Gina me decía constantemente que dudaba mucho con las cosas que hacer en mi vida, pero aquella noche asentí sin pensarlo. Hak Yeon había reservado una noche en la habitación más lujosa del hotel. Nos escabullimos entre la multitud hasta llegar a lo que parecía un ascensor.

En cuanto se cerraron las puertas y marcó el número de la planta a la que íbamos, fui yo la que dio el primer paso. Me tiré literalmente a su boca, devorándola con ansiedad, toda la que tenía guardada durante todo el baile, él no tardó en responderme con la misma efusividad.

- Deberíamos bajarnos. – Asentí, al parecer se habían abierto hace un buen rato las puertas.

Me cogió de la mano mientras me conducía por el lujoso pasillo hasta una de las puertas, introdujo la tarjeta y esta se cedió con rapidez. Abrí mis ojos sorprendida por el tamaño de la habitación, seguramente más grande que mi propia casa.

Me quité los tacones para sentir el suave tacto de la moqueta color rojo intenso, avancé hasta descubrir que estaba dividida en tres partes: salón, lo que parecía una barra de bar y una cortina que al abrirla nos mostró una gran cama y sonreí al encontrarla decorada con pétalos de rosa.

- Esto es increíble.

- ¿Te gusta? – Hak Yeon me abrazó por la espalda, apoyó el mentón en mi hombro y asentí. – Pues es todo para nosotros.

Lancé un grito asustado cuando en un movimiento rápido, Hak Yeon me cogió en volandas, igual que los recién casados. Yo solo me agarré fuertemente a su cuello por miedo a caer y no pude contener la risa. Caminamos hasta detrás de la cortina, me sentó a los pies de la cama y se arrodilló delante de mí apoyando la cabeza en mis piernas mientras me miraba fijamente. Me agarró de las manos y las besó.

- Esta noche vamos a olvidarnos de todo. Solo somos Hak Yeon y Lena, una pareja enamorada que va a disfrutar de, tal vez, la habitación más lujosa de toda Corea. – Comencé a reír. – Bueno, creo que estoy exagerando. Para mi cualquier lugar es bueno para estar contigo, con lujos o sin ellos.

- Yeonie... - Enrojecí al instante, era la primera vez que lo llamaba de manera cariñosa, pero me gustaba y al parecer a él también ya que su sonrisa se extendió. Le acaricié la mejilla. – Te quiero. - Bajé mi cabeza hasta ponerme a su altura y lo besé.

- Yo también te quiero. Por eso vamos a jugar. - Su sonrisa se tornó pícara y sin cambiar de posición puso una de mis piernas sobre su hombro y comenzó a recorrer su lengua por mi muslo. Intenté hablar pero posó uno de sus dedos en su boca en señal de silencio. – Sólo disfruta, mi amor.

Le hice caso pues me tumbé en la cama mientras él seguía reconociendo el terreno de mis piernas. Las tocó y lamió y poco a poco fue subiendo hasta la zona prohibida. Descubrí que, sin quitarme el vestido aún, su cabeza estaba bajo la falda y en cuanto noté algo húmedo entre las ingles suspiré. Mis manos instintivamente se posaron en su pelo, mientras reparé en como la punta de su nariz rozaba la fina tela de mi ropa interior, que no tardó nada en hacer desaparecer.

Sus manos deambularon bajo mi vestido sin rumbo alguno, el roce me erizaba la piel que tocaba. Abrí las piernas para hacerle el camino más fácil, su lengua, tal vez inexperta, sabía exactamente por donde pasar para que mis gemidos, cada vez más fuertes inundaran la habitación. Aún no le había soltado el pelo, pues con cada lamida le apretaba y eso parecía gustarle, ya que intensificaba el movimiento. No pude más, grité sin ningún pudor cuando Hak Yeon me llevó a la cima del Everest solo con su lengua.

Aquel juego aún no había terminado, necesitaba más de él. Se levantó del suelo con una de sus peculiares sonrisas y se tumbó a mi lado. Ahora era yo la que le desnudaba a él mientras se dejaba besar. Aún con los pantalones puestos, me senté a horcajadas sobre él rozando mi expuesta intimidad sobre su evidente erección, no tardó nada en comenzar a gemir. Sus manos volvieron de nuevo al punto de partida desde mis rodillas hasta mis nalgas. No aguantó mucho, pues en un movimiento rápido me quitó de encima y se despojó de lo que le quedaba de ropa. Recordé que yo aún seguía con el vestido puesto e intenté imitarle, pero me lo impidió.

- Sólo bájate los tirantes. – Me pareció extraño, pero le hice caso.

Me los bajé y el terminó por mí, dejándome el vestido por la cintura y liberando mis pechos. Me tumbó sobre la cama y comenzó a lamer uno de los pezones que poco a poco se iban endureciendo a su tacto. Yo me retorcí debajo de él, necesitaba más.

- Yeonie... por favor.

- ¿Por favor qué? – Ahora se había pasado al otro.

- Hazlo ya.

- ¿Hacer qué? – Lo sabía perfectamente pero quería hacerme sufrir. Siguió jugando, subiendo hasta arriba para devorar mis labios. Yo acepté gustosa pero le aparté con mis manos.

- Te necesito dentro. – Sus ojos ardieron en llamas y volvió a besarme. La misma lengua que anteriormente había recorrido mi cuerpo, batallaba ahora con la mía haciéndonos saber la sed que teníamos el uno del otro.

