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Lyon no sabía qué hacía allí.

Es que realmente, debía estar camino a la frontera, no delante de la entrada de la mansión del ducado. ¿Qué le estaba pasando por la cabeza? Había actuado por impulso, algo que hacía mucho antes, pero que con el tiempo se suponía que había trabajado en mejorarlo.

O eso era lo que creía, pero estaba allí. ¿para qué? Ni sabía, solo podía estar allí para una cosa. Porque no había que ser estúpido. Al campo de batalla se iban a dos cosas, a sobrevivir o a morir. Cualesquiera de las dos opciones te podían sorprender y quizás el no volviera. Tal vez por eso estaba allí, para despedirse.

-Príncipe, lo siento, pero el joven señor Ashary no se encuentra- fue lo que le dijeron poco después de llegar y atravesar el jardín hasta la misma puerta de la mansión de los Davreles. Dado que él era el sucesor directo a la corona tenía un acceso permitido por su entrada.

A pesar de la negativa algo le decía a Lyon que no se moviese de allí. Era como si cada fibra de su cuerpo protestara y que se arrepentiría si se iba sin más. Sin embargo, si Ahsary no estaba...

-Dígale que pasé a verlo y que le deseo una buena recuperación... ya que no podré hacerlo personalmente en un buen tiempo- dijo a su pesar tras un tiempo más de espera inútil.

El mayordomo en la puerta asintió con una reverencia. Tras esto Lyon agitó las riendas de su caballo para irse, no podía perder más tiempo, su caballo comenzó a caminar cuando...

-El mundo se va a acabar si viniste en persona- la voz que escuchó desde el interior de la mansión hizo que detuviese de nuevo el caballo y miró sobre su hombro.

Una figura delgada cubierta con una gruesa capa felpuda y muy larga algo exagerada para el clima actual y que cubría todo su cuerpo se fue acercando hasta que se detuvo al mismo nivel del mayordomo. Su caminar había sido lento, como si le costara.

-Joven señ...-

-Piérdete- Ashary ni siquiera lo miró. Su voz fue grave, baja, como una lija advirtiendo.

El hombre si lo miró e hizo una reverencia para después inclinarse e irse. Ashary sabía que eso no se quedaría así. El mayordomo seguramente se lo diría a su padre y tendría consecuencias más tarde. Más no era tan importante ahora.

-Deberías estar de camino a la frontera- pestañeó lentamente hacia el Lyon que se había bajado del caballo y ya caminaba hacia él.

Este se detuvo delante y su mirada era... intrigante. Entrecerró los ojos repasándolo de arriba abajo, aunque la capa cubría hasta debajo de la barbilla.

-Has perdido mucho más peso- fue lo que soltó Lyonhart al notar como los pómulos de Ashary eran mucho más marcados que antes, y aunque solo podía ver su rostro se podía ver desde lejos que no se encontraba bien. Su piel tenía un ligero subtono grisáceo, había ojeras debajo de sus ojos lo que hacía que el rojo de estos fuera más intenso. Sus labios pálidos y resecos. Podía jurar que hasta tenía fiebre.

Lyon no se dio cuenta que alzó la mano para tocar la mejilla de este cuando Ashary retrocedió un paso.

-¿Qué haces?- la voz del rubio era más calmada de lo que el príncipe se imaginó.

Lyon devolvió su mano a su posición inicial.

-Solo pensé que tendrías fiebre.

-No es una novedad dado mi periodo de cambio. Aunque no puedo decir lo mismo- alzó la mirada- Manifestarte como alfa de la noche a la mañana debió haber sido bien beneficioso- aunque sus palabras eran secas Lyon notó que estas estaban algo temblorosas.

-Deberían buscar a alguien que te atendiera mejor. Incluso tuvieron la desfachatez de mentirme diciendo que no estabas- gruñó sonoramente. Algo diferente a cuando no era un alfa y Ashary sintió un destello eléctrico por toda la extensión de su columna.

El rubio tragó en seco e intentó no tambalearse. Su condición era peor de lo que se imagina y si a eso se le sumaba que la presencia y el olor de Lyon era tan intento que sus rodillas amenazaban con flaquear.

Solo sabía que no podía colapsar allí o mostrar algún indicio de debilidad. Eso... traería consecuencias con tantos ojos mirándolo. Así que dijo lo mejor que se le pudo venir a su confundida y mareada mente.

-Sabes, debo darte las felicitaciones. Esta vez has sido el verdadero ganador.

Lyon arrugó las cejas.

-¿Ganador?

Ashary pestañeó lentamente.

-Lograste el compromiso con Milan. Debes estar feliz por ello. Me has ganado completamente- sin embargo, lejos de notar la prepotente victoria en el rostro de Lyon, encontró una expresión algo tensa- ¿Algo está mal con eso? Es lo que llevas queriendo desde hace años.

Lyon se sobó la nuca como si esto aligerara la tensión en esa zona.

-La verdad mi mente está más enfocada ahora mismo en que puedo perder mi vida mañana que en el matrimonio- su respuesta salió forzada y siguió un helado silencio entre ellos cayendo en cuenta la verdadera situación en la que estaban.

Lyon no se iba esta vez a la academia o a vacacionar. Iba a la guerra.

Tras casi dos minutos sin decir una palabra hubo movimiento debajo de la cama de Ashary y este sacó su mano agarrando un bulto doblado.

-Toma, es tuyo. Pasaron cosas y no te la había podido devolver.

Aun así, Lyonhart no tomó la cama.

-¿Crees que puedas cuidármela?- le preguntó mirándolo fijamente, tanto que la mano de Ashary tembló ligeramente volviendo dentro del refugio de su propia capa.

-Puedo quemarla cuando esté molesto. Le daré buen uso para el estrés.

Si fuera en otro momento Lyon soltaría una carcajada o se molestaría más no dijo nada. Se volvió a quedar en silencio.

Y Ashary no estaba acostumbrado a lidiar con él así, tan serio.

-Creo que es mejor que entre a descansar. Se suponía que no estuviese aquí de todos modos.

Lyon asintió de forma pesada.

-Parece que ya tienes un pie en la tumba- suspiró Ashary y se algo se removió de nuevo debajo de su capa como si se estuviese quitando algo del cuello, y acto seguido le lanzó algo que Lyon agarró contra su pecho por reflejo- Cuida eso y debes devolvérmelo cuando regreses. Es el único recuerdo que me queda de mi abuela, fue un regalo de bodas de mi abuelo. Se supone que trae suerte y prosperidad.

Lyon miró lo que tenía en la mano y notó que era una fina cadena de oro de donde colgaba un dige confirmado por un rubí de un intenso rojo con detalles alargados dorados que lo envolvían por los bordes. El color de la gema era similar al de los ojos de Ashary.

-Oye, esto es muy valioso entonces- Lyon estaba desconcertado.

-Por eso no aceptaré que no me lo devuelvas, así que no si te ocurra morir antes- Ashary entrecerró los ojos- ¿Entendido?

Y Lyon asintió... como si no tuviera otra opción apretando el collar contra su pecho.

-¿Con quién crees que estás hablando?- por primera vez desde que llegó Lyon sonrió un poco poniéndose luego la cadena. Esta resplandeció sobre su ropa oscura.

Y llegó el momento de irse. Lyon sentía que sus pies estaban pesados en su lugar, abrió su boca para decir algo cuando desde adentro...

-Joven señor, es momento de su medicamento-

Ashary giró su rostro mirando por encima del hombro para asentir sin darse cuenta que la capa se había movido hacia abajo en el momento en que había quitado la cadena por lo que parte de su cuello quedó expuesto, justo en la zona donde aún quedaban ligeras marcas de mordidas, de colmillos.

Los ojos de Lyon se abrieron de golpe y fue como si un recuerdo lo golpeara de pronto. Un sabor dulce recorrió su paladar, como si él supiera como sabía esa piel.

Su mano agarró con fuerza el brazo de Ashary haciéndolo enfocarlo algo alarmado por el apretón.

-¿Qué demonios?- Se quejó Ashary que se tambaleó ante el rápido movimiento a la vez que se estremeció al notar la intensidad de la mirada de Lyon tanto en él sobre su... cuello.

-¿Esto, fui yo quien lo hice? ¿verdad?

Y Ashary supo que mentir... no sería una solución. La mirada de Lyon se lo decía.

Y Feliz Navidad a todos 

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