CAPITULO 1
Roma - Italia
Alexandra
El sol pega increíblemente el día de hoy, las calles animadas y los distintos aromas hacen que sonrían tan plenamente que no puedo dejar de ver por la ventana —alguien esta emocionada por conocer la ciudad —comenta mi madre viéndome por el espejo retrovisor.
—No tienes idea —me inclino hacia adelante viendo cada estructura increíble que hay en Roma.
—Estate quieta Alexandra —me indica mi padre —sabes que no me gusta que te muevas mientras estoy conduciendo —le saco la lengua en modo de broma y solo me dedica media sonrisa.
Marco Kiereva no es un hombre muy expresivo que digamos, pero a pesar de ser bastante distante siempre sabe cómo demostrar su cariño hacia mi madre y hacia mí.
—No seas tan gruñón, es normal que este inquieta —le dice mi madre dándole un golpe en su hombro. Mi padre no le dice nada y yo vuelvo a mirar por la ventana emocionada que esta ciudad será mi nuevo hogar por un año entero.
Debido al trabajo de mi padre nos mudamos bastante de ciudad, nos podemos quedar 6 meses como simplemente 1 mes, pero esta vez es diferente ya que mi padre dijo que su jefe le ordenó ordenar toda la sucursal de Italia personalmente y la deje funcional, "al fin podré crear una rutina".
Cualquiera pensaría que estar moviéndote de un lugar a otro es divertido, pero llega un punto en el que deseas detenerte, poder conseguir un lugar propio en el puedas hacer y deshacer como te dé la gana, crear vínculos duraderos y establecerte para al fin llamar un lugar «tu hogar».
Llegamos a una especie de edificio en donde vemos el camión de mudanza con todas nuestras cosas —bien, llegamos —no espero a que mi padre estacione por completo que salgo del auto y corro hacia la entrada —¡Alex espera! —la entrada de nuestro edificio es hogareña, con tonos cálidos y muebles cómodos para la espera. Voy hacia el ascensor y presiono nuestro piso justo cuando mi padre entra agitado viendo como las puertas se cierran del ascensor.
Mis piernas se mueven de forma ansiosa que cuando se están abriendo las puertas del ascensor no veo bien y voy hacia adelante chocándome contra un pecho —cuidado —una voz algo gruesa me llena los oídos que cuando veo hacia arriba me encuentro con unos ojos oscuros que me erizan la piel de lo profundo que son —¿estas bien? — el tacto de sus manos en mis brazos, junto a su vestimenta informal de camiseta blanca y vaqueros están dejando sin actividad mi cerebro, "es muy guapo".
—Eh...yo...—parpadeo varias veces a modo de reaccionar y al parecer mis acciones le parecen graciosas que sacan una sonrisa muy linda que me emboba aún más.
—Debes tener más cuidado —sus manos sueltan mis brazos y algo dentro mío grita que no me suelte —¿eres nueva aquí? —como siento que mi voz no funciona, asiento.
—Mase, espera —giro hacia la voz encontrándome a otro espécimen de hombre igual de llamativo que este, "¿Qué pasa en este edificio y los hombres?, parecen todos sacados de una revista" —nunca te he visto antes —dice mirándome y después chasquea los dedos —ya se, debes ser la nueva vecina —hace sonar varias veces sus dedos —Kiereva, ¿cierto? —vuelvo a asentir y como no quiero seguir haciendo el ridículo me abro paso y me dirijo hacia el departamento queriendo que me trague la tierra —¡mi nombre es Dan por cierto! —volteo y él sonríe saludándome con la mano, pero mi vista se posa muchos más segundos de los necesarios en Mase que vuelvo a girar y corro hacia dentro, "buena manera de empezar tu nueva vida Alex".
Mase
Me quedo viendo su figura hasta que desaparece dentro del departamento vecino de Dan, "no puedo creer que posea tal color de ojos". Sabía sobre un síndrome que provoca ese color en los ojos, mas jamás había visto unos tan de cercas y tan vivos como los de ella, "parecen dos gemas brillando" —tierra a Mase —Dan truena los dedos en mi delante sacándome de mi ensoñación —no me digas que mi vecina te ha llamado la atención.
—Es bonita —digo no queriendo mostrar demasiado interés y entro en el ascensor.
—Si muy bonita y también fuera de los limites —me apunta con el dedo —desde ya te lo voy diciendo —le golpeo su dedo cosa que lo hace reír.
—Idiota —el ascensor llega hasta la recepción y salgo sin volver a mirarlo, pero mi cabeza y manos aún tienen presente como se sintió su piel y como ella me miraba con real admiración, "nunca antes alguien me había mirado de esa forma". Siempre que desconocidos me conocían tenían el interés grabado en la mirada o en la postura, "todo era falso, por interés y obligación". Desbloqueo mi Audi y entro seguido de Dan.
—¿Dónde es la reunión? —pregunta mientras arranco.
—«Underground» —dice y ve su teléfono —tu padre nos estará esperando junto al jefe de los españoles.
