CAPITULO 22
Alexandra
Han pasado dos días desde que bajé a esa especie de sótano en el cobertizo, dos días en los que la imagen del organizador explotando aun me atormenta la mente. Mase de igual forma a estado tenso y ocupado debido al incidente con su proveedor de armas, le pregunte si había algo en lo que pudiera ayudar y me dijo que no, que es algo que debe informar a su jefe y ver entre ellos como solucionar tal problema.
Quiero ser fuerte para él, ser un apoyo en todo lo que haga, "mierda, ni siquiera me imagino estar en esa situación nuevamente". Ahora entiendo cuando me dijo que el cargar una muerte es algo pesado y sí que lo es. Si, tenía enojo contra el organizador por haberme puesto en esa situación mortal, por preocupar a los que amo, pero verlo morir de esa forma fue...horrible.
Por otro lado están mis padres, con los cuales no he hablado desde que ocurrió todo mi accidente, "se va a cumplir casi tres semanas desde que estoy aquí", Melina cree que su mentira los ha dejado convencidos, pero yo sé que no. Conociendo a mi padre sé que ya ha descubierto que el supuesto viaje es pura mentira. Con el teléfono de Richard en la mano estoy dudando de marcarles y hablar con ellos —si quieres puedes postergarlo un día más —sugiere Melina viendo mi indecisión.
—Las vacaciones se acaban y de alguna forma tengo que volver y enfrentarlos.
—¿Realmente crees que ya saben de la mentira? —pregunta Richard.
—Conozco a mi padre —digo mientras paseo uno de mis dedos por la pantalla —estoy segura que ya ha descubierto que algo no anda bien y que todo esto del viaje ha sido una fachada.
—Bueno tan fachada no es —intenta bromear Melina —mira que nos hemos dado cuenta el cambio que hay entre tu y Mase —mis mejillas se colorean y ambos se ríen y mueven sus dedos juntos como viejas chismosas.
—No sé de qué hablas —desvío la mirada hacia los árboles.
—Ay no te hagas Alex, y cuéntanos —se acercan a mis costados —¿Cómo fue?
—¿Es bien dotado?, ¿gritaste? —le sigue Richard y yo lo miro con los ojos muy abiertos —por su altura y la complexión de su cuerpo dudo que sea pequeño —lo golpeo detrás de la cabeza —oye, que solo estoy diciendo verdades.
—Pues no seas tan sincero —los tres reímos.
—Ya, pero en serio, danos algo por muy poco que sea —ambos me miran como perritos que niego sonriendo.
—Ha sido mejor de lo que sus mentes han imaginado —pincho sus frentes —confórmense con eso viejas chismosas —ambos dejan salir un grito agudo combinado con una risa, "dios, a veces parecen unos niños y yo la mamá".
—¿A qué se debe tanta felicidad? —Mase hace acto de presencia envolviendo mi cuello con su brazo dejando un suave beso en mi mejilla.
—Oh nada, solo aquí Alex dándonos las nuevas —dice Melina con una sonrisa traviesa, el me mira con una ceja levantada y yo solo niego para que los ignore —¿Cómo les fue a ustedes en su reunión?
—Salimos apenas vivos —dice Dan desplomándose en una de las sillas con la mirada hacia el cielo.
—¿Tan mal fue? —pregunto y Mase solo asiente con la mandíbula apretada. Noto como su mirada va hacia mis manos notando el teléfono que tengo.
—¿Quieres llamar a alguien? —pregunta y yo asiento.
—Quiero llamar a mis padres —su cuerpo no se relaja, es más noto como se ha tensado un poco más —¿Mase?
—Discúlpenos —toma mi mano y me hace caminar hacia dentro de la casa, dirigiéndonos hasta lo que supongo es su oficina, al estar dentro nos detenemos en medio de la habitación.
—¿Qué pasa? —el sostiene mi rostro entre sus manos apoyando la frente en la mía, tiene los ojos cerrados y con pesadez suelta el aire contenido, "no me gusta su estado".
—Tu padre sabe lo que te ha pasado —mi alma cae a los pies cuando suelta esas palabras. Abre sus ojos y veo culpa combinada con... ¿impotencia?
—¿Cómo lo sabe? —pregunto alejándome un poco de su agarre.
—No lo sé, pero la noche que estabas herida el me llamó —cuenta —me presionaba para saber dónde estabas.
—¿Por qué no le dijiste? —el calla y desvía su mirada —¿Por qué Mase?
—Porque si lo hacia él te alejaría de mí.
—Mase —suelto su nombre de forma acusadora.
—Él sabe quién soy realmente Alexandra —lanza y si ya estaba sorprendida, ahora estoy más que eso, "¿mi padre sabe que Mase pertenece a la mafia?, no, eso no podría ser posible" —¿recuerdas cuando nos vio juntos la primera vez? —asiento —cuando entraste al edificio me ordenó alejarme de ti, porque no quería que mi mierda te salpicara —acorta la pequeña distancia que había —porque sabía que yo era un Don de la mafia.
—Él nunca me dijo nada... —Mase intenta rodearme la cintura, pero yo lo detengo y me vuelvo a alejar esta vez a mayor distancia —quiero hablar con él.
—Alexandra —se queja.
