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Lyonhart se dejó caer dentro de la tina de baño llena de agua caliente, perfumada de las esencias mágicas de su madre que relajaban hasta el cuerpo tan tenso. Y él no necesitaba.
Un gemido de satisfacción salió de su boca ante la agradable sensación que hacía tiempo no sentía. Bañarse con agua fría de río o la que encontrasen no era nada satisfactorio, sobre todo en inverno, eso si es que lograban bañarse. La sangre seca contra la piel por días llegaba a ser asquerosa.
Cerró sus ojos y recostó su cabeza sobre el borde de la tina dejando que cada parte de su cuerpo se relajara por completo, lo necesitaba, las viejas cicatrices dolían aun después de cerradas, pero ahora este dolor estaba en el olvido. Había vuelto.
Una sonrisa apareció en su rostro. Ahora tendría otras responsabilidades como príncipe heredero, pero nada comparado con el campo de batalla, sabía que los miles de cuerpo vistos lo atormentarían en sueños.
Se quedó allí quieto, dejando que el agua limpiara su piel y que los aceites la perfumaran y suavizaran. Su cabello a media espalda lo cortaría en cuanto saliera, le era incómodo y no lo había cortado simplemente porque su cabeza no estaba enfocada en ello.
Entonces lo sintió, algo duro y algo frío sobre su pecho. Abrió los ojos y miró el collar que no se separaba de él y que aun dentro del baño llevaba consigo. Lo alzó entre sus dedos mirando como la pieza había recuperado parte de su color ahora más limpia.
-¿Cómo estará tu dueño?- murmuró mirando su reflejo en la gema en el centro.
Sus padres no le habían dicho nada de él, ni tampoco había preguntado... para no incomodarlos. Ahora que había vuelto debía devolver el collar, sin embargo, sintió que su pecho se apretaba. Este collar había sido como su amuleto de buena suerte.
Quizás podría quedarse un poco más de tiempo con él. A Ashary seguramente no le importaría... o sí. Si, si le importaría, era Ashary después de todo, con una memoria prodigiosa y seguramente lo primero que le diría en cuanto lo viera, lejos de felicitarlo por volver sería... devuelve lo que no es tuyo.
Una sonrisa apareció en sus labios, ellos dos habían cambiado tanto que se preguntaba como estaría ahora él. Si era un alfa tan fuerte como le había dicho en la niñez que serían. Si sería tan alto y musculoso como él, si su voz había cambiado y sus feromonas serían intimidantes.
Había muchas expectativas tanto sobre él como príncipe, como Ashary como hijo de duque. Sería interesante ver los retos que tendrían ellos en el futuro y como se enfrentarían. No como rivales de compromiso dado que él había ganado supuestamente ese puesto, sino por el poder.
Podía decir que sería interesante, solo había alguien que hacía sacar de él todo su potencial. Y ese era Ashary, a quien negárselo. Sin embargo, ya no eran los mismos cachorros de antes, él era el príncipe heredero y por el estado cansado de su padre era muy probable que le heredara el trono pronto, algo que no le hacía mucha gracia por el nivel de responsabilidad, pero que era parte de su vida. Y Ashary era el hijo de un duque y parte de la corte.
Además, él estaría casado pronto por lo que los rangos serían mucho más estrictos, así como el contacto con los demás, sin mencionar que dado que eran alfa sus feromonas naturalmente se repelarían.
Si, sería algo nuevo para ambos. Esperaba ver les esperaría. 5 años podrían parecer poco tiempo, pero para ellos habían sido muy largos y cambiantes.
Tras terminar el baño se miró en el espejo con un cuchillo en la mano y recogió su cabello en una coleta debajo de su nuca y cortó sin pensarlo. Después recortó un poco los mechones que cubrían su rostro hasta que este fue visible dejando este un poco más formal y cómodo de llevar si lo peinaba. Tampoco sería capaz de llevarlo tan corto como la mayoría de los nobles.
