Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Me enamore de mi padre

Hola! Este pequeño one-shot ya lo había publicado pero la página no me dejaba abrirlo por un error, así que aquí lo dejo de nuevo 7u7r es un VINCENT X CIEL

Advertencias: Incesto. Parafilias (Patrilagnia). Shota. Lemon.

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Ciel Phantomhive Pov

«Cuando sea grande, me casare con papá» Esa frase la dije cuando tenía solo cuatro años, y en aquel entonces no tenía ni la más mínima idea, de que llegar a cumplir esa promesa se convertiría en mi más grande obsesión. En algún punto de mi vida, me plantee que en un futuro sería la “linda” esposa de papá, y eso estaba bien para mí.

Desde siempre supe que algo andaba mal conmigo, y es que por más que lo intentaba no podía relacionarme con los demás chicos, a excepción de Alois, pero íbamos en clases diferentes y salíamos a comer a horas distintas, por lo que a la hora del almuerzo me sentaba a comer con las niñas de mi grupo que se juntaban a charlar, principalmente lo hacían sobre los varones que les agradaban, y sus absurdos planes para conquistarlos.

A mí siempre me cuestionaban, que si ya tenía novia, que si alguien me gustaba o que si ya había dado mi primer beso, evidentemente a todo contestaba con una negativa, debido a que la única persona que me llamaba la atención era mi padre pero era más que obvio que no pensaba decirles. Ese era mi secreto, uno oscuro y retorcido.

Para mí solo existía Vincent Phantomhive, el más atractivo varón que haya conocido en toda mi vida, alguien alto, con un cuerpo atlético, sonrisa amable y una voz tranquila y aterciopelada que lograba tranquilizarme en las peores noches de tormenta. Por alguna extraña razón, no podía dejar de observar cada detalle de él, desde sus rasgos menos notorios hasta sus hábitos más raros.

Sobre todo me encantaba verlo dormir en el sofá después del trabajo. Llegaba completamente exhausto luego de la doble jornada que trabajaba para solventar los gastos. Por aquel entonces solo tenía ocho años y seguía creyendo que el estar enamorado de papá era algo muy normal, por lo que sin hacer mucho ruido llegaba y me trepaba al sofá con todo el sigilo del mundo y le daba un beso… aunque no precisamente en la mejilla, no… yo besaba sus labios, apenas un pequeño y sutil rose, el cual no lo inmutaba en lo más mínimo, pero a mí me dejaba con una sonrisa de oreja a oreja.

Después de eso le observaba dormir un rato, perdiéndome en su rostro tranquilo y sereno; en sus ojos adornados con esas gruesas pestañas que abanicaban su rostro y sobre las cuales descansaba una perfecta ceja que cuidadosamente contorneaba con mi dedo. Muchas veces acomodaba sus cabellos azulados antes de levantar su brazo y acurrucarme bajo él, sintiendo el agradable calorcito que emanaba su cuerpo. Curiosamente las personas decían que éramos idénticos, pero al verme en el espejo había algo que me hacía muy diferente a él, pero al mismo tiempo seguíamos siendo muy similares.

Gracias a eso, varias veces me pregunte como seria mamá, ya que tenia la duda de que si me parecía a ella en algo, aunque fuera muy mínimo, y es que papá no tenía ninguna foto, ni siquiera oculta entre sus cosas. Lo malo es que tampoco tenía abuelos a quienes pudiera preguntarles, ya que fallecieron mucho antes de que yo naciera. Lo extraño es que cada que le preguntaba a papá evadía el tema, pero era entendible, ya que cuando cumplí los diez años me entere que ella nos abandono en cuanto yo nací, se fue en busca del sueño americano en compañía de su amante.

Desde entonces, papá ya no supo nada de ella, aunque tampoco sé si la busco. Por mi parte, la odie… no precisamente por irse, sino porque con su partida hizo sufrir a la persona que amo, puede que Vincent Phantomhive fuera un hombre alegre y risueño, pero en la soledad de su cuarto, muchas veces le escuché llorar por ella, por alguien que no valía la pena. Y sin importarme la hora, yo salía de mi habitación e iba corriendo a la suya, arrojándome a la cama para abrazarlo.

—No llores —le decía mientras me aferraba a él y hundía mi nariz en su cuello—, yo estoy aquí…  —susurraba al sentir como me acomodaba con él bajo las sábanas, apretándome contra su cuerpo que emanaba un embriagante y masculino aroma a colonia.

—Gracias —exclamó juntando su frente con la mía—. Te amo Ciel.

No importaba que tuviera seis, ocho o diez años, sabía que le amaba tanto como él me amaba. Lo sabía porque mi corazón latía como un loco cada que escuchaba esas palabras, por lo que sin importarme nada, junte mis labios con los suyos en un corto beso. Al separarnos me miró con seriedad haciéndome sentir que hice algo muy malo, pero después solo suspiro acurrucandome contra su pecho.

—No hagas eso —pidió sin dejar de acariciar mi cabello.

—¿Por qué? —quise saber con un enorme nudo en la garganta.

—Porque eso solo lo haces con tu esposa o novia…

—Pero yo me casare con papá —protesté con finas lágrimas recorriendo mis mejillas—. ¿Papá no me ama?

—Claro que te amo —dijo mientras limpiaba las lágrimas con su pulgar.

—Entonces… ¿me das un beso?

Me aferre con fuerza a su camisa del pijama, deseando que su respuesta no fuera negativa, pero cuando le vi sonreír y asentir levemente con la cabeza creo que incluso suspire de alivio, su rostro se acercó al mío, dispuesto a besar mi mejilla, sin embargo moví mi cabeza y sus labios besaron los míos, claro que en un principio no fue esa mi intención, más bien estaba a punto de replicar que quería que me besara en la boca, no en la mejilla.

●●●

Realmente no me di cuenta de cómo paso, pero llegó un momento en que los besos en la boca pasaron a ser algo completamente natural entre nosotros, por lo que yo podía llegar corriendo y robarle un beso en los labios a mi padre, claro que solo cuando estuviéramos en casa, pero era algo que me tenía sin cuidado. A mis diez años me hubiera encantado gritarle a todo el mundo que mi novio era el hombre más increíble de la tierra, el mismo que era mi padre.

Para muchos, dieciséis años de diferencia era un abismo interminable que simplemente los obliga a sentirse limitados, pero para mí eso era lo de menos, porque si yo lo amaba y él me amaba ¿Cuál era el problema? Al menos entre nosotros no existía ninguno. Claro que muchas veces me encerraba en mi cuarto sin querer ver a nadie, ya que sentía que papá no me amaba como yo. En su mirada veía algo extraño cada que me besaba, por lo que un tiempo evito hacerlo y comenzó a distanciarse de mí.

Pasaba la mayor parte del día en su oficina o simplemente salía con amigos, incluso un día trajo a uno a casa, era un hombre un tanto extraño y muy serio, bastante desagradable de nombre Adrián Crevan. Desde el principio lo odie por la forma en que miraba a mi padre, sus ojos verdes lo contemplaban con lujuria y sin importar lo que hiciera o dijera, él seguía a su lado, robandome lo que por derecho es mio.

Pero todo cambió una madrugada que llegó bastante tomado, —en ese entonces recién cumplía los trece años— y de no ser por las cosas que tiró de camino al sillón, lo más probable es que no me hubiera despertado, pero cuando abrí los ojos por tanto ruido me asusté y es que me encontraba solo. Ya no temía a los posibles fantasmas que pudiera haber en casa, más bien le temía a que un ladrón se hubiese metido, por lo que con sigilo baje las escaleras escondiéndome detrás de todo lo que encontraba, suspirando de tranquilidad al ver a mi padre recostado en el sofá con su brazo cubriendo sus ojos. Balbuceaba algo que no entendía del todo y su aliento alcohólico me resultaba extraño pero no me desagrado..

—¿Papá…?

—Ciel… ¿soy mal padre?

—Tsk, no, nunca lo has sido...  —taje con seriedad—. Ven, te llevo a tu cuarto.

Su mirada vacía provocó una extraña sensación en mi pecho, entonces quise creer que era producto de tanto alcohol en su sistema, así que cuando llegamos a su habitación entre tropezones constantes, le ayudé a recostarse quitándole los zapatos, pero cuando estaba a nada de cubrirlo con una manta, me atrapó entre sus brazos tirandome a la cama. Me aprisionó entre su fuerte cuerpo, hundiendo el rostro en mi cuello con aire posesivo.

