Mase

Apenas puedo respirar correctamente, todos mis sentidos están puestos en mi mujer que tiene el rostro golpeado y el cuerpo con cortes y raspones, "el casco pudo cubrir bien su cabeza de la caída, pero el resto..." — ya estamos cerca —me informa Dan, pero yo no respondo, no cuando mis manos sujetan con fuerza el corte en su brazo el cual es bastante profundo que estoy seguro que le dejará una cicatriz.

Apenas el auto se detiene, maniobro el cuerpo de Alexandra para poder alzarla y así salir con ella. Mis hombres bajan la cabeza mientras que los sirvientes se mueven rápido preparando todo mi camino, "ir al hospital solo nos complicaría las cosas". Llego hasta la enfermería que hay en esta propiedad y sin más la coloco en la camilla —cúrala —tomo del cuello al doctor —ella vive o tu mueres, ¿queda claro? —el doctor asiente nerviosamente antes de soltarlo.

Las enfermeras se mueven rápido tratando el sangrado más fuerte del brazo mientras la van despojando de la ropa, una mano en mi brazo me jala hacia atrás, pero yo opongo resistencia no queriendo perderla de vista —vamos, Mase —Dan me jala más fuerte y esta vez lo sigo sin dejar de mirar a mi piccola.

Al estar fuera camino directo hacia mi oficina y agarro lo primero que veo para lanzarlo y romperlo, no me importa que sea que agarre, todo tiene el mismo destino, "me las lastimaron, derramaron su sangre, marcaron su piel". Puedo sentir mi garganta picar, más a mis oídos no llega ningún sonido, solo mi cabeza repite el cómo la chocaron, como ella rodo varias veces en el suelo, "voy a matarlos, voy a matarlos" —¡MASE, REACCIONA! —ante mis ojos aparece el rostro de mi tío, su ceño fruncido y la preocupación invade toda su expresión —respira y cálmate hijo —no recuerdo cuando fue la última vez que sentí mis ojos cristalizarse, pero me aferro al pecho de mi tío mientras mis mejillas empiezan a mojarse.

—Me la dañaron tío...—me ahogo con todo lo que siento y el solo me sostiene fuerte —no pude protegerla...

—Pagaran —dice y me toma nuevamente del rostro —usa todo ese odio y viértelo en ellos —sus ojos oscuros empiezan a calmarme de cierta forma —debes demostrarles a todos lo que sucede cuando tocan lo tuyo —cierro mis ojos y despacio me levanto. Al volver a abrirlos mi mente se despeja, pero mis ganas de matar están a flor de piel —Ferran —llama mi tío y veo a Dan acercarse —vigila a la chica —el ve sobre su hombro —mi sobrino y yo iremos de cacería —Dan me mira y solo asiento para que el acate la orden y se retire de la habitación, "ya es hora de que entiendan el verdadero alcance de mi poder".

Danilo

Cargo mi arma y mi puerta es abierta —¿sales? —pregunta David.

—Acompaño a Mase a hacer una limpieza.

—¿Otro maldito topo? —pregunta enojado y tomo mi saco viendo su enojo.

—Alguien mandó a lastimar a su novia —su semblante se relaja y pierde interés —¿no tendrás algo que ver en esto?

—¿Por qué me importaría la vida de una cría? —entrecierro los ojos y me acerco hasta estar frente a frente.

—Porque es demasiada casualidad que te enteras que tu hijo la hizo su novia y a los días ella salga lastimada.

—Si reaccione así, es porque estamos muy cerca de poder dar un golpe fuerte a los Rossi y recuperar a la famiglia —dice, pero aun si es sincero, hay algo que me asegura que el está involucrado en todo esto —fuera de eso, Mase puede juntarse con quien le dé la gana.

No dejo de mirarlo fijamente, pero él se mantiene igual. Me doy la vuelta y camino hacia la puerta —espero que no me estes ocultando nada, David —al tomar el pomo giro a verlo —porque de ser así lo descubriré y no te gustará nada mi reacción —salgo dejándolo con la amenaza flotando en el aire, "te conozco demasiado David y sé que hay algo que estas ocultando".

Al salir mi sobrino está esperándome, vestido con un traje igual de negro que el mío veo como sus ojos estas llenos de rabia que sonrío ladinamente, "no llevará mi sangre, pero su oscuridad es similar a la mía o la de David".

Ambos nos subimos al coche listos para mancharnos de sangre y gritos de desesperación.

David

Veo a mi hijo partir junto a Danilo y no dudo en marcar el número del guardia que lo vigila —¿en dónde la tienen?

—En la casa de campo del señor —me informa —el doctor la está atendiendo, ha perdido bastante sangre y tiene varias heridas en el cuerpo.

—¿Hay peligro de muerte?

—No lo sé, es todo lo que he podido escuchar antes de que la llevaran a la enfermería y el señor Ferran vigile la puerta —"mierda".

—Mantenme informado de cualquier novedad —cuelgo y salgo hacia mi oficina, "la hija de puta va a sobrevivir". Mase ha contratado uno de los doctores de mi nomina para ser el responsable de las heridas de cualquiera de los guardias e incluso de las de él.

Al entrar abro mi computador, pero cuando intento abrir una carpeta se vuelve completamente negro —que mierda —presiono varias teclas más nada lo hace reaccionar hasta que vuelve a funcionar, pero esta vez me muestra a un hombre de cabello castaño, con melena corta, vestido de camisa blanca y un puro en la mano. La mirada altiva y a la vez despectiva que me lanza me hace recuerdo a una mujer que en el pasado fue una enorme astilla en mi zapato —¿Quién eres? —una sonrisa ladina se forma en su labio y toma una calada de su puro para después dejar salir lentamente el humo.

