ¿Has intentado hablar con él?

- Si... Le he llamado esta mañana otra vez, y hace un rato, pero no ha contestado. - sentí ganas de llorar de nuevo.

- No me esperaba algo así de él. Pero... creo que por un lado le entiendo. Supongo que solo quiere que no sufras más por tu madre y ahora que te ibas a vivir con él, te vas...

- Lo sé, pero no me voy para siempre, le dije que volvería. Necesito que entienda que él es importante para mí... pero no puedo dejar a mi madre sola en ese estado.

- Ten paciencia, seguro que lo comprenderá.

Eso esperé e incluso llegué a imaginar que vendría corriendo al aeropuerto a despedirse de mí en el último momento, como en las películas, pero nunca sucedió. El no haber tenido contacto con él desde la última vez hasta que me fui, me partía en pedazos. Sentía como si me faltara una parte de mí y mi pecho dolía entre tantos sentimientos juntos.

Dormí en el avión, lo que no dormí en las últimas horas. Iba tan distraída que en el transbordo, casi pierdo el vuelo que me llevaría de nuevo a España. En cuanto aterricé, recogí mis cosas y fui en busca de mi peludo, ya que no sabía el tiempo que iba a permanecer aquí decidí traérmelo y no quería molestar a Ángela para que me lo cuidara en mi ausencia.

Creo que la primera vez que sonreí en cuanto pisé tierras españolas, fue cuando divisé a mi amiga entre todo el cúmulo de gente. Me abalancé sobre Gina una vez llegué junto a ella, sin decir palabras, nos abrazamos y al fin lloré, pero de felicidad.

- Te he echado de menos... - Me fijé en las lágrimas en su rostro, yo no era la única. – ¡Estás guapísima Gina! ¿A caso hay alguien que haga que estés así y yo no me he enterado?

- ¿No creerás que eres la única con novio? – Quise sonreír pero no pude y por supuesto ella lo notó. - ¿Te ha pasado algo con Hakon? – Todavía no sabía decir su nombre, y eso me causó una media sonrisa.

De camino a casa le conté lo ocurrido, y me sorprendió que me dijera casi las mismas palabras que Ángela. Decidí no pensar más en el tema y centrarme en mi madre, por supuesto necesitaba hablar con Hak Yeon, pero ahora sería más complicado.

Gina había estado viviendo en mi casa desde que yo me fui, y al pisarla sentí como si nunca me hubiera marchado. Todo estaba exactamente igual, a excepción del orden, ella era mucho más organizada que yo y el piso estaba impecable. Sonreí al ver al pequeño Leo correr por toda la casa, reconociendo cada rincón y tumbándose donde antes estaba su camita.

Me di una ducha para despejarme y me preparé para ir al hospital. Camino allí, Gina me calmó un poco los nervios explicándome quien era su chico, abrí mucho los ojos al descubrir que era Héctor, el botones del hotel, el mismo al que supuestamente le gustaba yo antes de marcharme. Me contó que en las horas bajas del hotel, habían pasado mucho tiempo a solas y hablaban de sus vidas. Un día decidieron salir a cenar y allí surgió todo, dándose cuenta lo mucho que se gustaban. Me alegré mucho por ella, a pesar de no conocerlo mucho, Héctor era un buen chico y a Gina se le veía bastante feliz.

- Lena, hay algo que no te he dicho. – Me dijo antes de bajarnos del coche. – Todo el asunto de tu madre con ese hombre, ha salido en las noticias.

- Lo sé. – Lo había leído en mis redes sociales en cuanto me lo contó Gina.

- El caso es que... como sabes, he estado visitándola y haciendo todo el papeleo del hospital hasta que tú llegaras. – Asentí. – Y hay alguien que ha estado conmigo, quiero decir cuando yo no estaba, él también ha venido a verla.

- ¿De qué estás hablando?

- En cuanto se enteró no tardó nada en venir al hospital. Lena... Raúl ha estado casi todos los días con tu madre. – Abrí mucho los ojos. – Seguramente te lo encontrarás, ya que sabía que hoy llegabas tú. Siento no habértelo dicho antes...

- No te preocupes.

Era toda una sorpresa saber que Raúl haya estado visitando a mi madre, la verdad cuando estuvimos juntos, a mi madre le caía muy bien, nunca le conté que tenía novio, pero una vez se presentó en mi casa para salir y lo vio. Antes de salir me preguntó que quien era y al decirle que era mi chico fue una de las pocas veces que la vi sonreírme.

Mientras avanzaba por los pasillos del hospital, sentía como mis nervios aumentaban. Volver a ver a mi madre, después de todo lo ocurrido y después de tantos años, me hacía preguntarme si estaba preparada. Gina me reconfortaba a mi lado, pero no servía de nada. Al llegar a la puerta, me fijé que Raúl se encontraba sentado en uno de los asientos que había fuera y al verme se levantó.

- Lena... - Le dediqué una sonrisa sincera y le abracé. – Siento mucho lo de tu madre.

- Gracias por estar a su lado. - Y era verdad, les agradecía profundamente, tanto a él como a Gina el acompañar a mi madre.

Segundos después, un hombre alto salió de la habitación de mi madre, al parecer era su médico.

- ¿Tú eres Lena? – Asentí. – Soy el doctor Sánchez. – Y nos dimos un apretón de manos.

- ¿Cómo está mi madre?

- Me alegra comunicarte que está mejorando favorablemente. Si me acompañas, te explicaré con detalle su situación. Luego podrás pasar a verla.

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Otro más---->


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