capítulo 55: Confesiones
Billy ya no sabía qué hacer, la voz de esa reportera en televisión parecía entrarle por los oídos, sin importar que él estuviera impidiendo el ingreso del sonido.
Entonces, Basilio entra a la habitación, y a penas dice:
-¿Bill?
La reportera y la noticia se acaban. Billy mira hacia el televisor y no hay nada, había un canal deportivo solamente.
En seguida Basilio apaga la televisión, se sienta junto a Bill y le pregunta:
-¿Estás bien? No puedo evitar preocuparme por tí. Te noto cada vez más extraño. Como si tuvieras algún tipo de problema contigo mismo.
Billy permanece callado, no responde nada.
-Sabes que si necesitas hablar sobre algo, yo estoy aquí.
Y cuando aquél hombre estaba a punto de irse, Billy le dice:
-Basil, ¿Alguna vez has sentido que tu mundo está de cabeza y que no entiendes la razón del por qué?
Basilio no contesta, como respuesta sólo se acerca.
-Siento que algo muy malo está por pasar. Siento que Lucas vendrá a matarme.
-Bill, no tiene sentido, no hay razón de por qué Lucas quiera matarte. -Le dice Basilio-, Lo que sucedió esa noche habrá sido un ataque de ira, algo no premeditado.
Entonces, Basilio se gira hacia fuera de la habitación, pero Billy lo toma fuerte por el brazo, y le dice:
-Carly y Devon me abandonaron por una razón. Tal vez están concientes de que Lucas vendrá a matarme, y por eso se largaron, para salvar sus pellejos.
-Billy, te repito, Lucas no tiene razón para matarte. -Le dice Basilio.
-Yo maté a su padre. -Dice Billy, fría y seriamente.
-¿Qué? Billy, necesitas descansar, no estás pensando bien. -Le contesta Basilio-, Ni siquiera sabes de lo que hablas.
-No, tú te alejaste de mí por varios años, por eso nunca te enteraste que mi psicólogo de ochenta años se cayó por la ventana de su oficina, y falleció; hace ya cuatro años. -Le dice Bill, en tono acelerado-, Por ende, no sabes que mi mamá me encubrió ese asesinato, sin intención alguna, claro, pues yo no quise matarlo.
-Bill, no puedo comprenderte en absoluto. -Le dice Basilio-, Tal vez me alejé de tí por cuestiones del destino, pero te conozco demasiado bien, y sé que tú no serías capaz de hacerle daño a alguien, y menos de matar a una persona inocente.
-Entonces no me conoces tan bien como dices, querido Basil. -Le dice Billy en tono casi maníaco-, Porque si lo hicieras, supieras que soy una mala persona, y que por un ataque de ira empujé a ese mentiroso anciano por la ventana, y provoqué su desgarradora muerte.
Basilio traga saliva, se sentía nervioso, sentía que Billy no estaba actuando ni con una pizca de normalidad.
-Por ello, Lucas debió ver la cámara de grabación que había en la oficina, sabe que maté a su padre, me reconoció a penas me vió, y entonces quiere volver aquí, y vengar la muerte de Josephus. -Le dice Billy, aún con tono perturbado.
-Por favor, descansa. -Le pide Basilio.
-No tengo sueño, y, además, no debo dormir, pues Lucas vendrá aquí a cortarme el cuello, y debo estar alerta por si lo veo. -Le dice Billy.
Basilio sólo pensaba: ¿Qué mierda le está pasando? Este no es el Billy normal que siempre he conocido.
Unos minutos más tarde, mientras Basilio se cepillaba los dientes, recibe una llamada telefónica, al atender, dice:
-¿Hola? ¿Es la empresa otra vez? Les he dicho que volveré a California lo antes posible.
-No, Basilio, soy Carly. -Le dice ésta, tras el teléfono.
-¿Carly? ¿Qué sucede? -Basilio frunce el ceño.
-Devon y yo queremos reunirnos contigo, debemos hablar sobre un tema importante, que a todos nos concierne. -Le dice la chica.
-¿Y qué tema es? -Pregunta el hombre.
Carly responde en tono serio:
-Billy.
~~~
Ya habían pasado unas dos horas, y Elenna se hallaba en su cama, llorando un poco, y como una típica adolescente, comiendo helado mientras veía una película.
Luego, se cansó del helado, lo guardó en el refrigerador, y sin importarle nada, sacó una botella de vino y comenzó a beber, mientras hablaba sola en la sala.
-¡Qué estúpida fuí! -Exclamaba-, De seguro ya Alfred me había engañado con unas cuantas mujeres más.
En eso, alguien toca el timbre, y Elenna abre confiada de que es su hermano Edward.
Pero, era Alfred Bennedick.
-¡¿Qué carajos haces aquí?! ¿Piensas hacerme aún más daño?
-¿Puedo entrar? -Le pregunta el hombre con cara seria, pero al mismo tiempo con cara de inocente-, Debo hablar contigo.
-No quiero verte la puta cara. -Le dice Elenna.
-Por favor, deja de comportarte como una adolescente de quince años, eres una mujer adulta y bastante madura, a mi parecer, deberías dejar de actuar como si tú y yo tuviéramos un hermoso romance de primavera, y yo lo hubiera jodido todo. -Le dice Alfred sin pelos en la lengua, luego, entra a la casa y se sienta en el sofá.
-De acuerdo, dí lo que quieras decir. -Le dice la mujer, parada frente a él.
-Hay dos cosas muy importantes que debo decirte. -Habla Alfred-, La primera, es que no me acosté con Tania sólo porque quisiera, me estaba ahorrando el dinero de pagarle el favor.
-¿Qué? -Dice Elenna, sin comprender mucho.
-Tania me pidió que tuviera sexo con ella, y que así no debía pagarle nada de dinero. -Confiesa Alfred-, Ella llevaba años sin tener relaciones sexuales, y lo comprendo, llevar tanto tiempo encerrada en un hospital psiquiátrico con enfermos todo el tiempo no debe darte mucho lujo para hacer esas cosas.
-A ver si entendí, -Dice Elenna-, ¿Tú te acostaste con ella para pagarle el favor que nos hizo de buscar los registros de Margaret? Es decir, que, eres aún más sucio de lo que pensé hace un rato.
-Sí, posiblemente soy un asco de hombre. -Contesta Alfred-, Pero, Tania no me importa, lo único que me importa es acabar con ese maldito caso del difunto padre de Bill y su esposa, el tema me mueve tanto la cabeza que siento que últimamente no me deja en paz.
Elenna se queda en silencio, y luego le pregunta:
-Dijiste dos cosas muy importantes, ¿Cuál es la segunda?
Alfred se levanta, se para junto a ella, y le confiesa:
-No quiero que malinterpretes nuestra relación, Elenna. Te tengo aprecio. Pero no, no te amo. No estoy enamorado de tí.
Y por la mejilla de Elenna resbala una lágrima al oír dichas palabras.
El amor no correspondido era un asco, indudablemente.
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