Tauriel, recorre los pasillos camino a los calabozos, para realizar su guaradia a los prisoneros, pero sus pensamientos se encontraba aun en el gran salón, no podía sacar de su mente la voz del Rey repitiendo una y otra vez su desconformidad sobre los supuestos sentimientos de su hijo hacia ella, una simple y vulgar elfa silvana.

Pero Tauriel no era consiente aun de lo más grabe, que lo que estaba sucediendo en ese mismo momento en la sala del Rey, cambiaria su vida para siempre...y no solo la suya.
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_Mí...luz?!- ironizo Uruviel.

Thranduil levanta el mentón de ella con su dedo mirando a su hijo- He aquí a la luz de Mirkwood...nuestra luz perdida, ha encontrado el camino a casa.

Legolas, no podía dar credito a lo que estaba escuchando.

_Pero como es posible...Atar (padre).

_Hoo, claro que lo es- Thranduil sonrie, con sus ojos rebozantes de felicidad y un toque de nostalgia.

_ No se cuál es tú juego?!- retrocedio Uruviel, recelosa y con voz más dura que al principio- pero no me gusta...y si tú intención es llegar a Thorin por intermedio mío...

_Thorin!!!- exclamó Thranduil- Él ni siquiera es digno de mencionarse en tú presencia, ho en la mía.

_La Luz de Mirkwood, es la protección más sagrada de nuestro pueblo, pero ha estado perdida por mucho tiempo- Legolas trato de explicarle a Uruviel pero al mismo tiempo trataba de convencerse así mismo de lo que estaba ocurriendo, era posible.

_No lo logro entender, quieren explicarme, como es eso de que soy la luz perdida de su pueblo?- Uruviel se cubrio la cara con las manos algo frustrada, hasta que pudo volver a hablar-hasta hace unos días era tan solo una chica común y corriente y ahora...- estaba entrando en un estado de histeria, pero para su sorpresa, una mano suave y calida tomo la de ella, al levantar la vista se petrifico al encontrarse con los hipnóticos ojos del rey.

_Hace ya demasiadas lunas- comenzó a hablarle sin dejar de mirarla- una noche, mi amada...- su voz se apago por un instante, pero continuo- en sus sueños apareció un imponente alce blanco como la nieve que la invitaba a que lo siguiera y así lo hicimos, una noche salimos en su busqueda, lo hallamos en los limites del bosque custodiando la entrada a una cueva, pero no me permitió entrar, sólo a ella. Ahí las encontramos, dos elfas nacidas de la misma estrella.

Legolas seguia en silencio y atentamente cada palabra que pronunciaba su padre, pero con lo último que había dicho...

_Dos...dos elfas nacidas de la misma estrella?...significa que hay alguien más como ella?

_No!- esta vez los ojos del rey se dirigieron hacia su hijo como flechas- solo hay una luz de Mirkwood y es quien esta frente a nosotros, la otra elfa es solo su hermana, ya que nacieron de la misma estrella.

_Una.hermana...-el pecho empezaba a dolerle otra vez, empezaba hiperventilar y ni Cecil ni Dardo estaban ahí para ayudarla a controlarse- quien...es.mi.her.ma.naa?- solo pudo soltar entre agitación a algunos sollozos que empezaron a aparecer.

_Conserva la calma, mi querida Uruviel...todo a su tiempo- Thranduil acaricio su mejilla para secar una lagrima que caía-déjame continuar, ambas fueron recibidas en Mirkwood, pero tú mí luz, fuiste elegida por mi amada reyna para ser su portadora, cuando el momento de dejarnos llego- otra vez una sombra apareció en el semblante del albino rey- fue demaciado pronto su partida en una injusta guerra que ni siquiera nos pertenecia y tú eras aun una niña para tomar tu lugar y corrías peligro estando en estos dominios, si se sabía de tu existencia fuerzas oscuras querrían apoderse de tí, así es que decidí ocultarte en la misma cueva donde te encontré...en donde no pudieran encontarte, hasta que llegara el momento en que encontraras el camino de regreso a tu verdadero hogar- Thranduil la beso en la frente con tan solo un rose de sus labios- bienvenida a casa hija- se alejo un paso de ella agarrando su mano y con la otra tomo la de su hijo, que aún seguía sumido en su asombro, para unirlas entre sí- hijos mios...el futuro de Mirkwood.