Me dejé hacer mientras una poderosa corriente eléctrica surcaba todo mi cuerpo con premura y la furia de un maremoto, inundando todo a su paso con fuego líquido que amanazba con hacerme cenizas por el simple hecho de sentir sus labios deslizarse sobre mi cuello. Comenzó a repartir besos inocentes que me petrificaron por segundos, aun así no hice nada por apartarlo, tan solo ladee la cabeza dándole más acceso el cual aprovechó.

—Te amo —ronroneó viéndome a los ojos, robandome un beso demandante y pasional, introduciendo su húmeda lengua en mi boca en un ferreo contacto que tenía impreso la palabra "mío", iniciando una danza erótica que correspondía con torpeza, intentando seguir el ritmo.

Jamás me había besado así, siempre fueron contactos superficiales y hasta cierto punto inocentes, pero estaba bien con ello, sin embargo, en estos momentos con un solo beso fue capaz de poner mi mente en blanco, haciéndome soltar un gemido de éxtasis, tan inesperado y erótico que sacudio mi cuerpo entero con oleadas de placer puro que ahogó entre sus labios. Separándose un poco, me vio a los ojos con una sensación que iba desde la sorpresa, incredulidad y la más grande satisfacción, para finalmente soltar una sonrisilla ronca y malvada que logró sonrojarme.

—No te rías —le pedí con las mejillas calientes, cubriéndome los ojos con el antebrazo intentando no jadear.

—Lo lamento —susurró sobre mi oído, deslizando una mano por mi costado hasta hacerme vibrar—. Ciel… mi pequeño y sensual Ciel —llamó después de unos segundos— llevo mucho tiempo deseando tenerte, así que ahora es el momento correcto para irte o no podré detenerme.

—No te detengas —sonreí de medio lado, tomando su rostro entre mis manos para robarle un nuevo beso, tan pasional y necesitado como el primero—. Hazme el amor —balbucee contra sus labios.

Sus ojos emitieron un brillo singular, era la mirada de un hombre famélico lo que me estremeció, pero no de miedo, era algo más, era tan similar a la ansiedad y a la vez tan diferente que lo único que hice fue abandonarme entre sus brazos y sofocarme con su placer candente, sintiendo como quitaba lentamente mi ropa hasta dejarme completamente desnudo, a merced de un hombre tan sexual que asustaba. Entonces entendí que no había marcha atrás, estábamos a punto de cruzar esa línea invisible y frágil que hasta ahora nos había mantenido como padre e hijo, sin embargo no éramos amantes. Definir nuestra relación era imposible, sencillamente lo amaba y era correspondido.

—Ciel…

—P-Papá —gemí gustozo cuando sus labios atraparon mi pezón izquierdo comenzando a mimarlo con perezosas lamidas, mientras me masturbaba—, más… ¡Ah~!

—Vincent —ronroneó separando mis piernas para acomodarse entre ellas—, llamame Vincent.

—¡Ah~!

Introdujo un dedo en mi interior, moviéndolo lentamente sin dejar de besarme y acariciarme de forma intima y desvergonzada. Me sentía incómodo y extraño, pero al mismo tiempo se sentía más que bien. El dolor llegó cuando un segundo dígito acompañó al primero, buscando ensanchar mi entrada, pero con el tercero todo fue diferente, tocó un punto que me hizo arquear la espalda, gemir su nombre y enterrar las uñas en su ancha espalda, estremeciendo cada fibra de mi ser con oleadas interminables de un placer absoluto y cegador. Su mano simuló suaves embestidas dando en ese punto exacto, entonces todo se volvió blanco y un grito ahogado escapó de mis labios, corriendome copiosamente sobre mi vientre, manchando parte de su ropa y mi pecho.

—Mmm~ eres un niño muy travieso —sacó sus dedos de mi interior quitándose la camisa y desabrochando su pantalón.

