EXTRA 1
Jamás pensó llegar a este momento.
Bien por su pensamiento libertino o por su estilo de vida.
Pero no se imaginó jamás estar en esta situación.
Debe esperar por unos momentos, está algo angustiado. Es la primera, y única vez o eso espera, que haga esto.
La emoción que le embarga es felicidad pura, después de muchos años está ahí con 35 años encima, que lo único que hace es verlo más hermoso y sexi. Sus alas rígidas han comenzado a fortalecerse y está en la mitad de su vida. Tiene todo lo que quiere tener.
Un alfa, una vida de héroe activa, un hogar feliz, unos hijastros que lo consideran y claro cómo olvidar...
El buen sexo.
Era feliz, pero siempre se preguntó que sería ser madre o papá. Así que después de pensarlo mucho y luego de ya varios años, decidieron hacerlo.
Tener un hijo.
Todo comienza la primera vez que vio a Aoi, tan pequeña y frágil, hermosa y deslumbrante. Cuando la tuvo en brazos la sostuvo como la loza más delicada, como el cristal más puro y sus ojos reflejaban amor y eso dio testimonio de las fotos que le había tomado esa mañana.
Cuando arrullaba a Aoi, levanto su mirada y su alfa le quedo mirando. Al inicio con amor, luego ternura y al final tristeza. El beta no sabía cómo interpretarlo.
Esa noche llegando a casa lo hablaron...
—¿Algo te pasa? — le interroga Keigo, mientras toma el abrigo de su alfa en brazos y lo guarda adecuadamente, aún viven en la casa de Enji, en aquella tradicional.
Ni bien entran agregan la foto de Aoi en el mural que tiene en la cocina de sus hijos y nietos.
—Responde Enji-san, ¿qué pasa?
El alfa mayor volteo y le queda mirando, acariciando su rostro y presionando sus mejillas para darle un beso suave.
—Algunas cosas— dice mientras da otro beso.
—No hagas eso— sabiendo que esos besos dirigen a otra cosa— no cambien de tema. —dice alejándose suavemente— te vi mirándome triste en la clínica.
—Te ves bien con Aoi en brazos— dice acercándose y abrazando su cintura— Demasiado bien para estar a mi lado. Keigo voltea su rostro a verlo. — ¿te has plantado la idea de tener un hijo?
Keigo se estremece y luego la duda invade su rostro... ¿un bebé?
Él es huérfano, no tuvo amigos, el gobierno lo ha creado para ser un muleco a su antojo (de los cual se libró) ... pero jamás un bebé.
—yo...
—No te estoy proponiendo que lo tengamos— dice algo decaído y Keigo lo logra ver— solo lo menciono.
—Soy un beta, fisiológicamente es imposible, tengo un útero pero esta atrofiado y mis ovarios solo estaba de estabilizados, no producen óvulos—dice acariciando las dos grandes manos en su cintura.
—yo... tengo miedo— dice Enji— no fui bueno con los míos y ahora, a estas alturas de mi edad y con mi retiro a unos meses, me siento inseguro.
Keigo también, si se sincera jamás pensó tener hijos, eso le ayudo la fisiología, pero jamás lo pensó. Pero su vida a cambiado y han pasado casi 20 años para que el piense en un bebé.
Un pequeño o pequeña, con los ojos de su alfa, su ceño, su cara altiva, tal vez las manchas de sus ojos. Por un momento se emocionó.
—Debemos pensarlo—dice volteando y besándolo suavemente, acariciando su pecho, su alfa es tan fuerte y aun con masa muscular a pesar de tener casi 60.
El alfa lo toma con un brazo de su cintura y lo pega contra su cuerpo. Se mueve suavemente y siente ese calor que siempre le ha gustado.
—Ven—el beta jala suavemente al alfa llevándolo a la habitación.
Su ritual de tener sexo y hacer el amor es el mismo, cada uno desviste al otro, sienten desesperación en cada fibra y centímetro de su cuerpo.
Keigo aprendió lo que le fusta al alfa, como enloquecerlo y donde besar para tenerlo gozando.
