➳[ 014 ]
Dongmin se levantó y tomó un corto baño, porque la noche anterior tomó uno un poco largo. Se quedó en su bata y se dirigió a la cocina para hacer los wafles con banana que iba a llevar para su jefe. Mientras cocinaba eso, preparó un almuerzo para él y otro para Moonbin, porque sabía que de nuevo no iba a tener tiempo de ir a almorzar.
Terminó todo y se tomó una taza de té con unas galletas. Se dirigió a su baño a lavarse los dientes, y luego a su habitación, donde se vistió con un traje azul oscuro con rayas negras poco notables. Se puso su broche antes de agarrar todo lo necesario y salir de la habitación.
Buscó la lonchera donde metió los almuerzos, los wafles, y dos envases de jugo de naranja (en momentos como ese agradecía tener una lonchera tan grande). Salió, cerró bien la puerta y se dirigió a su auto.
Al llegar al trabajo, parqueó el auto y bajo sólo con el recipiente de los wafles en su mano. Se dirigió a la oficina de su jefe, dejó los wafles y salió de ahí directo a la cafetería de enfrente.
Tardó 15 minutos comprando el café de Moonbin y un té para sí mismo, además de unas galletitas que son como su perdición.
Volvió a su auto y luego de agarrar sus cosas se dirigió al edificio. Saludó a todo el que veía hasta llegar a su escritorio, donde dejó sus cosas y agarró la tablet antes de dirigirse a la puerta de la oficina del Alfa.
Tocó suavemente y abrió la puerta al escuchar un "pase" del otro lado.
—Buenos días, Señor Moon, tengo su café.
—¿Podrías cerrar la puerta y acercarse, Señor Lee?
Hizo lo pedido, cerró la puerta y se acercó al Alfa.
—¿Necesita algo, señor?
—Mm, sí, un beso que ponga en duda nuestro profesionalismo. Te extrañé tanto ayer, mi precioso Sol.
—También te extrañé, Alfa.— Ronroneó acercándose al Alfa y dejando pequeños besos, antes de morder suave el labio del contrario y comenzar un beso profundo.
Moonbin lo jaló poniéndolo en su regazo y comenzó a besar todo su rostro. Dongmin comenzó a dejar besitos en los labios y mejillas del Alfa.
Estuvieron así por unos minutos solo dándose mimos, hasta que Moonbin se acercó al cuello del Omega, lamiendo cerca de su fuente de olor, restregando su mejilla por su cuello y pecho, marcándolo con su olor.
—Alfa, tu olor.
—Mm, sí.— Estaba muy concentrado en el cuello del Omega, aspirando su olor.
—Alfa, en serio.
—Déjame, te extrañé ayer.
—Yo igual Alfa, pero debemos trabajar, y acabas de marcarme con tu olor.— El Alfa pareció volver en sí después de eso.
—¿Qué? Oh, Dios, Minnie, lo siento.
—No me molesta, Alfa, pero aún no hay brazalete y no sé si quieras que todos se den cuenta del cortejo.
—Por mí, hago una reunión de personal y anuncio nuestro cortejo.
—No, falta el brazalete. Además, no sé si luego del fin de semana vas a querer seguir el cortejo.— Lo dijo suave, pero el Alfa escuchó perfectamente.
—¿Por qué dices eso? Eres mi destinado, quiero estar contigo el resto de esta vida y las que nos quedan.
—Bien, debemos trabajar, y tienes una pareja que atender en unos minutos.
—¿Qué tengo para hoy?
—Vienen cuatro parejas en la mañana. Tienes dos reuniones en la tarde y vienen otras dos parejas. Ah, y tienes un almuerzo.
—¿Un almuerzo? ¿Con quién?
—Conmigo, hice almuerzo para ambos hoy.
—Nunca me había gustado tanto la idea de almorzar con alguien.
—A mí tampoco.— Soltó un ronroneo y besó su barbilla.
—¿Qué vamos a hacer con tu olor?
—Nada, me gusta olerte en mí?
—A mí también me gusta olerme en ti.
—Entonces, tema resuelto.— Le dejó un piquito en los labios antes de dirigirse a la puerta.
Iba a abrirla cuando alguien la abrió.
—Buenos días.
—Buenos días.— El Omega respondió neutro, intentando controlar el miedo de su Omega.
—Buenos días. Puedes retirarte, Dongmin, por favor, si viene la pareja hazlos esperar unos minutos.
—Sí, señor. Con su permiso.— Salió de la oficina sin volver a ver al otro Alfa.
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—¿A qué vienes, Taecyeon?
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La pareja llegó y Dongmin amablemente les pidió esperar.
—¿Gustan algo de tomar?— Dongmin estaba encantado, el pequeño Omega tenía una notoria panza de embarazo que lo hacía ver adorable.
—Un vaso de agua, por favor.
—A mí igual, si no es molestia.
—En un momento se los traigo.
Fue al otro lado del piso y sirvió agua fría en dos vasos de vidrio, llevándose en una bandeja con algunas galletas que acostumbraba a enviar Alexa todas las mañanas. Llegó donde ellos y les puso la bandeja al frente.
—Las galletas las hace la mamá del Señor Moon. Son muy buenas, espero que les gusten.
—Muchas gracias.
Hablaron durante un gran rato, Dongmin descubrió que ambos son policías, se conocieron en el trabajo y son destinados. Llevan alrededor de 5 años juntos, y si le permiten decirlo, se ven hermosos.
Luego de un rato, la puerta de la oficina de Moonbin fue abierta duramente, y sonaron algunos gruñidos, asustando a ambos Omegas, que se encogieron por instinto.
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