—Quiero hablar con mi padre Mase —ordeno —quiero escuchar de su boca que sabe quién eres realmente y por qué nunca dijo nada —puedo ver bien que no le gusta nada mi orden, pero con reticencia saca su teléfono y marca el número.
—Permite la entrada a la llamada del señor Kiereva —cuelga y no es más de 3 segundos para que entre una llamada y me extienda el teléfono.
Sin demora lo tomo y contesto —hijo de puta, voy a destrozar tu cuerpo una vez mis manos te agarren...
—¿Papá? —la tanda de insultos y amenazas se detienen cuando lo llamo.
—¿Alexandra? —mis ojos se humedecen, pero evito derramar lágrimas.
—Si, soy yo papá.
—Hija, ¿en dónde estás?, ¿estas bien? —su voz suena asustada, "ellos estaban preocupados", reprimo como puedo la culpa y controlo mi voz al contestarle.
—Estoy bien papá, Mase y los demás han cuidado de mi —digo para calmarlo —tuve un pequeño accidente conduciendo, pero ya estoy bien.
—Alexandra, quiero que escuches atentamente —su voz suena seria que me hace fruncir el ceño —quiero que te alejes de cualquier ventana y te acerques a la puerta.
—¿Por qué? —pregunto y miro a Mase quien de igual forma frunce el ceño —¿Qué sucede papá?
—Confía en mí, ya pronto sabrás la verdad —cuando intento seguir hablando todos los vidrios se rompen que me hacen gritar y agacharme sintiendo cuerpo de Mase encima para cubrirme.
De repente toda la oficina se llena de hombres con armas, a ninguno se le puede ver el rostro ya que van cubiertos por completo con un uniforme táctico totalmente negro —¡A ELLA NO LA TOCAN! —Mase intenta cuidarme poniéndome detrás de él, mis ojos intentan buscar algo con lo cual pueda defenderme, pero con mi pulso a mil y el temor por las nubes no puedo si quiera pensar en moverme.
Se viene contra Mase y a varios le da pelea, pero son demasiados que lo terminan derribando.
—¡MASE! —uno de ellos me agarra con fuerza arrastrándome hacia fuera, yo me retuerzo e intento zafarme del agarre del hombre que me tiene.
—¡ALEXANDRA! —golpeo con mi cabeza la nariz del hombre que me tiene, lo que lo hace soltarme, pero en seguida otro me tiene y esta vez hay un pañuelo encima de mi nariz. Mase es dominado al punto que lo tienen contra el suelo.
—Es hora de volver a casa...Ninfa —escucho que el desconocido susurra en mi oído y todo a mi alrededor se ensordece cayendo en una oscuridad llena del más puro temor.
Mase
—¡VOY A MATARLOS! —grito viendo cómo se llevan a mi mujer —¡JURO QUE VOY A MATARLOS UNO A UNO POR TOCARLA! —no se quienes mierda sean ni me importa, mi única atención y foco es Alexandra. Uno de ellos se pone en mi delante evitando ver como la sacan de mi oficina y me agarra del pelo levantando mi cara. Este se baja lo que cubre la mitad de su cara y la sorpresa que llevo al ver a uno de los gobernantes de la Bratva en mi delante es grande, "¿Qué carajos hacen los rusos aquí?", nunca he tenido relación con ellos, hace tiempo que ambas organizaciones dejaron de trabajar y tampoco he hecho algo como para llamar su atención.
—El que debería morir por tocarla eres tú, bastardo —me escupe en la cara y me estampa tremendo golpe contra el suelo que siento bien como mi nariz cruje. Se endereza viéndome con la expresión llena de asco y odio —una mierda como tu jamás la merecería, no cuando tu apellido es el causante de todas sus desgracias —la rabia me nubla todo pensar, todo dentro mío solo quiere golpearlo y recuperar a mi mujer, a mi Alexandra. Al darme la espalda quien me tiene sujeto me da otros 3 golpes contra el suelo haciéndome perder el conocimiento y la oportunidad de si quiera poder luchar por recuperarla.
David
Al entrar en mi oficina me encuentro a Danilo sentando en mi silla leyendo unos papeles —¿necesitas algo? —pregunto mientras me acerco y el baja despacio el papel que leía, al estar lo suficientemente cerca noto que es y un frio me recorre toda la espalda al ver la foto del estorbo que tengo que eliminar.
—¿Desde cuándo lo sabes? —pregunta.
—¿Saber qué? —no preveo el movimiento de cuando dispara y la bala roza mi mejilla.
—¿Desde cuándo sabes la verdad, David? —se levanta sin quitarme la mirada —¡responde! —da una palmada en el escritorio que resuena en toda la habitación —¡¿desde cuándo sabes que esa niña es hija de Elena?! —cuando intento responder mi puerta se abre y un guardia agitado con el temor en los ojos entra dando una de las peores noticias.
—Han atacado la casa del señor Conte —mis pies van rápido hacia la entrada que cuando me doy cuenta estoy corriendo llegando a la salida. Tomo el primer auto, Danilo entra en el pasajero y sin más arranco deprisa hacia la casa de mi hijo, "espero que no te hayas dejado matar Mase, eres mi única carta de victoria en este juego. No puedes morir".
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