❄️ Six ❄️
Taehyung observó aliviado a la olla dónde el guiso hervía tranquilamente, por suerte no se había quemado y faltaba poco para que esté listo.
En ese momento un escalofríos recorrió su columna, pues el humano había acariciado muy gentilmente su piel de nieve.
Voy a morir de un infarto si ese hombre sigue así, mi corazón y mi cuerpo reaccionan tan intensamente a todo… él. ¿Qué me está pasando? ¿Serán mis hormonas?
—¿La comida está bien?— SeokJin lo sacó de sus abrumadores pensamientos, y Tae dio un salto del susto.
—L-lo siento, no quise asustarte— se disculpó SeokJin, al ver que Tae casi hizo volar el cucharón del susto.
—N-no pasa nada, sólo estaba… distraído— confesó apenado, al parecer todos sus sentidos estaban bloqueados o algo, pues ni siquiera había sentido el vibrar del suelo bajo sus descalzos pies.
SeokJin se sintió culpable por el estado de nerviosismo del bello oso de nieve.
Seguro le molestaron mis preguntas sobre su piel de nieve y estaba pensando en cómo decirme que deje de ser tan molesto. Él es muy gentil para decírmelo de manera grosera.
Pensó SeokJin apesadumbrado, lo que menos quería era molestar al que le salvó la vida.
Un silencio no tan cómodo se instaló en el cuarto de cocina, dónde únicamente se escuchaba cómo el delicioso guiso estaba en proceso de cocción.
Taehyung no podía controlar los latidos de su loco corazón, al tener a ese bello hombre con el torso desnudo a pocos centímetros de distancia, vistiendo sólo unos pantalones de esquimal. Lo peor, que estaba abrazando su piel de nieve y esa era la sensación más intensa que había sentido en su vida, pues la calidez del cuerpo ajeno estaba colándose a su piel de nieve, cuando el efecto se supone debía ser al revés.
Taehyung se acercó a la olla donde hervía el guiso, con pasos torpes. Quería distraer su mente.
Contrólate Taehyung, tus hormonas son las traicioneras. Es un humano, no uno de los tuyos. No puedes estar sintiendo, lo que estás sintiendo porque… porque… ¿Eso no es posible?
“Un humano es malo, cruel y despiadado”
Recordó las palabras de su padre, quien murió a causa de un humano, un cazador para ser exactos.
Pero por alguna razón, cada que pensaba en el humano que se encontraba a pasos de distancia, sentía de todo menos miedo a que le haga daño. Porque pudo ver que esos ojos lo veían cada vez como si fuera la cosa más valiosa que haya sobre la faz de la tierra.
El brillo en esos ojos oscuros, le llamaban a perderse en ese océano profundo de estrellas.
Finalmente la comida estaba lista, Taehyung sirvió el guiso, mientras Jin no sabía cómo ofrecer su ayuda. Aún sentía que el ambiente estaba incómodo, él lo atribuía a sus preguntas excesivas por la piel de nieve –que aún sostenía con delicadeza entre sus brazos–, quería pedir disculpas, sólo que no le salían las palabras.
El bello oso de nieve se veía tan concentrado en la labor de preparar la pequeña mesa que había en la cocina, que no se atrevía a interrumpirlo.
—Listo, es hora de comer — dijo Taehyung al tener todo listo en la pequeña mesa, rompiendo así ese silencio que poco a poco se fue cargando de un tensión que ninguno pudo descifrar.
SeokJin se encontraba nervioso, por no saber cómo pedir disculpas. Mientras Taehyung estaba luchando contra sus hormonas, que supuestamente eran las culpables de sentir esas inmensas ganas de lanzarse al humano y pedirle más mimos, más abrazos, más besos y quizás más…
—“No Taehyung, contrólate”— se regañó a sí mismo.
—No hallo rastro de ese turista— musitó NamJoon, molesto por llevar ya un día en su búsqueda.
O es un muy buen explorador, que respeta su medio ambiente y lo deja lo menos perturbado posible. O Yoongi lo mató y ocultó el cuerpo.
Pensó NamJoon mientras evaluaba la zona, él prefería optar por la primera opción. Pero si la segunda era la realidad, tendría muchos, muchos problemas.
Decidido a no pensar lo peor, siguió adelante, con la esperanza de encontrar al turista extraviado.
