Capítulo 6
Ya pasaron dos días desde que Edd vio por última vez a Tord.
Estaba muy nervioso al no saber nada, sabía que la operación duro todo un día entero y que el domingo se la paso en su habitación descansando por la medicina. Sabía también que tenía que esperar para verlo hasta el lunes con Paul.
Ahora mismo se encontraba recostado en su cama mirando un álbum de recuerdos, había decidido mostrarle al noruego las fotografías. Estaba al cien por ciento seguro de que su amigo recuperaría la vista.
Había pasado casi esos dos días mirando recuerdos que a Tom se le había hecho raro, muy raro.
Sabía muy bien que su amigo le estaba ocultando algo, sin muchos rodeos le pregunto la razón por la cual no había salido esos dos días a leerle a niños. Edd simplemente le respondió que los fines de semana no había sesiones y por eso no fue.
¿Fue suficiente para calmar su curiosidad?
No.
Sabía muy bien que Matt lo acompaño dos días y no dudo ni un segundo en intentar sacarle información.
Pero falló estrepitosamente.
Matt era bastante ingenuo como para poder enfocarse en lo que hiso en los últimos días, incluso con sobornos por parte del oji negro.
Fastidiado, optó por esperar el lunes para seguirlos y sin interrupciones.
El día pasó volando.
Sin que se dieran cuenta el sol ya había amanecido.
Edd y Matt ya se habían levantado y ya le habían preparado el desayuno a su amigo de mal humor.
Ambos simplemente desayunaron un café junto con panqueques de chocolate y banana. Al tener varios no dudaron en guardarlos en una bolsita de papel para llevárselos a su amigo.
En donde tal vez ya se encuentre Paul.
Los dos al estar listos pusieron en marcha su pequeño viaje. Al cerrarse la puerta, Tom giro la cabeza por la esquina asegurándose de que no se encontraban.
Con pasos rápidos, corrió hasta la cocina y se sirvió un vaso de café algo tibio para tomárselo de golpe y tomar un panque de moras azules para poder irse.
Tom se había preparado.
Puso su alarma una hora antes de que sus amigos despertaran y había dormido muy temprano para despertar con todas sus fuerzas.
—Ahora no escaparan de mi —murmuró con la boca llena al verlos a la distancia.
Tom era muy bueno seguir a las personas, lo había hecho varias veces.
Edd y Matt hablaron de pequeñas cosas en el camino y habían acordado en hacerle una fiesta a Tord en cuanto saliera del hospital. Aunque claro, eso no lo escucho el oji negro al estar algo lejos de ellos dos.
El de cuencas vacías estaba intentando averiguar hacia donde iban, creyó por un momento que el viaje seria largo, pero al final el viaje no duro demasiado y para su sorpresa, llegaron hasta un hospital.
—¡Paul! —gritó Edd al verlo en la entrada.
El mencionado dejó de mirar su celular para voltear.
—Edd —levantó la mano —, Por fin llegaste. —
«¿Quién es este?»
Tom miro con extrañes a Paul desde un árbol.
El de cejas grandes tenía un suéter rojo con cuello de tortuga y unos pantalones de color negro junto con unos zapatos del mismo color.
«Un momento... »entrecerró los ojos «, Ya recuerdo... este sujeto era el de ese restaurante, el que me miro con reproche. »
—También Matt vino. —
—¡No podíamos faltar señor! —chilló emocionado —, Trajimos panqueques. —
—Estoy seguro que a Tord le encantaran, si es que ya despertó claro. —
Tom mostro un rostro estupefacto.
«¡¿Tord?! »parpadeó «, ¡¿Ese maldito comunista sigue con vida?! »
El de cuencas vacías empezó agarrar tan fuerte el árbol que este empezó a crujir en las partes en las que él se encontraba agarrando.
«¿Entonces esto es lo que han ocultado eh? »
Tom seguía sin poder creer que sus dos amigos estuviesen visitando al noruego después de casi matarlos.
—Bueno, entremos. —
—¡Sí! —respondieron los dos.
Mientras los tres entraban por las puertas automáticas. Tom se dio vuelta atrás y poder ir nuevamente hacia su hogar.
[...]
—Hola señora. —
—Joven Edward. —
—Mi amigo se llama Edd señora —frunció el ceño.
La señora sintió su ceja temblar al escuchar el peli naranja.
—Supongo que vienen a visitar a Tord —ignoró al chico.
Los tres asintieron la cabeza.
—Bueno, pasen —rio —, El joven Tord ya puede recibir visitas. —
—Muchas gracias señora —dijo Paul mientras le estrechaba la mano.
Los tres con pasos algo veloces caminaron hasta la habitación en donde se supone debe estar el joven noruego. Al abrir la puerta, se encontraron con un castaño miel recostado.
Sus ojos estaban totalmente vendados y se podía notar que le habían puesto música relajante.
—¿Y esta música oriental? —
El noruego sonrió al reconocer la voz.
—Es bastante bonita hermano —rio —, Un día me gustaría aprender a tocar un instrumento. —
—Tenlo por seguro hermanito. —
—¿Cómo estas Tord? —
—No lo sé Edd, aun no puedo ver nada. —
—Se paciente, la próxima semana podrás hacerlo. —
—Tal vez Paul, es solo un tal vez. —
El adulto con la mirada tranquila caminó hasta la cama y poder sentarse junto con el noruego. Ya estando sentado, se movió delicadamente para rodearlo con su brazo y atraerlo hacia él.
—Hay que tener fe Tord. —
El noruego asintió la cabeza en afirmación al escuchar el corazón de Paul.
Los cuatro quedaron en silencio.
Edd y Matt miraron con dulzura la escena que tenían en frente.
Paul no dejaba de acariciar la cabellera castaña de Tord mientras le daba pequeños besos en la frente. Además de que el noruego no dejaba de sonreír mientras abrazaba el adulto.
—Ahora recuerdo...—susurró.
Edd dejó de mirar la pequeña escena de en frente para mirar al peli naranja que se encontraba agarrando su barbilla.
—¿Qué recuerdas amigo? —
El peli naranja lo miro con una mirada sumamente tranquila y feliz.
—Recordé cuánto afecto se daban tú y él en la secundaria. —
Edd miró con sorpresa a su amigo.
—¿Te acuerdas? —
—Por el momento si —rio —, Ya sabes que olvido todo Edd, pero me sorprende que yo haya olvidado a un amigo. —
—Tus amigos son lo más importante. —
—Exactamente, igual Tom...—susurró eso último.
Matt quiso morderse la lengua al decir el nombre, sabía muy bien que ese era un tema que se debiese tomar con mucha precaución.
—Tenemos que encontrar la forma en decírselo sin que se moleste. —
—Eso es imposible, él se enojara —pausó —, ¿Crees que nos vendan aquí esos chalecos para poder ponérselo mientras le expliquemos? —
Edd soltó una carcajada al escuchar el plan de su amigo.
—¿De qué te ríes Edd? —
—D-De nada Tord —risilla —, S-Solo hablábamos de algo —suspiró —, Les trajimos a los dos panqueques. —
El adulto aun abrazando el noruego, extendió la mano para tomar la bolsa de papel y dejarla entre las piernas del chico que aún seguía abrazándolo.
—Huelen deliciosos. —
—Receta de mi abuela. —
—La comida de la abuela de Matt es bastante buena —afirmó con los pulgares.
—Eso parece —dijo al abrir la bolsa —, ¿De que son? —
—Trajimos de fresa, chocolate, banana, moras azules —respondió el amante de la Cola.
—¿De qué quieres Tord? —preguntó el adulto al mirar el contenido.
—No he probado ninguno más que el chocolate... —puso mirada pensante —, Creo que probare el de mora azul. —
Los tres se miraron.
Recordaban muy bien que al noruego no le gustaba mucho ese sabor.
Ni mucho menos al saber que a Tom le encantaba ese sabor.
—Eh seguro —se encogió de hombros.
El adulto metió su mano dentro de la bolsa y saco uno de los tantos panques que había para dejárselo en la mano del chico vendado. El aroma que el panque lograba emanar logro satisfacer mucho al noruego y sin pensarlo mucho dio un pequeño mordisco.
Al tragar el pequeño bocado se quedó inmóvil.
