21. Recuerdos disfrazados de sueños
Por unos segundos todos se quedaron en completo silencio; hasta que Yvonne les regaló una sonrisa y se metió a su departamento. Derek la siguió con la mirada realmente sorprendido, y luego posó la misma expresión en Caleb. Tenía sentimientos por Janna, pero... ¿pasaba la noche con otra? Era hombre a fin y acabo, tan joven como él.
—Janna —musitó apenas Caleb. No encontraba palabras adecuadas para explicarse.
El rostro de su amiga era una combinación de sorpresa y quizás decepción. Lo que menos quería, era que pensara que tenía algo con Yvonne. Y peor aún que creyera que era un hombre que no conocía.
—Que descansen —dijo Janna un tanto incómoda, por ella y por su mejor amigo. Podía percibir su incomodidad.
—Espera. —Intentó detenerla Caleb, mas ella entró rápidamente a su departamento.
Derek no sabía que decir.
Y aunque no se escuchaba palabras, con la mirada Caleb pudo entender su incertidumbre. Él le había descubierto sus sentimientos y ahora veía salir a una chica de su departamento.
—No es lo que parece —dijo finalmente—. Es solo una amiga que acabo de conocer.
Una amiga que acaba de conocer y metía a su departamento hasta altas horas de la noche. Bien eso no sonaba muy coherente.
—No tienes que darme explicaciones. —Le sonrió—. No soy quién para cuestionarte sobre tu vida.
—Aun así, yo...
—No te conozco bien —le interrumpió—, pero sé que eres un hombre correcto. Eres conocedor de mis sentimientos hacia Janna, y deseo que ella sienta lo mismo por mí. En cuanto a ti... ¿has pensado en renunciar a ella?
Deseaba escuchar que sí, lo deseaba desde el fondo de su ser. Pero el silencio de Caleb le hacía comprender que no. Se consideró egoísta, por querer apartar a Caleb de ellos dos, él la había querido mucho antes que él, durante más tiempo. Pero también era consciente que Janna sólo lo veía como su mejor amigo, como su hermano.
El chico de cabello ondulado lo estudió tranquilamente. Se había sumergido en un pozo sin salida, atrapado en sus paredes húmedas y agrietadas. Estaba aprendiendo a salir de él, a escalar lentamente hasta salir a flote. Iba a desprenderse de lo que más quería, para entregarla a los brazos de aquel desconocido. No a decisión de él, sino de ella misma. A él le tocaba aceptar simplemente y seguir su camino.
—Fui a la cena —espetó repentinamente, y Derek frunció el ceño sin comprender—. Siempre acostumbraba a cenar con ella un día como hoy —esbozó con sonrisa melancólica—. Fui a su encuentro y te vi... te vi junto a ella. Entonces comprendí que el que sobraba era yo. —Bajó la mirada, cada palabra que decía era hundir un puñal en su pecho—. No tenía nada que hacer ahí.
Derek también bajó la mirada. ¿Se estaba rindiendo con ella? Sus ojos brillaban como una refulgente estrella, pero oscuros como la noche. No era debido al color de su iris, era debido a la tristeza le abatía lenta y dolorosamente.
—Caleb...
—Ella siempre será la primera en mi corazón. —Lo miró fijamente, tanto que Derek se estremeció—. No necesito tenerla para amarla; aun así, la dejo en tus manos. Y si llegas a soltarla, ten por seguro que yo la sostendré y nunca la soltaré.
Sin decir más, se metió a su departamento ante la mirada impresionada de Derek. No, el amor que sentía Caleb por Janna no era cualquiera. Posiblemente tenía el mismo peso del amor que sintió él por Jimena. ¿El llegaría a quererla más? ¿Siquiera merecía el camino que le dejaba Caleb? ¿Podría amarla más de lo que él la amaba?
***
La luz entraba débilmente por las rendijas de su habitación, dándole a entender que el día había llegado. Pero no quería salir de su cama, no quería ni siquiera ver a Derek, mucho menos con los ojos hinchados de haber llorado tanto.
Lucas... ella le había hecho sufrir todo este tiempo y jamás lo había notado. ¿Cómo imaginarlo si siempre andaban peleando? El sí que sabía ocultar bien sus sentimientos. Aunque no se quedaba atrás tampoco. De otro modo, Derek habría notado la locura con lo quería. Muchas veces sintió ganas de confesarse, pero se detuvo sospechando que él se apartaría.
¿El sabría de los sentimientos de Lucas hacia ella? Quería creer que sí, y que debido a eso se había mantenido ajeno a sus sentimientos; por amor a su mejor amigo. ¿Y si no era así? A lo mejor Derek ignoraba el amor secreto que Lucas le tenía, tal como ella lo había ignorado todo ese tiempo. Y si lo sabía perdía toda oportunidad con él.