Después de haber tenido la comida más tensa posible, SeokJin al fin se armó de valor para pedir disculpas. Pues no quería que el resto de su estadía -aunque por él no se iría nunca- sea incómodo para ese ser tan magnífico que tenía en frente.
—Perdón— carraspeó la palabra, por su intento desesperado a que su voz no lo traicione.
Taehyung fue arrancado de sus pensamientos, dónde intentaba calmar su interior.
—Perdón por haber hecho tantas preguntas… si te he faltado al respeto… lo siento, no era mi intención— Dijo lo último con la cabeza gacha, apenado de haber molestado a su salvador.
Taehyung por su parte, estaba más que sorprendido. Él no recordaba que haya hecho algo por lo que tenga que pedir perdón.
—¿Por qué dices eso? No me hiciste nada que yo recuerde — respondió un confundido Taehyung, aunque la culpa empezó a crecer en su interior.
Estaba seguro que él es quien hizo sentir así al humano, por andar hormonal y deseando cosas que seguro el humano no iba a querer.
—¿Eh? Pero… es que tú, ya no me estabas… digo, ya no estabas actuando como antes de mis preguntas por ésta tu piel de nieve— explicó SeokJin igual de perdido en la situación, pues juraba que él había molestado al bello oso de nieve.
Sin embargo, si eso no le molestó ¿Por qué actuó tan distante y tímido?
—Oh— Taehyung no sabía cómo responder a eso, pues no podía decirle en las cosas sucias que su cerebro lo estuvo obligando a soñar. Todo por culpa de las malditas hormonas.
SeokJin vio cómo el color carmesí fue invadiendo esa piel lechosa, y en unos segundos estaban tiñendo esos bellos pómulos. Por algún motivo esa tierna reacción hizo que su corazón diera vuelcos mortales. Sintió la necesidad de verlo así más seguido, si antes era bellísimo. Con ese rubor se veía celestial.
—Yo, yo… es sólo que, cuando tú… tocas tanto mi piel de nieve… me hace… me hace cosquillas— dijo la verdad a medias que pudo exponer, tapando su rostro pues la pena iba a matarlo.
SeokJin quería besarlo, besarlo con todas sus fuerzas. Ese ser era realmente perfecto y estaba comenzando a hacer estragos con su pobre corazón.
¿Era posible enamorarse tan rápido, y de un oso de nieve?
No lo sabía, pero estaba dispuesto a averiguarlo.
—Oh, entonces lo siento por eso. No volveré a tocarlo. Ten— le entregó la piel a Taehyung quien se quedó viéndolo con más asombro.
Si en algún momento le invadió el miedo de que el humano podría robarse su piel y así reclamarlo cómo esclavo. Pues ahora ya no lo tenía, ese humano realmente no buscaba a los osos de nieve para hacerles daño.
—No, tú debes usarla. Acá el frío es fuerte y te estás recuperando…
—Insisto, tómala por favor. Te gradezco que me hayas dado el honor de poder usar tu piel de nieve. Pero ahora ya estoy mejor, tu casa es muy cálida y sólo necesitaré mi ropa para cuando salgamos a dar un paseo. Si me lo permites, quisiera conocer tus tierras, y cuáles son las cosas que te gusta hacer— SeokJin sonrió con todo su corazón, aún con la mano extendida, ofreciendo la piel de nieve.
Taehyung sintió que su corazón se aceleró, ese humano era demasiado amable; además de lo gallardo que se veía.
Taehyung estaba dudando que la reacción de su corazón haya sido por las hormonas.
Necesitaba comprobar si realmente un oso de nieve podía enamorarse de un humano.
—Está bien, con gusto te mostraré este bello lugar en el que vivo— Taehyung aceptó la invitación, levantándose de la mesa para tomar su piel de nieve. En ese momento, cuando sus dedos chocaron, ambos sintieron una corriente pasar por todo su cuerpo.
Así, más intrigados por saber lo que realmente les estaba sucediendo, decidieron lanzarse a esa emocionante odisea.
Cuando Taehyung revisó la herida de SeokJin, vio que no le había mentido. Efectivamente había sanado, aun se veía fresca la cicatriz, pero ya estaba de un color normal. Por lo visto ya no se necesitaba de las vendas, así que las retiró y permitió que el humano se vista para salir a dar ese ansiado paseo.
SeokJin se puso su traje de esquimal y Taehyung tomó una vara de madera, más su piel de nieve atada a su cuello.
Ambos salieron, para sorpresa de Jin, el clima no lo sintió tan frío como los primeros días que llegó al Polo Norte. Quizás porque en ese lugar, el microclima era así, o quizás porque al ser sanado por un oso de nieve, su resistencia al frío había mejorado mucho más.
Taehyung le mostró a SeokJin la pradera cubierta eternamente por nieve, se veía increíble. Fueron caminando, mientras Taehyung explicaba cada árbol, o cada animalito que aparecía en su camino.
SeokJin estaba más que sorprendido, porque creyó que al ser un lugar lleno de nieve, no habría mucha vida, mucha naturaleza. Sin embargo, estaba totalmente equivocado. Porque vio más variedad de árboles que nunca, flores e incluso cultivos.
Pero su mayor sorpresa fueron los ¡Cultivos de fresa!
Taehyung le mostró orgulloso su gran cultivo de fresas, era hermoso he intrigante ver cómo la nieve en ese lugar se había retirado para dar paso a una tierra fértil en el que las fresa puedan crecer.
—Son las mejores fresas de este territorio, he usado mi magia para nutrir la tierra y así obtener este increíble cultivo— explicó Taehyung mientras cosechaba alguna para darle de probar a su invitado inesperado.
SeokJin recibió el puñado de fresas con asombro, probó una y chilló de emoción.
—¡Woah! ¡Son las mejores fresas que he probado en la vida!— exclamó con los ojos brillando de emoción.
Taehyung amó esa reacción, se la guardó en lo más profundo del corazón. Porque sabía que ese humano había probado todo tipo de fresas, y que halague el suyo fue una dicha incomparable.
Al no ser una fruta popular en su pueblo, nunca le había dado a nadie a probar, ni siquiera a su mejor amigo. Por miedo a que lo rechacen, o le destrocen el cultivo por ser “muy humano”.
Pero ahora, al ver cómo SeokJin disfrutaba de cada fresa, sintió que valió la pena cada intento que había hecho para que esas tiernas plantas sobrevivan a un clima tan frío.
De ese modo, con cada minuto que ambos pasaban juntos, sus corazones latían más y más sincronizados.
Para el atardecer, ambos sentían que estallarían si no confesaban su atracción. Aún sospechando que sea más que eso, porque parecía que todo estaba pasando muy rápido.
—Este lugar es increíble, totalmente mágico — confesó SeokJin, al mirar ese juego de luces en el cielo. Lo que afuera, en su mundo, se conocía como la Aurora Boreal.
Taehyung prefirió no arruinar el momento, porque sabía el significado de ese juego de luces. Estaban anunciando que una pareja destinada estaba copulando. En su opinión personal, eso no le parecía tan mágico, sólo algo salvaje y horrible de descubrir si el que te está desflorando es o no es tu amor verdadero, tu “destinado”.
Taehyung prefería el cortejo, lo que parecía que hicieron ese día con el humano. Pues SeokJin hizo y dijo muchas de las cosas que había leído en los pocos libros de humanos que logró obtener.
Según esos libros, ellos tuvieron lo llamado “cita”, aunque no estaba seguro. Pero SeokJin había estado cosechando flores y colocándolo en sus rizos, alegando que las cosas hermosas debían ir juntas; lo que hizo que Taehyung se sonrojara furiosamente y SeokJin sonría de esa manera tan encantadora.
Si eso no era cortejo, entonces no había entendido ningún libro, o no habían dicho la verdad.
Además que, a pesar que un oso de nieve puede defenderse tranquilamente de zorros árticos, dejó que SeokJin intente cuidar de él, ahuyentando al animal. Aunque al principio temió que mágicamente saque algún arma y lo mate.
Ahora estaba más que seguro que SeokJin respetaba cada vida animal, todo el medido ambiente. Eso hizo que esa cosa extraña en su corazón siga creciendo.
Por su lado, SeokJin estaba igual o más embelesado con Taehyung. Sentía que estaban en sintonía, no tenía más miedo de expresar su amor por él. Porque a este punto del día, aunque para su mundo suene apresurado. Estaba completamente seguro que haría lo que fuera por ese bello oso de nieve.
Había llegado a este lugar por pedir un deseo, sin embargo ahora lo único que le importaba era compartir su vida con alguien tan precioso en todos los sentidos. Quería protegerlo, amarlo y hacerlo feliz.
Aunque estaba consiente de que Taehyung en sí sería el que lo proteja a él, porque no le fue desapercibido cuando el oso de nieve hizo algo con las manos, para evitar que un gran bloque de hielo cayera cobre él, al pasar bajo un risco al pie del riachuelo dónde fue encontrado.
De todos modos, haría lo posible por protegerlo de lo que él pueda. Porque con sólo ver esa sonrisa, esos pómulos teñidos de tierno carmesí, su corazón aleteaba con más fuerza.
Siguieron caminando por el sendero, cada vez más juntos, ambos sintiendo sus emociones bullir.
Llegaron a la cima de una pequeña colina, la cual era el límite de las tierras de Taehyung. Desde allí se podía ver las tierras de su pueblo, todo de un blanco tan puro. La vista era increíble.
—Taehyung— SeokJin llamó al oso de nieve, sacándolo de sus pensamientos.
El nombrado volteó en su dirección, y SeokJin de repente sintió que su valentía se iba, sus labios se entumecieron, su pulso se aceleró. Mientras esos grandes ojos con pestañas tan largas y espesas como el bosque que visitaron hace poco, lo miraban con atención.
—Yo… yo— comenzó a balbucear, maldiciendo a su cuerpo por traicionarlo de esta manera. Los nervios no ayudaban en esta situación.
Poco a poco fue acortando la distancia y el corazón de Taehyung también comenzó a martillear en su pecho.
—Yo… siento q-que, me estoy enamorando de ti— Taehyung abrió aún más lo ojos al escuchar esa confesión —Por favor, permíteme darte un beso. Por favor— SeokJin siguió hablando, mientras una mano acarició el pómulo cálido y rosado de Taehyung. Cuánto amaba verlo así.
—¿Q-qué?— fue lo único coherente que el cerebro de Taehyung pudo formular, era mucha información en pocos segundos. Más sus propios sentimientos y pensamientos, era totalmente comprensible según él.
—Que si puedo besarte… por favor — volvió a suplicar SeokJin, su voz saliendo más como un susurro, haciendo que la piel de Taehyung se erizará.
SeokJin acortó aún más la distancia, hasta que podían sentir la pesada respiración del otro, golpeando en sus rostros.
Taehyung sentía que ese pulgar acariciando su febril piel lo quemaba aún más. Nunca se había sentido así, como si con cada caricia, con cada golpe de la respiración del humano, estuviera más cerca de prender vuelo.
—Yo… yo— Taehyung no sabía qué decir, por un lado quería el beso, más que nada; por otra parte, tenía miedo ser controlado por sus hormonas, que en ese momento estaba sintiéndolas enloquecer.
—No te sientas obligado a responder en este momento. Si no sientes lo mismo, no hay problema. Déjame enamorarte, déjame cortejarte, demostrarte lo valioso he importante que eres para mí. Déjame amarte— SeokJin expuso todos sus sentimientos, ante el nerviosismo que sintió en Taehyung, no quería forzarlo de ninguna manera. Sólo anhelaba que aceptara su petición.
Las bellas palabras del humano hicieron latir más fuerte su corazón, decidiendo así, confiar en él; pese a que aún tenía miedo de confiar en sí mismo. Su amigo Jimin le dijo una vez, que si seguía negándose a tener intimidad, las hormonas terminarían enloqueciéndolo; a tal punto que podría hacer cualquier estupidez.
No quería que ese pensamiento lo domine, esto tenía que ser real, no sólo un subidón de hormonas locas.
Con la decisión tomada, pero sintiéndose muy tímido para hablar, prefirió demostrarlo físicamente.
Taehyung avanzó lo que restaba de espacio, haciendo así el roce de su nariz con la contraria. De ese modo le estaba dando el famoso beso esquimal a SeokJin, quien de inmediato lo entendió y esa bella forma de responder de Taehyung lo hizo derretir de ternura.
SeokJin correspondió al beso de esquimal, tomando a Taehyung de la nuca para tener más estabilidad y así seguir frotando sus narices por un largo tiempo, ya que ninguno tenía la necesidad de cortar tan bello momento.
—Eres tan divino, TaeTae— SeokJin le dio el apodo que para Taehyung fue lo más tierno que había escuchado en su vida.
Acto seguido, SeokJin rompió el beso esquimal, para al fin probar esos labios rosados y semicarnosos que tanto lo habían provocado.
En cuanto Taehyung sintió esos gruesos labios tocar los suyos, creyó ver miles de estrellas fugaces; la suavidad con la que esos labios estaban exigiendo su rendimiento, estaban por enloquecerlo. Sin duda el mejor primer beso que podría haber tenido.