Los demás no sabían si eso era buena señal o mala.
—Wow —susurró —, Es realmente delicioso. —
Los tres miraron feliz al chico por la respuesta.
Tord sin pensarlo mucho continúo con el pequeño postre, disfrutando del cálido sabor a frutos mientras que Paul empezó a disfrutar uno de sabor banana.
—Oye esto está realmente delicioso —murmuro el de cejas pobladas con la boca llena —, Y mucho más al seguir calientitos. —
El noruego no dijo nada, estaba demasiado ocupado comiendo el pequeño postre como para decir algo.
Sus mejillas habían tomado un leve tono color rosado y Edd estaba disfrutando de eso.
El tiempo pasó volando y Tord disfruto esos minutos de los otros tres. En todo ese tiempo, Edd no dejaba de mirarlo, apreciaba mucho cómo la operación había salido bien.
Paul en cambio disfrutaba mucho estar con el chico que consideraba como familia, ese fin de semana había sido algo frustrante para él. Aunque ahora podía disfrutar de eso todos los días gracias a que había abandonado el ejército rojo.
—Bueno, voy al baño —dijo al levantare —, ¿Qué les parece si en cuanto regrese vamos por algo de comer? —
—Sí, claro —respondió Edd.
—¡Yo tengo ganas de burritos! —chilló Matt.
—¿Qué son burritos? —
—Es una tortilla de harina y se le ponen varios condimentos en medio—respondió el adulto.
—Mmm —murmuró —, Esto suena que es delicioso. —
—Te podemos traer una orden de burritos. —
—Muchas gracias hermano Paul. —
El adulto revolvió su cabello de forma suave antes de salir por la puerta.
Edd al ver eso, aprovecho para sentarse en el mismo lugar en donde estaba Paul.
Ya era tiempo de darle un poco de cariño al chico que le gustaba.
—¿Qué te dijo el doctor Tord? —
—Erm...—hizo una mueca —, No le entendía mucho, su ingles era algo diferente —pausó —, Aunque por lo que le entendí la operación fue un éxito, simplemente es cosa de ver si en verdad recupere la vista. —
—Como dijo Paul —tomó su mano —, Todo saldrá bien. —
El noruego puso una sonrisa nerviosa mientras sentía su rostro arder.
Había extrañado tanto la calidez del chico que creyó que se volvería loco.
—E-Edd...—
—¿Si? —
—¿Puedes hacer lo de la última vez? —susurró sonrojado.
Edd sonrió feliz al escuchar la súplica.
—¿Quieres que te bese, de nuevo? —
El chico vendado simplemente asintió la cabeza chiveado.
El británico al ver la afirmación, usó su mano libre para acariciar la mejilla derecha de noruego. Ambos podían escuchar la respiración del otro y lo único que se escuchaba era el latido de sus corazones.
Edd no hiso de rogar al noruego y con una pequeña inclinación, juntó sus labios con los del otro. Ambas bocas se unían en una forma especial, como si cada uno fuera una pieza del rompecabezas y finalmente se unieran.
Tord sintió su cuerpo temblar, el beso que le estaba dando lo hacía muy feliz y le hacía desear más y más la cercanía del chico amante de la Coca-Cola.
El beso se había tomado tanta intensidad que no se dieron cuenta que Tord había envuelto sus brazos alrededor del cuello de Edd mientras que este último lo sujetaba firmemente (pero delicadamente) de la cintura.
Al terminar, ambos soltaron pequeños jadeos mientras sus rostros estaban totalmente rojos por el pequeño movimiento que hicieron.
—¿Grabaste todo? —susurró el de cejas pobladas.
—Si —asintió la cabeza.
Ambos chicos empezaron a sudar frio al recordar donde estaban.
Edd al voltear miró con asombro como su amigo Matt se encontraba grabándolos con el celular mientras que Paul estaba justamente a su lado derecho sonriendo de oreja a oreja.
—Bonito espectáculo. —
—He-Hermano —trago duro —, ¿N-No estas molesto? —
—¿Por qué lo estaría? —cruzó brazos.
