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Aunque no lo mostraba, decir que no estaba nervioso sería mentir. Ashary apretaba sus manos escondidas debajo de las grandes mangas de su chaqueta e intentaba no pensar en los peores escenarios. Su mundo entero estaba a punto de cambiar y eso traería cosas nuevas y desconocidas para él. Prever que pasaría en el futuro solo sería inútil.
Suspiro y recostó su espalda detrás de la pared a su espalda y cerró sus ojos. Esto era necesario hacerse. Muchas vidas dependían de los próximos sucesos. Comportarse de forma egoísta estaba descartado, aunque a veces se preguntaba si alguna vez él podría ponerse como prioridad.
Lo dudada y menos ahora. Una vez que le fuera concedido el ducado pasaría automáticamente a ser el consejero real y eso conllevaba una gran responsabilidad. Después de todo había sido bueno que no lo hubieran mimado cuando era cachorro o recibido el amor que daban en otras familias, por lo que no lo extrañaría.
En eso sintió el sonido de la puerta de la otra sala donde se encontraba sentado Jeremy en uno de los sofás. Por su seguridad el rey le había permitido escuchar, pero no estar presente. A saber, que podría hacer Matías cuando se encontrara acorralado. Y Ashary sabía que su padre estaba molesto pues el color de sus ojos estaba oscurecido. Y con razón, seguramente esperaba encontrar al rey en su lecho de muerte, no lozano como ahora gracias al antídoto que le había sido robado.
-¿Ocurrió algo? Hasta hace un momento estaba en mi casa, su majestad?- Matías entró y se acercó repasándolo con la mirada.
Jeremy sonrió de lado y le hizo señas que se sentara frente a él. El duque no protestó. Ashary sabía que su padre ya sospechaba algo, había heredado la inteligencia de algún lado, aunque siempre le habían dicho que sus habilidades superaban con creces la de su padre.
-Matías, estás muy enfermo y necesitas un retiro ¿verdad?- soltó Jeremy muy casual.
El duque mostró un rostro incrédulo.
-¿Qué? Yo estoy bien- no comprendía. Jeremy le alzó una ceja.
-No me estás entendiendo. Estás muy enfermo por lo que cederás tu título de duque a tu hijo y se trasladarás a las afueras del reino. Soy un rey agradecido a pesar de todo.
Matías siguió sin comprender.
-Acaso te estás volviendo viejo- soltó un jadeó- Mi salud está perfecta y no tengo por qué darle mi título de duque a mi hijo cuando...- detuvo sus palabras cuando notó el rostro del rey y sus feromonas inundando la habitación.
Ashary que veía todo desde una rendija por la puerta entreabierta en la estancia adyacente se sintió sofocado y se tuvo que cubrir la boca para no soltar ningún sentido. El rey se enderezó en todo su porte de magnate.
-Te lo diré claro ya que no captas las indirectas. Tienes dos opciones, retirarte a los límites del reino como ciudadano normal o pasar el resto de tus días en una celda por intento de asesinato contra mí. Y soy dadivoso y no termino con tu vida en este momento por todos los años que tenemos siendo amigos y la deuda de gratitud por salvar mi vida de jóvenes, pero no te permitiré que me asesines y te apropies de lo que tanto sudor me ha costado.
Matías abrió la boca con el rostro desencajado, como si hubiera sido desenmascaro en solo segundos.
-¿Cómo...?- fue lo único que salió de sus labios, para luego gruñir- ¿Fue el inútil de Ashary? ¿Fue el que me delató?
Su hijo, en la otra habitación sintió una pulsada en su pecho. La forma en que había mencionado su nombre había tenido tanta carga de odio y desprecio. Ashary apretó los labios con fuerza al punto que se le volvieron blancos.
Jeremy evitó mirar hacia donde sabía que estaba el más joven y carraspeó la garganta.
-No sé por qué hablas de él de esa forma cuando siempre ha sido un joven ejemplar. Incluso mejor que mi hijo que además de alfa es el príncipe heredero- recalcó la última parte- Siempre has tratado a tu hijo como si no mereciese el lugar y los méritos que...
-PORQUE NO PUEDO ESTAR SEGURO DE QUE SEA REALMENTE MI HIJO- gritó el duque levantándose y fulminando con la mirada a Jeremy.
El rey solo pestañeó lentamente.
-No puedes culparlo por tus inseguridades- le gruñó- Acaso no lo has visto, Ashary es muy parecido a ti. Solo buscas una excusa para despreciarlo- esta vez el que se levantó fue el rey- Y realmente no tengo muchas ganas de hablar contigo por lo que ya que no tienes intensiones de decirlo lo haré yo por ti.
-¿Qué demonios?- Matías iba a abalanzarse contra él cuando dos guardias que no sabía de donde habían salido lo retuvieron de rodillas.
-Matías Davreles, serás enviado a los límites del reino bajo vigilancia absoluta por el resto de tus días y tu título nobiliario pasará a tu hijo. Y agradece, no deseo darle más dolor a Ashary. No se lo merece- entrecerró los ojos en torno al hombre que parecía estupefacto y que pronto cerró los ojos cuando su nuca fue golpeada- Llévenselo por los túneles. Nosotros arreglaremos lo demás aquí- dijo el rey dando una orden final y los guardias asintieron.
Pasaron casi 5 minutos en lo que se llevaron a Matías y la habitación solo se quedaba con el rey parado retrayendo sus feromonas. Jeremy soltó un suspiro y caminó en dirección a la habitación donde se encontraba Ashary, poniendo la mano sobre la madera de la puerta y abriéndola.
El rostro serio del rubio, pero donde las lágrimas silenciosas corrían por su mejilla le rompió el corazón. Ningún hijo debía escuchar aquellas atrocidades por parte de su padre. Dio un paso hacia él, alzó un brazo envolviendo los hombros de Ashary y lo atrajo hacia él.
-Lo siento- fue lo único que pudo decirle el rey con angustia en su rostro mientras su hombro se mojaba y sin poder darle el consuelo necesario.
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