CAPITULO 26
Alexandra
No supe en qué momento me dormí, solo que cuando volví a despertarme ya era de noche. La mesa que había movido volvió a su lugar y ahora encima hay una bandeja con comida caliente. Mi estomago ruge así que como despacio. La caja con fotografías está a mi lado y junto a ella está la carta. No siento ganas de seguir leyéndola, pero sino lo hago seguiré siendo la única en no saber nada y realmente odio eso.
Tomo la carta y encuentro hasta donde la deje;
EL día que supe sobre la muerte de tu madre sentía todo un fuego en mi interior, por un lado quería arrasar con toda Italia hasta encontrar a esas dos hijos de puta y por otro lado quería derrumbarme porque por segunda vez, ellos me habían quitado a un ser querido y yo no pude detenerlos.
La primera vez que llegaste fue Marco quien te trajo. Era una contradicción ver a un asesino cargar a un bebé con tanto cuidado como lo hizo contigo. Eras un ser muy pequeño e inocente para haberte mantenido dentro del conflicto que había en ese momento, el sacrificio de tus padres no iba a ser en vano, no iba a permitir que esa rata llegara a ti.
Así que aproveché que tu madre había registrado que tuvo un varón y no una niña para enviarte lejos junto a Marco. Crecerías con su apellido, pero mantendrías uno de los nombres que ellos te pusieron, al menos hasta que llegara el día que fueras adulta y descubrieras la verdad.
«Alexandra Isabel Bernardi Ciprianno», ese es el nombre que escogieron tus padres. Eres la hija de Elena Bernardi Rivals y de Federico Bernardi Ciprianno, única y legitima heredera de la famiglia.
Agarro la fotografía de mi padre y al ver detrás esta su nombre. Al vaciar totalmente la caja cae otro papel, uno que dicta mi día de nacimiento, el nombre que acabo de leer...mi verdadero nombre está en él y sujeto a él una foto mía de bebé. Todo está borroso al momento de llevar el papel a mi pecho, "¿Por qué...por qué está pasando esto?".
Mi mente recuerda toda mi vida y la siento ajena, desconocida. Cada cumpleaños, cada caída, temor, inseguridad, mi tormento del porque había nacido con este color de ojos si mi madre no los tenia, ni tampoco mi padre. Porque siempre que preguntaba si teníamos parientes esquivaban el tema, "yo no era su hija, no era su sangre, no eran...mi familia".
Busco más en las fotografías y encuentro una donde mi...madre esta vestida de novia, en ella se puede notar con claridad su embarazo. Uno de mis dedos acaricia la imagen viéndola tan hermosa y sonriente, ella no mira a la cámara sino que tiene ambas manos en su vientre y sonríe. Me limpio los ojos y hay otra en donde están los dos juntos, verlos alegres me hace sonreír y plantearme como habría sido crecer con ellos.
Vuelvo a la carta para terminar de leerla;
Eres su legado y fruto del amor que floreció en medio de una tormenta, Alexandra. Realmente espero que Marco te haya dado una vida sin dificultades, que hayas crecido rodeada de risas y cariño, porque ese era el mayor deseo de tu madre, que su pequeña ninfa creciera libre y sin cadenas. Con libertad de decisión y sin ningún peligro por detrás.
Es por eso que si aun sabiendo tu origen decides alejarte de todo, podrás hacerlo. Los demonios, Izaac y Dominik, tienen orden de aceptar lo que decidas, sea quedarte o alejarte para siempre, no importa que decisión tomes, ellos siempre te cuidarán y serán tu familia.
Hubiera deseado que jamás hayas leído esta carta, que hubiera sido yo la que te contara cada parte de tu familia, verte siendo una mini versión de tu madre. Ser quien te guiara y apoyara en el dolor de saber la verdad, pero la vida de la mafia jamás es fácil, si decides quedarte, los demonios sabrán guiarte, sabrán enseñarte todo lo que necesites para ser parte de la mafia, pero más importante, te harán fuerte, te convertirán en esa líder capaz de arrodillar a cualquiera y devolver cada golpe mucho más fuerte y mortal.
Te quiero mi amada ahijada, fuiste ese milagro que apareció en medio de todo el caos, una lucecita llena de inocencia que merece todo lo desees, nunca permitas que nadie pase por encima de ti, llevas en tus venas la sangre de una de las mujeres más fuertes del mundo criminal y del hombre al que todos llegaron a obedecer, eres una Bernardi Ciprianno y eso ya te hace estar por encima de todos.
Cuidándote desde donde este, tu madrina
A.P
No sé qué pensar, toda mi cabeza está llena, las lágrimas no paran de fluir. La carta al igual que mi verdadera acta de nacimiento las llevo hacia mi pecho, "me quitaron tanto... ¿Por qué ellos tuvieron que matarlos?", me levanto de la cama y voy hacia el espejo sintiendo que en cada paso voy perdiendo fuerzas.
El pantalón de chándal ancho y la camiseta de...mis rodillas flaquean y mis hombros tiemblan demasiado, "me enamore del hijo que mató a mis padres". El simple pensamiento me llena de asco que no puedo evitar soltar los papeles y llegar al baño a vomitar todo lo que he comido. Cuando no tengo más que botar dejo que el agua fluya llevándose todo. Mi espalda se apoya en el inodoro y sigo llorando sintiéndome estúpida y asqueada a la vez.
"Ellos de seguro se deben sentir decepcionados de mi", mi mente evoca el recuerdo de Mase, de cómo lo conocí, sus besos, sus caricias...cierro los ojos sintiéndome confundida y sin saber que hacer. En esa carta dijo que tenía la opción de ignorar todo y seguir la vida que he tenido hasta ahora, pero...una parte de mí no solo se siente rota sino que esta rabiosa. Por culpa de dos hombres perdí a los seres que me dieron la vida, por culpa de ellos viví 19 años en una maldita mentira, por culpa de ellos yo...
La puerta se abre de forma abrupta y veo a un Izaac con una expresión asustada viéndome en el suelo del baño. Importándole poco si se ensucia se arrodilla en mi delante tomando mi rostro con ambas manos —¿estas bien?, ¿te duele el estómago?, ¿es tu herida? —su preocupación se me hace tierna, pero también me duele.
—Lo siento...—sollozo y el me mira confundido —yo...—hipo —yo me enamore de...—vuelvo a hipar y las palabras se me atascan en la garganta.
—Lo sabemos Alexandra —dice y mis ojos se abren como platos, la vergüenza sube como espuma que intento desviar la mirada mas su agarre en mi rostro me lo impide —por eso tuvimos que actuar, adelantar el que te dijéramos la verdad —ahora soy yo quien lo mira confundida —el ataque a tu moto —toma mi brazo subiendo la maga revelando mi herida —no fue un accidente ni fue hecho por ese organizador —siento como mi alma escapa de mi cuerpo y mi cabeza comienza a negar suavemente adivinando cuáles son sus siguientes palabras —quien mando ese ataque hacia ti fue David Pierelli —su declaración son como balas en mi pecho —él sabe quién eres en realidad y estoy seguro —suelta un suspiro de resignación bajando la mirada.
—Mase no lo sabe —susurro y el me mira —Mase no me mentiría.
—¿Estas segura? —asiento insegura y no espera mucho para llevarme sobre su hombro saliendo de la habitación. Grito por su accionar y noto como nos conduce hacia la planta baja, llegando hasta la oficina. Cierra la puerta con el pie me baja despacio. Apenas toco suelo toma mi mano y me jala hacia su escritorio negro y bastante grande —muévete —Dominik deja el asiento e Izaac me hace sentar ahí frente a la pantalla.
Teclea varias veces hasta que una enorme invitación aparece en la pantalla —repite de nuevo con total seguridad de que Mase Pierelli no te miente — aun confundida por todo tomo el puntero y al ir bajando y leyendo noto que es una invitación de boda y los novios son...—repítelo Alexandra.
—Izaac.
—Tú te callas —lo corta, mas no le tomo atención a su voz, toda mi atención está en el nombre de las invitaciones —eso le llego a todos los jefes de familia dentro de la mafia española —apunta el nombre de la mujer —Valeria Monterreal es hija del sottocapo de esta mafia —lo miro —David y su hijo se reunieron hace meses con su padre para planear la boda —agarra el puntero y la imagen cambia a una foto en donde esta Mase y una mujer del brazo —esto fue en una gala benéfica en donde anunciaron el casamiento, data de semanas atrás —sin aguantar más intento levantarme, pero Izaac me vuelve a sentar.
—¡Suéltame! —lo empujo rabiosa.
—¡No hasta que veas quien es realmente el hombre que dices amar! —mi mano se estampa en su mejilla tan fuerte que resuena en toda la oficina. Izaac vuelve su vista hacia mí, pero no le temo, el dolor es demasiado que voy golpeando su pecho con los puños varias veces mientras las lágrimas caen.
—¡Mase no pudo mentirme!, ¡él no es como su padre!, ¡él no me mentiría! —sigo y sigo hasta que él toma mis muñecas y me abraza contra su pecho —¡el no pudo haberme mentido!, ¡el no...! —quedo sin palabras y solo me agarro fuerte de Izaac quien me sostiene mientras lo último de mi queda destrozado.
David
Tiro el teléfono en el escritorio frustrado. Mis dedos masajean mis parpados de lo cansado que están, "es como si se los hubiera tragado la maldita tierra". Ha pasado 4 días de que desapareció la hija de Elena en manos de los rusos y no hemos podido localizarla, ni siquiera confirmar que está en Rusia, "¿Cómo es posible no poder tener un puto rastro de un montón de hombres?". Siempre queda alguna pista, un mínimo indicio cuando mueves bastante gente y según los hombres que lograron quedar vivos, los que llegaron a la casa para llevársela eran como mínimo 30, armados hasta los dientes y todos cubiertos de pies a cabeza.
Mi puerta se abre y Danilo entra con la expresión de pocos amigos que ha permanecido en el desde que supo de la existencia de ese estorbo —¿algún indicio?
—No —el entrecierra sus ojos indicando que no me cree —asegúrate tú mismo si así deseas —le señalo en teléfono mientras me levanto —iré a dormir.
—Tienes trabajo —me detengo y el me extiende una carpeta —la boda se adelantó, es en dos semanas así que ve en que iglesia puedes estar presente sin que te reconozcan —la deja caer sobre el escritorio —quiero que a primera hora de la mañana se inicie los preparativos, así como la instalación de cámaras en el lugar.
—¿Para qué las cámaras?
—Precaución —responde dando media vuelta para salir —los rusos no van a quedarse quietos y hay una alta probabilidad que aparezcan por tu cabeza y la de Mase —se detiene antes de abrir y me ve sobre su hombro —quiero la transmisión de excelente calidad y sonido, no deseo perderme la boda de mi sobrino —abre y sale dejándome con una tarea insignificante que no debería ser yo quien se haga cargo, "no me desea en medio de lo demás".
Llevarle la contraria ahora mismo es iniciar una discusión sin sentido, así que marco el número de Emir para tener el sistema de cámaras, cuando me entra una llamada, el número lo reconozco de inmediato que contesto —¿Qué le sucedió ahora? —escucho la explicación del otro lado y sin importarme ponerme el saco salgo dirigiéndome hacia mi auto.
El camino es bastante largo que llego en medio de la madrugada, todo el psiquiátrico está en penumbras más el guardia me reconoce y abre la reja. El lugar parece más un centro de descanso que un psiquiátrico, por fuera está muy bien cuidado y lleno de vida natural. Al entrar la recepcionista me indica que el doctor me está esperando dándome una tarjeta de acceso. Mientras más avanzas más puedes ver el cambio del ambiente. Llego hasta el ascensor, coloco la tarjeta y marco el subsuelo.
Los pisos bajan y bajan hasta que llego a donde quiero, el olor a muerte aquí es penetrante así como los gritos de agonía y rabia. Llego hasta su habitación y abro la puerta —es muy tarde para que estes dando problemas...Rubí —la mujer que alguna vez amé y con la que me casé ahora me mira con la rabia tiñendo sus facciones —deja de ser caprichosa y acepta tu medicamento —los cuidadores la sostienen fuertemente mientras me acerco a lo que ella jalonea a modo que la liberen. Mi mano golpea fuertemente su mejilla —¡que te calmes carajo! —uno de sus pies conecta con mi espinilla lo que me hace doblarme y ella aprovecha para darme otra patada esta vez en la nariz —hija de puta —siseo —ella se ríe tal loca —¿Por qué carajos se descontroló esta vez? —pregunto al doctor que está apoyado en la pared.
—Creemos que es un efecto secundario del aumento de la dosis.
—¿Aumento de dosis? —enfatizo y el asiente animado.
—Quisimos probar lo que sucedería en su cerebro si...—sus palabras se cortan cuando tomo su cuello y corto el aire.
—¿Y quién les autorizó un aumento de dosis?
—Fui yo —miro hacia la entrada y me encuentro a Danilo viendo a Rubí, quien al notarlo se detiene por completo. Suelto al médico que tose y sale corriendo de la habitación. Veo como Danilo se le acerca y ella solo lo observa con suma atención —mucho tiempo sin vernos, Rubí.
—Da...Dani...lo —este sonríe y quita su cabello castaño enredado de su cara.
—Si, soy yo —Rubí niega suavemente y noto como las lágrimas bajan —mira en lo que te convertiste por meterte en una lucha que ni siquiera era tuya.
—¿Qué haces aquí Danilo? —intervengo.
—Quise venir a ver en directo tu secretito —se gira a verme —me llamas a mi obsesionado, cuando tu mandaste a la mujer que decías amar a este infierno —gira el dedo en circulo —llenándola de cada sustancia creada, friéndole el cerebro, ¿para qué David? —pone sus manos en los bolsillos —acaso, ¿esta es tu forma de vengarte que le pariera hijo a otro? O ¿es que eligiera a Elena antes que a ti?
—Cállate —siseo —lo que yo haga con ella no es de tu maldita incumbencia —este sonríe y se acerca hasta que estamos cara a cara.
—Ambos somos dos obsesionados por mujeres que no nos eligieron —gruño viendo como le divierte todo esto —la única diferencia es que yo lo admito y tú no —se aleja y veo que saca una jeringa de su bolsillo, de forma rápida se la inyecta en el cuello de Rubí dejándola inconsciente rápidamente —hasta que Alexandra no esté en mis manos todo lo que concierne a Rubí queda a mi cargo.
—Tú no puedes...
—Puedo y lo estoy haciendo —me corta imponiendo su demanda —si vas en contra de mis ordenes, Mase terminará enterándose en qué condiciones —apunta hacia Rubí —y estado has tenido a su madre todos estos años —siento mi mandíbula apretar fuertemente los dientes —¿soy claro? —asiento a regañadientes y el sale. Veo como acomodan a Rubí en la cama y los cuidadores se marchan.
Al estar solos me acerco, su piel lleva más arrugas que la última vez, los labios los lleva resecos sin mencionar que su pelo está lleno de nudos y algo sucio. Recuerdo cuando la vi la primera vez de niños; sonriente, feliz, llena de vida, un ser tal joya que llamaba la atención de todos, hasta de seres llenos de oscuridad como yo, peino su cabello recordando esos días en que ella dormía a mi lado buscando mi calor —no iba a permitir que otro volviera a disfrutar de mi joya, que encontraras calidez y felicidad mientras yo estaba de nuevo en el fango —dejo un beso en su frente —tu decidiste ser mía y eso significa que hasta tu muerte me pertenece —me alejo viendo su semblante tranquilo y salgo de la prisión a la que la sumí, "si, es verdad yo igual soy un obsesionado, pero mi obsesión es una que busca su dolor".
Rubí es la mujer por la que hubiera dado todo, pero fue ella quien me dio la espalda, fue ella quien me quito su calor, su amor, fue quien compartió su cuerpo con otro al punto de parirle un hijo y lo hizo pasar por mío, "si, estoy obsesionado, obsesionado con hacerle sentir cada gramo de dolor y traición que sentí al saber la verdad". Por eso no puedo permitir que Danilo me chantajee con esto, un paso en falso y él es capaz de contarle todo a Mase volviéndolo en mi contra, "debo encontrar a la hija de Elena como sea, es la única forma de llegar a ponerle una maldita correa".
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