CAPITULO 12
Alexandra
Al entrar en el departamento de Melina todo sonrisas vemos el rostro enojado de su padre y las mejillas mojadas de su madre —¿Qué pasa? —pregunta Melina dejando caer su mochila al suelo.
—Dan y Mase fueron detenidos por la policía hace unos momentos en su oficina —mi respiración se ralentiza, "¿Qué acaba de decir?".
—¿De qué lo están acusando?
—Enriquecimiento ilícito y de trabajar con el crimen organizado.
—¡¿Qué?! —Melina y yo gritamos a la vez por lo que nos responde su padre. "¿Quién en su sano juicio pensaría que Mase y Dan estarían trabajando para los criminales?".
Bien, una cosa es dirigir y controlar carreras clandestinas y participar en ellas, pero de ahí a trabajar con los criminales y más aún, enriquecerse con eso, "no, eso es imposible".
—¿En que comisaria están? —Melina vuelve a tomar su mochila —eso debe ser un maldito error porque... —el señor Ferran la detiene tomándola de los hombro y dándole la vuelta para abrazarla fuerte para controlarla —¡suéltame papá!
—Primero cálmate —le pide.
—¡¿Cómo quieres que haga eso?! —se queja golpeando sus costados tratando de zafarse de su agarre —¡están acusando a mi hermano de ser un maldito criminal!
—¡Melina! —la toma de los hombros dándole una pequeña sacudida y noto como su madre sofoca un sollozo —Raquel ya esta en camino hacia la comisaria para solucionar esto —toda la lucha de Melina se detiene mirando fijamente a su papá, "¿Quién es Raquel?", la señora Ferran nota mi confusión que me aclara.
—Es la hermana mayor de Mase —creo que mis ojos se abren de sobremanera que le saco una pequeña risa —no me sorprende que no te hayas enterado de su existencia. Mase no habla mucho de su hermana después de que ella decidiera vivir por su cuenta cuando apenas cumplió los 18.
—Se convirtió en una excelente abogada —acota el señor Ferran —pero también destacó en el modelaje —noto como ellos le tienen mucho aprecio —a pesar de vivir por separado, si Mase tiene un problema con la ley, siempre acude a ella —deja un beso en la coronilla de su hija al verla mas tranquila —esos dos siempre se cuidarán las espaldas.
Me sorprende el saber que Mase tiene una hermana, nunca hemos indagado mucho en nuestras vidas familiares, pero me alegra bastante que tenga esa clase de apoyo incondicional no importa si la distancia los separa —ella nos avisará una vez haya resuelto todo este dilema.
—Espero que no haya perdido su toque —dice Melina caminando hacia el sofá para sentarse y apoyar los codos en las rodillas tapando sus ojos con las manos.
La tensión es palpable en el ambiente así que me acerco hacia mi amiga y ambas nos apoyamos la una en la otra, respirando hondo y recurriendo a la paciencia esperando una llamada que de buenas noticias.
Mase
—Aquí tiene —colocan un vaso de café en mi delante y miro hacia el investigador —no es de alta calidad, pero tiene buen sabor —veo hacia el espejo en donde se que hay otras dos personas observándome —sé que esta situación puede resultar incomoda, pero créame señor Conte —deja caer una carpeta —hay demasiadas señales que apuntan a que esta trabajando con la mafia —tranquilamente vuelvo a mirarlo. Este me muestra un estado de cuenta, uno donde figura el nombre de mi constructora —esta cifra es el primer pago por la construcción de un bar en el centro, ¿no es así? —no respondo —pues al seguir su rastro esta se pierde, como si la cuenta de origen jamás haya existido —"eso es porque jamás existió", contesto mentalmente.
El pasa a la siguiente hoja y esta vez es una fotografía con el cuerpo de una mujer golpeada —esta victima trabajaba en dicho bar —dice —a causa de los golpes ahora ella esta en estado de coma —"se quién es la mujer". Es una de las prostitutas que uno de los Don compró para su deleite —su hermana y otra amiga suya señalan que su ultima visita es en ese bar, cuyo dueño —me muestra otro papel —es una persona que ha muerto hace mas de 20 años —me acomodo mejor en la silla y veo hacia el agente.
—¿Qué espera sacar de mi boca, agente? —pregunto —¿que conozco a la mujer?, ¿Qué soy íntimo amigo del dueño? O ¿Qué era consciente de las actividades que se realizan en ese edificio que mi empresa construyó?
—Quiero que me diga la verdad —apoyo ambos brazos para inclinarme más cerca de él.
—La verdad es que usted y sus compañeros esposaron a los hombres equivocados —susurro y giro a ver hacia el espejo —mi empresa está totalmente limpia —declaro —revisen lo que deseen y verán que digo la verdad —en ese momento la puerta se abre y una mujer con vestido negro y un maletín café entra confiada y fulmina con sus ojos marrones al agente a mi lado.
—¿Interrogando a mi cliente en mi ausencia, oficial? —Raquel, mi astuta y querida hermana, entra dejando el maletín en la mesa mientras apoya una mano en mi hombro —no creo que deba hacerle recuerdo como son las reglas de esto, ¿o sí? —el agente se levanta y vuelve a guardar todo lo que había sacado —quítele las esposas a mi cliente —le entrega un papel —es libre de irse, al igual que el otro hombre que trajeron injustamente.
—Tenemos pruebas —refuta.
—Todas ellas son circunstanciales —contradice mi hermana —nada de lo que ustedes tienen inculpan a Mase Conte o Dan Ferrán como cómplices de nada y menos de enriquecimiento ilícito —levanto las muñecas en su delante —por favor —Raquel hace un ademan con la mano señalando mis muñecas y con rabia contenida, el agente me quita las esposas.
Me levanto acariciando mis muñecas demostrando que la incomodidad infringida —le sugiero que la próxima vez que haga un arresto, tenga pruebas mas solidas —tomo mi saco y me lo coloco dándole una mirada de suficiencia antes de retirarme.
Ya en el pasillo me encuentro a Dan esperándome apoyado en la pared con los brazos cruzados —¿debo sentirme ofendido que hayas ido primero con Dan que conmigo?
—El estaba en una sala antes que la tuya, no te quejes —reniega mi hermana y yo niego sonriendo mientras los tres nos dirigimos hacia la salida.
—Señor Conte —me llama el mismo agente que estaba conmigo deteniendo mi avance, giro y lo miro —disfrute su suerte, que no siempre la balanza se inclinará a su favor —con una sonrisa ladina vuelvo a mi caminar demostrando tranquilidad cuando por dentro estoy hirviendo de rabia.
"Alguien de dentro esta moviendo los hilos". Recojo mis cosas y lo primero que hago es encender mi teléfono en donde la foto que se muestra calma un poco mis demonios —es linda —dice mi hermana viendo la foto que le tomé a Alexandra sentada en el capó de mi auto —¿Quién es?
—Mi novia —Raquel queda de piedra, mas se que no es por una razón de alegría sino de susto.
—Mase...
—Aquí no Raquel —la corto y guardo mi billetera en mi bolsillo y camino hacia la salida sabiendo que el trabajo que me espera no será sencillo, pero primero necesito tocar a la única capaz de calmar todo el infierno que tengo dentro.
David
Mi teléfono suena con un tono particular, uno que sin ver la pantalla se de quien se trata —¿es seguro que hables a estas horas?
—Han atacado al señor —me levanto de mi silla como resorte.
—¿Qué acabas de decir imbécil? —rujo sintiendo como el agarre del teléfono se endurece que siento que voy a romper el aparato.
—No sabemos como pasó —dice el guardia que puse como protección dentro de la cárcel para que cuide a Danilo —estaba todo tranquilo, cuando iniciaron una pelea que escaló al punto de donde todos se golpeaban entre todos.
—¡¿Y PORQUE MIERDA NO LO PROTEGISTE?! —pateo el sillón de rabia.
—Nos sobrepasaban en números y en medio del disturbio lo llegaron a apuñalar —me da una explicación estúpida.
—¡MALDITOS INUTILES! —grito —¡ASEGURATE DE QUE VIVA, PORQUE DE MORIR, NI OFRECIENDO TU CABEZA PODRAS ESCAPAR DEL INFIERNO QUE TE CAERÁ! —cuelgo y estrello el teléfono contra la pared cuando un guardia entra en mi oficina —¡¿QUE MIERDA QUIERERS?!
—Vengo a informarle que el señor Mase ha sido llevado a la comisaria...—traga y si ya estaba rabioso, ahora estoy colérico.
Me muevo hacia el guardia y lo tomo del cuello hasta estrellarlo contra la puerta —¿Qué mierda acabas de decir? —gruño y este intenta tomar distancia para poder respirar.
—La policía se lo llevó en la tarde...—habla entrecortado —con supuestas pruebas...—aprieto más el agarre.
—Tus siguientes palabras van a determinar tu estadía en este mundo, así que escógelas bien —este cierra y abre los ojos mientras sus dos manos agarran mi muñeca a modo de que lo suelte, pero es inútil.
—La señorita...Raquel...lo...sa...—veo como sus ojos se van hacia atrás y lo suelto que cae de bruces al suelo mientras tose ruidosamente, "mi hija esta en la ciudad". Sonrío al saber de su llegada.
—¿En donde esta mi hijo ahora? —pregunto sin importarme si puede hablar o su estado.
—En casa del señor Ferrán —responde apenas y se levanta, la mirada que me dedica es una neutra, no hay odio ni ganas de matarme, "sabe bien como comportarse". Los hombres bajo mi mando han tenido un adiestramiento bastante cruel por una mano que puedo llegar a decir tiene mi admiración.
—Consígueme un teléfono y contáctame con el director de la cárcel en Florencia —tomo mi saco —ese imbécil ha descuidado el trato —el guardia asiente y salgo con el siguiéndome, "dejaré a mis hijos disfrutar su reencuentro, pero una vez tenga controlada la situación de Danilo, tendremos una pequeña reunión familiar".
Arriba pueden ver a Raquel .
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