—Señorita, ya llamé a la empresa para avisar que no iría. —La señora que trabajaba en su casa la llamó desde la puerta—. Dije que se sentía mal. Le he traído su desayuno.
—No deseo, gracias. —Se envolvió nuevamente en la cobija. Encogiéndose como oruga.
—Dame eso —escuchó la voz de su madre del otro lado.
En unos instantes la mujer entró con la fuente y la colocó sobre la mesita de noche estrepitosamente.
—Mamá ya dije que no quiero comer, no quiero ver a nadie, quiero estar sola.
Parecía estar hablando con las paredes, su mamá ignoró su petición y, por consiguiente, abrió las cortinas de par en par, dañando la visión de Emilia.
—Hoy no está nevando, es un día magnífico —sonrió de oreja a oreja. Tomó la fuente y se sentó junto a su hija—. He pedido que te preparen el licuado de fresa que tanto te gusta.
—Mamá, no quiero comer, ¿por qué no quieres entender?
La imponente mujer frunció el ceño.
—¿Por qué? ¿por qué no quieres comer? ¿Por cuánto más vas a seguir así? ¿eh? —Le dio un manotazo en el hombro—. ¿Tengo que ver a mi hija triste por un hombre?
—Mamá —se quejó entre sollozos.
—Emilia Ledezma, te he permitido ser la secretaria de Derek, pudiendo tener un cargo importante en nuestra empresa. No puedo negar que es un buen partido para ti, pero él no te quiere. ¿Vas a seguir tras él? No, no puedo seguir viendo a mi hija sufriendo por alguien que no la quiere. Eres hermosa Emilia, y tienes una familia adinerada, ¿por qué te has ensimismado en quererlo? ¿por qué no te fijas en Lucas? Él es un buen partido también, y te quiere.
Las palabras de su madre llamaron su atención.
—Mamá, ¿acaso estabas al tanto de sus sentimientos? —Se sentó para verla.
—¿Quién no se daría cuenta? Él siempre ha estado para ti. Bastaba que tan solo abrieras tu boca para que él hiciera lo que querías. Sólo un tonto no podría darse cuenta. ¿Qué hombre es tan amable y preocupado por una mujer si no es que está interesado en ella? Un hombre solo gasta tiempo y dinero en la mujer que le gusta, ¿acaso no conoces ese dicho?
Las lágrimas se reunieron nuevamente en sus ojos, se sentía muy mal. Sí, era muy tonta al no darse cuenta.
La señora del servicio llamó a la puerta y su madre salió un momento de la habitación; solo tardó unos segundos y volvió hacia ella.
—Derek está aquí.
—¿Eh? —Entornó los ojos.
—Le diré que se vaya. No quiero ver al hombre que hace entristecer a mi hija.
—No estoy así por él, mamá.
—Si no es él, ¿entonces quién?
Emilia bajó la mirada.
—¿Entonces lo hago pasar?
La chica asintió lentamente.
Después que su madre bajó, Derek entró a su habitación, ella aún permanecía en su cama.
—Emilia —saludó preocupado—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy mejor. —Le regaló una sonrisa.
El joven se aproximó y se sentó junto a ella; le tocó la frente, y al comprobar que no tenía fiebre suspiró aliviado.
—Tus ojos están hinchados. ¿Hay algo que te aflige?
Emilia ya no lo soportó más y se soltó en llanto; lentamente recostó su cabeza en el pecho de Derek y lloró, lloró como niña pequeña. Por ella, por Derek y por Lucas.
***
La escena de ayer no se le iba de la mente, nunca vio a su amigo con una chica, y lo que vio ayer fue impactante.
Se despidió de la abuela y de Karina con un beso y salió del departamento. En la puerta se encontró con Lucas y le brindó una enorme sonrisa, pero extrañamente él no parecía el chico animoso que solía ser.
—¿Está todo bien Lucas?
El chico negó con la cabeza.
—Emilia sabe todo, estoy seguro que he perdido hasta su amistad.
—Oh, Lucas cuanto lo lamento.
Janna dudó si Emilia era digna de poseer el amor de ese chico maravilloso. No solo era atractivo, era encantador y divertido. Si no se habría fijado ya en Derek, hubiese puesto la mirada en ese lindo chico de fantástico cabello cobrizo.
—Descuida, solo debo hablar con ella y hacerle entender que lo único que deseo es su amistad.
Janna le regaló una sonrisa afable.
—Espero que puedas hacerlo.
Lucas asintió sin ganas.
—¿Puedo conversar con Karina?
—Claro que sí Lucas. Ella está adentro.
—Gracias.
Janna bajó rápidamente las escaleras y sus ojos fueron a parar en la chica que había salido del departamento de Caleb. Si mal no recordaba su nombre era Yvonne.