—Pues... —agachó la cabeza —, De que me gustara un chico...—
—¿Bromeas hermanito? —rio —, A pesar de que siempre veías revistas porno, siempre me decías cuanto te gustaba tu amigo Edd. —
Ambos chicos se sonrojaron y se sorprendieron pos sus palabras.
—¿E-Eh? —
—Ya m escuchaste, siempre hablabas de Edd aquello, de Edd lo otro —cruzó brazos —, Tú siempre hablabas de él. —
Tord agachó la cabeza avergonzado por lo que estaba escuchando mientras que Edd simplemente sonrío. Ahora no se sentía mal de confesarse con el noruego.
Esa presión de "estarse aprovechando" fue rápidamente eliminada de su ser.
—Me alegra de que ustedes dos estén juntos —asintió la cabeza —, Ahora, ¿Qué tal si nos vamos a comer? —
Edd junto con Matt asintieron la cabeza.
Tord en cambio solamente se cubrió el cuerpo con la delgada tela de las cobijas para descansar.
—En unos momentos regresamos Tord. —
—Si Edd, los espero. —
Los tres asintieron la cabeza y con pasos tranquilos se dirigieron hasta la puerta.
En cuanto el seguro resonó en la habitación, Tord suspiró. Estaba feliz de saber que un problema se había resuelto. Podía tener algo con Edd sin problemas.
Todo era perfecto ahora.
No había nadie o algo que arruinase eso.
¿Verdad?
[...]
—Entonces, ¿En unos minutos vienen? —
—Si señora, iremos por algo de comer. —
—Supongo que también le traerán algo al joven Tord. —
El adulto asintió la cabeza en afirmación.
La mujer en cambio negó con la cabeza divertida.
—Está bien —risilla —, Vayan, si sucede algo yo les llamare. —
Los tres agradecieron mientras caminaban hacia la salida. En cuanto la puerta de cristal se cerró, la mujer de la tercera edad continúo tecleando en su computadora junto con su compañera de la recepción.
La tranquilidad era absoluta en la sala, algunas personas se encontraban sentadas en la pequeña sala y alguno que otro doctor se encontraba platicando con un paciente.
Aunque esa pequeña tranquilidad fue interrumpida al volver a escuchar el sonido de la puerta deslizándose. Al voltear, miró con curiosidad al chico de sudadera azul.
—¿En qué te puedo ayudar jovencito? —
—Ah —murmuró —, Vine a visitar a alguien...—
La mujer entrecerró los ojos, había algo en ese chico que le daba mala espina, pero por las normas de su trabajo no podía decir nada.
Incluso si el chico de ojos negros pareciese que ocultaba algo en la espalda.
—Por supuesto —asintió la cabeza —, ¿Nombre del paciente? —
—Tord, Tord Larsson. —
La mujer parpadeó varias veces, era la primera vez que veía a ese chico visitar al noruego.
Aunque al recordar la lista de los que no lo podían visitar, optó por preguntar.
—¿Tú nombre? —
—... —
—Joven, tú nombre por favor —volvió a repetir.
—Thomas —gruñó.
La mujer reviso su libreta y parpadeó sorprendida al ver que el nombre del chico era el que tenía prohibido ver al noruego.
—Lo siento —se levantó de la silla —, Pero tengo entendido que tienes prohibido la entrada para ese paciente, le voy a pedir que se retire. —
Tom frunció el ceño.
—Escúchame bien vieja. —
La mujer de la tercera edad junto con su compañera miraron con horror como el oji negro la tomó bruscamente del cuello de la topa mientras que con su mano derecha la amenazaba con la punta filada de un arpón.
—El sujeto que tiene adentro es un maldito asesino —presiono el arpón —, Él casi me mata al igual que mis amigos. —
La mujer quejó al sentir la fría punta presionar más fuerte en su barbilla baja.
—Ahora, si es tan amable de decirme donde se encuentra. —
—Ha-Habitación S-4, segundo piso —jadeó.
—Gracias. —
La mujer empezó a toser en el suelo en cuanto el otro la soltó.
Su compañera sin dudarlo se agachó para ayudarla y en cuanto voltearon, notaron como Tom ya se había ido con pasos tranquilos.
—¡Seguridad! —grito la otra recepcionista —, ¡Seguridad! —
Tom sabía que tenía poco tiempo.
Y más ahora al escuchar los pasos.
Prácticamente se encontraba corriendo entre los pasillos al notar cómo ya lo estaban persiguiendo los sujetos con uniforme.
Tal vez se había metido en varios problemas antes, pero nunca tan grave como eso.
Al subir por las escaleras, notó como había dos enfermeros que se encontraban cargando varias camillas dobladas.
Sonrió enormemente al tener un plan.
—Voy a tomar esto prestado. —
Los dos enfermeros dieron un brinco de la sorpresa al ver como el oji negro pateo sus cosas. Los dos guardias de seguridad al ver como las cosas empezaron a caer no dudaron ni un segundo en hacerse a un lado.
Las cosas habían provocado un gran estruendo, además de que casi los golpeaban, al voltear, notaron como el de sudadera azul se había ido.
Tom sabía que eso los detendría muy escasos segundos. Al subir al segundo piso, notó como quedo justamente frente a la habitación S-1, sin pensarlo mucho, continuo con pasos veloces hasta llegar a la habitación que le habían dicho.
—Habitación S-4 —gruñó.
Al escuchar las voces de los de seguridad, rápidamente se metió a la habitación.
Su sonrisa fue algo perturbadora al notar como el noruego se encontraba recostado, disfrutaba mucho verlo vendado, herido, lastimado, débil e indefenso.
—¿Edd? —
Silencio.
Tord estaba confundido al haber escuchado cómo la puerta se había abierto de forma brusca.
—¿Sucede algo Edd? —
Tom no dijo nada, en cambio simplemente camino hasta quedar frente a la cama, disfrutaba cada segundo al ver su estado que no dudó en disfrutar el espectáculo.
Ya en ese punto, Tord sabía que algo estaba mal.
—¿N-No eres Edd? —
Tord abrió la boca de la sorpresa al sentir como algo fuerte y frio le atravesó el estómago.
—Exacto—susurró —, Ahora, voy a acabar contigo Tord. —
El mencionado sintió las lágrimas salir de sus ojos, aunque claro, eso el otro no lo notó puesto que los vendajes estaban absorbiendo las lágrimas.
El noruego por instinto agarro el tubo de metal que le estaba haciendo daño, aunque no podía hacer nada en esos momentos.
El dolor que estaba sintiendo Tord era indescriptible, podía sentir como debajo de él estaba empezando a calentar. Tom en cambio miro con una sonrisa como la cama empezó a mancharse de un tono rojizo mientras seguía empujando con más fuerza.
—¿Lo sientes? —susurró.
Tord simplemente abrió más la boca y sintió su fuerza disminuir en cuanto la punta del arpón dio un giro dentro de él.
—Tal vez vaya a prisión por esto —empujó más fuerte —, Pero valdrá la pena al saber que mate a un asesino que intento matarme a mí y a mis únicos amigos. —
La puerta se abrió de golpe por una patada y los guardias al ver la escena no dudaron ni un segundo en aventarse contra el agresor.
En cuanto los tres estaban en el suelo, Tord empezó a gritar de dolor mientras se retorcía.
Los gritos lograron hacer gran eco en el hospital, algunos pacientes se despertaron y los que podían caminar salieron de sus habitaciones intentando averiguar que era lo que estaba pasando.
Mientras Tom estaba siendo esposado, varios doctores entraron para intentar calmar al chico con sedantes.
—¡Eso te pasa por intentar matar a mis amigos! —gritó forcejeando —, ¡Espero que te pudras en el infierno maldito comunista! —
Los guardias de seguridad al ver la fuerza que tenía el chico no dudaron ni un segundo en sacar su pequeño dispositivo eléctrico y hacer que se tranquilizara.
Todos se hicieron a un lado para dejar que los dos guardias se llevaran al oji negro (ahora inconsciente) por los pasillos.
Los sedantes que le aplicaron a Tord estaban tardando demasiado en surtir efecto y los doctores al ver como se estaba retorciendo con ese tubo en el estómago, no tuvieron de otra que sujetarlo de todas sus extremidades mientras que otros dos intentaban sacarle el arpón del estómago.
La señora de la tercera edad al ver eso desde la recepción, no dudo ni un segundo en empezar a marcar el número de Paul.
