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❄️One❄️

Jin es un amante del invierno. Adora la nieve, las festividades, como la navidad. Pero lo que más anhela, es poder ir al polo norte en busca de esos osos majestuosos de los que siempre lee y de los que dicen que si entras hasta lo más profundo del polo norte, puedes encontrarte con los “osos de nieve”, unos osos mágicos que te cumplirán cualquier deseo. Y Jin tiene un importante deseo, el ya no sentirse solo, ser amado y así, ser feliz. ¡Ah! y si se puede, vivir siempre rodeado de nieve.

Lastimosamente un viaje hasta el polo norte, es realmente caro. Por lo que, desde que salió del orfanato y consiguió un trabajo, ha ahorrado cada centavo para poder cumplir ese gran sueño, el cual muchos creen una estupidez. Porque saben que los cuentos de los osos de nieve, son sólo eso, cuentos; para que los niños amen a los animales y no quieran hacerles daño.

Por tal motivo, todas las personas que han escuchado el sueño de Jin, se han reído en su cara. Afirmando que es una gran pérdida de tiempo y dinero, burlándose de su sueño “de niño abandonado”.

Aunque entre toda esa gente, sólo uno siempre estuvo apoyándolo. JungKook, su amigo de infancia, que también conoció en el orfanato.
JungKook llegó al orfanato con apenas 4 años de vida, ya que perdió a sus padres en un accidente de avión.

Era muy tímido y no se juntaba con nadie. Sin embargo, a lo lejos, Jin siempre estuvo cuidándolo. El mayor también se sentía tímido, porque entendía muy bien el sentimiento de estar rodeado de gente que no conoces. Por ello, se dispuso a cuidarlo de los otros niños, guardando distancia con el pequeño JungKook, para no apabullarlo.

Hasta que un día, al salir de su escondite habitual – el sembradío de zanahorias – se encontró con una escena que lo haría estar al lado del mayor, para siempre.

Jin estaba siendo golpeado por uno de los mayores, SunWoon, el más grande de todos los niños del orfanato y el que se aprovecha de niños como JungKook. Pero Jin había estado recibiendo los golpes, para que no toque al pequeño Kook.

¡Quítate escoria, eres tan entrometido que seguro por eso tu madre te abandonó en la puerta de este orfanato!

Gritó SunWoon, mientras seguía golpeando a Jin en todo el cuerpo.

¡No lo haré! ¡No le harás daño a JungKook!

Gritó Jin, con todas las fuerzas que le quedaban.

¡¿Crees acaso que siempre estarás para defenderlo?! ¡Ese niño con actitud de conejito asustadizo, debe ser disciplinado por mi puño!

Ahí fue cuando el pequeño JungKook, entendió lo bueno y lo malo. Jin Hyung era alguien en quién podía confiar y SunWoon alguien a quien debía lanzar lejos, nunca hablarle y si podía, defender a su Hyung como lo estaba haciendo con él en ese momento.

Se armó de valor y corrió directo a morder el tobillo del agresor, mientras un magullado Jin caía desmayado por el último golpe en su cabeza.

SunWoon dio un grito de dolor, al voltear notó que ese pequeño tenía bien encajados sus dientes en su tobillo. SunWoon logró darle un golpe en el costado, pero eso sólo hizo que la mandíbula del pequeño se contrajera con más fuerza sobre su tobillo. Asustado lo lanzó lejos, haciendo que ese movimiento le costara un trozo de carne, pues el agarre del pequeño había sido muy fuerte.

¡No vuelvas a lashtimarsh a mi Hyung!

Fue lo que el pequeño JungKook logró vociferar después de escupir el trozo de carne que yacía en sus labios.

¡Me las pagarán!

Lloriqueó el grandulón y salió corriendo como pudo del lugar.

Desde ese momento, ambos se hicieron amigos inseparables. Se protegían y lucharon juntos para salir de ese horrible lugar en el que nadie los cuidaba, sólo les daban un poco de comida y un techo donde dormir. El resto, como la educación, tuvo que correr por parte de ellos.

Jin al ser el mayor, con apenas 10 años, salía del lugar con JungKook de ya 5 años, cargado en su espalda en busca de un colegio que les permita ingresar y aprender lo básico para sobrevivir. Como lo era la lectura y escritura.

Así, gracias a sus esfuerzos, lograron superarse. Graduarse y salir al fin de esa pesadilla.
JungKook tenía el sueño de ser director de películas. Pero esa carrera costaba demasiado para sus bolsillos. Sin embargo, Jin nunca le permitió que se alejara del objetivo.

Optó por no ir a la universidad y así conseguir un trabajo de tiempo completo para ayudar a JungKook con su sueño, mientras él reunía dinero también para el suyo. Después de todo, para viajar al polo norte, no necesitas tener un título.

Claramente JungKook, al principio no quiso aceptar semejante ayuda. Hasta que Jin le dijo que no estaba dejando de juntar dinero para su sueño de ver un oso de nieve. Sólo estaba alargando el proceso.

JungKook no tuvo más opción que aceptar y así estuvieron por otros largos cinco años, en los que JungKook pudo graduarse con honores y ahora gozaba de muchísimas cartas de empresas que le pedían trabajar con ellos. Su sueño de ser director estaba a la vuelta de la esquina.


—¡Jin Hyung! — JungKook corrió a toda velocidad, pese a que el frío le calaba los pulmones.

—¡Kookie!— Jin abrazó al menor, haciendo equilibrio, en la puerta trasera de su trabajo.

Esa noche tenía turno hasta tarde en el restaurante donde trabajaba, pero JungKook había insistido en que debían verse aunque por un instante, Jin no sabía el porqué de la petición tan urgente del menor.

—¡¿Por qué justo hoy debías trabajar dos turnos seguidos?!— protestó JungKook, haciendo pataleta en medio del callejón cubierto de nieve.

—Empezó diciembre, y sabes que el restaurante se llena de más gente en estas fechas— respondió con una sonrisa, aunque ese era sólo un pretexto. Ese día era 4 de diciembre, un día que a Jin no le gusta pasarlo solo, menos desde que JungKook estaba más ocupado y casi no se veían.

—No te creo, ¿Pensaste que me olvidaría que hoy es tu cumpleaños?— JungKook lo miró con el seño fruncido.

Jin evitó la mirada, no podía decirle que sí, que después de enterarse que JungKook había sido aceptado para trabajar en una película de Hollywood y que el menor debía irse del país. Jin se sentía más solo, no tenía a nadie más que el menor, pero no podía decírselo. No podía retenerlo, era su sueño después de todo.

—Lo sabía, por eso…— JungKook buscó entre sus bolsillos y sacó un sobre — ten, es tu regalo de cumpleaños.

Jin lo miró conmovido, agarró el sobre.

—No tenías que hacerlo.

—Sabes que no es un cumpleaños, si no recibimos regalos. Y sé que te gustará. ¡Ábrelo!— exigió JungKook emocionado.

Jin sacudió la cabeza, JungKook por más grande y musculoso que se pusiera, siempre sería un niño a sus ojos. Ese pequeño niño que se maravillaba por todo.
Al abrir el sobre, quedó sin palabras.

—¿Te gustó? Averigüé todo sobre cómo llegar hasta el polo norte, esos son todos los pasajes de avión que necesitas para llegar al lugar. Aunque para llegar hasta dónde tú me dijiste, no existe un avión obviamente, pero espero que eso ayude. También te estoy dando este monto, para que compres todo lo necesario. Me refiero a tu equipaje, tus esquís y todo lo que se necesite para estar protegido en un lugar tan frío— JungKook terminó de explicar todo con una gran sonrisa.

Jin seguía en shock, sin duda era el mejor regalo que pudo haber recibido. Las palabras no salían, todo su ser estaba tan lleno de emociones que sólo pudo abrazar a JungKook con fuerza, mientras lágrimas rodaban por sus gélidas mejillas.

—Hyung, no llores… me harás llorar también— JungKook abrazó más fuerte a Jin, ambos emocionados.

—No, es que ... no, ¿Cómo?...

—Jin Hyung, conseguí el mayor trabajo de mi vida, cumplí mi sueño y todo gracias a ti. Ya era tiempo que te devuelva el favor y al recibir mi primer pago, supe que era momento de darte este regalo. Todo lo que fuiste ahorrando, puedes usarlo para la comida y demás cosas que necesites, también…

Jin lo calló con otro fuerte abrazo, el llanto era más sonoro ahora. La emoción del mayor era tanta, que terminó contagiando al menor.  Ambos ahora lloraban como dos niños, en medio de una noche fría.

—Kookie, en serio … no debías, esto es mucho…

—Claro que no, tú me diste tanto, me convertiste en tu hermano y me cuidaste siempre. Es lo menos que podía hacer, sólo quiero que me prometas algo — JungKook lo vio a los ojos, ambos llorosos —, que me escribirás, para saber cómo estás y también, en cuanto encuentres al oso de nieve.

—Quizás nunca lo encuentre…

—¿Qué? Tú nunca dudas de ellos… ¿Te volvieron a molestar?

—Es que… tienen razón, es sólo un mito…

—No, no dejaré que pierdas la fe en lo que tú quieres y crees. No los escuches, ellos no saben nada. Tú los sientes, ¿Verdad? Recuerda eso, tú crees en ellos, y por eso los vas a encontrar y pedirás tu deseo. Hyung, lo lograrás— JungKook animó al mayor y este le sonrió agradecido.

Necesitaba esas palabras, en especial ese día, ya que un día como ese lo habían dejado a las puertas del orfanato. Y aunque era tan sólo un bebé, tiene el recuerdo de unos ojos grises que lo veían con desprecio. Esa mirada lo atormenta desde siempre, pero también le hace querer con más fuerzas encontrar a los osos de nieve y pedirles el deseo más fuerte de su corazón. Ser feliz.

—Muchas gracias Kookie, realmente muchas gracias. No sé cómo pagarte semejante detalle.

—Me pagarás, encontrando eso que deseas. Jin Hyung, sé feliz. Y recuerda avisarme cuando lo logres.


Jin subió al avión, con la emoción a flor de piel. Al fin estaba camino a cumplir su más grande y único sueño.

Esa semana, después de recibir el regalo de JungKook, se dedicó a comprar todas las herramientas necesarias, vestimenta adecuada y mucho ramen; porque sabía que esa comida no podría encontrarla en el extranjero.

Revisó una y otra vez todos los libros que encontró acerca de los osos de nieve. Desde cuentos infantiles hasta elaborados libros de investigación, que supuestamente comprobaban cada uno de los detalles explicados. Ya tenía la ruta exacta, planeada de acuerdo a su propia investigación.

Durante sus horas de vuelo, se dedicó a estudiar más el idioma. Lastimosamente el inglés no era su fuerte, pero podría defenderse.

El último tramo en avión, lo llevó hasta Barneo. Una pequeña estación, en un casquete de hielo. Desde allí, supuestamente su destino está a 97Km, para llegar al nombrado “Polo Norte”.

Aunque el verdadero destino de Jin, es más conocido como “Polo Norte magnético”. El cual es al que todas las agujas de las brújulas apuntan.

Según el mito de los osos de nieve, estos seres viven dentro de este campo magnético. El cual varía de lugar, de acuerdo a lo que estos seres mágicos desean. Se dice que lo hacen para no ser encontrados jamás. Por ello cualquier mapa que se haya logrado trazar, no es del todo cierto. Porque ese campo magnético está en constante cambio.

Jin estudió cada mapa que encontró, y según sus cálculos, tiene que encontrarse a 60Km del “Polo Norte geográfico”, en un radio de 30Km más o menos.


El camino al Polo Norte geográfico, fue muy exigente. Pese a que viajó en un grupo turístico, para aprender de primera mano el desenvolverse en un clima tan frío.

Muchos de sus compañeros de viaje desertaron, no lograron aguantar los 10 días de recorrido en el que sólo podían avanzar esquiando.

Al final, sólo 3 llegaron al destino deseado. Un japonés, un canadiense y Jin quien no quiso hacer mucha conversación. No tenía tiempo que perder y mucho menos ganas de contar su real motivo por tremendo viaje.

Pese a su actitud reservada, su guía llamado NamJoon, que casualmente parecía ser de su misma nacionalidad. Lo felicitó, por la resistencia y la técnica de esquí, le dijo que eso no se veía muy seguido en los turistas. Era una habilidad más de gente propia del lugar.

Jin agradeció el cumplido, con las orejas rojas –y no por el frio– pues era la primera vez que alguien que no sea JungKook, lo había halagado.

Esa noche la pasaría en el campamento de iglús que ofrecía el paquete turístico que JungKook le pagó. Al día siguiente comenzaba el verdadero desafío, pues Jin viajaría sin ningún guía, en búsqueda de los osos de nieve. No pensaba pedir ayuda, era algo que él se propuso y estaba seguro que lograría conseguirlo. Además que si se enteraban, de seguro lo tomarían por loco.

Estar rodeado de nieve le llenaba el espíritu de una confianza que no sabía que tenía. Aprovechó de escribir una carta para JungKook, porque sabía que esa sería su última vez en contacto con la civilización.


Un nuevo día llegó, y el corazón de Jin no podía estar más emocionado.

—¿A dónde vas? Partimos de regreso recién en dos horas— NamJoon salió del iglú dónde pasó la noche y detuvo a Jin, que parecía estar marchándose sin avisar.

—Lo siento, no regresaré con ustedes. Quiero explorar más el lugar— se limitó a responder, rogando interiormente que le dejara marcharse. Y que no vaya con el chisme, no quería ser deportado.

—No hay más que hielo en todas partes, además de los animales salvajes— NamJoon se fue acercando a Jin que ya tenía el esquí en la mano.

—Mayor razón para querer ver más de lo que logré hasta el momento, así que… si me permite— Jin pidió con la mirada, que NamJoon se hiciera a un lado para poder pasar.

—Más allá ya no existen campamentos, y la temperatura puede llegar hasta los -60°C, en caso de tormenta.

—Lo sé, no se preocupe. Tengo todo previsto— señaló su enorme equipaje cargado en su espalda.

—Si tanto quiere ver más allá, podemos ir juntos. Después de todo usted pagó por esta expedición— NamJoon no quería dejar a alguien solo en ese lugar.

Un lugar que podría ser aún más peligroso si no lo conoces bien.

—Disculpe pero… prefiero ir solo. No se preocupe, no me pasará nada. Soy bueno esquiando, levantando un campamento de hielo; tengo comida suficiente, además que el frío no es un problema para mí. Al parecer estoy hecho para este clima— respondió Jin con una sonrisa, al mismo tiempo que se puso los esquís y comenzó a alejarse.

NamJoon no sabía cómo detenerlo, esa determinación era increíblemente conocida. Después de analizarlo, entendió el porqué de la visita de ese muchacho.

—¡Espero no estés con la loca idea de encontrar un oso de nieve!— vociferó NamJoon —¡Eso es sólo un mito! ¡Nadie vive para contarlo si sigues avanzando!

NamJoon gritó a todo pulmón, mientras que Jin sólo respondió con la mano en forma de despedida y se fue sin voltear. No negó que esa frase lo dejó en shock, pero no estaba con tiempo para discutir su punto, con alguien que le repite lo mismo que todos los demás.

Sólo espero que Hobi esté atento — pensó NamJoon, al ver cómo ese turista se le escapaba de los dedos —, no podemos permitir un intruso.

❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️❄️

Holas pixelitos de mi corazón! 💜

He vuelto!!! 🎉 Y nada más y nada menos, que con este regalo por Navidad!!! (Aunque un poco tarde 🙈)

Espero hayan pasado estas fiestas en compañía de sus seres queridos, que la magia de estas fechas haya llenado sus hogares 🥰💜

Saben que cada que vuelvo, lo hago con una nueva historia 😏 (Además que cuando se me ocurre una, no puedo continuar con las demás si no lo escribo 🙈)

Espero que les guste, estos días iré actualizando el resto.

Está planeado que sea un Three Shot, sólo espero cumplirlo 😅

Cuídense mucho 🥰 las amito 😘
Bye 💜

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