Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 7

Mase

Las 3 semanas pasaron y con ellas también mi paciencia. En todos estos días Melina supo bien el cómo ocultar su rastro, "no entiendo cómo ha podido hacerlo". La única manera de saber si seguían con vida era por las llamadas esporádicas que le daba a Dan y este tampoco le ha dado la gana de decirme donde están ya que no quiere tener problemas con su hermana.

Estoy fuera del edificio de ambas que cuando identifico la camioneta de la familia Ferran me levanto del capó de mi auto y la veo, "cabello negro como la noche y piel algo bronceada por el sol". Alexandra sale de la camioneta con una sonrisa bastante grande que puedo sentir como todo mi interior se llena de luz por solo verla.

Melina sale de la parte del copiloto y el señor Ferran la sigue, con mucha tranquilidad me acerco hasta quedar detrás de la pelinegra por la que estoy obsesionado —bienvenida de vuelta Alexandra —ella se sobresalta girando y viéndome directamente mientras que ese color rosáceo invade su piel.

—Mase...—toco con mis nudillos su piel muy suavemente, "¿Cómo pude pensar en alejarme de ella?". —¿Qué haces aquí?

—Esperándote —un golpe en la cabeza me hace tomar distancia de Alex y veo detrás mío —también te esperaba a ti, fosforito —Melina me da un golpe en los abdominales que me hace reír.

—Disimula algo que no están solos —mira detrás mío —nos vemos en la noche —le guiña el ojo cosa que me despierta la curiosidad y Melina se aleja. Con la mano saludo al señor Ferran y con Melina entran al edificio dejándome a solas con Alex.

—¿Algo que deba saber? —pregunto y Alex niega con una sonrisa traviesa. Entrecierro mis ojos y sin que lo espere la tomo de la cintura y la cuelgo en mi hombro.

—¡MASE!, ¡¿QUE HACES?! —ella se ríe y yo nos hago dar vueltas —¡BAJAME!

—No hasta que me digas que se traen tu y Melina —me detengo y la miro, pero ella frunce sus labios y nos vuelvo a hacer girar desatando su risa e igual la mía.

—Alexandra —una voz grave me detiene y me encuentro a un señor que reconozco por la foto que vi cuando investigué su vida.

—Papá...—la bajo y ella se acomoda la ropa —te presento a Mase Conte, un amigo —noto su nerviosismo y camino hacia el extendiéndole la mano.

—Mase Conte señor, un gusto —el padre de Alexandra me mira fijamente que no acepta al instante mi mano. Al agarrarla el apretón que da es uno fuerte que si no fuera que estoy acostumbrado a entrenar, hubiera hecho una mueca.

—Marco Kiereva —me suelta la mano y se cruza de brazos a la vez que Alexandra va a su lado. El señor Kiereva es un hombre igual de mi altura, ancho, con el cabello muy corto y una barba prominente, pero cuidada ya bañada con canas. Lleva una camisa gris y pantalones negros, si bien esta vestido como empresario, tengo el presentimiento de que no siempre se dedicó al mundo empresarial —¿no eres algo mayor para ser amigo de mi hija?

—Papá...—se queja Alex.

—Nos conocimos porque soy muy cercano a los Ferran, señor —le explico. El sigue mirándome muy serio que Alex lo agarra del brazo desviando su atención hacia ella.

—Mase es un buen amigo papá, no lo intimides por favor —el señor Kiereva la ve y parte de esa seriedad se va cuando la besa en la frente.

—No lo estoy intimidando, ¿verdad, señor Conte? —cuando me hace la pregunta puedo ver que esa seriedad ha vuelto, "bien, al parecer tendré algo de dificultad con mi suegro".

—Para nada —sonrío y el asiente volviendo su atención hacia Alex.

—Tu madre te está esperando, ve —Alexandra duda, pero accede y me deja a solas con su padre. Ambos la vemos hasta que entra y es cuando su padre habla.

—Te alejaras de ella —no me mira, pero la poca tranquilidad que había en el ambiente se convierte en una pesada tensión. Al girar a verme mi piel se enfría y mi presentimiento no estaba equivocado, "este hombre es igual o peor que yo" —no te quiero cerca de mi hija.

—Eso es algo que debe elegir Alexandra, no usted —se mueve bastante rápido que no tengo tiempo de reaccionar cuando me empuja hacia un poste y me levanta por la camisa.

—Escúchame chico, abre bien los oídos porque no lo volveré a repetir —el agarre se intensifica que sostengo sus muñecas intentado que me suelte —a mi hija no la volverás a ver, ni siquiera le dirigirás una mínima mirada, porque me importará bien poco si eres el Don de Roma, te mataré, ¿estoy siendo claro? —me suelta que caigo sentado de bruces en el asfalto. Mi respiración es agitada mientras veo como el hombre entra en el edificio, "él sabe quién soy".

Al levantarme y arreglarme la ropa veo hacia arriba en dirección al departamento donde vive Alexandra —no soy alguien que tome bien las amenazas —susurro y vuelvo la vista al frente a la vez que saco mi teléfono —averigua todo lo que tienes que saber sobre Marco Kiereva, quiero hasta el más mínimo dato —cuelgo y me dirijo hacia mi auto, "nadie se interpondrá entre lo que quiero y Alexandra Kiereva es mía le pese a quien le pese" —ya es momento de reclamar a mi mujer.