Quiso acercarse, pero se detuvo al no verla sola. Un joven alto y de suntuoso porte, estaba junto a ella. Y no solo eso, le entregó un ramo de flores para luego darle un beso vehemente. La quijada de Janna no pudo descender más. ¿Cómo esa chica...? ¿Qué tipo de mujer era?
Se indignó en gran manera, no podía permitir que aquella chica dañe a su casi hermano.
Una vez que el chico se fue, Janna no dudó en acercarse.
—¿Yvonne?
La castaña dio vuelta insegura y frunció el ceño al ver de quién se trataba.
—¿Si?
—¿Acaso sales con dos chicos? —preguntó sin tapujos.
—¿Eh? —Sus mejillas se colorearon.
—Ayer salías del departamento de Caleb a media noche y ahora te besas con otro frente a la residencia.
Yvonne se quedó desconcertada, las palabras se atascaron en su garganta y no daban señales de salir.
—Escucha —continuó la joven de cabello corto—. Caleb es un chico demasiado bueno, así que no voy a permitir que le hagas daño.
La mirada de esa chica de pálida piel no le gustaba para nada.
—¿Soy yo quién lo daña? —habló por fin Yvonne—. ¿No te das cuenta quién es la que lo daña en realidad? —Sin decir más subió corriendo las escaleras.
—¿Qué quiere decir? ¡Hey! —La siguió con la mirada. Observó su reloj y chasqueó la lengua—. Voy tarde, pero en cuanto vuelva hablaré contigo —le habló a la nada.
***
Pasó toda la mañana con Emilia, y ni siquiera estaba al tanto de la razón de su estado. La veía dormitar tranquilamente en su cama, pero de rato en rato suspiraba. Decidió ir a su departamento, ya que en la empresa no había mucho trabajo, además que no podría avanzar sin su secretaria.
—¿Ya te vas? —La madre de su amiga lo interceptó en la entrada.
—Sí. Ella se quedó descansando. ¿No tiene idea de por qué está así?
—Pensé saberlo, pero ella me lo negó.
Derek torció el labio
—Bueno, me despido. —Sonrió y se encaminó a la salida.
—Derek —llamó la mujer. El joven dio vuelta alzando las cejas. Ella pensó en decirle todo, incluso en pedirle que despida a su hija, pero eso enfadaría mucho a Emilia—. No es nada —sonrió.
Él notó que de cierto tenía algo que decirle, pero no quería ser grosero.
Lo primero que hizo al llegar a casa fue lanzarse al inmenso sofá, anoche había llegado tarde y por la mañana había despertado temprano. Estaba muy cansado. Janna si sabía exprimirle sus energías.
La cerradura sonó haciéndole entender la llegada de Lucas. El chico traía la misma expresión lúgubre de Emilia. ¿Qué estaba ocurriendo que él no lo sabía?
—Llegaste temprano —dijo Lucas sentándose frente a él.
—No fui a la empresa, fui a ver a Emilia, no se encuentra bien.
—¿Qué le sucede? —Se alarmó.
—Es lo que quisiera saber, pero no tengo la menor idea. ¿Acaso sucede algo de lo que yo no sepa?
Lucas se restregó el rostro.
—Te aseguro que no querrías saber.
Diciendo eso, se levantó y se metió a su cuarto.
Derek frunció el ceño y se cubrió los ojos con el brazo. En un par de minutos el sueño se apoderó de él.
Con respiraciones inconstantes se movía de un lado a otro.
Las imágenes eran borrosas y confusas, pero aun así lograba verse en forma de niño. El verde pasto, el sonido del río y aquella niña...aquella niña con quién había hablado.
—¿Príncipe?
—Mi sapo se convertiría en príncipe.
—Vaya, que imaginación... Yo soy un príncipe.
—¿De verdad?
—Claro, mi mamá me llama príncipe.
—Entonces debes ser uno y... ¿Yo puedo ser tu princesa?
—Mmm... De acuerdo. ¿Cuál es tu nombre?
La niña le murmuró su nombre al oído.
En medio de su sueño quiso recordar el nombre, pero no podía, no lo conseguía.
Agitado y sudoroso se levantó de golpe. ¿Quién era? ¿Quién era esa niña?
Recordaba con exactitud cuando fueron al pueblo de las gemelas, recordaba cuando divisó a la niña junto al río, recordaba haberle preguntado su nombre, mas no recordaba su respuesta.
Aquel recuerdo no era importante para él porque pensó que se trataba de ella, de Jimena. Pero ahora que conocía a Janna deseaba saber quién era la niña. ¿Era Jimena? ¿O era Janna?
Les invito leer mi otra historia que estoy publicando "Me gusta tu vida" ya saben que trata de Yvonne y Nina, y también Caleb😉 les agradecería que pasen por ahí.😍
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