Todo lo que pude hacer fue contemplarlo con admiración divina, una sonrisa tonta y un sonrojo que incrementó al verlo inclinarse sobre mi cuerpo con una grácia erótica y malditamente masculina, lamiendo los restos de mi semen con largas lamidas.

—¡N-No hagas eso!

—Exquisito —sus labios volvieron a apresar los míos, entonces lo sentí.

Me penetro de una sola estocada, imprimiendo toda la fuerza de su miembro erecto en un único embate. Mis ojos se abrieron, mis manos se aferraron a sus brazos y termine clavando mis uñas con fuerza en su suave piel, de mis labios quiso brotar un grito, grito que ahogó entre un beso clasificado como ultraje, aprisionandome con su cuerpo de forma protectora y posesiva. No podía contener las lágrimas, tampoco lo intente. Cuando sus labios se separaron de los míos me observó con infinita dulzura, rozó la punta de su nariz con la mía y besó mis párpados, llevándose consigo aquel líquido salino.

—Vincent… —murmure bajo, tan bajo que dude si me escuchó o no, pero lo hizo, regalandome una encantadora sonrisa que borró de tajo cualquier resquicio de miedo.

—Te amo tanto, mi pequeño…

Sus estocadas iniciaron, eran dulces y suaves pero al mismo tiempo fuertes y certeras, enviando un cosquilleo excitante que se extendió por todo mi cuerpo, comenzando a gemir en minutos conforme aumentaba la velocidad sin dejar de acariciarme, dejando un reguero de besos sobre mi cuello y hombro. Una parte de mi no podía creer lo que estaba pasando, rogándole a un dios en el que no creo para que mi padre estuviera haciendo esto porque me amaba tanto como yo a él y no por estar ebrio, tal y como pasaba en las estúpidas historias cliché.

El imaginar que a la mañana siguiente despierte y me diga que no recuerda nada o que lo niegue, provoca que un nudo se forme en mi garganta, enorme, asfixiante y letal. Entonces enrollo mis brazos alrededor de su cuello, cazando sus labios en un beso necesitado, pasional y tan territorial que su cuerpo se estremece junto al mío, apresandome contra el colchón, al mismo tiempo que gruñe, llenándome con la ardiente liberación de su placer, mientras que yo término entre nuestros vientres, negandome a soltarlo por miedo a perderlo definitivamente.

—Papá… te amo. Te amo tanto... 

—Yo también te amo, mi cielo, mi Ciel... 

Mis párpados pesaban como nunca antes, sintiéndome extraño, casi como si flotara, y era incapaz de articular una palabra por lo que termine en los brazos de Morfeo antes de lo que esperaba.

●●●

Me removí en la cama, el cuerpo me dolía como si hubiese corrido un maratón y después alguien desconsiderado llegaba a darme la paliza de mi vida. Con trabajo abrí los ojos, cerrandolos casi de inmediato por la molesta luz matutina, entonces los cálidos brazos de mi padre me rodearon con delicadeza, apresandome en un nuevo abrazo, logrando que emitiera un quejido de dolor o puede que de molestia.

—Lo lamento, cariño —la voz de papá por las mañanas era rasposa, varonil y excitante, tanto que no evite sonrojarme, mientras él abría lentamente los ojos, hundiendo el rostro en mi cuello aspirando mi aroma, corroborando sin palabras que lo de anoche no fue solo a causa del alcohol, sino que lo deseaba tanto o más que yo—. Ciel… ¿aún quieres ser la esposa de papá?

—Solo si me das un beso —murmure entre dientes. Y es que desde pequeño desee convertirme en la esposa de mi padre… mi obsesión.

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Fin


Como mencione, esta historia ya la había publicado y era parte de un libro (mio) llamado one shots de kuroshitsuji, que acabo de eliminar porque wattpad me marcaba error al querer abrir esta y otra historia, entonces lo deje por la paz y mejor las publicare por separado u~u todas xD

Y entonces, como Haruka ya tenía pase VIP para el infierno, dijo, que más da y creo esto xD pues bueno, yo solo espero que les haya gustado, hasta ahora no he tenido la oportunidad de leer una historia completa de ellos en español por eso eh aquí mi aporte xD Ojalá les haya gustado, por el momento me despido y les deseo lindo día.

Haruka Eastwood

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro