Pov.issei Estoy agotado, roto en mil pedazos por esta existencia que jamás pedí. Para los demás, no soy más que un desecho, un error ambulante, una sombra insignificante que no merece ni ser vista. Pero en el fondo, sé la verdad: no soy más que un caparazón vacío, una ruina de lo que alguna vez pudo haber sido algo completo, algo real.

He sido traicionado por la sangre que corre por mis venas, despreciado por quienes se suponía que debían amarme, humillado por aquellos a los que llamo familia. Miro al cielo, día tras día, buscando una respuesta, un motivo, una señal que me diga por qué tengo que soportar este infierno. Pero solo obtengo silencio, un silencio cruel que me grita que estoy solo.

Mis hermanos, esos que deberían haber sido mi refugio, no son más que monstruos egoístas que disfrutan aplastándome, recordándome que no soy como ellos, que no tengo el brillo que ellos poseen. Y mis padres... ellos son la daga que se hunde más profundo. ¿Cómo pueden llamarme inútil tan fácilmente? ¿Cómo pueden mirarme y no ver más que un fracaso?

A veces pienso que tal vez tienen razón, que no soy más que un error grotesco, algo que nunca debió haber llegado a este mundo. Cada palabra, cada gesto, cada mirada de desprecio es un recordatorio de que quizás jamás debí existir. Pero entonces, ¿por qué estoy aquí? ¿Por qué debo cargar con un dolor que no me corresponde, con una culpa que nunca pedí? Mi alma está hecha jirones, y lo único que queda de mí es un grito mudo que nadie parece escuchar.