Alexandra

Me coloco mi labial rojo favorito y me veo en el espejo, "bien, estoy lista". La chaqueta de cuero negra, junto con mis botas favoritas y jean rasgados azules me da la imagen que quería. El cabello lo llevo suelto totalmente lacio, "respira profundo y déjalo salir lentamente". Repito lo que el señor Ferran me ha estado enseñando estas últimas semanas hasta que llego a controlar mi nerviosismo. Escucho tres golpes en mi puerta y mi padre entra —¿pasa algo papá? —este no dice nada y camina hasta estar delante mío. Su mano peina mi cabeza hasta acabar en mi mejilla mirándome fijamente y muy serio.

—¿En qué momento creciste tanto? —sonrío y lo abrazo por la cintura, cosa que el me envuelve en sus brazos brindándome ese calor que siempre me reconforta.

Mi padre nunca fue de mostrar afecto rápidamente a diferencia de mi mamá, pero siempre ha habido estos momentos solo de nosotros donde me muestra este lado no intimidante donde solo es mi papá, mi roca y apoyo.

—Siempre voy a ser tu niña pequeña —le digo y me separo un poco viéndolo —y tu mi papá serio y gruñón —él se ríe y me da un beso prolongado en la frente antes de apoyarse en ella.

—Recuerda siempre que te quiero con todo mi corazón Alexandra, no importa lo que pase o lo que hagas —cierra los ojos —en el momento en que entraste en mi vida, te convertiste no solo en mi hija sino en mi motivo de vivir.

—Lo sé —digo y vuelvo a abrazar, "él y mi mamá siempre serán mis pilares". Golpean de nuevo mi puerta y mi madre entra con una sonrisa en los labios, se acerca y de igual forma se une al momento sentimental de familia, "pequeña, pero unida. Así es mi familia y siempre lo será".

Después de despedirme de mis padres, Melina me espera fuera del departamento y de igual forma se despide de mis padre diciéndoles que me devuelve más tarde. Ya en el ascensor le mando un mensaje a Richard avisándole que ya vamos de salida —¿Qué le dijiste que íbamos a hacer?

—Ver una maratón de películas en el cine.

—Buena idea —dice Melina viéndose en el espejo del ascensor alborotándose aún más sus crespos —bien, es momento de brillar —sonríe radiante y yo asiento, "esta noche estará llena de sorpresas".

Narrador X

El lugar de las carreras estaba alborotado de gente, más de lo habitual y es porque si bien aquí se celebran todo tipo de carreras clandestinas, no todos pueden participar y cada tanto al año se abre la posibilidad a los nuevos de poder correr y esta era una de esas oportunidades.

Mase y Dan llegan en sus respectivos autos viendo al bullicio de gente en el lugar —¿para qué me hiciste venir? —pregunta Mase.

—Según Melina nos tiene una sorpresa —dice Dan cerrando su Audi naranja y bloqueándolo.

Ambos hombres caminan en el lugar hasta llegar a la parte donde reparten las bebidas, cada mujer en el lugar se les queda viendo atontadas tanto por la pinta que se cargan como también por los autos que poseen.

—¿Qué crees que Melina nos quiera mostrar? —pregunta Mase abriendo su cerveza.

—No sé, pero si es un novio juro que la mato —Mase sonríe tomando un sorbo de su cerveza justo cuando el coordinador de las carreras grita a los aspirante a entrar se coloquen en la línea de meta que la carrera está por comenzar —vamos, quiero ver quiénes son los nuevos para competir —ambos se acercan y notan que es una carrera mixta, tanto autos y motos están parados en la línea listos para partir —vaya, es un muy buen auto —mira un Mustang rojo.

—Esa moto no se queda atrás —apunta Mase a una ninja color negra con un dragón morado en el lateral. Este se le queda viendo detenidamente sintiendo algo familiar.

—¡CORREDORES ENCIENDAN MOTORES! —grita el coordinador y el rugido de los motores junto con los gritos de los demás llenan el ambiente de adrenalina —¡QUE INICIE EL CONTEO! —todos hacen la cuenta regresiva desde el cinco mientras una chica con una falda diminuta y un top de tirante con tacones altos se coloca en el medio.

3 autos y 3 motos son los que corren, todos listos para dar todo en la carrera y entrar en el círculo cerrado que son las carreras clandestinas de Roma —¡UNO...ARRANQUEN! —cada auto sale disparado dejando una nube de polvo detrás de ellos. La multitud vitorean, silba y apoyan hasta que se pierden de vista y van a sus teléfonos para seguir la carrera.

—Sabía que ustedes estarían aquí —dice el coordinador de las carreras a Mase y Dan —era lógico que las vengan a apoyar —Dan y Mase se miran entre si sin entenderlo.

—¿De que estas hablando? —pregunta Dan —¿a quién tendríamos que apoyar?

—Tu hermana y su amiga —la garganta de Mase se cierra y el alma de Dan cae al suelo —ellas se inscribieron hoy en la mañana —Dan agarra al coordinador de su chaqueta levantándolo.

—¿Con la autorización de quien las metiste en las carreras? —gruñe tan bajo que el coordinador suda de miedo.

—Con la mía —la voz grave los hace girar y Dan se encuentra cara a cara con su padre —suéltalo —Dan obedece y se acerca a su padre.

—¿Sabes lo que acabas de hacer? —apunta hacia donde se fueron los competidores —¡¿entiendes al peligro que las expusiste?!

—Tu hermana sabe muy bien donde se ha metido.

—Pero Alexandra no —interviene Mase aguantando la rabia.

—Ella también lo entiende, no es estúpida —responde el señor Ferran —yo mismo la preparé para lo que podría encontrarse en la pista —Dan y Mase abren los ojos de sorpresa —así que dejen de comportarse como dos idiotas y vean bien la carrera de esas dos, porque les aseguro que se llevarán una gran sorpresa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro