Capítulo 6
—¡¿Qué?! —gritaron al unísono ambas chicas.
—Al parecer le ofrecían un mejor puesto en la SBS. —el chico de grandes mejillas empujó la puerta de cristal y se adentró en la cafetería con sus amigas siguiéndolo.
—¿Por qué no nos lo dijo antes? Somos sus amigos.
—Ya ni siquiera lo vemos en la universidad.
—Tampoco yo que vivo y trabajo con él.
Jisung soltó un suspiro de rendición cuando llegaron a la fila de vitrinas donde elegirían su almuerzo, tomó una bandeja y volvió la vista al par de chicas.
—¿Entonces renunció? —preguntó esta vez Lia en un susurro para que solo el trío fuera capaz de escucharlo.
—No, no creo. Tiene que entregar el reporte de la pasantía firmado por el productor de Weekend Star, pero le recortaron el contrato. Le quedan cinco semanas.
—Bueno, al menos no reprobará —se encogió de hombros la pelinegra.
—Oigan... —agregó la castaña una vez estuvieron en una de las mesas del lugar con sus bandejas llenas- ¿El padre de Soobin no es productor de SBS?
—Creo que sí es productor de algún programa.
—Yo solo sabía que es uno de los accionistas, a Soobin no le gusta hablar mucho sobre su familia.
—Está bien, no todos tenemos buena relación con la familia.
—No, supongo que no.
Terminaron de comer en silencio, Jisung y Ra-Im acompañaron a Lia a su salón de clases antes de dirigirse al que ambos compartían. Se sentaron a la par en uno de los lugares disponibles dos filas alejados del escritorio de su profesora.
—Por último, esta asignación no es obligatoria, pero a algunos de ustedes les vendría bien unos puntos extra. Así que, si lo logran, al final del semestre les añadiré los puntos faltantes para que no reprueben.
Un chico junto a Jisung levantó la mano.
—¿Sí?
—Si tenemos nota aprobatoria y aun así entregamos la asignación ¿qué puntaje se nos otorgaría?
—El que necesiten —respondió la mujer de traje sin apartar los ojos de su bolso donde había guardado su portátil. La respuesta hizo que toda el aula se inundara con murmullos—. Tienen un plazo de dos semanas para conseguir una exclusiva, de lo que sea, no importa, pero debe tener una redacción impecable pues las más tentadoras serán publicados en el blog escolar. Así que traten de mantener las noticias decentes, por favor. Estaré recibiendo los trabajos cualquier día de estas dos semanas hasta las siete de la tarde, ya saben dónde está mi cubículo. Nos vemos el miércoles, ya pueden retirarse.
La misma maestra, casi la misma tarea, mismas condiciones que llevaron a Jisung a "conocer" a Lee Minho.
El castaño rodó los ojos y se dejó caer sobre el escritorio frente a él, atrayendo la mirada extrañada de su amiga.
Esperaba hacerlo bien este semestre, con la pasantía podía sentir que estaba dejando sus responsabilidades escolares de lado y lo ponía de nervios.
(***)
—Un iced americano, por favor. —ordenó el castaño sin mirar a la cajera, sacó la tarjeta de su billetera y se la ofreció.
—Serían dos mil cuatrocientos wones. —la chica tomó la tarjeta con ambas manos y una leve reverencia ofrecida por su cabeza antes de proceder al cobro.
Jisung solo deseaba sentarse de una vez por todas.
Habían pasado tres días desde la asignación y estuvo toda la tarde de hoy paseándose por Gangnam-gu deseando toparse con alguna celebridad que le concediera una rápida entrevista, pero cargó con la mala fortuna en su espalda durante todo el día.
La profesora Lim siempre tenían maneras muy peculiares de evaluar.
El chico tomó asiento en uno de los silloncitos vacíos cerca de la barra donde le entregarían el café, se guardó la billetera en el bolsillo trasero de los jeans luego de que la cajera terminara su orden.
Sobre la mesita del centro había un par de revistas que Jisung tomó para matar los minutos de espera, durante su hojeada estaba una página que le llamó la atención. En ella se mostraba el heredero de la familia Bang, un chico bastante guapo de nombre Chan, junto a su padre y otro chico de cabello negro. Los tres posaban en lo que parecía ser un estudio de costura.
El título de la página era bastante llamativo:
"¡Bang! Hwang se va"
Conocía a la familia Bang, eran dueños de varios hoteles y centros comerciales alrededor de todo Corea y otros países, pero el pelinegro era un desconocido para él. En su curiosidad se entretuvo leyendo el breve artículo que se imprimió alrededor de la fotografía.
