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Capítulo 9

Al terminar de grabar el siguiente programa de Weekend Star, uno de los productores escoltó a Jisung hasta de una de las oficinas de la televisora. Una vez allí, el hombre dejó caer un montón de hojas en la mesa frente al castaño provocando un inevitable respingo en el chico al momento de escuchar el golpe.

—Dale un vistazo —comentó el mayor al tomar asiento en la cabecera de la mesa.

Jisung cogió los papeles y dedicó los siguientes minutos para leer el nuevo contrato que le estaban ofreciendo.

—Atractivo ¿no? —volvió a hablar el hombre de traje—. El equipo de productores notó tu talento, chico. Conseguir la exclusiva de un ex integrante del equipo Bang no lo logra cualquiera —soltó un silbido de aprobación antes de continuar—. Por eso queremos que te quedes con nosotros hasta finales de este año —el castaño no podía creer lo que estaba escuchando— ¿Qué dices?

El joven le dedicó una sonrisa antes de preguntar:

—¿Tiene un bolígrafo?

Su superior imitó su gesto al momento de entregarle el bolígrafo que había sacado de su saco.

Entonces Jisung supo que algo debía estar haciendo bien si tanto su profesora como su productor se estaban asegurando de darle cumplidos a su trabajo. El chico salió de esa oficina con una sonrisa de oreja a oreja que perduró durante todo su camino de regreso al estudio de Weekend Star. Ya no tenía más actividades a realizar, pero había dejado sus cosas en el vestidor.

Se colgó la desgastada mochila al hombro con la intención de regresar al departamento y contarle a su madre lo que había pasado durante la semana, ella ya había estado contándole a todas las vecinas de Incheon cuando lo vio presentarse con Hyunjin hace unos días.

Una presencia a metros de él lo detuvo en seco, provocando que la duradera sonrisa se escapara de sus labios.

—¿Qué hace usted aquí? —le cuestionó el castaño.

—Te estaba buscando, Jisung ¿verdad?

—Sí, señor Lee.

—No me digas señor, me siento un anciano.

—¿En qué lo puedo ayudar? —volvió a preguntar ahora apretando una de las correas de su mochila.

—Quiero hablar contigo.

—Ya lo está haciendo.

—En privado —ambos se giraron para mirar a su alrededor, el estudio estaba completamente vacío, hasta era raro que todos se hayan marchado tan rápido—. Déjame invitarte un café y hablemos.

El silencioso rugido del estómago de Jisung lo llevó a aceptar la propuesta de Minho. Asintió con algo de desgana y lo incitó a dirigir el camino, el trayecto estuvo silencioso e incómodo al igual que el tiempo de espera en la mesa antes de que les entregaran sus bebidas.

Después de un largo primer sorbo, el menor habló.

—¿De qué quería hablar?

Minho jugueteó con la pajilla de su café al responder.

—¿Hice algo que te ofendió? —la pregunta tomó por sorpresa al chico.

—¿Perdón?

Tal vez había escuchado mal.

—Desde que nos conocimos aquel día durante la grabación del programa piloto sentía una especie de rechazo o repulsión de tu parte, no sé cómo describirlo, pero era bastante notorio que te molestaba tenerme cerca. Usualmente estas cosas no me molestan ni me causan conflicto, pero ni siquiera nos habían presentado cuando tu entrecejo se fruncía cada que nos topábamos entre descansos. Así que si tienes algún problema conmigo quiero que me lo digas y tal vez sea posible arreglarlo.

Por segunda vez en el día, el castaño estaba perplejo. Hoy se estaba convirtiendo en una montaña rusa de emociones.

—De hecho, casi nos conocimos meses atrás —Minho levantó una ceja con expectativa y duda esperando que continuara—. Durante mi semestre pasado me contacté con su agente a quién convencí de reunirse conmigo para tener una entrevista con usted por una asignación de la escuela. Me citó en su oficina y, cuando llegué, aparentemente usted también estaba allí. Le pedía a su representante que me dejara pasar a entrevistarlo, él dijo que tenía que preguntárselo directamente a usted así que entró a la oficina y...

Minho hizo un ademán con sus manos pidiéndole que continuara.

—Y cuando salió dijo que yo no podía entrar. Que usted había dicho que no recibía reporteros de quinta y que volviera solo cuando tuviera una reputación que hablara por mí para que pudiera hacerle justicia a su talento y a su trabajo con mi reportaje.

El chico frente a él resopló con una risa sarcástica asomándose en su rostro, abrió la boca para decir algo, pero las palabras parecían no poder salir. Negó varias veces con la cabeza antes de incorporarse en su asiento.

—Lo siento —fue lo único que dijo por un tiempo, dejando perplejo a Jisung—. Ese idiota —siguió más para sí que para alguien más, Minho se acomodó el cabello antes de volver a mirar a su acompañante—. Despedí a ese agente porque me perdía de muchas oportunidades por su culpa, la información nunca llegaba a mí y te prometo que jamás me avisó que un estudiante quería entrevistarme. Nunca lo supe y, de haberlo sabido, lo hubiera hecho con gusto.

La cabeza del castaño tardó unos segundos en procesar toda la información que estaba recibiendo de golpe, había odiado al tipo durante meses por algo que en realidad nunca dijo ni pensó o siquiera estuvo enterado de la situación.

—Wow, ahora me siento como un estúpido —dijo Jisung con seriedad mirando al hombre sentado frente a él quien no pudo evitar reír ante su comentario.

—Solo una pequeña falta de comunicación y una pisca de prejuicio. —respondió al terminar de reírse. Soltó un suspiro de alivio al levantarse de su lugar y caminar hasta la barra de la cafetería donde se tomó unos momentos hablando con el encargado en turno. Luego volvió a su lugar para entregarle al castaño una servilleta con algo escrito.

—Es mi número, la próxima vez que necesites una entrevista me la puedes pedir directamente.

Ambos se sonrieron, se dedicaron una positiva y genuina sonrisa por primera vez.

Jisung dobló cuidadosamente la servilleta para guardarla en el bolsillo más seguro de su mochila antes de reincorporarse frente al actor.

—Muchas gracias, hyungnim. Lamento mucho haber malinterpretado aquella situación.

—No te preocupes, son cosas que pasan. El lado bueno es que se pudo arreglar... y dime Minho, no me gusta sentirme tan mayor.

—¿Te parece si comenzamos de nuevo...Minho? —con una sonrisa, que no desaparecía, asintió.

—Soy Lee Minho, mucho gusto —extendió su mano para que el menor la estrechara, afortunadamente lo hizo.

—Un placer, Minho. Soy Han Jisung.

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