capítulo 64: Sólo el inicio
Ya era pleno atardecer, el sol relucía con tonos dorados en el cielo, anhelando el momento de irse. Era un hermoso 03 de diciembre.
Billy se estaba dando un baño, las heridas en el abdomen le dolían, eran unas tres, cuando las tocaba podía sentir suaves puntadas que le recordaban lo muy desagradable que era el dolor físico.
Usar muletas no era problema alguno para él, pues hace pocos años había tenido un esguince en un pie, se había visto en la necesidad de usar muletas durante algunas semanas, y probablemente ya sabía muy bien cómo usarlas.
Sin embargo, Billy deseaba irse pronto de allí, quería volver a Winterpark y comunicarse en seguida con su madre y con Alfred, y además, darles a conocer la afirmación de Hannah de que su madre realmente sí padecía una enfermedad mental.
Billy se vistió lo más despacio que pudo, y luego salió de la habitación, vió abajo a las mucamas poniendo el árbol de navidad junto con Óscar, así que Billy se acercó a hablarles.
-¡Hola! -Los saluda Billy.
-¿Te gusta cómo está quedando el árbol? -Le pregunta Óscar muy emocionado-, La verdad es que aquí a todos nos encanta la navidad, y especialmente a mí me fascina ayudar a poner el adorno más destacable de ésta hermosa festividad.
La sonrisa de Óscar era grande, tal vez demasiado. Unos adornos rojos y verdes, unas galletas decoradas y unos villancicos lo ponían demasiado felíz.
A Billy le agradaba mucho ese niño, era muy tierno y gentil, ¡Nadie podría creerse el hecho de que fuera el hijo de Isabel!
-Y... ¿A ustedes les gusta la navidad también? -Le pregunta Óscar, mientras va adornando el árbol con la ayuda de aquellas dos señoras.
-Pues a Carly y a mí sí, nos parece como una festividad dedicada a la familia, aunque, a Basilio nunca le ha gustado, siente desdén por la navidad, realmente no sabemos por qué, ¡Pero yo diría que es el propio Ebenezer Scrooge de la navidad! -Le dice Billy.
-¡Me encanta ese cuento! -Exclama Vera-, Siempre leo Charles Dickens.
-Bien, me alegra lo que hacen, pero... Vine aquí para preguntarles a ustedes dos si me pueden prestar un teléfono celular. -Les pide Billy a las dos mucamas-, El mío desapareció misteriosamente y el de Basilio no tiene cobertura.
-¡Ah! Vera y yo no conseguimos nuestros teléfonos desde hace varias horas, no recordamos dónde los dejamos por última vez. -Le comenta Carmen.
A Billy le pareció que, o eso era una mentira bastante absurda, o, ellas no querían prestarle sus teléfonos a él.
-De acuerdo, los veo en un rato entonces. -Les dice Bill, quién tomando sus muletas se dirige hacia afuera.
Repentinamente Billy escucha unos leves machetazos afuera, y al acercarse a dónde proviene el ruido, ve a Hannah diciéndole a una persona montada en las escaleras que talle bien las ventanas con los tornillos y la madera.
Billy ve a Hannah, y al subir la vista, ve montado en la alta escalera a Lucas.
-¡Mierda! -Exclama Billy retrocediendo.
-¡¿Qué sucede?! -Le pregunta Hannah.
-¡¿Es Lucas?! ¡¿Qué está haciendo aquí?! -Expresa Billy.
-Vine porque Hannah me trajo para ayudarla, pero estoy arrepentido de lo que te hice, Billy. -Le dice Lucas acercándose lentamente a él.
-¡Aléjate de mí! -Le grita Billy casi temblando.
-Billy, ¿Estás bien? -Le pregunta Hannah-, Porque no parece, aquí no ésta Lucas... Es Basilio quién me está ayudando a sellar las ventanas.
Billy abre los ojos estupefacto, y al voltear ve a Basilio cerca de él intentando calmarlo.
-Maldición, creo que estoy enloqueciendo. -Murmura Billy.
-Escucha, estás asustado, cansado, ansioso, lo que necesitas es descansar un poco para que te recuperes. -Le sugiere Basilio-, Aquí estamos nosotros, nadie vendrá a hacerte daño... Lucas no volverá aquí.
-Ven, vamos a dentro. -Le dice Hannah llevándoselo consigo.
Basilio suspira, le parecía extraño todo lo que pasaba, jamás había visto actuar a Billy de tal forma, y menos estar perdiendo tan claramente la cordura.
El sol ya empezaba a ocultarse despacio, la noche se aproximaba, pronto sólo la luna iba a iluminar y, además, a marcar el inicio de extraños momentos que se avecinaban.
Este era sólo el inicio de lo peor, eso era seguro.
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