Se acomodó sobre mi, abrió de nuevo mis piernas para facilitarse la entrada y en un movimiento lento se introdujo en mí, haciéndonos gemir a ambos a la vez. Mi cuerpo se agitó de manera involuntaria, mis caderas iban solas adaptándose a sus embestidas.

De nuevo no quería terminar, otra vez deseaba que este momento no acabara nunca. Miramos a nuestro lado y nuestra excitación subió en el momento de vernos reflejados en lo que parecía un espejo, del cual ninguno de los dos nos habíamos percatado. Era estimulante vernos entrelazados, nuestras manos estaban unidas sobre mi cabeza, el perfecto cuerpo de Hak Yeon, brillante de sudor, se balanceaba sobre mí mientras mis piernas le rodeaban la cintura.

Nos miramos a los ojos, ambos estábamos casi al límite. Nuestras respiraciones iban al compás de sus embestidas cada vez más rápidas. Nuestros jadeos eran sonoros, y sus tonos aumentaban cada vez más hasta que finalmente, Hak Yeon se derramó dentro de mí haciéndome llegar a la cima del placer. No separó su mirada de mí en ningún momento, ni si quiera cuando me besó, aún con nuestro aliento entrecortado.

- Por favor. – Se apoyó en mi frente. – No me dejes nunca.

- No lo haré. – Le sonreí.

Aquella noche no fue la única vez que hicimos el amor, repetimos todas las caricias y besos una y otra vez, hasta que finalmente ambos quedamos dormidos.

No me despertó la luz del sol en una mañana fría de otoño como en las películas, tampoco encontré los ojos de mi amado observándome mientras dormía. Un sonoro sonido me hizo levantarme de repente y al girarme, toda imagen de idol perfecto se fue al traste. Con ambos brazos levantados sobre su cabeza y su boca abierta emitiendo un sonoro ronquido, mi querido Hak Yeon dormía plácidamente.

A pesar de esto, mi corazón latía con rapidez. Sonreí mientras me volví a tumbar a su lado, las sábanas le cubrían de abdomen para abajo. No pude evitar acariciarle, su piel morena era suave y daban ganas de pasar el día de la misma manera. Recordé sus palabras de anoche, "No me dejes nunca" y mi conversación con Gina vino a la mente. Cada vez que Hak Yeon me miraba, me tocaba o me hablaba estaba más segura de que mi sitio en la vida era estar a su lado. No dudaría más y haría exactamente lo que me dictaba el corazón.

Intenté levantarme como pude, pero unos fuertes brazos me agarraron de la cintura. Me quedé sentada en la cama mientras tenía a Hak Yeon como cinturón. No sé cómo consiguió ponerse en esa postura, pues su cabeza estaba apoyada en mis piernas y sus pies sobresalían por el otro lado de las sábanas. Luego recordé que mi chico tenía mucha flexibilidad y sonreí rememorando buenos momentos vividos gracias a esa habilidad.

- Buenos días, mi amor. – Me encantaban esas últimas dos palabras, las mismas que no paró de repetir en toda la noche. - ¿Qué tal has dormido? - Agaché mi cabeza para verle mejor.

- Contigo siempre duermo de maravilla. – Le acaricié la mejilla mientras me regalaba su peculiar sonrisa. Acto seguido se puso a mi altura y depositó un tierno beso sobre mis labios. La magia se rompió cuando mis tripas sonaron.

- Pediré que nos suban el desayuno.

Minutos después la mesa principal de nuestra habitación se encontraba repleta de bollería recién salida del horno, mermeladas de cinco sabores distintos y un bol lleno de frutas del tiempo. Para beber teníamos zumo recién exprimido de naranja y mi favorito, un termo relleno del mejor chocolate caliente.

Desayunamos con tranquilidad, disfruté como nunca, desde que estoy en corea no había probado ningún tipo de bollería y todas esas magdalenas me recordaron a las que me regalaba Marina, la mujer de la cafetería de al lado del hotel donde trabajaba.

Después de quedar satisfechos con todos esos manjares me puse un poco nerviosa, había tomado una decisión y debía que decírsela a Hak Yeon.

- Yeonie... - Me miró sonriente, dijo que le encantaba que le llamara así. - ¿Sigue en pie la propuesta de irme a vivir contigo?

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Ainsss que bonico todo ¿verdad? jajaja a veces me sorprendo de lo moñas que puedo llegar a ser!

Tengo que avisar que esta será la última escena "hot" de este fan fic... bien, se que os gustan, a toodaas nos gusta leer este tipo de escenas, para que engañarnos, Pero... me estoy tomando este fan fic como una prueba para mi, escribiendo un poco de todo para ver que tal se me da y  escribir lemon , como decís muchas, me cuesta bastante ,aunque voy a seguir practicando. Ese no es el único motivo por el que no va a haber más, sinceramente son escenas muy bonitas, pero a veces para mi las veo innecesarias, y en esta historia precisamente quiero dar prioridad a otras partes. ¿Que Lena y Hak Yeon se seguirán dando amor? ¡Pues claro! No les voy a dejar a dos velas con lo bien que se lo pasan xD Peeroo, será de algo más sutil :D

No me puedo creer que me queden dos capitulos + epilogo para terminar... así que... si este finde tengo tiempo y lo acabo, la semana que viene habrá maratón + capis diarios. Y depende de mi horario de trabajo, pondré el primer capi del nuevo fan fic ^^ (Aunque aún le falte el título jaja)

Ale, hasta aquí el rollo, GRACIAS por leer también hasta aquí, se os quiere!! ^^

Estrellitas y comentarios son freee