Abrí las cortinas de aquella lujosa habitación y pude observar con claridad el paisaje parisino, era simplemente perfecto. Decidí organizar mi maleta, para tres días no quise traerme muchas cosas, o eso creía, al sacar ropa me di cuenta que había demasiada. Pero ¿Qué ponerme para el "gran momento"? Con seguridad sabía que nunca se iban a fijar, solo sería una fan más.

- Todo listo – me dije orgullosa, tras colocar todo en su sitio. Me gustaría ser igual con mi propia habitación, debo reconocer que soy un tanto desordenada.

Miré mi reloj, todavía quedaban treinta y seis horas para el evento. Decidí llegar a la ciudad un día antes y marcharme un día después para poder hacer turismo. Mantenía mi sonrisa desde que subí al avión, sentía una excitación y una felicidad que no podía describir. Lo primero que hice al salir del hotel, fue buscar donde estaba exactamente el lugar donde se realizaría el evento. Caminé pocos minutos hasta que lo encontré, descubrí de manera fácil el teatro ya que había un cartel lo suficientemente grande como para cubrir toda la entrada del recinto. Mi corazón iba a mil por hora, no terminaba de creerme que los iba a ver en persona.

Observé el póster, habían puesto la imagen de su último concepto, uno de los más coloridos. Me fijé que en la mayoría de las fotos grupales dos de los miembros salían siempre posando uno al lado del otro. Una de las palabras que descubrí en el momento de conocer el kpop en general fue shippear, lo leía en muchos sitios y nunca supe su significado hasta el año pasado. En agosto del 2015, VIXX sacó a la luz la sub-unidad formada por dos de los miembros, el rapero Ravi y uno de los vocalistas principales Leo. Siempre supe que entre todos los miembros se consideraban amigos e incluso hermanos, pero en esta ocasión la conexión que vi entre ellos dos no era de amor fraternal, o al menos era lo que querían que pensáramos las fans y aquello era lo que denominaban fanservice. Sea lo que fuere, yo shippeaba a Leo y Ravi.

Mi primer día en París fue mejor de lo que pensé, disfruté de sus calles, la comida y visité la famosa Tour Eiffel y Notre Damme. Antes de que anocheciera volví al hotel, me preparé un baño de espuma y fui a descansar pensando en el día siguiente.

Mi reloj interior y acostumbrado a madrugar me hizo despertar. Miré mi teléfono y al encenderlo la luz hizo que mis ojos lagrimearan, no podía ver bien la hora. Al parpadear distinguí que eran las seis de la mañana. Suspiré, dejé el teléfono en la mesita e intente volver a dormir, lo cual fue imposible, una vez despierta me costaría conciliar el sueño otra vez. Al final opté por levantarme de la cama. Abrí la cortina opaca que hacía que la luz del sol no entrara a la habitación y salí al pequeño balcón que había.

Me apoyé en la baranda y observé el amanecer de París, era espectacular, en ese momento no me importó haber despertado temprano. Me fijé que la balconada del hotel estaba colocada de tal manera, que si alzaba un poco la mirada podía ver la terraza de las habitaciones de los lados, no le di importancia hasta que escuché hablar.

- La vista es preciosa ¿no crees? – dijo una voz masculina. Se oyeron unos pasos.

- Si, nuestro líder nos ha dado la mejor habitación.

No suelo escuchar conversaciones ajenas, pero oír que la conversación que tenían mis vecinos era en coreano llamó mi atención y el entenderlo me emocionó. Es muy diferente de escucharlo a través de un video y el único nativo con el que yo había mantenido una conversación era mi profesor. Me acerqué un poco más a la pared que nos separaba, lo suficientemente alta para que no me vieran.

- Es muy romántico, podemos considerar esto nuestra luna de miel.

- ¿Luna de miel? ¡Ni siquiera estamos casados! – Se escucharon unas risas.

- Me encanta cuando te sonrojas. – Y se escuchó claramente el sonido de un beso.

Desde el otro lado sonreí, me di cuenta que ambas voces eran masculinas, que bonito sería mantener una relación de ese estilo con alguien que te gusta. Mi curiosidad hizo que me acercara más, hasta el punto de asomarme y ver a la pareja. Desde esta posición, recé para que no me vieran, pero lo que yo no esperé ver fue a un sonrojado y sonriente Leo agarrando de la cintura a Ravi y este a la vez tenía sus manos en las mejillas de su compañero. Mis ojos se abrieron como platos, no debí reaccionar de la manera correcta y silenciosa ya que ambos giraron la cabeza y me miraron. Su expresión de enamorados se transformó en una de terror y asombro. Mi primera reacción fue la de gritar en perfecto coreano:

- ¡Lo siento!

Y salí corriendo hacia mi habitación. Cerré la ventana y las cortinas y me senté en la cama a procesar información. No daba crédito a lo que acababa de ver, toqué mi pulso, iba a mil por hora. Empecé a dar vueltas por la habitación y a los pocos segundos picaron a mi puerta. Mi corazón saldría del pecho como siguiera latiendo de esa manera. Estaba indecisa si abrir o no hasta que volvieron a tocar, esta vez más fuerte. Caminé poco a poco hacia la entrada, mis manos temblaron al tocar el pomo.

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Sé que el primer capítulo es cortito, os aseguro que el resto serán más largos.

Gracias por leer

Besitos ^^