Rápidamente se coloca un pug con lubricante, para que se vaya preparando cuando le toque a Enji. Sentir las manos grandes del alfa que le lleva casi 20 centímetros le encanta. Sus caderas caben ahí.
La sensación de tenerlo dentro, le encanta la sensación de sus alas se cierran hacia arriba cuando llega al orgasmo y, a pesar de su edad, anude es la sensación más delicio-
—Ajem— hace un sonido la enfermera, Keigo la mira sonrojado—puede pasar.
Takami se palmea el rostro, como se puede poner a fantasear estando en el hospital, desvergonzado... se recrimina.
—Buenas tarde Todoroki—san—saluda la doctora.
—No... no— dice algo avergonzado—solo Keigo, no me acostumbro a esto... aun no— dice y juega con su argolla de casado.
—Bien, déjeme decirle que todo salió excelente—le sonríe— mis bebés están muy bien y nacerán en 10 días.
Keigo le queda mirando algo animoso. Así es, había querido mellizos. Dos niños
—Me alegra, yo... aún estoy nervioso— le acepta— pero sé que haré y daré lo mejor de mí, Enji—san no puedo venir. Pero la noticia le encantará.
—Me alegra muchos, estas son las fotos de los pequeños— le entrega un sobre con las ecografías.
—Está bien, dentro de 10 días nos veremos.
—Hasta luego.
Los dos se despide y el corazón de Keigo está palpitando a mil.
—Si... si— le afirma apurado
—Padre— le llama extrañado Inasa.
—Debo irme, así que te encargo el turno de la noche— le dice y comienza a dejar el papeleo listo—por favor ten cuidado.
—Si, Endeavor— le dice firme
—Nos venos hijos— le palmea el hombro y sale de las oficias.
Toma su auto y emprende huida hasta su casa, esta es una reunión que no debía perderse, la reunión de su retiro.
Estaba programado para un mes en adelante, tenía 58 años y la condición de alfa puro le ayudó mucho a seguir el ritmo, pero en uno de los chequeos se revelo que su cuerpo lo está sintiendo. El uso excesivo de su particularidad está retrasando el tiempo de recuperación ante en calor, así que decidió retirarse de las calles, pero siempre daría un vistazo a la agencia que pronto la manejaría Inasa, su yerno.
Una vez que llego fue rápidamente hasta entrar y quitarse los zapatos y colocarse las pantuflas. Fue hasta la cocina y vio a su esposo moviéndose al ritmo de una música que no entendía, pero era tan hermoso, los años solo hicieron reafirmar su amor por él. Aun no logra comprender como escalo todo esto. Pero ahora está feliz y con la pronta noticia.
—Enji-san! — ve como el beta cae en sus brazos y le da un abrazo desde el cuello. Se acurruca como un gatito y Enji le acaricia.
—¿Como te fue? —
—Bien, ven— lo jala de su mano y lo lleva a l sofá—espera aquí— corre rápido al estudio y trajo el sobre, sentándose en sus piernas—esto me dio hoy la doctora.
Cuando las sustrajo del sobre Enji se quedó algo pálido.
—¿Ecografías?
— Si, son los niños—le dice con normalidad.
—Pero no estaban en capsulas.
—Eso era antes—dijo acomodándose en las piernas de su esposo— para cuando fue concebida Aoi fueron con unos vientres que son creados especial para ellos, won como vientres maternos reales y él bebe se alimenta de nutriente inyectados y lo demás esta de nuestros ADN—le comienza a nombrar.
—Eso no existía antes— dice Enji mirando las ecografías.
—Está bien— le dice señalando con sus dedos—esta es su piernita, acá su cabecita y este su cordón umbilical.
—No los distingo, se parecen a las esxogragías de sus hermanos. —Keigo lo miro sorprendido y sus ojos se llenaron de lagrimas.— No... no llorés cariño—le dice mientras sus pulgares limpiaban sus lágrimas.
—Es que— le dice hipando—son tus hijos, ahora tienen 2 más.
— claro que sí, mis hijos—dice sonriendo.
—Estas seguro de no decirle nada a ellos sobre nuestros hijos.
—Será una sorpresa.
Enji se estiró en su sofá y se declinó llevando a Keigo consigo descansando un rato.
—¡Natsuo!... ¡Natsuo! — toca la puerta Shoto con fuerza— Todoroki Natsuo, abre la puerta ahora.
—Que— se escucha en el intercomunicador— es temprano
—Son las 3 de la tarde, Keigo—san está en el hospital de emergencia.
—¿Y?— dice con indiferencia, Natsuo no tiene nada contra Keigo, pero el saber que su padre es feliz después de tanto daño ocasionado no es fanático. A Keigo se mantiene neutral, aunque a escondidas le agradece que lo haya alejado de su madre. Natsuo aun no puede perdonar a su padre por todo el maltrato, pero por lo menos ya no le rehúye como antes. Y esta grande y su novia lo ayuda a mantenerse a flote.
—¿Cómo que "y"? — le dice frunciendo el ceño— es tu padrastro te guste o no. Levanta el culo y muévete. Nos vamos al hospital.
Natsuo va alistarse todo desdeñado. Shoto comienza a subir las escaleras hasta el segundo piso a saludar a su madre.
—Mamá— toca la puerta—vine a saludar.
—Buen día Shoto
—Estoy desayunando—dice comiendo una porción de arroz.
—Kaigo está mal— dice serio— iremos a verlo—Rei se enseria.
—¿Está enfermo? — pregunta.
—No lo sé, el viejo dijo que debemos ir para el hospital.
—Mándale saludos, yo iré en la tarde.
—Está bien.
Shoto como hermano menor y medio salvaje, cosa que le enseño Inasa, se lleva a su hermano en la parte trasera, obligándoles a irse.
El mayor parece uno regañados con un pechero en el rostro y cruzados de manos. El recorrido hasta el hospital no fue largo, encontrar la habitación tampoco porque su padre les dio el número de habitación.
Entraron suavemente y los tres acercaron su cabeza, Keigo estaba enredando con sus plumas delante de él, se sorprende al ver a sus hijastro y dirige su mirada a la derecha, Enji estaba sentado en el mueble durmiendo.
Ellos entran y se acercan despacio
— Buenos días Keigo—san— dicen— ¿Como has estado?
—Bueno yo...— no quiere esconderlo y tose fuerte levantando a Enji— nosotros decidimos esto por mucho tiempo, yo realmente lo deseaba pero Enji— dice mirándolo— tenía miedo fueron casi 4 años pensándolo para que al fin fuera realidad— mira a Natsuo— el esta tan arrepentido de todo lo que hizo, y sabe que pedir perdón no sanará ninguna herida y no recuperará el tiempo... Piensa en eso— con una pluma atrae a Enji y abre sus alas.
Los Todoroki no pueden creer lo que ven... Dos bebés, con cabellos rojos y platinados, con alas y sus ojos como gemas.
—Yo... —dice algo torpe el alfa mayor— no tuve cara para decirle esto, pero no podía evadir los deseos de Keigo así que...
Natsuo se acercó a sus hermanitos cargo a de cabello platinado y vio los ojos que tanto odia, pego su frente y nariz a la del bebe y sonrió. El bebe de cabello rojo era tan igual a Toya presionó su mejilla contra la suya y el bebe lo miro con ojitos muy brillantes. Acaricia suavemente sus mejillas. Camina a hacia su padre y este cayo de rodilla por todos los sentimientos encontrado, Natsuo acaricio su cabeza con una cara neutral— hazlo bien— Enji se levantó y un puño cerrado cayó en su estómago— no te perdonaré si ellos sufren lo que nosotros sufrimos— así se despidió de ellos y Shoto quedo ahí
—Yo...— dice algo atónito— no sé qué decir, están bien... — dice nervioso— vendré con los niños luego, felicidades, ¿Creo?
Keigo sonrió y Enji se levantó con algo de dificultad, esta era la forma de aprobación de Natsuo y ahora le toca hacer las cosas bien, ahora solo esperar lo que les depara el futuro.
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