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capítulo 31: Hannah y Devon

A la mañana siguiente, Alfred Bennedick y Elenna se encontraban llegando al hospital psiquiátrico más cercano a Winterpark, pensaron que si Margaret padecía de alguna enfermedad mental, entonces allí podrían tener registros de ella.

Y si tenían registros, podrían darles más información, y así descubrir de qué padecía Margaret con exactitud.

-¿Es usted FBI? -Le pregunta la secretaria del lugar.

-Sí, mi nombre es Alfred Bennedick, FBI del departamento de investigación de policía en el centro de Winterpark. -Le explica el mismo.

-De acuerdo, ya me mostró su credencial, no necesito nada más. -Le dice la señora-, Déjenme acompañarlos a la oficina principal, dónde podrán hablar con la directora de este lugar.

Los tres se dirigen hacia allí, pero sólo Elenna y Alfred entran.

-Muy bien, FBI, vayamos al punto. -Les dice la directora-, Ya sé por qué han venido aquí, mi secretaria me lo ha comentado. ¿A qué paciente buscan?

-Está muerta desde hace ya siete años, pero necesitamos saber si existen registros de que ella alguna vez estuvo aquí. -Le dice Alfred.

-¿Cómo se llama la mujer fallecida?

-Margaret Dennis. -Le dice Alfred.

-De acuerdo, denos hasta el día de mañana, y les informamos si alguna vez ella asistió a éste lugar. -Les dice la directora-, Debemos revisar el papeleo de los registrados a partir de siete años atrás.

-Muy bien, aquí tiene mi tarjeta. -Le dice Alfred-, Por favor llámenos lo antes posible, es esto un asunto muy importante.

Y cuando ambos estaban a punto de salir, la directora les dice:
-Perdonen mi imprudencia al preguntar, ¿Pero por qué están investigando a una mujer fallecida desde hace siete años? Es decir, bien pudieron hacerlo hace mucho; ¿Por qué ahora?

-Es asunto confidencial, pero le puedo decir que ahora están surgiendo algunas pruebas y testimonios que nos llevan a creer que ella padeció de algún trastorno mental. -Le dice Alfred-, Y eso nos podría ayudar a investigar su muerte.

Luego los dos se van de la oficina, y poco después del hospital.

Por otra parte, en la enorme mansión Dennis, estaban todos desayunando en el comedor.

"Dennis" era el apellido de Gilbert, y aunque éste se había divorciado de Margaret, a ella siempre la solieron conocer con dicho apellido.

-¿Les gustó la fiesta anoche? -Les pregunta Isabel, sonriendo casi de forma hipócrita. Por supuesto que no le interesaba en lo absoluto si ellos habían disfrutado la fiesta, lo importante es que ella y Gilbert sí habían pasado su buen rato.

-Estuvo bien, y lamento mi atrevimiento, pero me hubiese gustado ver algo de cerveza en la mesa. -Dice Basilio en tono de broma, pero hablando en serio. Eran sus gustos, una buena cerveza fría en plena fiesta. Nada mejor para alegrarle el ambiente.

-En ésta casa no se toma cerveza, es una bebida bastante vulgar a mi parecer. -Admite Isabel.

-A mí sí me gusta la cerveza, pero, en mis fiestas formales no la puedo permitir. -Dice Gilbert-, ¿Y a ustedes, chicos, les gusta?

-A mí sí. -Dice Bill.

Devon se queda callado, nervioso, ansioso, observando fijamente a Hannah, no podía dejar de mirarla, no podía superar lo que había ocurrido anoche.

26 de noviembre, 2023.
Anoche.

Mientras que todos estaban a punto de dormir en sus habitaciones, Hannah camina por los pasillos desolados, y toca a la habitación en la que se encontraba Devon.

-¡Hola, nena! -Exclama este al abrir la puerta-, ¿Se te ofrece algo?

-¿Puedo entrar? Quisiera conversar sobre un tema en particular contigo. -Le dice Hannah, en tono sublime.

Devon la deja pasar, y no puedo parar de mirar sus sexys y bronceadas piernas, con esos mini shorts que le favorecían muy bien.

-Bien, puedes decirme. -Le dice Devon.

-La noche antes de la fiesta me encontré con una sorpresa que me dejó algo extrañada, algo inesperado para mí, sin duda. -Le dice Hannah.

-Ve al grano, cielo. -Le pide Devon.

Hannah le muestra de su pequeño bolso el paquete de drogas.

-¡Maldita! -Exclama Devon, la gentileza y la cordialidad ahora se irían por la basura.

-Mejora tu tono conmigo, cielo. -Le dice Hannah.

-¡¿Tú robaste mi droga?! ¡Pudiste sólo pedirmela si tanto te apetecía probarla! -Le dice Devon, algo molesto-, Aunque, debo decirte, esa droga es un encargo muy importante que tengo, no puedo dejartela ni que te acuestes conmigo.

-Lo menos que quisiera es acostarme con alguien tan sucio como tú. -Le dice Hannah, mirándolo con desdén.

-¿A qué te refieres? ¿Por qué lo dices? -Le pregunta Devon frunciendo el ceño.

Hannah no responde con palabras, sólo saca su teléfono y le muestra un vídeo.

Un espantoso vídeo de Devon masturbándose, mientras miraba en su laptop una clara representación de pornografía infantil.

-Eres un asco, ¿Lo sabías? -Le dice Hannah en tono retante.

-¡Y tú eres una hija de la gran puta! -La ofende Devon-, No tengo palabras para describrir lo que eres, una bastarda que roba mi droga, me grava en pleno acto personal, y aún así viene hacia donde me hospedo a amenazarme.

-¿Amenazarte? -Le pregunta Hannah, riendo levemente en tono de burla-, Pero ni siquiera había empezado a hacerlo, cariño.

-Pero es obvio que por eso estás aquí, vamos, no llevemos esto a otro nivel, sólo dame mi droga y borra ese vídeo, y podemos olvidarnos de este mal momento. -Le pide Devon.

-Yo no me quiero olvidar de nada. -Le dice Hannah.

Devon se le empieza a acercar, y Hannah le dice:
-¡Alto! ¡Quédate allí donde estás! Si das un paso más, subo este puto vídeo a internet, y todo el mundo te verá, ya estás etiquetado, si lo subo, te verían tus padres, tus amigos, todos tus conocidos... Y eso sin mencionar a las personas de tu trabajo; creo que te despedirían instantáneamente.

-De acuerdo, eres una completa zorra, deja que te lo dé a conocer. -Le dice Devon-, Sólo dime, ¿A qué has venido? ¿En qué consiste tu amenaza?

Hannah se queda en silencio, mirándolo.

-¡Dime! -Le exige Devon-, ¡¿Qué quieres que haga para que borres ese vídeo?!

Hannah se queda en silencio, y suspira antes de responder.

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