"Hwang Hyunjin, quien se encargó de revolucionar el mundo de la moda de la exclusiva mano del Grupo Bang ha decidido separarse de la corporación para seguir su camino de manera independiente. Al entrevistarlo, el joven declaró: «Estoy agradecido con todas las oportunidades que me han brindado los Bang, sin ellos no estaría aquí hoy. [...] Ahora quiero concentrarme en dejar mi huella en el mundo y se me reconozca por mi nombre. De nuevo, muchas gracias al Grupo Bang por dejarme darle rienda suelta a mis hilos y agujas en su empresa.»
El diseñador no compartió más información acerca de sus nuevos proyectos, pero, su ahora asistente, Yang Jeongin, declaró que a finales del mes de abril estaremos teniendo muy buenas noticias para el mundo de la moda pues Hwang llegó para quedarse.
Estamos más que ansiosos por ver a tan joven talento compartir lo que mejor sabe hacer con el mundo."
—¡Han Jisung! —la voz de uno de los baristas lo devolvió al presente. Tomó el café de la barra y volvió a su lugar para seguir leyendo.
Un sorbo de su bebida casi se le salía de la nariz cuando escuchó al cliente tras su pedido.
—¡Yang Jeongin! —volvieron a llamar.
Un chico de cabello algo largo y castaño se acercó por el mismo camino que antes él había recorrido, cargaba un par de grandes bolsas de tiendas de ropa que pronto dejó bajo la mesa donde se fue a sentar, a pocos metros de él.
¿Podría ser posible que sea el mismo? Se preguntó Jisung.
Miró de soslayo al muchacho de la franela amarilla, no se veía como el asistente de un diseñador de modas.
Jisung se volvió y frunció el ceño ¿qué podía perder si lo intentaba?
Su dignidad, respondió su subconsciente. Se contraatacó a sí mismo con un "eres reportero, ya no tienes dignidad".
Suspiró, se colgó la mochila al hombro y caminó los pocos pasos que lo separaban de su objetivo.
—Hola —saludó primero haciendo una reverencia llamando la atención del chico de gafas—. De casualidad ¿trabajas con Hwang Hyunjin?
Fue ahora el chico de la franela quién frunció el entrecejo uno segundos, pero al enfocarse en la cara de aquel que interrumpió su descanso se relajó.
—Oye, tú eres ese chico. El del programa de los sábados... ¿cómo se llamaba? Ah, sí. Weekend Star ¿no?
—¿Tú ves el programa?
—¡Claro! Es bastante entretenido ver a los artistas competir. —descruzó las piernas y lo invitó a sentarse en silla frente a él.
—Sí, grabarlo también es divertido... Por cierto, respecto a mi pregunta anterior.
—Cierto, lo siento. Sí, soy yo. Yang Jeongin, asistente personal del diseñador Hwang Hyunjin, mucho gusto -le tendió la mano libre a lo que Jisung aceptó el saludo.
—Un placer, Han Jisung. Justo estaba leyendo sobre ti.
—¿Sobre mí?
—Bueno, un artículo sobre la separación de los Bang y los Hwang -respondió con una risilla que contagió a Jeongin.
—Que tremenda casualidad.
—El destino, en verdad. —sonrió el castaño dejando su mochila en el suelo junto a las bolsas del otro chico, la conversación había salido mejor de lo esperado—. Por cierto, soy estudiante de comunicación y futuro reportero. Tengo esta tarea de conseguir una noticia exclusiva y me preguntaba si existe la posibilidad de entrevistar a tu jefe sobre sus próximos pasos en la industria.
El chico se acariciaba las yemas de los dedos en un acto de nerviosismo cuando soltó la pregunta. Pregunta que desconcertó un poco a su receptor, pero quien no tardó en volver en sí con una sonrisa.
—Sin problema, los dos somos fanáticos de Weekend Star. No veo por qué diría que no. —la respuesta también dibujó una amplia sonrisa en el rostro de Jisung quien sacó una libreta y pluma para escribir su información de contacto y dársela a Jeongin.
Una llamada desde el teléfono del chico de gafas hizo que éste tuviera que despedirse de su nuevo conocido no sin antes guardar cuidadosamente el papel que le habían entregado con la promesa de que lo llamaría para concretar la fecha de la entrevista a la agenda del diseñador.
Después de un día cansado como la mierda, parecía que las cosas se empezaban a componer.
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