—Sabes bien que soy, Pierelli —la voz ronca y fría confirma mi intuición.

—Eres uno de sus nietos —su sonrisa se amplía tal depredador viendo feliz a su presa, cosa que me tensa los músculos, "¿Cómo un Petrova pudo encontrarme?", —¿Qué es lo que quieres?

—De ti, nada —deja el puro al lado —pero deseaba mostrarte algo interesante —la pantalla se divide y la imagen me cierra la garganta —es una excelente abogada, muy buena reputación y ni que decir a la hora de modelar.

—No te atrevas hijo de puta...

—Tú te atreviste a tocarla —arremete —¿Qué me impide devolverte el golpe? —"lo saben, saben quién es verdaderamente esa chica", se acerca hacia el monitor dejando más en evidencia sus rasgos característicos de su familia —que te quede claro, Pierelli, yo no soy mi padre o tía, yo soy mucho peor —las luces de la oficina de mi hija se cortan e intento replicar, pero la pantalla se apaga y vuelve a como estaba al principio.

Boto todo lo que hay con rabia —¡HIJO DE PUTA! —rujo con la respiración agitada, marco deprisa el número de los guardias que puse alrededor de Raquel, intento varias veces obteniendo el mis resultado, «nada».

Busco en mi teléfono y marco el número de Emir —¿Qué sucede?

—Necesito que rastrees unas cámaras, ¡AHORA! —no pregunta nada y yo le especifico exactamente que cámaras y donde se encuentran. En menos de nada mi teléfono vibra y abro el enlace mostrándome a mi hija tranquila y con la cabeza gacha revisando papeles, "pero..."

—¿Qué es lo que sucede David? —escucho que pregunta Emir, pero yo le cuelgo y sigo viendo a mi hija sintiendo un peso mucho menor en mis hombros, las piernas me fallan y termino sentado en el suelo. Doblo las piernas y me agarro la cabeza, "voy a matarlo, una vez tenga de nuevo todo el control a los primeros que voy a matar son a esos hijos de puta, pero primero".

Me repongo y salgo de mi oficina sabiendo que ahora más que nunca esa chica debe morir, quería hacerlo rápido, pero ellos me obligaron a primero a hacerla sufrir y la idea que tengo en mente es una que la destrozara por completo, "al final tus acciones si van a servirme...hijo".

Mase

Vuelvo a golpear escuchando como se rompe su nariz —ya...basta...solo —se atraganta que de su boca se filtra sangre y sus piernas se doblan poniendo todo su peso en los brazos —solo mátame.

—Aún es pronto —tomo la llave inglesa y golpeo su costado destrozándole las costillas —te atreviste a ir en mi contra.

—No pensé que ella...era tan importante.

—No mientas —otro golpe —lo sabias muy bien —tomo su mandíbula y lo hago verme —¿Por qué filtraste esa información? —su boca no se abre —bien —lo suelto y chasqueo los dedos movilizando a mis hombres. Mi tío está en una pared y lo veo, el solo se endereza y camina hasta donde dos de mis guardias arrastran a una mujer, mi presa se altera y me ve con su temor reflejado —si quieres seguir en silencio, bien, morirás, pero todo lo que te rodea también se irá contigo.

—Ella no tiene nada que ver —se agita e intenta soltarse de las cadenas —¡suéltenla! —le pateo el rostro y me coloco detrás de él. Tomo su nuca y apunto su vista hacia la mujer —presencia muy bien lo que va a pasar, porque su muerte —bajo a su oído —la firmaste tu —la mujer rubia niega frenéticamente al igual que el desgraciado que tengo sujeto.

Mi tío la toma del cabello y clava la aguja en su cuello. Entre lágrimas y jadeos los ojos de la mujer se vuelven hacia atrás mientras su cuerpo se convulsiona —¡NOOOOOO! —lo sujeto fuerte evitando cualquier movimiento brusco.

La mujer termina echando espuma por la boca y sus dedos de los pies y manos se deforman hasta que todo movimiento se detiene y su cabeza gira en nuestra dirección mostrando una mirada vacía, pero llena de dolor — ella no sabía nada...fui yo quien te traicionó —balbucea.

—¿Y pensaste que solo iría por ti? —lo suelto y me planto en su delante. Este levanta el rostro lleno de golpes sangrantes —dañaste a mi mujer —coloco la llave debajo de su mentón —y a los míos nadie los toca —hay rabia en todo su cuerpo, pero también hay miedo —morirás muy lento que tu misma mente va a quebrarse antes de que des tu último suspiro —mi tío aparece por detrás y de igual forma le inyecta algo en el cuello que lo deja inconsciente rápidamente.

—¿Dónde lo quieres?

—En el sótano en donde esta ella —mi tío me mira fijamente —una vez ella despierte, el muere —el asiente y me doy la vuelta para salir del maldito almacén. Una llamada me entra y la respondo sin ver quien es.

—¿En dónde está mi hija? — "mierda".

—Ella está bien.

—No me mientas —gruñe el padre de Alexandra —se bien que no lo está, así que respóndeme.

—Ella está conmigo y está bien, confórmese con eso —cuelgo, pero al instante vuelvo a recibir su llamado cosa que rechazo y lanzo mi teléfono al suelo quebrándolo. Al girar me encuentro con mi tío —que los guardias bloqueen cualquier señal donde estoy, no quiero que nadie nos encuentre —mi tío asiente y me dirijo hacia mi auto donde mi único pensamiento y plegaria es que mi mujer despierte pronto, porque de no hacerlo siento que quemaré toda la maldita ciudad.