SeokJin al escuchar el leve gemido de Taehyung, sintió su ego aumentar, al igual que su intimidad estaba endureciendo lentamente. Nunca se había excitado tan rápido, pero no pensaba hacer nada que Taehyung no quisiera, él tenía suficiente autocontrol.
Taehyung por su parte, estaba perdido en la forma tan suave y tierna de besar del humano, en las caricias que le daba en la nuca y sus calientes pómulos.
De repente, sintió humedad en su intimidad, está demás decir que se asustó al darse cuenta que su entrada estaba deseando algo más que besos. El miedo por volverse salvaje y entregarse al humano en ese mismo lugar lo invadió.
Tenía que parar, pero ¡no podía romper ese beso!
SeokJin percibió un olor bastante dulce y embriagador emanando del oso de nieve al que estaba comenzando devorar a besos. Pues sin querer había subido el nivel del beso y los gemidos de Taehyung se oían más fuertes y seguidos. Lo que provocó que estuviera más duro que una roca.
Si su cerebro aún funcionaba, recordó que en un libro de biología encontró una parte que explicaba la forma en que los osos de nieve buscaban apareamiento. Y era que emanaban una fragancia única que sólo la pareja destinada podría sentirla y de ese modo acoplarse para crear nueva vida. Claro que lo de pareja destinada sonaba a mucha fantasía, pero ya estar con un oso de nieve, era bastante fantasioso. Así que, ¿porque no creer en esas líneas?
No estaba seguro si eso era lo que estaba pasando, pero definitivamente no querría averiguarlo en el exterior. Cualquier cosa que pasara, era mejor la comodidad de una cama y la privacidad del hogar.
Así que, con toda la fuerza de voluntad rompió el beso, el gruñido de protesta de Taehyung no se hizo esperar.
—Oh bebé, no te enojes. Es mejor que volvamos a casa, ya está oscureciendo — SeokJin retiró el rizo rebelde del rostro de Taehyung, amando ese rostro sonrojado. Se puso de pie y extendió la mano para ayudar al oso de nieve a pararse también.
SeokJin agradeció que los pantalones de esquimal fueran tan gruesos, porque no quisiera que Taehyung vea lo duro que estaba dentro de esos pantalones, tanto que estaba siendo muy incómodo caminar.
Por su lado, Taehyung también tenía un problema muy similar, así que ambos volvieron en relativo silencio; anhelando llegar al hogar de Tae, lo más rápido posible.
Jimin estaba agotado de tanto correr, quería un descanso, pero su instinto le decía que seguro Yoongi ni siquiera optaría por dormir en alguna cueva para recuperar fuerzas. Por como lo vio, estaba decidido a llegar donde Taehyung lo más antes posible.
Aunque Yoongi no tenía fama de forzar a sus amantes, algo le decía que ésta vez todo podría ser diferente y que su amigo viva solo, mientras las hormonas estén más locas que de costumbre, no era una buena combinación.
Sólo le quedaba esperar que Yoongi no le tenga tanta ventaja, con suerte Jimin llegaría al día siguiente a medio día o un poco antes. Un récord para alguien como él, si le preguntaban.
—Taehyung, este año no podrás rechazarme. Tienes que ser mío de una vez por todas— gruñó Yoongi al ver en el cielo, los múltiples colores que anunciaban a más parejas destinadas copulando.
Yoongi deseaba ser uno de ellos, sus hormonas aumentaban con cada paso que daba. El deseo bullendo de su sistema, lo que sorprendentemente le estaba dando más velocidad y resistencia.
Al paso que iba marcaría un nuevo récord, estaba seguro que ni Hoseok podría ser tan veloz.
❄️❄️❄️
Holas pixelitos de mi corazón!! 💜
Al fin he vuelto!!!!
Espero no me hayan olvidado 🤧
Lamento mucho mi desaparición tan larga, el año pasado no fue mi año. Estuve tan enferma casi todos los meses, hasta el punto en que casi me les voy 🤧
Pero acá estamos, aún en este mundo y quiero empezar este nuevo año de la mejor manera!
Así que, por eso les traje un capítulo más largo que los anteriores.
Espero les guste 👀
Nos vemos en los siguientes libros!
Las actualizaciones volvieron! 💃
Cuídense mucho, las amito.
Bye 💜
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