[...]
La cafetería estaba totalmente llena, varias personas se encontraban platicando o simplemente comiendo. El lunes había empezado como cualquier otro, los niños apenas estaban saliendo de sus escuelas y los padres aprovechan para ir a comer con sus hijos.
Entre una de las tantas mesas, se encontraba Paul junto con los otros dos chicos, al querer pasar más tiempo con Tord, prefirieron pedir la comida para llevar.
—Aquí están sus pedidos chicos —respondió el camarero.
—Gracias —dijo el amante de la Coca-Cola al tomar las dos bolsas.
—¡Los burritos le encantaran a Tord! —habló el peli naranja entusiasmado.
—Tienes razón Matt —le respondió Paul mientras pagaba —, Quédese con el cambio. —
El camarero agradeció y empezó a retirarse con su pequeña libreta.
Los tres al pararse de la mesa, rápidamente otras tres personas se sentaron. Al salir por la puerta, el celular del adulto empezó a sonar.
Mientras los dos chicos hablaban, Paul miro el número desconocido con extrañes.
—¿Bueno? —respondió.
Edd y Matt estaban tan enfocados en sus futuros planes con el noruego que no se dieron cuenta como el adulto había dejado de caminar. Aunque al final no tardaron en darse cuenta puesto que Paul los rebaso corriendo.
—¿Por qué se fue corriendo Edd? —
—No lo sé, pero tiene que haber sucedido algo. —
Edd se empezó a alterar al ver hacia donde estaba yendo y dejando que sus piernas lo guiaran, empezó a correr con Paul hacia la dirección del hospital. Matt aun confundido comenzó a seguirles, prefirió dejar las preguntas para después.
Los tres no tardaron mucho en llegar y lo primero que vieron fue como un auto de la policía se encontraba frente a la entrada del hospital.
Apenas y vieron a Tom salir esposado, les dio una idea de lo que pasó.
Paul prefirió ignorar a ese chico para entrar al hospital y saber cómo se encontraba Tord, aunque Edd y Matt prefirieron ir hacia él para preguntar qué fue lo que pasó.
A escasos pasos de llegar hacia el auto, vieron como los oficiales habían metido a la fuerza al oji negro.
Antes de que le cerraran la puerta, Edd habló, llamando la atención de los tres.
—¿Tom? —
El mencionado giro la cabeza.
—Edd, Matt. —
—¿Qué hiciste Tom? —
—Hice lo que tuve que hacer Edd. —
Edd al escuchar eso no dudo ni un segundo en tomarlo bruscamente del cuello de su ropa.
—¡¿Qué mierda hiciste ahora Tom?! —
El mencionado junto con Matt abrieron los ojos al escuchar el enojo en su voz, era la primera vez que Edd les gritaba de esa forma, al igual de que era la primera vez de que sujetara a alguien de forma brusca.
El oficial al ver la agresión no tardó mucho en darle a entender que lo dejara.
Cosa que de muy mala gana hiso.
—Ahora dime que hiciste. —
Tom simplemente agacho la cabeza.
—Lo hice para protegerlos, Edd. —
—¡¿Protegernos?! —gritó —, ¡Tom! ¡Él ni siquiera recuerda su nombre! —
—No me importa si tiene amnesia Edd, él es un asesino. —
—Tom, él, lo único que quería era protegernos —habló con la voz rota —, Él nunca quiso hacernos daño. —
El oji negro simplemente miro con asombro a su amigo por cada palabrada que escuchaba.
No sabía si eso era una excusa para que se arrepintiera, fuera lo que fuera, estaba funcionando.
Edd simplemente dejo que las lágrimas salieran de sus ojos mientras empezaba a caminar en reversa.
—Si le hiciste algo grave a la persona que amo, jamás te perdonare, ¿Oíste? —
Tom sintió el tiempo detenerse por lo que escucho, jamás creyó que su amigo dijera esas palabras sobre el noruego.
Ahora estaba seguro, de que echo todo a perder.
Mientras el oficial cerraba la puerta del auto, Edd y Matt ya se habían metido al hospital.
—Lo siento —susurró —, En verdad lo siento. —
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