Una vez conforme, se secó el cuerpo y se dejó caer en la cama completamente desnudo sin mirar la comida que le habían llevado. Él solo deseaba dormir todo el resto del día, aunque solo lo podría hacer por algunas horas dado que tenía una celebración que atender más tarde.
Gruñó contra la almohada. No deseaba interactuar con la mayoría de los nobles que solo irían a adularlo y él teniendo que fingir una sonrisa cuando el cansancio invadía todo su cuerpo. O teniendo que narrar lo que muchos considerarían grandes hazañas, pero para él solo sería un recordatorio de derramamiento de sangre y vidas perdidas.
Sin darse cuenta llevó su mano al collar en su pecho y el metal se sintió ahora cálido. Al momento su cuerpo se relajó y sus párpados se cerraron. Definitivamente tendría que decirle al dueño que lo había perdido. Se había hecho muy dependiente de esta joya. Se preguntaba si tenía algo mágico en ella.
***
-En serio, si yo hubiera sido omega, te juro que me casaría contigo- soltó Charles sentado en uno de los butacones del cuarto de Lyonhart mientras bebía de su copa un vino suave con su brazo sano.
Uno de los sirvientes que había ayudado a Lyon a vestirse casi soltó una carcajada dado que Charles era el único sabido que podía hablarle con esa confianza al príncipe heredero.
El alfa lo miró por encima del hombro con una mueca de asco que le sacó una carcajada a su amigo, que no se había manifestado ni como alfa, ni como omega, sino había sido lo que muchos llamaban un simple beta, pero que para Lyon estaba muy lejos de ellos. Más bien, muchos confundían a Charles con un alfa, dada su altura y musculatura, pero sin colmillos ni feromonas.
-Me estremezco solo de pensarlo- dijo Lyon girando su rostro hacia el espejo sacudiendo su cuerpo con solo pensar en la descabellada idea.
-Claro que te estremeces, como mismo lo hice yo al ver el desastre que te hiciste en el cabello- Sino fuera por mi sirviente tendrías ahora un nido de pájaro. Ahora te ves mejor.
Lyon chasqueó la lengua recordando el escándalo que había dado su amigo al llegar a su habitación y verlo acabado de levantar y el cabello alborotado ya que se había acostado a dormir con este húmedo. Aunque no podía negar que el retoque había quedado bien sin haberle cortado mucho. Peinado hacia atrás dejando el flequillo largo hacia un lado hacia que sus rasgos ahora más adultos y ojos azules resaltaran.
Se ajustó el cuello alto y bordado del exuberante traje ya queriendo quitárselo. El uniforme militar a comparación de esto era mucho más cómodo. Un pantalón negro pegado a sus duras y ahora largas piernas con botas que llegaban por debajo de las rodillas, de un azul brillante a juego con la chaqueta de mangas largas adornada en hilos de oro.
Dos juegos de botones dorados bajaban por todo el pecho hasta la cadera que se encontraban con el trabajado cinturón de cuero bordado ajustado a la estrecha cintura. Las hombreras planas estaban decoradas a conjunto haciendo de soporte de la capa negra, larga y que cubría uno de sus brazos en parte por el tejido lanudo blanco. Era realmente un traje más elaborado de lo que había usado alguna vez antes. Se notaba que lo habían confeccionado esperando la victoria.
Dado que su cuerpo había ganado masa muscular considerable en las piernas, torso y brazos, tanto por las batallas como por el desarrollo de sus feromonas alfas, el traje se ajustaba perfectamente a él haciéndolo ver más intimidante que cuando se había ido. Incluso la cicatriz en su ceja hacía que su expresión fuera más intimidante. No se había visto en un espejo en todo el tiempo que estuvo en la guerra por lo que podía decir que no quedaba nada del físico de aquel cachorro que se había ido hacía cinco años atrás.
No sé ustedes, pero si Ashary no estuviese en la novela tendríamos otra pareja. Aquí la autora shipeando a Lyon con Charles jajajajajjaa. Ay no, pobres jajajaja.
Actualizacion triple
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