—Bien —acelero y me adentro en el tráfico. Dan escribe y llama varias veces mientras yo conduzco. Ha sido mi mano derecha desde hace 5 años, pero nos conocemos desde niños. Cuando el de curioso supo a qué se dedica mi familia, pensé que me delataría, pero en vez de eso me pidió entrar y ayudarme.
Ambos hemos recorrido un camino largo y lleno de espinas, que ahora ambos ostentamos cargos fuertes dentro del bajo mundo. Llego al local que por fuera se ve que está cerrado, pero al ir hacia la parte de atrás hay un guardia que al verme baja la cabeza y me abre la puerta. Todo el lugar tiene las luces prendidas de colores que al ir avanzando cada trabajador baja la cabeza evitando mirarme a los ojos.
Subo las escaleras y el primero en ponerse de pie es mi padre —bienvenido hijo —voy hacia él y tomo su mano besando su anillo —ven te presento a nuestro invitado —miro hacia un lado encontrándome con un viejo calvo y gordo que si no fuera por el aire acondicionado estoy seguro que estaría sudando como un cerdo —Mase, él es Vincent Monterreal, consigliere de la mafia española —tomo su mano a modo de saludarlo y asiento viéndolo directamente a los ojos.
—Tu padre me ha comentado que estas muy bien capacitado —dice a la vez que toma una calada de su puro y yo tomo asiento —y puedo verlo al ver lo bien que manejas cada negocio en Roma.
—Gracias.
—Pero —bota el humo y se apoya en sus rodillas o al menos hace el intento —¿realmente estas a la altura de ser el esposo de mi hija? —siento el tic que mi mano siente y las ganas de estrellar su cabeza contra la mesa despiertan.
—No entiendo cuál es su duda —digo y me sirvo un poco de trago— actualmente yo soy del Don que controla Roma —expongo —gracias a mis acciones, Roma ahora está fuera del control de Rossi, lo que lo beneficia ya que si bien tengo entendido, Alemania ha rechazado dos veces ya su solicitud de ser parte de su círculo, ¿no es así? —noto como todo su lenguaje corporal cambia a uno más tenso —y que si usted está aquí es porque yo pude conseguir entrar —sonrío ladinamente y me apoyo en el espaldar —aquí la verdadera pregunta es, ¿su hija está a la altura de ser la mujer de un hombre como yo? —el silencio nos rodea, es tenso el ambiente hasta que él se ríe estruendosamente.
—Tu hijo sí que es todo un hombre de la vieja escuela Pierelli —mi padre me palmea el hombro sonriendo.
—Te dije que lo había educado bien —expresa mi padre tomando un trago de su propia copa.
—Bien —se pone de pie —estaremos en contacto para planificar la unión y una vez hecha —le extiende la mano a mi padre —ten por hecho que toda la mafia española te respaldará para recuperar el orden que esta región necesita —el hombre y su gente se retira y una vez hecho mi padre saca un pañuelo y se limpia la mano.
—¿Averiguaste lo que te dije? —asiento y Dan se acerca con la carpeta entregándosela. Mi padre lo toma y lee lo que hemos investigado sobre la hija de este —bien, mañana daré inicio para su envenenamiento silencioso para que el día de la boda sea también su funeral —cierra y se levanta —te diré cuando se llevará a cabo para que te prepares.
—Bien —de igual manera me levanto y mi padre no duda en tomarme de la nuca y apoyar su frente con la mía.
—Ya falta poco para que nuevamente el poder regrese a nosotros hijo —me palmea la mejilla —no me falles.
—Nunca, padre —este me sonríe y aunque me debería alegrar del afecto que me muestra, una parte de mi ve lo que nota en los demás, "falsedad e interés". Se aleja y despide a Dan con un asentimiento de cabeza para luego retirarse.
—¿Realmente te vas a casar? —pregunta Dan una vez solos tomando asiento a mi lado.
—Solo durará lo suficiente para que este escrito en papel y luego me convertiré en viudo —me sirvo un trago.
—¿Y estas bien con eso? —pregunta —digo, una cosa es dirigir negocios y asistir a reuniones, pero... ¿matrimonio?
—No le des tanta importancia Dan —tomo mi trago —es el último paso que necesitamos para tener todo el apoyo que necesito e irme directamente contra ese impostor y tomar lo que me pertenece —Dan asiente y se sirve un trago llenando también el mío.
—Por recuperar lo perdido —levanta su copa y yo la choco con la mía.
—Por recuperar lo perdido.
Bienvenidas a este primer libro de la segunda generación (inserte aquí gritos y saltos). Estoy emocionada de volver a escribir a mis primeros personajes (porque si, para las que son nuevas, todos estos personajes que conocerán ya tienen una primera versión), se que la primera generación dejó un sabor agrio de boca, pero aquí es donde entenderán el porqué de todo y verán el fruto de sus decisiones. Sin mas que decir, nos leemos semanalmente ;).
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